28 de julio de 2014

DE SUEÑOS Y PESADILLAS

Esas fantásticas realidades que vivimos en  laberintos de niebla
 y que  se escriben con los ojos cerrados.
JRD.

Hace tiempo que al despertar no logro recordar lo que he soñado.  

Diría que hay noches en las que no sueño absolutamente nada, si no fuera porque está comprobado que todos soñamos al dormir, y además de forma casi constante. Sin embargo, por más que lo intento, apenas recuerdo esos extraordinarios argumentos mentales que se producen mientras descansamos.

Esto no ha sido siempre así, claro. Hubo un tiempo en que con frecuencia  recordaba mis sueños al despertar, y me parecían tan llamativos, tan interesantes, que decidí ir describiéndolos en un cuaderno.

Me propuso una vez una amiga que escribiera un post sobre los sueños, y pensé que, para hacerlo, estaría bien revisar  aquel cuaderno,  y eso es lo que he estado haciendo estos días.
 Comprobé con sorpresa que  había recopilado muchos más sueños de los que pensaba, pues abarcan casi dos años completos (ocho meses de 1983 y todo 1984), y me sorprendió el que a pesar del mucho tiempo transcurrido, todavía podía recordar algunos de aquellos escenarios oníricos, incluso leyendo algunos de ellos reviví levemente las emociones que me hicieron sentir entonces.

Hay una constante en estos sueños escritos, y es que en aquellos en los que sentía acechar cualquier temor, casi siempre acababa ubicándome en casa de mis abuelos maternos, buscando de alguna forma su presencia, por lo que deduzco que siempre me proporcionaron mucha seguridad.

Otra situación  que se repetía  era la de estar con mis hermanos en la casa de campo de Petrel,  y escuchar de repente cómo entraba un coche desconocido o una moto muy ruidosa por el camino. Entonces me apresuraba  a ordenar a mis hermanos que se metieran corriendo en la casa para cerrarla con llave, porque yo sabía que esa gente sospechosa venía con la intención de secuestrarnos. Me costaba localizar a mi hermana, que era la que más tardaba en esconderse y por la que yo más sufría.

Dado que entonces estudiaba en el instituto, hay abundantes sueños cuyos protagonistas son profesores y compañeros,  y sin duda por aquellos años de frecuentes  evaluaciones y notas,  se introdujo en mis sueños  la escena que más veces se ha repetido a lo largo de mi vida, y es la de estar sentado en un lugar en el que empieza a asistir gente. Alguien me pregunta entonces si he estudiado, e inmediatamente caigo en la cuenta de que va a comenzar un examen y no tengo ni idea. El agobio es enorme. 
Hace mucho tiempo que acabaron los estudios y sin embargo ese sueño se ha repetido, despertándome con idéntica inquietud.

Pero doy paso a algunos de aquellos sueños de entonces, tal y como los plasmé en el cuaderno.

17 enero  1984

Un hombre saltaba desde el balcón de un edificio muy alto. En aquella caída he creído estar viendo a alguien que iba a morir ante mis ojos irremediablemente, y he sentido pánico. Sin embargo el hombre aterrizaba como si fuera un ave y se ponía a caminar tranquilamente.

29 mayo 1984

El pastor alemán que tanta ojeriza me tiene (ver este post) se me aparece atravesando  un puente, por lo que no tengo escapatoria. Llamo angustiado al amo  (al que no logro ver) y me responde una voz de preocupación diciendo que no puede hacer nada, pero que tenga mucho cuidado porque el perro es peligroso. Cuando el perro corre hacia mí, prefiero saltar puente abajo, y antes de caer al suelo veo que el perro ya ha bajado y me espera enseñándome los dientes. Me despierto por la impresión.

9 junio 1984

Fran, Ana y yo estamos viendo mi terrario (entonces  tenía yo unas estanterías acristaladas en las que metía lagartijas y todo tipo de insectos. Era mi gran hobby) Alguien lo había trasladado debajo del pino y me parecía muy distinto, con muchas plantas nuevas, incluso setas y curiosos adornos. La luz entraba por un hundimiento de tierra por el que podía ver escarabajos, raíces  y agua. ¡Era fabuloso! De repente se oía en el cielo un sonido muy fuerte, que se hacía constante, como el de un reactor. El ruido era muy molesto y yo les decía a mis hermanos que se taparan los oídos. Miré al cielo y vi una especie de desgarro en el  intenso azul. Por la grieta vi caer un avión de pasajeros que había sufrido algún accidente, e iba a chocar justo sobre nuestra casa. Había que correr y yo llamaba a mis hermanos con dificultad, porque el estruendo era enorme. Salté sobre un gran charco debajo de un nogal que se estaba regando, y cubierto de barro  esperé el momento de la colisión, pero nunca llegó.

13 octubre 1984

En clase de inglés alguien escribía nuestros apellidos en la pizarra. Al llegar al mío me sorprendió verle escribir Goat keeper en lugar de Cabrera.

22 octubre 1984

Estoy en una cabina de teléfonos cuando se acerca un tipo sospechoso. Se queda merodeando por fuera y yo no sabía si también quería llamar por teléfono o me esperaba para secuestrarme (la idea del secuestro se repite en otros sueños) Decido salir de la cabina y le sonrío amablemente. Por el rabillo del ojo veo que empieza a seguirme  y yo me asusto porque no conozco el lugar donde estoy,  ni se ve a nadie más por allí. Convencido de que me va a atacar, intento que tenga compasión de mí y le comento que a pesar de no conocerle, me ha caído muy bien nada más verle. Me contesta que me va  a dar ocho puñaladas en el vientre. Muerto de miedo, aún hago algo inconcebible: le digo que él no haría nunca algo así y le abrazo. Es este el momento de máxima tensión para mí,  pues cabe la posibilidad de  que empiece a apuñalarme, pero aunque su respiración me aterra, no lo hace.

11 noviembre 1984

Una avioneta deja caer miles de muñecos en paracaídas. Ilusionado como un crío, me lleno los bolsillos con esos muñecos, que son muy variados y coloridos. Algunos están montados en caballos de plástico que siempre caen de pie. Cuando ya no me caben más en los bolsillos, me marcho, lamentando no poder llevarme todos. Veo llegar a muchos niños corriendo y les indico dónde pueden encontrar los juguetes.

De los casi 70 sueños escritos, la gran mayoría tienen un elemento perturbador que me inquieta o asusta. Supongo que esa desagradable sensación era la que me hacía recordar antes este tipo de sueños que cualquier otro relajado y feliz.

Se repite, como ya he dicho, la idea de ser secuestrado. También se repite la inquietud  ante la posibilidad de ser apuñalado, y son bastante constantes las imágenes de caídas al vacío, aunque rara vez era  yo el que caía sino que veía precipitarse a otros, algo que me paralizaba de terror. 

Mis hermanos, padres y abuelos aparecen con frecuencia en estos sueños, y su forma de actuar siempre es natural, no así la de primos o tíos, que a menudo  terminan convirtiéndose en personas desconocidas y con impredecibles formas de reaccionar.

He dejado para el final un sueño que no aparece en el  cuaderno; no sé si fue  anterior o posterior a aquellos que escribí, pero que todavía recuerdo perfectamente por una razón: su extremado realismo.

No recuerdo qué era lo que me inquietaba, pero en el sueño yo era consciente de estar  soñando y deseaba despertar. Generalmente me ha sido fácil interrumpir una pesadilla desde el momento en que la lógica (que hasta durmiendo se aplica) me desvelaba que  tanto suceso extraordinario no era posible, y la mente me daba órdenes de despertar. En aquella ocasión también lo hice. 
O eso creía.

Levanté los párpados y pude ver mi habitación en la penumbra. Observé durante unos segundos cada objeto frente a mí, reconociéndolos todos. Sin embargo la sensación de peligro, de alguien o algo acechando en las sombras seguía estando allí, por lo que pensé en la posibilidad de no haber despertado realmente.

Para asegurarme, y a pesar del miedo, me levanté. Sentí el frescor del suelo en la planta de los pies, así que ya no me cupo duda: yo estaba despierto.
Pero como el miedo seguía en el cuerpo, decidí ir en busca de mis padres. Simplemente verles dormir me tranquilizaría. 
Salí de la habitación: vi los muebles del salón a la tenue luz de la luna que entraba por las ventanas y escuché con nitidez el tic tac del reloj de pared.  
Yo caminaba despacio para no tropezar con los muebles, que se intuían en aquella pobre claridad lechosa del amanecer.
Pero algo muy dentro de mí aún no estaba convencido de estar realmente despierto, por lo que me esforzaba en convencerme observando detalles que me lo demostraran. Vi nítidamente una ligera capa de polvo al trasluz de la ventana, entré en la cocina y noté duras migas de pan al pisarlas con los pies desnudos, incluso me llegó el aroma de los nardos de una maceta que por allí había.
Se levantó entonces mi madre y se dirigió a la cocina. Al verla me sentí muy aliviado y me acerqué a decirle que sentía miedo. Pero mi madre pasó por mi lado sin verme ni oírme, por lo que todo mi convencimiento de estar despierto se desmoronó. 
La inquietud fue entonces mayor que nunca  y la sensación de peligro fue tan grande que volví corriendo a mi habitación. Un segundo antes de abrir la puerta me pasó por la mente la posibilidad de encontrarme a mí mismo durmiendo en la cama, y esa idea me produjo tanto terror que, entonces sí, desperté por completo.

Y esto es todo.

Si usted ha llegado hasta aquí sin dormirse, hágame un favor:  cuénteme alguna de las escenas que  perduran en su memoria onírica, y yo a cambio... le desearé unos muy felices y agradables sueños.

Al menos esta noche.

20 de julio de 2014

PEQUEÑAS IDEAS PARA GRANDES NOVELAS

NEW BLOOD

Los Von Drakk son una familia de vampiros de un brumoso pueblo al pie de los Cárpatos. El patriarca del clan familiar, Gustaf,  es un hombre de muy avanzada edad que mantiene las tradiciones vampíricas intactas: suma lividez de piel, salidas de sarcófago al morir la luz solar, mutación en figura de murciélago, aversión a  crucifijos y dientes de ajo...
Este ancestral comportamiento se ve alterado el día en que Gustaf descubre a uno de sus bisnietos chupando la sangre a una vaca en el establo de los Antonescu. Esto supone un gran disgusto para Gustaf, pues durante siglos los Von Drakk se han alimentado exclusivamente de sangre humana. Para subsanar esta deshonra, el modélico vampiro entrega al bisnieto una agenda con las direcciones de todas las doncellas del pueblo, obligándole a morderlas  a media noche. Pero Razvan, lejos de obedecer, vuelve al establo a besar el cuello de la vaca de los Antonescu, con la que comienza un apasionado romance. Cuando la enamorada vaca, debido a una anemia repentina,  muere en brazos de Razvan, éste confiesa a toda la familia, entre lágrimas,  que jamás podrá morder a ningún humano, y que sus colmillos llegaron a tener escarceos con las yugulares de un ciervo, dos yeguas y todas las gallinas de los Nicolescu. A punto de ser desheredado y expulsado del clan, la mujer de Gustaf hace otra confesión: a ella le encanta merendar alioli, y esconde cabezas de ajo para aspirar su aroma a solas. Gustaf termina por asumir que no todos los vampiros son iguales, y que de nada sirve hacer volar a contracorriente. La novela viene a ser una crítica a la intolerancia, así como un canto a la libertad y al cariño hacia los animales de granja.

EL SELECTO CLUB DE LOS SeLECTOR

En esta apasionante historia, Leo Muller, un periodista californiano y mochilero, se dedica a recopilar datos sobre los clubs de lectores más curiosos del mundo. Cenando pescaito frito en la bahía de Cádiz, Leo conoce a una misteriosa chica que le susurra la dirección de una librería de Dublin y le recomienda visitar su sótano secreto disfrazado de Molière. Desbordado por la curiosidad que le invade, Leo la obedece y pronto entra a formar parte del selecto club de Los SeLector. En aquella inmensa sala, los miembros se sientan sobre  cómodas aunque  obsoletas enciclopedias, y siguen un ritual inalterable: los lunes, una doble de Jane Austen  tatúa versos de Homero en la espalda de los socios, los martes se puede asistir sin corbata y se leen en voz alta sonetos de William Blake mirándose a un espejo. Los miércoles se intercalan párrafos de literatura infantil con diálogos de novela erótica y el resultado arranca aplausos furibundos y algunas lágrimas. Los jueves solo se reúnen a cenar sopa de letras, pero el que sirve el vino ha de ir disfrazado de Ana Karenina. Los viernes se hacen críticas comparadas de Kafka – Neruda, Dickens – Allan Poe,  Alberti– Chejov... dependiendo siempre del estado de ánimo y la humedad del ambiente. Los sábados todos suben a la terraza a quemar libros de matemáticas, física y/o astronomía, salvo si llueve, que se dedican entonces a cantar nanas clásicas a libros incunables,  y los domingos se juega a Master Verbatim, en el que un árbitro penaliza a los que empleen  onomatopeyas perniciosas o paradojas carentes de rima.
Nueve meses después, con la excusa de no haber pagado el pescaíto frito de Cádiz, Leo se marcha de Dublin para no volver más. Cuando se publica el reportaje sobre su experiencia en Los SeLector, sus compañeros lo interpretan como una abominable traición,  y para poner fin al club,  deciden morir todos de inanición leyendo a Paulo Coelho.


TÚ PUEDES, ANTONIA

Antonia Pamparacuatro está a punto de cerrar la ruinosa tintorería que heredó de sus padres. Las continuas deudas, junto con  la última plaga de cucarachas,  han puesto límite a su paciencia y ese día decide empezar una nueva vida. Justo cuando va a echar el cierre para siempre, entra en la tienda Genoveva, una tía abuela de Antonia que lleva muerta 25 años. Después de levantar a  Antonia del suelo y darle cuatro tilas, Genoveva le explica que ha venido del más allá para convertirse en su asesora y ayudarla. Lo primero que le aconseja es que se tinte el pelo de color violeta, y que después reconvierta la tintorería en un consultorio espiritual. Así es como Antonia pasa a ser una medium cuya fama crece gracias a su tía abuela, que se dedica a bucear en los clientes, espiando sus almas y pensamientos. Después de agotadoras sesiones espiritistas con el alcalde, el médico, el segundo concejal, la viuda de éste y el asesinado amante del primero, Genoveva se enamora de un agente de seguros que acaba de fallecer, y se marcha con él a vivir un sueño eterno. Antonia, que ya ha amasado una considerable fortuna, decide entonces dejar las artes adivinatorias y reabrir el negocio familiar y, milagrosamente, la tintorería comienza a funcionar muy bien, cosa que Antonia achaca a su nuevo tinte de pelo, que la favorece intensamente.
Tú puedes, Antonia será una peculiar novela que pasará sin pena ni gloria. Sin embargo - según declaraciones de Genoveva- un cuarto de siglo después de editarse, se revalorizará hasta llegar a convertirse en una reconocidísima obra de culto que fascinará por su frescura y aroma a lavanda.

Breve cuestionario de la Editorial Perafónica:
1) Qué historia te ha atraído más y por qué.
2) ¿La comprarías a pesar de haberle hecho un spoiler tan salvaje? ¿Y si le quitamos el IVA?
3) ¿Alguien se acuerda de Madame Parrús, oculta entre el texto? (Porque ella sí se acuerda de vosotros, y me está dando la tabarra con que quiere más protagonismo y bla bla bla. ¡La madre que la trujo!)

14 de julio de 2014

KALFULGEN, ALEMANIA, YECLA

El día en que Alemania metió a Brasil siete goles como siete soles, mi hijo llegó a creer  que yo sabía alemán, pues en mi júbilo me dio por gritar aquella frase en valenciano que dice:

Cards secs piquen, verds taquen si es toquen.
(Los cardos secos pinchan, los verdes manchan si se tocan)

que pronunciada a lo alemán, es decir, con mala leche, uno parece un político cabreao dando un discurso en la mismísima puerta de Brandeburgo.
¡¡Kardsecs piken, verds taken siestoken!!
Y ahora que Alemania está de plena actualidad tras su gesta futbolística, he recordado  una anécdota yeclano-germana que os cuento inmediatamente.

Pero hablando del Mundial  de fútbol,  es curioso cómo lo he disfrutado a pesar de todo.

Una vez  eliminada la selección española,  guardé la camiseta roja en el rincón más oscuro del último cajón, y tuve la certeza de que el Mundial había perdido todo su interés para mí.   Sin embargo, no tardé en descubrir que  era capaz de apoyar a otros países con ahínco, como si fueran los míos propios,  y que se podían disfrutar los partidos sin los nervios ni  el disgusto de la posible derrota.  Sabiduría zen.

El día del cumpleaños de mi padre, le llamé para felicitarle y le pillé preparado para ver  el Colombia – Japón.
- Ah, claro, que para ti aún tiene aliciente el Mundial, ¿eh?
- Hombre, no estando España  apoyaré a Colombia, que además está jugando muy bien.

Así que con un padre español viviendo en Colombia y un sobrino colombiano viviendo en España (Cristian), toda la familia nos volcamos con el equipo de James Rodríguez. Y a lo grande.

También reservé un trocito de corazón para México, que es un país que adoro por muchas razones. Soy un enamorado de su cultura, sobre todo la precolombina,  mi casa es un homenaje al colorido mexicano, y siempre caigo de rodillas ante una pintura de Diego Rivera o una canción de Chavela.

Pero  no hubo suerte y también estas selecciones se me quedaron por el camino.
A Colombia la eliminó Brasil, y mi México  lindo y querido cayó ante Holanda, así que a partir de ese punto yo solo quería una cosa: que el Mundial lo ganara cualquiera excepto Holanda y Brasil.

Y entonces llegó Alemania.

Y diría que llegó en volandas del dios Thor, maza en mano. Se colocó como una mole inmensa ante el equipo canarinho y, con voz de trueno,  dijo:
"A ver, ¿es verdad eso de que la prensa brasileña se mofó de la derrota española hasta cansarse? ¿¿Es verdad?? ¿Y qué es eso de haber hecho daño a los colombianos jugando mejor que vosotros? ¿Os creéis que por estar en vuestra casa y ser pentacampeones sois invencibles? ¡¡Pues ahora veréis!!"

Y con la furia de mil venganzas  empezó a darles mazazo tras mazazo hasta llegar a siete, mientras  la humanidad entera, con la boca abierta,  era testigo de aquella brutal paliza. 
Y como si de un cuento mitológico se tratara,  Brasil fue condenado a  guardar luto eternamente.

Pero yo tenía una anécdota que contar y casi estoy llegando al tiempo de prórroga.

¿Alguno de vosotros ha estado en Kalfulgen?

En los primeros días de vivir en Yecla, escuché a unas amigas de mi mujer que hablaban entre ellas.
- ¡Qué reloj más bonito llevas!
- ¿Has visto? Me lo compré en Kalfulgen.
"Vaya, – pensé- ha estado en Alemania".
Días más tarde volví a escuchar ese nombre a otras personas, cosa que empezó a escamarme.
- No, hombre, eso vas a Kalfulgen  y te lo llevas por cuatro perras.
 ¿¡Pero cómo  tenían los yeclanos esa querencia por comprar en tierras germanas!?
Hasta que un día en que  mi suegra llegaba de la compra, la escuché decir que había pasado por Kalfulgen y, claro,  tuve que saltar.
- ¿¿Pero qué es eso de Kalfulgen??  ¿¿Dónde está??
Cuando me lo explicó casi muero de risa.

Resulta que hay un bazar muy famoso en Yecla  regentado por  un tal Fulgencio al que todos llaman Fulgen. Es costumbre aquí  anteponer el artículo delante  de los nombres propios:  el Manuel, la Paca, el Fulgen… 
 Ir a casa de alguien es ir a ca el Manuel, a ca la Paca,  a ca el Fulgen...
Así que en vez de decir “voy a la tienda de el Fulgen”  todos dicen “voy a ca el Fulgen”, que dicho de corrido suena  “Voy a Kalfulgen”

Y aquella fue mi forma de averiguar que lo que yo imaginaba la Andorra de las Bavieras,  por allá por el centro de Europa, estaba ahí mismo, en la calle la Rambla. Aquel fue el día que descubrí que los yeclanos hablan alemán sin darse cuenta, y  que  si hoy quiero  un reloj o  una bicicleta por cuatro perras, solo tengo que ir a un sitio:  a Kalfulgen.

9 de julio de 2014

BATIDO DE PELÍCULAS


Hace poco soñé con Sharon Stone. 

Debió ser porque ese mismo día la había visto en una revista, la mar de sonriente, al lado de Antonio Banderas, y ella debió aprovechar esa conexión visual para colarse en mi sueño.

Como suele suceder en estas semiinconsciencias sobre la almohada, la sucesión de hechos no tenía mucho sentido. 
Yo iba buscando un móvil extraviado (o algo así) cuando vi a la actriz sentada en lo que parecía la terraza de un bar. Tenía un batido de fresa en la mano, pero en vez de beber, metía los dedos en el líquido rosado y lo extendía por su cara y cuello. 
Pensé que debía tratarse de un truco de belleza y me acerqué para preguntárselo.
- Oh, sí, - me dijo en español, (porque en los sueños se me suele olvidar que el mundo está lleno de idiomas) - esto me deja la piel suave y muy dura al mismo tiempo.
- Ah, claro, así te pones toda dura, como tu apellido - deduje tontamente (recordad que era un sueño) 
Y no sé si no entendió el juego de palabras o que en sueños es más antipática que en vivo, pero el caso es que se puso muy seria y se levantó sin volver a mirarme.

Al alejarse pude observar que sus pantorrillas estaban llenas de grietas, como si tuviera la piel de un reptil, escamosa y verde, y  pensé "¡Madre mía, tiene la cara perfecta, pero en realidad es un monstruo!"
Más tarde, conduciendo hacia el trabajo, que es cuando tengo la cabeza como un pensódromo en modo aleatorio ON, me acordé de las rugosas extremidades de la Stone y me dio por pensar cómo hubieran quedado en aquella famosa escena del cruce de piernas.


Y se me ocurrió que aquella película no se habría titulado entonces Instinto básico, sino Instinto jurásico
Vale, otra solemne tontería teniendo en cuenta que ya no estaba soñando, pero que me sirvió para pasarlo bomba jugando conmigo mismo a variar  títulos de películas. 

Y como resulta que este blog siempre me ha servido para exponer cualquier cosa sin complejo alguno, aquí van las que se me ocurrieron a partir de aquel sueño.

A ver quién es capaz de retitular estas películas a partir de la imagen que muestro, teniendo en cuenta que el nuevo título es la mezcla de dos, y ha de tener tantas palabras como indico.

Juguemos, pues, al batido de películas.

BATIDO 1 (Cuatro palabras) 

BATIDO 2 (Tres palabras)

BATIDO 3 (Tres palabras y dos posibilidades)

BATIDO 4 (Tres palabras)

 BATIDO 5 (Dos palabras, aunque se podría escribir con tres)

 BATIDO 6 (Siete palabras)

BATIDO 7 (Dos palabras)

BATIDO 8 (Cinco palabras)

BATIDO 9 (Ocho palabras) 

BATIDO 10 (Siete palabras)

Oculto comentarios para que nadie se copie de nadie, y de aquí a unos días escribo las soluciones y si ha habido alguien que haya "batido" todos los records :p

¡Hale, hasta pronto! ¡Y que nadie se olvide de hidratarse! ¡Ni de soñar!
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ACTUALIZACIÓN (13/7/2014)
Vamos con las soluciones:

1) La decisión de Sophie + Amelie = LA DECISIÓN DE AMELIE
2) Testigo de cargo + Fargo = TESTIGO DE FARGO
3) La chaqueta metálica + La naranja mecánica = LA CHAQUETA MECÁNICA o LA NARANJA METÁLICA
4) West side story + Toy story = WEST TOY STORY
5) Catwoman + Pretty woman = PRETTY CATWOMAN o PRETTY CAT WOMAN
6) Alien + Alguien voló sobre el nido del cuco = ALIEN VOLÓ SOBRE EL NIDO DEL CUCO.
7) Cars + Mars attacks = CARS ATTACKS
8) El discurso del rey + El rey león = EL DISCURSO DEL REY LEÓN
9) La fiera de mi niña + La niña de tus ojos = LA FIERA DE LA NIÑA DE TUS OJOS
10) Amanece, que no es poco + No es país para viejos = AMANECE, QUE NO ES PAÍS PARA VIEJOS

Y aquí van los que más han batido sus seseras:

Sandra: 8 aciertos
Hitlodeo: 8 aciertos
María José: 9 aciertos
Mar: 10 aciertos
Ángeles: 10 aciertos       

¡¡GRACIAS A TODOS POR JUGAR CONMIGO!!  :)    

3 de julio de 2014

SEIS AÑOS DE BLOG

Me gustaría anunciar a bombo y platillo que estamos de aniversario, porque este blog cumple hoy SEIS  AÑOS.

Pero lo voy a anunciar a bombo solo y sin platillos porque no estoy muy seguro de que sea esto motivo de alegría. 
Hay que tener en cuenta ese extraño cariño que tiene el diablo hacia el número 6,  así que mejor  no  fiarse, no vaya a estar tramando algo poco recomendable.

Se me ocurre, por ejemplo,  que pueda provocar un SEISmo desde las profundidades y dejarlo todo tan quebradizo que piSEIS  donde piSEIS, caigáis a los infiernos sin remedio. 
Las malas lenguas dicen que es eso lo que pretendió desde el principio,  al crear el blog, y por mucho que yo os llame lectores, para él (osea, para mi Jefe)  SEIS, digo SOIS pecadores y condenados, y se frota las manos cada vez que dejáis un comentario.

Pero como en eso coincidimos, y a mí también me encanta cuando hacéis acto de presencia, vuelvo a incluir hoy un vídeo en agradecimiento a ese tiempo que habéis dedicado a escuchar lo que he querido contaros, y por todos los muchísimos buenos ratos que me habéis hecho pasar, compartiendo mensajes por aquí. ¡Sois más chulos que un seis ocho!

¡Qué diablos, sí que es motivo de alegría! ¡Voy por los platillos!




PD. Para aquellos que no termináis de creer que yo sea verdaderamente malvado, traigo una prueba irrefutable: me he abierto una cuenta en Facebook (¡¡¿?!!) 
Yo, que siempre renegué y aseguré que jamás lo haría, he caído en la tentación como el más ruin de los pecadores.
¿Veis como no tengo palabra? ¿Veis como sí que soy malo?