23 de agosto de 2011

DIABLOGRAFÍAS 12

FONETICAÓTICA( Y a ver lo que surge...)
... de grandeza.

Lo peor para el colesterol.

Y yo español.

... y él aragonés.

Gracias. ¿Es de ternera?

¡Lo saben todo!

Mejor que el plástico.

Es diferente.

Falso, hay sólo cuatro.

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(Created by JuanRa en days of the esos que se aburre and kills moscas with the rabo)

13 de agosto de 2011

DE MISTERIOS Y TESOROS




Recuerdo que siendo un niño llegó a mis oídos algo que me quedó grabado en la memoria durante mucho tiempo: que en la ciudad de Elche había un misterio.
A tan corta edad la imaginación no conoce límites y dispara fuegos artificiales sin necesidad de pólvora , pero no sé bien cómo pudo durar tanto tiempo la imagen equivocada que inevitablemente me formé sobre aquel “misterio”. Probablemente la noticia me llegara de forma indirecta, a través de radio o televisión y nunca me dio por interrogar a ningún adulto al respecto.
Lo cierto es que cada vez que oía nombrar a Elche, que para más inri solía siempre venir acompañada de esa palabra, “misterio”, la asociaba inevitablemente con algo oscuro y fantasmagórico, y tal vez por resultarme tan abstracto creciera con tanta fuerza dentro de mí.

Si echo la vista atrás aún puedo recordar esa intriga que me producía oír hablar de ese misterio de Elche. ¿Tendría que ver con algún asesinato, con alguna desaparición, con alguna cueva profunda, con los extraterrestres…? ¿Qué sería ese Misterio?

Curiosamente, años después, cuando mi capacidad de comprensión fue capaz de ligar ese misterio con algo de carácter religioso que se representaba anualmente en aquella ciudad, aún tardé un tiempo en abandonar mi confusión. Creo que de alguna forma me resistía a que me echaran por tierra todas aquellas elaboradas fantasías, que de un plumazo me hicieran ver que Elche no tenía nada de misteriosa y que yo había estado tremendamente equivocado.


Reconozcamos que cuando alguien logra explicarnos lo inexplicable siempre hay un asomo de decepción, como cuando a uno le desvelan un truco de magia; por mucho que el raciocinio quede satisfecho, todo era mucho más bonito cuando parecía verdadera magia. O al menos resultaba más ilusionante y más divertido.

El destino quiso que de adulto me surgiera trabajo en aquella ciudad durante 13 años y allí tuve tiempo de conocer de cerca ese conocido Misterio de Elche que tanta confusión me había generado en la infancia.

Con este antecedente en mi inventario imaginativo no es de extrañar que cuando hace unas décadas oí hablar de que en la ciudad de Villena había un tesoro, no me lo creyera.

Para mí un tesoro era el típico montón de monedas de oro y joyas que los piratas guardaban dentro de un cofre y enterraban en alguna isla perdida, o lo que podía aparecer en el fondo del mar, en el interior de un ánfora de un galeón hundido, y en una ciudad alicantina que no tiene playa, la cosa sonaba poco a ánfora y mucho a metáfora.

"¿Un tesoro en Villena? Sí, claro, - pensaba yo - ¿así es como llaman a alguna representación del folklore de aquella tierra? ¿O se refieren a algún paisaje?"

Tampoco en esta ocasión me dio por investigar al respecto, y eso que esta vez internet ya estaba al alcance de mi mano, y de haber tenido la suficiente curiosidad habría descubierto que esta vez no había trampa alguna, que efectivamente en Villena se descubrió un tesoro en los años sesenta que está considerado el descubrimiento de piezas de oro más importante de España, con una antigüedad de 3000 años.

Y sería tiempo después, cuando mi nuevo destino laboral me trajera a esta ciudad - parece que necesito trabajar en una ciudad para desenterrar sus misterios y tesoros - que me interesara vivamente por el tema.

Pero a decir verdad, lo que me movió definitivamente a escribir esta entrada fue la enorme coincidencia y la genial oportunidad de mostrar en ella un documento que me vino a las manos sin que yo lo esperara y que me ilusioné en mostrar en el blog.

Hablaba con un amigo villenero que había leído mi anterior entrada sobre su ciudad. Le comentaba yo que entonces no quise extenderme demasiado pero que me había quedado con las ganas de hablar del tesoro de Villena y le pregunté si sabía cosas sobre el tema.

- ¿Que si sé? Hombre, con decirte que mi padre fue el albañil que encontró el primer brazalete...
- ¡¡Qué me dices!!, ¿en serio?
- En serio, y a raíz de ahí se investigó hasta dar con el tesoro completo.
- ¡Increíble! ¿y qué cuenta él de todo aquello?
- Pues que fue un boom y que en aquellos días le entrevistaron sin parar. De hecho se grabó un reportaje sobre cómo había sucedido todo.
- Pues no he encontrado nada en Youtube sobre esto.
- No, yo también lo he buscado y parece que no hay nada.
- Pues me encantaría ver esa grabación, de hecho hasta la subiría al blog si pudiera.
- Ah, pues yo la busco y te la envío. Quedaría bien porque es corto.

Y dicho y hecho, me la envió recientemente por correo. Su padre es el primero que aparece en el video y de alguna forma hoy vuelve a ser "famoso" por esta reaparición en exclusiva en el mundo de los blogs.

Parece cosa del diablo.

Gracias, R.

(Nota: las políticas de contenido de Blogger no me permiten mostrar el video. Lo siento)




Dicen que en las Bermudas hay un triángulo en el que desaparecían los barcos y aviones que por él pasaban.
Me gustaría saber más sobre esto.
Pero no me apetece irme a trabajar tan lejos, la verdad.

5 de agosto de 2011

JUANRA CALLING

En el Manual del Perfecto Veraneante, un interesante libro que si no está escrito ya están tardando en hacerlo, hallamos un artículo que dice:


El Perfecto Veraneante preguntará en un momento dado en qué día de la semana se encuentra.


- Cómo que mañana es viernes... ¿pero es que hoy no es sábado?


Y lo hará por pura curiosidad o como mero formalismo coloquial, puesto que en realidad le dará lo mismo una cosa que otra. Está de vacaciones y punto.



Una vez reubicado en su momento cronológico correcto, el perfecto veraneante probablemente exclamará


- ¡Qué barbaridad, no sé ni en qué día vivo…! – sin dejar traslucir el gran regocijo interno que ello le produce.


Asimismo, encontramos en el Manual que el Perfecto Veraneante


...no se alterará lo más mínimo cuando compruebe que en su lugar de veraneo no hay ni gota de cobertura para realizar o recibir llamadas. De hecho, un buen día, en una mirada casual a su móvil, descubrirá que se le agotó la batería y no hará nada por solucionarlo. Pronto, alguna parte de su misma mismez le dirá:


- ¿Lo ves? Estás dejando de ser esclavo. ¡Se puede sobrevivir sin ellos, pavo!

Yo cumplo ampliamente estos dos puntos del Manual, si bien no llego al grado de perfección absoluta que supondría sentir lo que dice un tercer artículo:

En sus días vacacionales, el Perfecto Veraneante no necesitará escribir cosa alguna en su blog ni echará en falta la lectura de blogs amigos, dado que podrá hacer vida normal sin internet, tan ricamente.


Pues mire usted, insigne escritor de manuales, por ahí sí que no paso.


Tener el blog tan aislado, como si estuviera en cuarentena, tan dejado, como si lo hubiera abandonado en una gasolinera, tan triste, como si le estuviera siendo infiel con el Tuit con el Face o con ambos a la vez... no, no es factible. Eso no es de manual.
Acepto que en vacaciones se puede y debe desconectar de muchas cosas pero algunas son de primera necesidad, ineludibles e inolvidables. ¡Y que uno es humano, fotre!


Y dejar de estar al tanto de lo que escriben, de lo que cuentan mis colegas en sus respectivas bitácoras no es tarea fácil. Tengo la sensación de poder estar perdiéndome algo de vital importancia, las palabras que pudieran conducirme a la clave para descubrir la piedra filosofal que me llevara a la felicidad, por ejemplo…


Y yo rascándome la barriga…


Así que, entre nosotros y desoyendo al Manual, he conseguido robar una mañana a mis días de voluntario Robinson entre montañas, para volver a la civilización y lanzar este mensaje de saludo, esperando que llegue a las costas de los cuatro puntos cardinales y que estén ahí para recogerlo.


Un mensaje que les notifique que sigo vivo y con ganas de saber de todos ustedes.


Adjunto fotos del lugar donde me encuentro, lo que yo llamo el Campo de los Grillos pues por la noche miles de ellos acompañan mis sueños en concierto sublime.


Camino muchos kilómetros diariamente y la brisa me trae aromas de montaña.


Me han salido al paso perdices en arrebatado vuelo, he visto saltar liebres y conejos apresurándose a camuflarse en sus madrigueras, he podido admirar en dos ocasiones a un zorro con una cola enorme y un pelaje anaranjado tan bonito que me dejó boquiabierto. Me han sobrevolado manadas de cuervos que parecían protestar por mi presencia y en grandes espacios de tierra batida he intuido los restos de alguna manada de jabalíes que acostumbran a darse baños de arena .



Pero tenía que bajar de aquellas alturas con aroma a resina de verano tan solo para contároslo.