23 de agosto de 2011
13 de agosto de 2011
DE MISTERIOS Y TESOROS
A tan corta edad la imaginación no conoce límites y dispara fuegos artificiales sin necesidad de pólvora , pero no sé bien cómo pudo durar tanto tiempo la imagen equivocada que inevitablemente me formé sobre aquel “misterio”. Probablemente la noticia me llegara de forma indirecta, a través de radio o televisión y nunca me dio por interrogar a ningún adulto al respecto.
Lo cierto es que cada vez que oía nombrar a Elche, que para más inri solía siempre venir acompañada de esa palabra, “misterio”, la asociaba inevitablemente con algo oscuro y fantasmagórico, y tal vez por resultarme tan abstracto creciera con tanta fuerza dentro de mí.
- ¡¡Qué me dices!!, ¿en serio?
- En serio, y a raíz de ahí se investigó hasta dar con el tesoro completo.
- ¡Increíble! ¿y qué cuenta él de todo aquello?
- Pues que fue un boom y que en aquellos días le entrevistaron sin parar. De hecho se grabó un reportaje sobre cómo había sucedido todo.
- Pues no he encontrado nada en Youtube sobre esto.
- No, yo también lo he buscado y parece que no hay nada.
- Pues me encantaría ver esa grabación, de hecho hasta la subiría al blog si pudiera.
- Ah, pues yo la busco y te la envío. Quedaría bien porque es corto.
Dicen que en las Bermudas hay un triángulo en el que desaparecían los barcos y aviones que por él pasaban.
Me gustaría saber más sobre esto.
Pero no me apetece irme a trabajar tan lejos, la verdad.
5 de agosto de 2011
JUANRA CALLING
En el Manual del Perfecto Veraneante, un interesante libro que si no está escrito ya están tardando en hacerlo, hallamos un artículo que dice:
El Perfecto Veraneante preguntará en un momento dado en qué día de la semana se encuentra.
- Cómo que mañana es viernes... ¿pero es que hoy no es sábado?
Y lo hará por pura curiosidad o como mero formalismo coloquial, puesto que en realidad le dará lo mismo una cosa que otra. Está de vacaciones y punto.
- ¡Qué barbaridad, no sé ni en qué día vivo…! – sin dejar traslucir el gran regocijo interno que ello le produce.
Asimismo, encontramos en el Manual que el Perfecto Veraneante
...no se alterará lo más mínimo cuando compruebe que en su lugar de veraneo no hay ni gota de cobertura para realizar o recibir llamadas. De hecho, un buen día, en una mirada casual a su móvil, descubrirá que se le agotó la batería y no hará nada por solucionarlo. Pronto, alguna parte de su misma mismez le dirá:
- ¿Lo ves? Estás dejando de ser esclavo. ¡Se puede sobrevivir sin ellos, pavo!
Yo cumplo ampliamente estos dos puntos del Manual, si bien no llego al grado de perfección absoluta que supondría sentir lo que dice un tercer artículo:En sus días vacacionales, el Perfecto Veraneante no necesitará escribir cosa alguna en su blog ni echará en falta la lectura de blogs amigos, dado que podrá hacer vida normal sin internet, tan ricamente.
Pues mire usted, insigne escritor de manuales, por ahí sí que no paso.
Tener el blog tan aislado, como si estuviera en cuarentena, tan dejado, como si lo hubiera abandonado en una gasolinera, tan triste, como si le estuviera siendo infiel con el Tuit con el Face o con ambos a la vez... no, no es factible. Eso no es de manual.
Acepto que en vacaciones se puede y debe desconectar de muchas cosas pero algunas son de primera necesidad, ineludibles e inolvidables. ¡Y que uno es humano, fotre!
Y dejar de estar al tanto de lo que escriben, de lo que cuentan mis colegas en sus respectivas bitácoras no es tarea fácil. Tengo la sensación de poder estar perdiéndome algo de vital importancia, las palabras que pudieran conducirme a la clave para descubrir la piedra filosofal que me llevara a la felicidad, por ejemplo…
Y yo rascándome la barriga…
Así que, entre nosotros y desoyendo al Manual, he conseguido robar una mañana a mis días de voluntario Robinson entre montañas, para volver a la civilización y lanzar este mensaje de saludo, esperando que llegue a las costas de los cuatro puntos cardinales y que estén ahí para recogerlo.
Un mensaje que les notifique que sigo vivo y con ganas de saber de todos ustedes.
Adjunto fotos del lugar donde me encuentro, lo que yo llamo el Campo de los Grillos pues por la noche miles de ellos acompañan mis sueños en concierto sublime.
Camino muchos kilómetros diariamente y la brisa me trae aromas de montaña.
Me han salido al paso perdices en arrebatado vuelo, he visto saltar liebres y conejos apresurándose a camuflarse en sus madrigueras, he podido admirar en dos ocasiones a un zorro con una cola enorme y un pelaje anaranjado tan bonito que me dejó boquiabierto. Me han sobrevolado manadas de cuervos que parecían protestar por mi presencia y en grandes espacios de tierra batida he intuido los restos de alguna manada de jabalíes que acostumbran a darse baños de arena .
Pero tenía que bajar de aquellas alturas con aroma a resina de verano tan solo para contároslo.