30 de agosto de 2013

...Y TIRO PORQUE ME TOCA

"Qué ganas tengo de que se le caiga la tripa del ombligo. Me quedaré más tranquilo".

Y un día la tripa se seca y se cae.

"Ahora cuando se le cierre la fontanela..."
Y llega el momento en que la fontanela se cierra.

"Espera, que cuando empiece a comer sólido, ya..."
Y quién lo diría,  los biberones pasan de largo.

"De lo que tengo ganas es de que empiece a andar"
Y sus primeros pasos te pillan desprevenido.

"Ahora cuando se le vaya ese chichón..."
Y el chichón se marcha un día sin dejar rastro.

"No, cuando empiece a comer solo, yo ya me despreocupo"
Y llega el día en que agarra la cuchara.

"Solo falta que deje de hacerse pipí encima y ya..."
Y un buen día ya no hay que comprar más pañales.

"Uff, si es que lo que hace falta es que empiece a ir al cole"
Hasta que empieza a ir al cole

"Se le pasará  ese miedo de por las noches, ¿no?..."
Y claro que se le pasa el miedo de por las noches.

"De verdad que cuando le entre el apetito, yo ya..."
Y llega el momento en que come como una lima.


A uno nunca le explican de antemano qué conllevará esto de ser padres. Pero cuando estás sobre el tablero y empiezas a jugar...
Sí, hubo quien te lo dejó caer, pero con muy poco poder disuasorio. Nadie te aferra del brazo y exclama "¿¿Que vas a tener un hijo?? ¿¿Pero tú conoces las reglas del juego?? Espera, ven",  y te hace una exposición de diapositivas que muestre toda la realidad: que ser padres es un recorrido vital muy hermoso, sí, pero que hay que ir saltando de una preocupación a otra y luego a otra más, y así, sin fecha de vencimiento.  Que ser padres es como ir de oca a oca pero con picotazos del pato, sin que aparezca  nunca la casilla final y rondándote continuas amenazas de peligro.
Vamos, que no sabes si es mejor correr o ir despacio.
¡Cosa seria el jueguecito, leches!

¡Y lo que me queda!

Próximas casillas...

"Verás que cuando se le pase esta fiebre..."
"En cuanto comprenda esa lección..."
"¡Voy corriendo a la farmacia!"
“¿Notará mucho el paso al Instituto?”
“Ese amigo es una mala influencia”
"Está rebotao porque está en la edad del pavo"
“¿Estabas fumando?”
“Bueno, vale,  tu amiga, no la llamaré novia”
“¿Cómo que quieres una moto? ¡Eso es un peligro!”
"Ahora que ha cambiado de amigos, ya..."
"Mucho está tardando en volver..."
“Ahora cuando le cicatrice esa herida...”
"¡Qué ganas de que se case!"
"Ay, que le dure este trabajo..."
Etc, etc, etc...

¡A mí nunca me lo explicaron así, de verdad!

Y aquí sigo, con los dados aferrados con fuerza en un puño. Porque los necesito, y porque hay que continuar la partida de todas formas.

Una cosa es cierta, al llegar a esas casillas de descanso, esas  que me permiten observar el recorrido hecho, respiro hondo y descubro las huellas del orgullo,  un resquicio de satisfacción que me impulsa a seguir adelante, a querer avanzar más.

Eso es lo que deseo y necesito: seguir avanzando.

Siempre adelante.

Tampoco esto te lo explica nadie.

26 de agosto de 2013

UNA CARTA QUE SONABA A ABBA

   Escuchaba hace unos días en televisión que se iba a realizar en Suecia la mayor subasta de artículos relacionados con ABBA. 
Pertenecen a un fan llamado Thomas Nordin, que desde que tenía nueve años fue coleccionando todo lo que del mítico grupo sueco  llegaba a sus manos, hasta alcanzar la friolera de 25.000 artículos.

Sé que muchos pensarán que hay que estar muy loco para llegar a estos extremos, pero lo cierto es que comprendí perfectamente al tipo. Creo que yo hubiera sido capaz de algo semejante (tanto coleccionar entonces como subastar hoy)  porque hubo un tiempo en que ABBA formaban parte de mi universo, y yo era un satélite girando en torno a ellos.
Y qué tiempo aquel...

De hecho todavía siento hoy cómo me invade una dulce nostalgia al recordar aquella fascinación. 
Era feliz encontrando cualquier artículo de ABBA en las revistas, o escuchando el primer single en la radio cuando sacaban nuevo disco, o conteniendome a duras penas para no adquirir  un nuevo poster que colocar en mi habitación, o recibiendo los boletines del club de fans desde La Coruña... Y cuando me enteraba de que iban a aparecer en TV, preparaba a toda velocidad una cinta de VHS para grabarlos. Aún tengo entrevistas de Uribarri del programa Aplauso de hace... ¿cuántos años? Por el Pleistoceno, creo.

Pues bien, haciendo memoria de mi colección particular sobre aquellos ídolos de entonces, recordé que tengo algo muy especial  Y apostaría lo que sea a que el tal Thomas Nordin, por muy fan de ABBA  que sea, no tiene algo así. 

Allá por la década de los 90 se me ocurrió escribir un texto en el que pudiera incluir el mayor número de títulos de canciones de ABBA posible, y que el resultado final tuviera sentido. Y lo hice, por medio de una carta.  
Así que motivado hoy por  la noticia de la subasta,  y el hecho de que recientemente se haya inaugurado en Estocolmo un museo del grupo,  quise exponer en el blog  aquella carta. Pero, claro, había que conocer bien la discografía de aquella banda sueca para percatarse de que se encontraban camufladas en ella nada menos que 87 canciones.

A continuación,  la prueba que lo confirma, la carta de Fernando (tema del año 1975) a Cassandra (una de las últimas canciones que grabó el grupo en 1982)
                                                                                                     

                                                                                              Brighton, 9 de agosto de 1974  
                                                                                            (Ciudad y año en el que ganaron el festival  de Eurovisión)


 Querida Cassandra:

Te escribo Sitting in the palmtree  del jardín de este hotel en esta Summer night city de Brighton.
Me siento algo solo a pesar de que hay mucha gente por aquí: One man, one woman, unos cuantos Soldiers sentados junto a la piscina, y los miembros de una Rock'N'Roll band que se hacen llamar “Me and Bobby and Bobby's brother”

Toda la mañana I've been waiting for you junto al teléfono, pensando “Ring, ring”, pero no lo has hecho.
I wonder si sigues triste. Por favor, Take a chance on me y verás cómo soy capaz de llenar ese Hole in your soul y borrar cualquier Disillusion. Comprende que tengo muchas obligaciones por ahora.

Yo también me encuentro abatido estos días: Another town, another train, siempre haciendo camino Al andar.
A veces me siento como un Tiger, capaz de comerme este Crazy world, otras I'm a marionette que solo se mueve por Money, money, money... Sin embargo anoche I saw it in the mirror: mi triste reflejo parecía decirme: “Watch out, no olvides que People need love”, y fue cuando más te recordé.

Estuve acordándome de cuando nos conocimos: tú parecías la Dancing queen de la pista, y yo, The way old friends do, sólo te sonreía.
Me sentía volar alto como un Eagle, pero mi presa era demasiado bella y tenía unos Angeleyes que me hechizaron de tal forma que nunca mi voluntad fue tan Chiquitita. Quedé petrificado ante The girl with golden girl y el sombrero blanco,  y mi corazón sólo mandaba un S.O.S.: “¡Te estás enamorando!”

Pero The winner takes it all  y te marchaste con un chico que no parecía tan cobarde como yo ante tu presencia. Yo, que tan triunfador me creía,  estando Under attack, y aquello fue mi Waterloo.

Love isn't easy y aquella noche me sentí como The king has lost his crown.
Otra vez tu Arrival volvió a inundar mi alma, y ya en todos mis sueños eras Like an angel passing through my room  “Put on your white sombrero” - te decía yo. Ahh, If it wasn't for the nights...

Poco a poco,  Knowing me , knowing you, llegué a averiguar que aquel chico... ahora me río porque … He is your brother.  ¡Cómo te burlabas de mí!  Y eso que nunca te dije lo celoso que llegué a estar de él. ¿Recuerdas mi cara cuando tu hermana Elaine me dijo que toda la familia se había reído ante mi confusión? Y yo, todo azorado “¿En serio? Does your mother know? You owe me one!”

Una vez te confesé que no sabía cómo había sabido vivir hasta The day before you came a mi vida. “Tonto – replicaste – I am just a girl”, pero tu sonrisa iluminó toda la noche.
¿Recuerdas aquella época tan feliz? ¿Qué fue de aquella discoteca? ¿Se llamaba Voulez-Vous? Y aquellas terrazas... ¡Y los pubs!  What about Livingstone? ¿Sabes que cerraron el Super Trouper?

Voy a hacer el Intermezzo Nº 1 y continuaré escribiéndote mañana porque la banda se ha puesto a ensayar King Kong song, y el de la batería está Ond and on and on. ¡No lo resisto! I let the music speak, pero ésta me está chillando.


Hasta mañana



 Santa Rosa, 10 de agosto de 1974


Honey, honey, buenos días.


Te escribo en el tren. Hoy me siento As good as new, hoy soy feliz. ¿Y sabes por qué? He decidido volver.
De nuevo la imagen triste del espejo me ha hablado esta mañana y he visto claramente que eres My love, my life. El reflejo me ha preguntado y  le he dicho “She's my kind of girl, el amor que Se me está escapando”.  Ahora sé que no podría vivir sin esos Kisses of fire que tus labios me dan, y que ya no importa ni The name of the game absurdo que es la vida si no es viviéndola a tu lado. En mis propios ojos he visto asomar la pregunta de si quería volver a ti y han gritado: I do, I do, I do!

He abandonado el hotel a toda prisa, dejando mi habitación Head over heels, despidiéndome con alegría de todos The visitors que encontraba a mi paso, y hasta he dado las Thank you for the music a los de la banda de rock, y  bailado más tarde ante The Piper que tocaba en una esquina. Si me hubieras visto...  ya sabes que That's me, tan loco a veces.

Miro por la ventanilla del tren y siento mi corazón Andante andante hacia ti. Should I laugh or cry? Creo que No hay a quien culpar pero si One of us ha sido un insensato, ese he sido Me and I.
He sido un Man in the middle de la nada que ahora se pregunta Why did it have to be me el que restara días felices a nuestras vidas, cuando de sobra sabemos que los Lovers live a little longer.

Sabes que I have a dream por realizar: marcharnos juntos a una bella Tropical loveland y vivir como en Our last summer, radiantes de Felicidad en un Dream world.

¡Mamma mía, el tren llega a la estación! ¡Me muero por verte! Lay all your love on me  y Gimme, gimme, gimme todos esos besos que tanto he anhelado (mejor Two for the price of one)
A partir de hoy Gonna sing you my lovesong.
Dance, while the music still goes on manando de mi corazón.


So long

Fernando



22 de agosto de 2013

UNA CARTA POR DESCIFRAR

La carta decía...
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Brighton, 9 de agosto de 1974


Querida Cassandra:

Te escribo sentado bajo la palmera del jardín del hotel en esta noche de verano en la ciudad de Brighton.
Me siento algo solo, a pesar de que hay mucha gente por aquí: un hombre, una mujer, unos cuantos soldados sentados junto a la piscina, y los miembros de una banda de rock and roll que se hacen llamar “Yo y Bobby y el hermano de Bobby”

Toda la mañana te he estado esperando junto al teléfono, pensando “llama, llama”, pero no lo has hecho.
Me pregunto si sigues triste. Por favor, dame una oportunidad y verás cómo soy capaz de llenar ese hueco en tu alma y borrar cualquier desilusión. Comprende que tengo muchas obligaciones por ahora.

Yo también me encuentro abatido estos días: otra ciudad, otro tren, siempre haciendo camino al andar.
A veces me siento como un tigre, capaz de comerme este loco mundo, otras soy una marioneta que solo se mueve por dinero, dinero, dinero... Sin embargo anoche lo vi en el espejo: mi triste reflejo parecía decirme: “cuidado, no olvides que la gente necesita amor”, y fue cuando más te recordé.

Estuve acordándome de cuando nos conocimos: tú parecías la reina danzante de la pista, y yo, a la manera en que lo hacen los viejos amigos, sólo te sonreía.
Me sentía volar alto como un águila, pero mi presa era demasiado bella y tenía unos ojos de ángel que me hechizaron de tal forma que nunca mi voluntad fue tan chiquitita. Quedé petrificado ante esa chica del pelo dorado con sombrero blanco y mi corazón sólo mandaba un S.O.S.: “¡Te estás enamorando!”

Pero el ganador se lo lleva todo y te marchaste con un chico que no parecía tan cobarde como yo ante tu presencia. Yo, que tan triunfador me creía,  estando bajo ataque, y aquello fue mi Waterloo.

El amor no es fácil y aquella noche me sentí como el rey que ha perdido su corona.
Otra vez tu llegada volvió a inundar mi alma, y ya en todos mis sueños eras como un ángel atravesando mi habitación. “Ponte el sombrero blanco” - te decía yo. Ahh, si no fuera por las noches...

Poco a poco, tú conociéndome, conociéndote yo, llegué a averiguar que aquel chico... ahora me río porque … él es tu hermano. ¡Cómo te burlabas de mí! Y eso que nunca te dije lo celoso que llegué a estar de él
¿Recuerdas mi cara cuando tu hermana Elaine me dijo que toda la familia se había reído ante mi confusión? Y yo, todo azorado “¿En serio? ¿Lo sabe tu madre? ¡Me debes una!

Una vez te confesé que no sabía cómo había sabido vivir hasta el día antes de que llegaras a mi vida. “Tonto – replicaste – soy tan solo una chica”, pero tu sonrisa iluminó toda la noche.
¿Recuerdas aquella época tan feliz? ¿Qué fue de aquella discoteca? ¿Se llamaba Voulez-Vous? Y aquellas terrazas... ¡Y los pubs! ¿Qué fue de Livingstone? ¿Sabes que cerraron el Super Trouper?

Voy a hacer el intermedio nº 1 y continuaré escribiéndote mañana porque la banda se ha puesto a ensayar la canción de King Kong, y el de la batería está dale y dale y dale. ¡No lo resisto! Yo dejo que la música hable, pero ésta me esta chillando.

Hasta mañana


Santa Rosa, 10 de agosto de 1974



Cariño, cariño, buenos días.



Te escribo en el tren. Hoy me siento como nuevo, hoy soy feliz. ¿Y sabes por qué? He decidido volver.
De nuevo la imagen triste del espejo me ha hablado esta mañana y he visto claramente que eres mi amor, mi vida. El reflejo me ha preguntado y le he dicho “Ella es  mi tipo de chica, el amor que se me está escapando”
Ahora sé que  no podría vivir sin esos besos de fuego que tus labios me dan, y que ya no importa ni el nombre del juego absurdo que es la vida si no es viviéndola a tu lado. En mis propios ojos he visto asomar la pregunta de si quería volver a ti y han gritado: ¡Sí quiero, sí quiero, sí quiero!

He abandonado el hotel a toda prisa, dejando mi habitación patas arriba, despidiéndome con alegría de todos los visitantes que encontraba a mi paso, y hasta he dado las gracias por la música a los de la banda de rock y  bailado más tarde ante el gaitero que tocaba en una esquina. Si me hubieras visto...  ya sabes que así soy yo, tan loco a veces.

Miro por la ventanilla del tren y siento mi corazón andante andante hacia ti. ¿Debería reír o llorar? Creo que no hay a quien culpar pero si uno de nosotros ha sido un insensato, ese he sido yo y yo.
He sido un hombre en el medio de la nada, que ahora se pregunta por qué tuve que ser yo el que restara días felices a nuestras vidas, cuando de sobra sabemos que los amantes viven un poco más.

Sabes que tengo un sueño por realizar: marcharnos juntos a una bella tierra de amor tropical y vivir como en nuestro último verano, radiantes de felicidad en un mundo de ensueño.

¡Mamma mía, el tren llega a la estación! ¡Me muero por verte! Pon todo tu amor en mi y dame, dame, dame todos esos besos que tanto he anhelado (mejor dos por el precio de uno)
A partir de hoy voy a cantarte mi canción de amor.
Bailemos mientras suene la música que mana del corazón.


Hasta luego

Fernando


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Y mi intención era en un principio explicar cuándo y por qué la escribí , pero se me ha ocurrido que quizás me encuentre, sin decir yo nada todavía, con lectores tan avispados que se hayan percatado de qué va la cosa.

¿Alguien ha descubierto qué hay camuflado en esta carta
Y voy más allá, ¿qué razón ha podido moverme a dar a conocer esto hoy?

En breve, la respuesta.



12 de agosto de 2013

LA PROFECÍA

El verano es un reloj de arena caliente que aletarga mis sentidos. 
Y algo hay en el canto de las cigarras  que consigue sumergirme en la más absoluta inactividad.
A veces recuerdo que tengo un blog reclamándome en el infierno, y que la nave con la que viajo por la blogosfera sigue aparcada en algún sitio, y entonces me consuelo pensando que ya llegará septiembre repartiendo rutina. Ya llegará.

Pero antes de eso, y para avivar un poco las llamas,  he echado mano de archivo y voy a publicar un cuento que escribí en el año 2001.  Lo titulé La profecía
Espero que os guste.

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Era una araña enorme, peluda y repugnante, pero, digámoslo también, admirada y respetada en todo el bosque. Y todo por una razón: conocía el futuro.
 
Predijo tantas cosas – buenas y no tan buenas – a tantos seres – grandes y pequeños – que su prestigio era conocido desde el risco de los ciervos hasta el valle de las mariposas, desde la cascada de las truchas hasta el subsuelo de los topos y las hormigas.
 

Precisamente un ejemplar de hormiga roja, brillante como el fuego, fue un día a visitar a la hechicera de las ocho patas. Lo hacía por simple curiosidad, pues jamás creyó  lo que escuchaba contar,  y se presentó ante ella predispuesta a desconfiar.
 
Y todavía creció más su escepticismo cuando la araña, tras mirarla unos segundos, le dijo muy seriamente y con voz aguda:
 
- Eres afortunada. Serás admirada por todos y la reina te llevará en su corazón, aunque tú vivirás más que ella. De hecho vivirás eternamente.
 
La hormiga miró a la araña de soslayo y murmuró “¡vieja loca!”
 
Pasaron los días y las noches, el verano y también el invierno, tardes de viento y mañanas soleadas, y la hormiga de nuestro cuento se acordaba muchas veces, sin poder remediarlo, de las palabras de la araña.
 
“Cuánta bobada – se decía mientras trabajaba sin descanso- ¡nadie vive eternamente, ni hago yo nada que merezca admiración. Además a mí no me permiten visitar la estancia de la Reina. Bah, bruja estúpida…”
 
Fue en una calurosísima tarde de verano,  cuando un  gran reguero de hormigas entraba y salía del hormiguero en su metódica labor de aprovisionarlo para el invierno. Llevaba nuestra amiga en sus mandíbulas un grueso grano de trigo para la despensa cuando, al pasar por debajo de un frondoso pino, sintió que quedaba atrapada de repente por algo viscoso que no la dejaba moverse. Solo sus antenas quedaron libres de la extraña sustancia, y con ellas pidió ayuda telepática a sus compañeras.
 
Tres de ellas se acercaron con precaución. Una cuarta lo hizo de forma alocada y quedó pegada un instante por una pata.
 
- ¡Apartaos! – gritó ésta- ¡Es resina! ¡Le ha caído una gota de resina!
 
Todas retrocedieron, volviendo a sus labores salvo una, que acarició con sus antenas las de su compañera,  enviándole un mensaje de despedida: “Lo siento, no podemos hacer nada por ti”
Quedó la hormiga roja inmóvil en esa gota color de miel, con el grano en la boca. Durante mucho tiempo escuchó el continuo trasiego de la comunidad pasando a su lado, ignorándola por completo.
 
En esos momentos en los que empezaba a aceptar su fatal destino, se acordó otra vez de la araña hechicera.
“¡Maldita sea! Aquella vieja mentirosa no veía el futuro, ¡se equivocó en todo! ¡Me queda muy poco para morir!”
 
En ese instante cayó sobre ella una nueva gota de resina, cubriéndola por completo.
 
Corrió el rumor de que el lugar era peligroso y todas las hormigas dieron un rodeo para no pasar más por allí,  olvidando a su compañera por completo.
 
Cayó la noche. A ésta siguieron muchas más. Llegó el invierno, luego resurgió el verano y el invierno otra vez. Murió la bruja pitonisa y muchas hormigas de avanzada edad. Pasaron meses que sumaban años y años que sumaron décadas.
 
Murió la Reina, incluso aquel hormiguero dejó de existir. Con el paso inexorable del tiempo hasta aquel frondoso pino desapareció del lugar, convertido tal vez en mesa, o en sólida silla.
Alguien, no me preguntéis quién, encontró muchos años después una esfera de resina petrificada. Era de un color ámbar muy bello, pero lo que la hacía especialmente peculiar era la hormiga roja de su interior, un ejemplar único, extinguido hacía siglos.
Fue a parar a un museo y observado durante muchos años por millares de ojos que se maravillaban de esa quietud casi en movimiento de una hormiga con un grano de trigo en sus mandíbulas.
 
Mas no acaba aquí su deambular.
 
Estalló una guerra. Los objetos del museo se guardaron en un almacén. Muchos se estropearon por la humedad, el polvo y el paso del tiempo. Verían la luz años después en mercados y subastas.
Un aristócrata compró la esfera de resina. Transcurrido mucho más tiempo,  un heredero suyo la regalaría, engarzada en una cadena de oro, a la mismísima reina, que encantada por el obsequió, la llevó siempre colgada, luciendo sobre su pecho.
 
Hacía siglos que había muerto la vieja araña, aquella que  dijo la verdad a la incrédula  hormiga.  La profecía era cierta: sería muy admirada, sobreviviría a todo y jamás moriría.
 
Y aquí concluye esta historia verdadera.
 
Sí, he dicho verdadera.
Pero incrédulos ha habido siempre, claro.

2 de agosto de 2013

NATURA ME

Vuelvo a veranear en el campo de los grillos. Sí, aquel desde el que se contempla mi amada Magdalena.  (¿Alguien se viene conmigo a atravesarla de nuevo?)
                           
Me encontraba leyendo bajo un árbol (¡quién habría dicho que el diablo buscaría la sombra de un paraíso!) cuando quedé extasiado  al alzar la vista y contemplar este mar de nubes.
Da la impresión al verlo de que las ramas estén por encima de las nubes, ¿verdad? Como si yo me encontrara en un lugar muy elevado y tuviera  esa bella vista a mis pies. 
Y sin embargo no era así.

Se me ocurrió de repente que podía utilizar esa foto para hacer un pequeño truco fotográfico.
Algo tan sencillo como fotografiar unos aviones de juguete de mi hijo para trasladarlos a ese paisaje azul, gracias a Photoshop.
Voilá! Ahí los tenemos, haciendo acrobacias en el cielo.

Pero tampoco hacían falta trucos para seguir haciendo más fotos. Pensé que podía resultar divertido colocar otros juguetes de Samuel en lugares apropiados del entorno.

Estos fueron los elegidos:
Y a continuación  los resultados:

 Cebras en la sabana africana

 Un gamo sorprendido en la montaña

 Un fiero tigre de Bengala buscando una presa a través de la selva.

Un amanerado caballo en un paisaje de fantasía.
Quizás está esperando a que regrese su ama, la princesa Wilfreda.

 Pero la princesa está presa en un castillo custodiado por valientes guerreros.


Y por si fuera poco, la entrada a la mazmorra la flanquea un peligroso dragón.

Así que nos quedaremos con las ganas de rescatar a la bella princesa.

Claro que, cientos de años después, hallaron  el cadáver momificado de Wilfreda 
mientras se construían unos apartamentos en Bavaria.
Aún tenía las riendas de su caballo en las manos.
Del dragón no se encontró nada.
¡Qué cosas!, ¿eh?