27 de agosto de 2012

CADIABLOSCOPIO


- ¡Levántese el acusado!

Obedeciendo, levántome.

Se me acerca el fiscal con su firme dedo inculpador.
-  ¿No es cierto, Señor Diablo, que usted dijo que estaría completamente desconectado estas vacaciones?
-   Sí
-   Sí, ¡qué!
-   Que sí lo dije.
-   ¿Y no es menos cierto que advirtió que no estaría para nadie?
-   Sí
-   Sí, ¡qué!
-   Que sí, que dije que no estaría para nadie.
-   Y sin embargo, me consta que no ha dejado usted… de leer  otros blogs, ¡e incluso  escribirles  comentarios!  ¿Puede explicar eso?
-   Bueno… usted no lo entendería.
-   Póngame a prueba.


-    Simplemente pienso igual que papacangrejo, que dice que a los compañeros blogueros no conviene dejarles solos demasiado tiempo, por si se desmadran. Y además,  al ausentarme podría  perderme  la  convocatoria a esa posible macrofiesta blogger que espero. Hay que echar un ojo de vez en cuando.
-   ¡No diga sandeces! Usted firmó además una promesa de inactividad y sin embargo, acaba de publicar otro post.
-   La culpa no es mía, si aparezco ahora aquí es porque se me ha citado.
-   ¡No diga memeces! Reconozca que lo hubiera hecho igualmente.
-    Puede ser, esto se echa de menos, ¿sabe? El otro día me reía al leer a  Sese, que dice que en verano hay que ofrecer unos servicios mínimos a los posibles lectores.  En vacaciones casi nadie tiene ganas de mirar blogs en el ordenador, pero las excepciones  merecen que haya algunos blogs de guardia.  Para las urgencias, ¿no cree?
-   ¡No diga idioteces!
-   ¿Solo sabe protestar con eces?  Esto empieza a oler mal, ¿sabe?
-   ¡ No diga… bobadas! Espero que en su descargo pueda explicar contundentemente  esta  nueva  y otra vez  prescindible  actualización.

De repente se levanta el abogado del diablo para demostrar que es algo más que una novela de Morris West.
-  ¡Protesto! Siempre hay un motivo, por simple que sea,  para actualizar el blog.
-   Se admite la propuesta – dice el Juez, alzando un segundo la cabeza de su sudoku - ¡Prosiga!
-    Mi cliente, el Señor Diablo, ha  querido, aunque sea a modo de servicios mínimos,   mostrar tres curiosos montajes fotográficos de esos que tanto le divierte hacer- Se apresura a llevarlos al Juez, que vuelve a levantar la vista fastidiado- El primero tiene que ver con el arte.
   -  ¿Qué diablos es esto? – exclama el Juez
-         

-         -   Pues ya ve… la Mona Lisa.

-   ¡Protesto! – grita el fiscal - ¡Es ridículo y carece de interés!

-    Bien, puede ser – admite mi abogado- pero qué me dice de esta otra, también de contenido artístico. Se titula Picasso retocando su obra.

-      -   Alabado sea el Señor – susurra el Juez ajustándose las gafas  a la nariz -  ¿Pero este hombre no puede limitarse a matar moscas con el rabo?

-   Está bien, - continúa mi defensor - dejaba para el final la mejor. Es un envío de Papacangrejo desde Castellón. Sabedor del interés de mi cliente por los zombis, utilizó una foto de JuanRa  para convertirle en  muerto viviente.


Miro de reojo al fiscal, esperando que proteste de nuevo, pero parece esperar a que el Juez se pronuncie.
-   Vaya,  – dice éste- está horriblemente favorecido.  Un arte de lo más macabro. Bien, puesto que veo que no hay nada más que mostrar, levanto la sesión durante unos minutos. Ahora vuelvo con mi veredicto – y tras un golpe de martillo se marcha con el sudoku bajo el brazo.

Mi abogado vuelve a mi lado y me susurra que no ve demasiado fea la cosa, que confía en que todo salga bien. El fiscal me mira un instante y articula en silencio con sus labios “es-tás con-de-na-do”
Me levanto tranquilamente  y me acerco a él.

-  Disculpa, mamarracho de las heces. Ni el Juez, ni tú,  ni nadie me va a condenar.  Primero porque nunca he dejado de ser un condenado y después porque tú, el Juez y toda la sala, incluido mi abogado, sois  personajes de mi invención.
-   Pe… pero qué está diciendo?
-    Pues eso, que tenía que escribir algo, porque me lo pedía el cuerpo y os he utilizado de atrezo, pero que ahora mismo  publico esto, y si te he visto… no me acuerdo.
-    ¡No me joda! ¿Para esto me tiré tantos años estudiando Derecho?
-    ¡Qué injusticia!, ¿verdad?
-    ¡Es usted un tramposo y un embustero!
-    ¡A mí me lo vas a decir!

18 de agosto de 2012

TRANSCURRE AGOSTO

Una inesperada tendinitis en el pie izquierdo me ha obligado a atrasar la expedición a La Magdalena  que tenía prevista para mañana.   
El percance me deja  algo desanimado.   
Ya es algo muy personal este reto que vengo acariciando desde años atrás.  Siento un magnetismo muy fuerte cuando contemplo esa sierra, que hoy parece decirme “Pero hombre, ¿cuándo  vas a venir? Te sigo esperando”

Mientras  reposo  en mi reposo (lo que le faltaba a mi vagancia), busco las mejores sombras para seguir devorando libros.  Aitana, que ya lee todo aquello con lo que tropiezan sus ojos, me acompaña a veces,  y la oigo descifrar las portadas de cada novela.
-         La ca-rre-te-ra.  Ahí dice La Carretera, ¿verdad?
-          Así es  ¡Muy bien!  

Días después…
-          ¡Ah , este es otro!
-          Si.
-          La con-ju-ra de los ne-ci-os… ¿Queé? ¡No entiendo nada!
-          La conjura de los necios. Quiere decir que todos los tontos se ponen de acuerdo.
-          ¿Los tontos? Jajaja. Los tontos, dice.

Más adelante…
-          Be- ni-to Ce-re-no. ¿Benito Cereno? ¿Quién es ese, papá?
-         El capitán de un barco.
-          Pues tiene un nombre muy gracioso. No parece de capitán.

El pasado miércoles festivo decidimos viajar a Guadalest, un pueblo del interior del que me enamoré la primera vez que lo vi.  Apamen y yo hemos estado varias veces allí, pero Samuel y Aitana no lo conocían. 
Como realmente impacta  descubrir  la magia de un pueblecito enclavado en la montaña, entre rocas y pasadizos,  merecía la pena hacer ese viaje por ellos, pese al madrugón y a una carretera con millones de curvas.
Muy cerca de Alcoy  comenzamos  a ascender  lo que yo llamo “la ruta de los Benis”.
-        
 -    Venga, a ver cuántos pueblos que empiecen por Beni encontramos en el camino.

Y así fueron surgiendo uno tras otro.
“¡Benifallim!” “¡Benilloba!” “¡Benasau!” “¡Benifato!” “¡Beniardá!”

Y de repente oigo decir a Aitana: “A ver si sale Benito Cereno, que también empieza por Beni” 

Otro apunte espontáneo que también me hizo reír fue el de Samuel, que tras ver continuos indicadores escritos en valenciano preguntó:
-          ¿En Guatemala se habla valenciano?

Sacar a colación a Guatemala no venía a cuento en absoluto, por lo que enseguida supe qué había querido decir.
-          ¿En Guatemala o en Guadalest?
-          ¡Ah, eso, jeje, que me he confundido!

Estas son algunas fotos de aquel pintoresco lugar que se halla precisamente en la Sierra de Aitana.  (Mi hija terminó creyendo que todos aquellos montes eran suyos)
 Mientras tanto, sigo esperando mi consagración magdalenera.

3 de agosto de 2012

QUE ELLAS HABLEN POR MÍ










QUE USTEDES PASEN UN AGOSTO MUY A GUSTO.

DESDE MI DESCONECTADA INCOMUNICACIÓN...
UN CALUROSO ABRAZO A TODOS.