23 de diciembre de 2017

CUATROGLÍFICOS PARA FIN DE AÑO

Se acaba de publicar en el tablón de anuncios del Infierno una convocatoria para los amantes de los pasatiempos.

Parece ser que hay  cuatro jeroglíficos esperando a ser resueltos y un diploma virtual para quien sea capaz de encontrarles el intríngulis.

Aquí los tenéis:
JEROGLÍFICO 1
A Montse le gustan todos los jardines de Barcelona, aunque...


JEROGLÍFICO 2
Por fin el dentista me...


JEROGLÍFICO 3

¿Qué hiciste al llegar a Madrid?


JEROGLÍFICO 4

Advertencia para estas Navidades.


Solo hace falta lápiz y papel para apuntar palabras, porque son más sencillos de lo que pueda parecer.
Ocultaré comentarios hasta el 8 de enero, día en que publicaré las soluciones y el nombre del ganador.

Por mi parte ninguna entrada más hasta el año que viene, año en el que este blog cumplirá una década. (¡Increíble! ¡Diez años avivando el fuego eterno!) 
Espero que todos paséis unas buenas fiestas navideñas y que entremos con muy buen pie en el nuevo año.
Un fuerte abrazo de vuestro amigo el diablo.
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ACTUALIZACIÓN: 8/1/2018

Y por fín llegó el 8 de enero, oliendo a nuevo todavía, y con él las soluciones prometidas. 
Aunque he visto que apenas  habéis tenido problema a la hora de resolver estos jeroglíficos ¡Son ustedes unas grandes desjeroglificadores!

Las respuestas eran, efectivamente:

1) EL BOTÁNICO LE AGRADA MÁS  (EL + BOTA + NICOLE + A + GRADA + MÁS)
2) SACÓ ESA MUELA DEL JUICIO  (SACO + E+ SAMUEL + ADELE - E + JUICIO)
3) PARADA Y FONDA EN VALLECAS (PARADA + Y+ FONDA + EN VALLE KAS)
4) OJO, MICHELINES A LA VISTA (OJO + MICHEL + INÉS+ ALA + VISTA)

Y como estamos estrenando año, me voy a poner espléndido y os concedo un DIPLOMA a los cuatro: Montse, Mar, Ángeles y Hitlodeo
¡Hala, qué barbaridad! ¡Estoy que tiro el infierno por la ventana!
¡Que sí, porras, que lo habéis hecho muy bien !

En fin... muchas gracias a todos por participar.

 
 
 

15 de diciembre de 2017

DE CUANDO MI SUEGRA ME DIO MIEDO

Dicen que todo se pega menos la hermosura. Y va a ser verdad.

Cuando empecé a vivir en Yecla di por hecho que jamás llegaría a  emplear algunas de las particularidades de su habla.
Aquí es muy común, por ejemplo,  anteponer los artículos el o la delante de los nombres propios. Y lo emplean tanto los mayores como la gente más joven.

“Dice el Paco que vayas”
“Ayer vino a verme la Tomasa”
Se ha casao el Damián, el hijo de la Maruja, la de las lanas”

Era esto algo que yo jamás había hecho; no solo porque en la etapa escolar aprendimos que, salvo excepciones,  es una incorrección gramatical, también y sobre todo, porque nunca se empleó en mi círculo familiar y de amistades.
Por eso me sonaba fatal ese el o la delante de una persona, y ni queriendo era capaz de emplearlo.

Sin embargo un dia, de manera inconsciente,  sucumbí.

Sonó el interfono en casa de mis suegros y lo descolgué.
- ¿Quién es?
- ¿Está la Fina? Soy la Cecilia.
-  Ah, sí, suba
- ¿Quién es? - quiso saber mi suegra.
- Su amiga la Cecilia – dije
 
Después me di cuenta de que a fuerza de haber escuchado siempre el nombre de  “la Cecilia”, me sonaba rarísimo quitarle  ese “la”. Creo que diciendo “Es su amiga Cecilia” hubiera desconcertado a mi suegra por completo. ¡E incluso a mí mismo! Cecilia no era su amiga, su amiga es La Cecilia.
Asi que en adelante  pasó a tener el nombre propio de Lacecilia.
Era inevitable.

Esto no me sucede de forma habitual, (no podría adoptar esta costumbre tan alegremente) pero sí hay dos personas  a las que no puedo privarles de su artículo de presentación.
¿Que quién es la otra persona? Mi suegra: la Fina.

Sí, me es totalmente imposible decir “Vamos a casa de Fina” Sería anti natural, desconcertante e incómodo. No tenemos más remedio que ir a casa de la Fina. Y cuando es la Fina la que toca al interfono yo digo que sube la Fina, y la Fina viene a casa y se va de casa la Fina.

Mis hijos me hablan de sus amigos sin anteponerles ningún artículo, pero si se refieren a la abuela me dicen:
“Mira lo que me ha comprado la Fina” 
 
Normal. Finas hay muchas, pero la Fina es la Fina.

Vengo a hablar de todo esto por una anécdota que Aitana me recordó el otro día y que nos hace mucha gracia a todos.

Llegaba yo  a mi casa después de una tarde de trabajo  y antes de ir a la cocina pasé por el salón. Ya era de noche pero sin encender la luz colgué mi mochila en una silla y la chaqueta en una percha.
En la cocina  estaban mi mujer e hijos preparados para cenar y entré en mitad de una conversación.

- Papá-  me dijo Aitana- ¿has visto a la Fina en el salón?

De repente se me heló la sangre.
 
 ¿Mi suegra estaba en el salón? ¿Qué hacía allí sola? ¿Y no me había dicho nada al verme? ¿Me había estado observando oculta en la penumbra sin hablar? ¿O es que se encontraba indispuesta y se había  echado en el sofá? Pero ¿por qué la habían dejado allí?
¿Eran capaces de cenar con la Fina indispuesta?
Todas estas preguntas me pasaron por la cabeza en un par de segundos.

- ¿¿Cómo que en el salón?? - pregunté
- Sí, me la he dejado allí.  ¿Me la traes?
- Pero a ver... - exclamé desconcertado- ¿¿la abuelita Fina está en el salón??
Vi que todos me miraban, después se miraban entre ellos  y empezaban a reír.

Resultó que mi hija dio por hecho que yo sabía de qué hablaban cuando entré. Ella había sentido frío y Apamen le dijo que se pusiera la bata de andar por casa.
- Es que es muy gruesa y me da calor.
- Pues ponte la fina.
- ¿Dónde está?
- No sé, tú sabrás.
- Creo que me la he dejado en el salón.

Ese fue el momento en que yo entraba.

- Papá, ¿has visto la fina en el salón?

Aún nos reimos recordando aquel malentendido.

- ¿Te acuerdas, papá, de cuando creíste que la Fina estaba en el salón?
-  ¡Vaya que si me acuerdo Allí sola, en silencio, mirándome como un ogro en la oscuridad. ¡Qué miedo me dio!