- Otro año fundido... - me dijo el Diablo entre dientes mientras hacía girar las longanizas en la parrilla.
Veía en la penumbra su piel brillante, aún más roja con el resplandor de las brasas. El humo le rodeaba en espiral, enturbiando en ocasiones su macabra figura.
Me llegaba en oleadas el apetitoso aroma de la barbacoa, mezclado con la ingrata sensación de estar oliendo también a cuerno quemado.
- Parece que ya hay suficientes, ¿no? - le dije desde una distancia prudente, pues no soportaba tanto calor.
- ¿No sabe contar tu ser? Llevo diez. Son doce.
- Ah, bueno, que son para la última cena del año. Doce campanadas, doce longanizas.
- No, bobo, no; aquí no hay campanas. Una longaniza por cada lamento.
No quise preguntar acerca de esto y cambié el rumbo.
- ¿No sabe contar tu ser? Llevo diez. Son doce.
- Ah, bueno, que son para la última cena del año. Doce campanadas, doce longanizas.
- No, bobo, no; aquí no hay campanas. Una longaniza por cada lamento.
No quise preguntar acerca de esto y cambié el rumbo.
- La verdad es que huelen de maravilla.
- Veinticuatro. Dieciocho para mí y seis para tu ser.
- ¿Y por qué no doce para cada uno?
- ¿Aún no has aprendido que aquí abajo no hay justicia ni igualdad? - gruñó con fuerza - No sé por qué hice que vinieras. No estoy nada satisfecho con tu ser.
- ¿Otra vez me vas a reprochar lo de siempre? ¡Voy cumpliendo tus peticiones!
- ¿¿Cumpliendo?? ¿Qué chorongas estás cumpliendo?
- No sé... Se siguen escondiendo diablos por el mundo. ¡Llegaron a camuflar algunos en el Vaticano! ¡Qué vileza! ¿eh?
- ¡Escasez! ¡No me sacia!
- Y por tercer año consecutivo logro que la última entrada del año sea la número 66. ¿No te alegra? ¡Todo son señales satánicas!
- Tres años no cierran el ciclo. Será al sexto cuando se cumpla el maleficio. Y no creo que dures tanto con ese blog de pacotilla.
- Pues mi intención sí...
- Aliquid ruberi!! - me interrumpió furioso, lanzando las dos últimas longanizas sobre la parrilla - ¿No ve tu ser que hay otras tentaciones más grandes que te harán sucumbir? Facebook, Twitter, Tumblr, Wassup... Los blogs se mueren irremediablemente. ¡¡Dentro de poco no me vas a servir para nada!!
- Bueno, ante eso yo... no tengo la culpa...
- ¡Ya lo creo que la tienes! - me espetó mientras giraba las últimas longanizas con sus gruesas uñas curvas - Porque solo has hecho que perder el tiempo. Uno no nace con tantas coincidencias malignas para echarlas luego por el retrete. ¡Hasta te envié una señal por el aire! Pero tu ser tiene de Diablo lo que yo de Carmelita.
- ¡Pero que sí que soy malo! Yo... Oye, que yo maltraté a mis hermanos...
- ¡Ja! Y por un mato que gaté...
- Y casi enveneno a algunos bloggers con unos chupachups...
- Ya, y luego vas y les felicitas las navidades... en vez de insultarles y mandarles al carajo como te pedí. Enfrentamiento, odio, desprecio... ¡¡Eso es lo que yo esperaba de tu ser!! ¿Eres o no eres un diablo?
- ¡Lo soy!
- ¡Pues en tu blog no lo demuestras! Para colmo he leído en una nota lo que proyectas para el próximo año y casi me meo de la risa. Escuchar a tu abuelo contar un cuento... hablar de antiguos juguetes... explicar una receta de cocina... ¿qué choteo es este? ¿¿una receta de cocina?? ¿¿Tu ser??
- Yo... no sé... Lillu y Vix lo hacen muy bien y quería probar aunque fuera una vez.
- ¡¡Qué probar ni qué barra espaciadora...!! Prueba a dar recetas de venenos o de magia negra. ¡¡Es que no encuentro nada de provecho en lo que tienes previsto!! ¡¡Ese no fue el pacto cuando empezamos el blog!!
Echaba en esos momentos las longanizas en la bandeja para llevarlas hacia otro lugar. Yo le seguía mirando al suelo, intentando no tropezar.
- Voy... voy a publicar más escondites de diablos... - le explicaba yo - Curiosos, lejanos...
- Sí, y también preparas un concurso de haikus, ¡¿Qué choronga es esa, tú, capra di montagna!?
- Hombre, de vez en cuando...
- ¿Y fotos de tu casa? ¿Para qué narices?
- Sí, lo titularé La morada del diablo.
Se detuvo en seco para mirarme con desprecio.
- Veinticuatro. Dieciocho para mí y seis para tu ser.
- ¿Y por qué no doce para cada uno?
- ¿Aún no has aprendido que aquí abajo no hay justicia ni igualdad? - gruñó con fuerza - No sé por qué hice que vinieras. No estoy nada satisfecho con tu ser.
- ¿Otra vez me vas a reprochar lo de siempre? ¡Voy cumpliendo tus peticiones!
- ¿¿Cumpliendo?? ¿Qué chorongas estás cumpliendo?
- No sé... Se siguen escondiendo diablos por el mundo. ¡Llegaron a camuflar algunos en el Vaticano! ¡Qué vileza! ¿eh?
- ¡Escasez! ¡No me sacia!
- Y por tercer año consecutivo logro que la última entrada del año sea la número 66. ¿No te alegra? ¡Todo son señales satánicas!
- Tres años no cierran el ciclo. Será al sexto cuando se cumpla el maleficio. Y no creo que dures tanto con ese blog de pacotilla.
- Pues mi intención sí...
- Aliquid ruberi!! - me interrumpió furioso, lanzando las dos últimas longanizas sobre la parrilla - ¿No ve tu ser que hay otras tentaciones más grandes que te harán sucumbir? Facebook, Twitter, Tumblr, Wassup... Los blogs se mueren irremediablemente. ¡¡Dentro de poco no me vas a servir para nada!!
- Bueno, ante eso yo... no tengo la culpa...
- ¡Ya lo creo que la tienes! - me espetó mientras giraba las últimas longanizas con sus gruesas uñas curvas - Porque solo has hecho que perder el tiempo. Uno no nace con tantas coincidencias malignas para echarlas luego por el retrete. ¡Hasta te envié una señal por el aire! Pero tu ser tiene de Diablo lo que yo de Carmelita.
- ¡Pero que sí que soy malo! Yo... Oye, que yo maltraté a mis hermanos...
- ¡Ja! Y por un mato que gaté...
- Y casi enveneno a algunos bloggers con unos chupachups...
- Ya, y luego vas y les felicitas las navidades... en vez de insultarles y mandarles al carajo como te pedí. Enfrentamiento, odio, desprecio... ¡¡Eso es lo que yo esperaba de tu ser!! ¿Eres o no eres un diablo?
- ¡Lo soy!
- ¡Pues en tu blog no lo demuestras! Para colmo he leído en una nota lo que proyectas para el próximo año y casi me meo de la risa. Escuchar a tu abuelo contar un cuento... hablar de antiguos juguetes... explicar una receta de cocina... ¿qué choteo es este? ¿¿una receta de cocina?? ¿¿Tu ser??
- Yo... no sé... Lillu y Vix lo hacen muy bien y quería probar aunque fuera una vez.
- ¡¡Qué probar ni qué barra espaciadora...!! Prueba a dar recetas de venenos o de magia negra. ¡¡Es que no encuentro nada de provecho en lo que tienes previsto!! ¡¡Ese no fue el pacto cuando empezamos el blog!!
Echaba en esos momentos las longanizas en la bandeja para llevarlas hacia otro lugar. Yo le seguía mirando al suelo, intentando no tropezar.
- Voy... voy a publicar más escondites de diablos... - le explicaba yo - Curiosos, lejanos...
- Sí, y también preparas un concurso de haikus, ¡¿Qué choronga es esa, tú, capra di montagna!?
- Hombre, de vez en cuando...
- ¿Y fotos de tu casa? ¿Para qué narices?
- Sí, lo titularé La morada del diablo.
Se detuvo en seco para mirarme con desprecio.
- Te daré la última oportunidad, maldita rata sarnosa. Inventa algo para que los lectores se contaminen de mal definitivamente. ¡Demuéstrame quién eres realmente! ¿Entendido?
- Vale.
- Bien.
- Sólo una cosa más.
- Habla.
- ¿Puedo desearles antes una buena entrada de año nuevo?
Una de las longanizas soltó un sonoro e interminable pedo.
- Vale.
- Bien.
- Sólo una cosa más.
- Habla.
- ¿Puedo desearles antes una buena entrada de año nuevo?
Una de las longanizas soltó un sonoro e interminable pedo.
- ...veinte para mí... cuatro para tu ser.