Hubo un tiempo (a. C.) en que veranear era sinónimo de viajar. (A. C. = antes de la crisis)
Cuando digo viajar me refiero a desplazarse lejos para descubrir otros lugares y conocer otras culturas más allá de Benidorm.
Pero para esos viajes, con o sin alforjas, se necesita tener un dinerillo ahorrado (no lo tengo, ¡imposible tenerlo!), o cobrar una paga extra (no la tendré ya), o no tener hijos a tu cargo (los tengo), o tener espíritu de aventurero mochilero (lo tengo, pero no me dejan sacarlo a pasear)...
En fin, que mi veraneo es un poco como el de Manolito, el amigo tendero de Mafalda, que se metía en la pila del patio, abría el grifo y se remojaba la barriga imaginando playas y montañas.
Yo me imagino todos los lugares que anhelo conocer algún día: Paris, Dublin, Nueva York, la ruta 66, el Machu Pichu... mientras contemplo cómo disfrutan los pequeños en el campo, y con la ilusión de mi próximo reto en mente: "Zamparme la Magdalena", que ahora mismo no lo cambio por nada en el mundo.
Por supuesto, a la imaginación le añado la lectura de libros de viajes y algunos documentales sobre lugares remotos que muchas veces me dejan boquiabierto. Hay tantas cosas curiosas que desconocemos...
Por ejemplo, ¿sabía usted que...
EN CHINA hay una costumbre milenaria que consiste en la autoimposición por parte de cada chino de matar cinco moscas al día.
Esto, que parece una tontería, no lo es tanto si tenemos en cuenta que en aquel enorme país viven 1.339.724.852 chinos (léase bien la cifra, por favor).
Cargarse cinco moscas supone amontonar 6.698.624.260 cadáveres de mosca al día, que son 46.890.369.820 moscas muertas a la semana. Cuando acaba el año hay en China 2.444.997.854.900 moscas menos. ¡Increíble!, ¿verdad? (Y eso que os sigue dando pereza leer la cifra bien, que lo sé yo)
Y, ¡ojo!, sin contar con que más de un chino habrá que le coja el gusto a la cosa y mate siete u ocho al día. Súmense esos extras, que mosquita a mosquita...
Y uno se para a pensar y dice: "Bueno, moscas sigue habiendo en el mundo, pero es que si no fuera por los chinos, la probabilidad de que al menos una, de esas 2.444.997.854.900, cayera en mi vaso de leche sería altísima. Ese disgusto que me ahorro, ¿no?"
Pero ahora viene la "desilusión". Unos científicos japoneses (podría haber dicho chinos y muy pocos os habríais dado cuenta) descubrieron recientemente algo asombroso. La mosca común, o mosca doméstica, pone alrededor de 8000 huevos. Pues bien, por alguna razón inconcebible, la mosca común china pone 8005, es decir 5 más que sus congéneres no chinas. Para algunos esto es un simple proceso evolutivo del insecto, que en su afán de supervivencia y expansión ha logrado burlar al hombre y su exterminio (mosquicidio). Para otros, la mosca se ha convertido en el ejemplo vivo de Mao Jhin, el sabio pekinés del siglo XII cuyo lema fue "No hagas el mal, que siempre sale mal"
Desde entonces la mosca ha pasado a ser otro animal más del horóscopo chino. Los nacidos en el Año de la Mosca son generalmente pesados, reincidentes, volubles y desconfiados. La frase, transformada hoy en poema, que describe a los nacidos bajo el influjo de la mosca dice:
"Te ví llegar entre los tristes sauces/ caminando tímidamente, sí /con tu dulce sonrisa de nácar/ y en el puño detrás de tu culo, ese cuchillo, ¡bandarra!".
EN EE.UU., al sur de Carolina del Norte (o al norte de Carolina del Sur, no recuerdo ahora, lo volveré a mirar) concretamente en la población de Darlington, se celebra un evento muy especial.
Por su expectación y folklore ha logrado convertirse en fiesta de interés nacional republicano (los demócratas no terminan de encontrarle la gracia)
Se trata del Desfile de los Caimanes, en el que participan decenas de ciudadanos varones ataviados con sombrero sureño, elgante camisa blanca y bigote bien recortado, emulando al insigne William Faulkner.
Todos ellos desfilan por la avenida principal de la ciudad, paseando un caimán con correa de cuero.
El espectáculo emociona a los turistas, que vitorean a los participantes a ambos lados del recorrido.
Precisamente ahí está el verdadero interés de los asistentes, que observan emocionados cómo los William Faulkners saludan con la mano izquierda o alzando el sombrero, sin quitar ojo al caimán del suelo, que en cualquier momento puede hacer un movimiento traicionero y arrebatarles un tobillo como poco.
En 1979 se prohibió la participación de esposas o parejas acompañantes, pues el taconeo del calzado femenino ponía de los nervios a los caimanes y el exceso de hemorragias deslucía mucho el acto.
Los orígenes de esta representación callejera se remonta a los años posteriores a la Guerra de Secesión. Los caimanes (que se extraen de la zona pantanosa del Mississippi, - y ahora no sé si el río pasa cerca o los importan, mas eso no importa) representan a los "arrastrados" combatientes del Norte, que a pesar de vencer, hoy caen a los pies y se dejan llevar por el porte y elegancia sureños.
Y esto, reconozcámoslo, es una alegoría muy bella que sí que importa.
Saltemos del Nuevo al Viejo Continente, a una diminuta población de NORUEGA que no aparece en los mapas, pues se encuentra entre tanto fiordo que da pereza dibujarla. De hecho su nombre, Vliuk, significa Ignorada.
Esta pequeñísima ciudad, en cuyas costas abundan los salmones, se dedica exclusivamente a la agricultura y es conocida por tener una afición desmedida por recuperar todos los vestigios culturales que quedaron enterrados en el Gran Alud de 1796.
En la entrada de su Museo Escandinavo de Recuperación de Documentos Antiguos (el MERDA) luce en vistosa vitrina el primer escrito sellado de la población, una oda que data del año del Gran Alud, concretamente de la tarde anterior a la tragedia.
El poema dice:
Du må ikke fjerne søppel
i høst at det Polen bamse
gjør ingen utmerkelser og har slag, rasshøl
Cuya traducción latina es:
No saques la basura en el otoño crepuscular,
que el fiero oso blanco
no tiene miramientos ni hace distinciones, rasshøl
(Rasshøl no tiene un equivalente en nuestra lengua, es una voz autóctona que viene a expresar el deseo de que creas lo que te dicen, salvo que te pongas chulo y quieras bajar a la calle a discutirlo con los puños)
Todos los habitantes de la ciudad, sobre todo los trabajadores del MERDA, están muy orgullosos de su documento.
Estoy convencido de que estáis esperando la curiosidad de todo esto, y ahora os la voy a descubrir.
Ese poema, mucha atención, fue utilizado como estribillo ¡¡en la canción que representó a Noruega en el Festival de Eurovisión de 1988!! ¿¿Os acordáis??
...
Sí, aquella de las tres chicas con faldas rojas y lentejuelas doradas con un tipo muy alto detrás que bailaba con manoplas blancas.
...
No, no os acordáis. ¡¡Joer, me habéis chafao la sorpresa!!
Mejor termino entonces con una auténtica maravilla del continente negro.
En la inmensa y mágica África puede haber tantas curiosidades como moscas en la China, pero yo me detengo hoy en una particular de TOGO, que si hacéis memoria es un pequeño país con forma de longaniza (larga como mis entradas)
En Togo hay varias aldeas centrales en las que conviven los llamados Sokodés, pueblo noble que colecciona ritos de todos los colores, a cual más pintoresco (con lo de noble quiero decir honrado y bondadoso, no aristócrata, claro, aunque al jefe de los Sokodés le llamen curiosamente "el Marqués" porque lleva anillos de hueso)
Las ancianas de aquellas aldeas se reunen el día de Pentecostés (que allí cae en agosto) en un gran descampado a pleno sol. Se llenan la boca con unas leguminosas parecidas al garbanzo pero más duras y con los carrillos llenos las dejan reposar durante días. El movimiento de la lengua, la saliva y el calor van ablandando esos garbanzos poco a poco. Al mismo tiempo, la falta de oxigeno hace fermentar la pasta de sus bocas creando microorganismos que favorecerán la formación del Lappi, un licor verde amarillento exquisito. Cuando las ancianas escupen finalmente el Lappi en bols de barro, salen corriendo a comer, borrachas como cubas.
El Marqués manda entonces que le sirvan ese licor y es digno de ver cómo pone los ojos en blanco al degustar tan delicioso nectar.
Y ahora sí creo tener una sorpresa digna de atención: El Corte Inglés ha decidido comercializar el Lappi en preciosas botellas verde esmeralda. La etiqueta muestra un dibujo de una anciana de Togo, pero se nota que no es Sokodesa. Aseguran que viene " directamente de boca", pero no sé, le encuentro falta de densidad. De todas formas os recomiendo probarlo porque el sabor es muy parecido al original. Os hará sentiros como marqueses.
Y todas estas cosas, tan asombrosas e interesantes, si no os las cuento yo, ¿quién os las iba a contar?