Trabajo de campo para un mes de mayo
cualquiera.
Desde
la puerta de mi casa hasta la misma entrada de mi trabajo hay
exactamente 24,6 kms. Esto es lo que me indica el cuentakilómetros
del coche tras un repentino ataque de curiosidad.
Con
este dato en mi poder, era inevitable hacer una comprobación y me
dispongo a realizar unos cálculos matemáticos. (Iba a escribir “me
dispongo a coger la calculadora”, pero me daba menos caché)
Si
yo fuera profesor en la materia expondría el problema tal que así:
¿Cuántos
kilómetros realiza JuanRa al día? ¿Y a la semana? ¿Y al mes? ¿Y
al año?
Pero
como ni sois alumnos de matemáticas ni hay diablo tan despreciable
como para obligaros a serlo, ahora mismo doy la solución.
Al
día: 24,6 x 2 = 49,2 kms
A
la semana: 49,2 x 5 = 246 kms
Al
mes: 246 x 4 = 984 kms
Al
año: 984 x 11 = 10.824 kms
Ahora
viene la parte divertida, que es la de imaginar que yo hiciera esa
burrada de kilómetros en linea recta.
Partiendo
de Yecla y hacia el este, esos 10.824 kms me llevarían... ¡hasta
Tokyo!
Ya
me imagino a los japoneses aclamándome a la llegada:
“¡¡Bienvenido,
JuanLa!! ¡Qué mélito el tuyo con tanto lecolido! Tu sabel que tu
coche está echando humo, ¿no? Ahola tú venil a concesionalio
Toyota”
(Nota:
creo que me ha salido más bien el acento chino, pero este trabajo de
campo no requiere rigor lingüistico)
Hacia
el oeste ese recorrido no terminaría en bienvenida pues me quedaría
a la deriva en algún punto del Océano Pacífico. Sí, porque hasta
Los Ángeles, California, hay 9.675 kms, pero aún me queda saldo
para más.
Así
que como quiero pisar tierra firme al llegar, vamos a hacer que esa
imaginaria linea recta se trace con rumbo suroeste.
Entonces
sí, los 10.824 kms me llevan hasta Río Gallegos (Argentina)
“¿De
dónde venís?”, me preguntaría alguien al verme.
“De
España”
“Ah,
¿sos gallego vos?”
“Bueno,
no exactamente. Pero aquí sí son gallegos, ¿no?”
“No,
acá somos riogalleguenses”
Bueno,
basta ya de hablar con gente imaginaria. ¡Ni que estuviera loco!
Pero
¿sabéis lo que más mola de haber llegado hasta Río Gallegos?
¡Pues que estoy muy cerca de la Tierra del Fuego!
Esto
ya me parece más apropiado para mí. Imaginad a un diablo entrando
en la Tierra del Fuego, también llamado “Fin del Mundo”. Es
como jugar al Juicio Final por adelantado (muahahaha!!!)
Ahora
bien, ¿quién es el cachondo mental que le puso el nombre de Tierra
del Fuego a un lugar donde la temperatura media anual es de poco más
de 5º? ¿Lo hizo para intentar entrar en calor?
Pero
voy a despedir ya a este profesor de matemáticas que ha entrado en
mí, porque se me estaba ocurriendo ahora coger la calcu hacer
cálculos matemáticos con los kilómetros y el precio del
combustible. Y no quiero acabar con mal cuerpo.
En
cualquier caso, sin salirme de esos 24 kms iniciales, qué recorrido
tan placentero el que hago cada día.
No
es que divise desde el coche unos paisajes especialmente bonitos
pero, a fuerza de observar el entorno y de concerlo tan bien, le he
tomado cariño.
En
este trayecto, al que desde hace muchos años puse un nombre a cada tramo, han nacido la gran mayoría de las entradas de este blog, pues
he redactado mentalmente mis historias ficticias y recordado pasajes
de mi vida dignos de contar.
He
visto los mismos campos en condiciones muy distintas: en pleno verdor
primaveral y entre millones de copos blancos, con lluvias
torrenciales y asándome de calor. Y me he maravillado viendo
iluminarse el cielo con impresionantes destellos eléctricos, con
puestas de sol que parecían de otros mundos y hasta con pequeños
tornados en días de viento extremo.
En
este trayecto he visto gente recolectar la aceituna, tractores
labrando bancales, pastores con sus grandes rebaños esparcidos... Y
también un fatal accidente.
Durante
mi recorrido diario he cantado a pleno pulmón, y me he emocionado
con recuerdos de ayer. También me he reído solo y se me ha puesto
mal cuerpo escuchando ciertas noticias.
Con
el sosiego que me produce un recorrido tan conocido, he puesto en
orden mis pensamientos y he sabido, muchas veces, relativizar las
preocupaciones.
En
ocasiones me he enamorado de algún paisaje por tener ese día una
luz especial o un cielo muy llamativo, y a veces lo he fotografiado.
Unas veces deteniendo el coche y otras de manera fugaz, asombrándome
después de haberlo captado tan bien.
Hoy
he buscado algunas de las fotos y videos de ese trayecto para
presentarlas en un video. Todo son lugares que veo a diario a
izquierda o derecha de la tranquila carretera, yendo a Villena o
volviendo a Yecla.
Qué
curioso que algunas veces, siendo los mismos lugares, me resultan
completamente distintos.
Si
os subís a mi coche os los enseño ahora mismo.