Algo debe haber hecho mal, o no sería tan famoso.R. L. Stevenson
En el capítulo anterior...
Expuesta entre aromas de bizcocho y madalenas, JuanRa descubre una entrada de su blog en la panadería. Mientras tanto, Apamen escucha atónita cómo una clienta de la frutería recomienda leer al susodicho.
Tampoco es para tanto, pero JuanRa empieza a sentir las caricias de la fama, la gloria, la riqueza...
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Si atónita quedó Apamen al oír que una de sus clientas me nombraba, más atónita quedó la señora al saber que estaba ante la esposa del diabólico bloguero, y recontratónito (la palabra no existe pero es muy expresiva) quedé yo cuando esa misma noche me ponía al corriente de toda la escena.
- ¿¿En serio?? ¡Ay, la leche! ¿Pero quién es, cómo se llama, cómo es que me lee? – quería saber yo entre risas de gozo e incredulidad.
- Se llama Carmen, y me ha dicho que fue su hija la que una vez le dio a leer tu entrada, y desde entonces te siguen las dos.
Y yo volvía a reír.
- ¡No me lo puedo creer! ¡Qué bueno! Ya ves, nunca me había parado a pensar que me pudiera leer gente de aquí. ¿Y por qué nunca me ha dejado un comentario?
- No sé, pero me ha dicho que le haría ilusión conocerte, que siempre se había preguntado quién sería el tal JuanRa Diablo.
Esto ya no me hizo tanta gracia.
No el hecho de que quisiera conocerme, es lógica esa curiosidad, yo también la tengo por otros blogueros y blogueras a los que me gustaría mucho saludar personalmente, (a pesar del corte que en principio me daría) Lo que no me hacía gracia en absoluto era el hecho de que no mostrara ningún temor hacia mí. El diablo siempre ha impuesto cierto respeto, ¿no? ¿Acaso no he sabido transmitir pavor durante todos estos años?... ¿No ha dado frutos el esfuerzo? ¿No?
(Tengo que hablar seriamente con mi asesor de imagen)
En fin, que una vez digerido el enorme asombro de esta agradable sorpresa, el tiempo, como siempre se empeña en hacer, siguió pasando.
Un día ya no encontré mi entrada en el corcho de la panadería. La habían sustituido por un cartel de "Se alquila piso con dos habitaciones y cochera" ¡Ahh, la fama… cuán efímera es!
Nadie se percató nunca de que el autor de aquel escrito de los hablares yeclanos entraba a comprar el pan con frecuencia y se codeaba con sus paisanos de forma anónima. Cuántos autógrafos se me quedaron en la punta de los dedos sin poder lucirse (o luciferarse) Esto me pasa por no oler a azufre como mi Jefe; desde luego así no voy a destacar nunca.
Pero aún me aguardaba una sorpresa más, dispuesta a cerrar el círculo de esta fama inesperada.
Aquella entrada de El idioma de Yecla se publicó en mayo de 2010, y el mismo mes del año siguiente me encontraba yo por los alrededores del Parque de la Constitución. En realidad nadie lo llama así, pues para todos es el Parque de las Palomas, el lugar elegido para montar los stands cuando llega la Feria del libro. Por allí caminaba yo, junto a mujer e hijos, curioseando títulos de novelas, cuando me percaté de que Apamen se había quedado atrás, saludando a alguien. Poco después vi que se acercaba hacia mí con una mujer de mediana edad a su lado.
- ¿Te acuerdas de aquella clienta que te comente que leía tu blog?
- ¿Eh? ¡Ah… claro que sí!
- Pues aquí está. Carmen, te presento al diablo.
- Vaya, ¡encantada!, - me dijo con una gran sonrisa - ¡por fin te conozco!
- ¡Lo mismo digo! Me hizo mucha ilusión saber que una yeclana me leía.
- Pues sí, leo tu blog, y no solo yo, mi hija también, y nos encanta lo que escribes y cómo lo cuentas. Me lo paso genial.
No hace falta que diga que en ese momento me sentí el hombre más halagado del planeta.
- ¡Lo que son las cosas, - continuó ella- porque yo a tu mujer la veía a menudo, y sabía que tenía dos hijos, pero quién me iba a decir cuando leía sobre Apamen que era Mari Carmen. ¡Me quedé de piedra cuando me enteré!
- Bueno, pues ya has descubierto el enigma, jaja. Ya nos conoces a todos.
- Ay, sí, y de verdad que te felicito por todo, que es que es un placer leerte. Hace poco, leí…que me gustó mucho…¿qué fue? ah, sí, aquella historia que le pasó a tu hermana… que se quedó sola en casa y se le apareció un gato tuerto por el pasillo…
- Ah, sí, sí, jajaja. Es que aquello era digno de contar.
- Y también me acuerdo de aquella de…
Qué curioso me resultaba oír hablar de mi familia a alguien a quien acababa de conocer. Ahora me acerco a imaginar mejor lo que siente un cantante en un concierto, cuando escucha al público corear las letras de sus canciones.
Aquel día mi blog, el espacio de relax en el que me entretenía escribiendo, cobró mucho más sentido. Me di cuenta de que todo ese mundo abstracto del otro lado de la pantalla, ese que tantas veces devuelve los mensajes lanzados al mar en una botella, se puede materializar un día. La magia de la comunicación no deja de ser la misma sin haber presencia física, pero la satisfacción de descubrirla es enorme.
- ¿Sabes que me he sentido como un famoso? – le decía después a Apamen.
- Anda, que tienes que haber engordado unos kilos y todo.
- Oye, y la casualidad de encontrarla aquí, en la Feria del libro…
- No lo esperabas, ¿eh?
- No, pero que digo que tiene gracia. Como si yo fuera un escritor y ella hubiera llegado para que le firmara un libro.
Y me quedé pensando cómo firmarán los blogueros famosos sus blogs. Supongo que ha de llevar uno su portátil para que te estampen la huella dactilar en la pantalla, ¿no?
Bueno, no me miréis mal, son los desvaríos propios de una mente trastornada por tanta fama.
Porque ha vuelto a pasar el tiempo y la entrada en cuestión sigue recibiendo comentarios; y no solo eso, desde entonces también me han escrito al correo algunos yeclanos para hablar sobre ella. ¡Alucinante!
Y al saber de todo esto, Tomás me dice que me ve pronto en TeleYecla, Montse firmando autógrafos en la Plaza Mayor, y Ángeles… hasta en el Paseo de la Fama de mi ciudad.
Sese apunta que la cosa llegará más lejos y me llamarán para entrevistarme en El Hormiguero, y La Exorsister no duda en que acabaré arrasando en "Jolibud".
Sese apunta que la cosa llegará más lejos y me llamarán para entrevistarme en El Hormiguero, y La Exorsister no duda en que acabaré arrasando en "Jolibud".
Esto es tener fe en el diablo y lo demás son cuentos.
Pero, bromas aparte, y dado que he escrito sobre la fama, que en ocasiones deslumbra tanto que no deja ver el camino a seguir, no quiero poner el punto final a esta entrada sin reconocer la multitud de momentos especiales que me ha dado el blog gracias a tanta gente que, por mediación de él, he tenido la dicha de conocer. Y reconocer y apreciar todo el afecto que me han mostrado siempre.
Cuando dentro de x años recuerde todo esto, estoy seguro de que seguiré sonriendo satisfecho y pensaré igual que ahora.
Que sí, que fue un triunfo. Lo es.
Que sí, que fue un triunfo. Lo es.