28 de enero de 2013

DE CUANDO ME SENTÍ FAMOSO (Final)


Algo debe haber hecho mal, o no sería tan famoso.
R. L. Stevenson


Expuesta entre aromas de bizcocho y madalenas, JuanRa descubre una entrada de su blog en la panadería. Mientras tanto, Apamen escucha atónita cómo una clienta de la frutería recomienda leer al susodicho. 
Tampoco es para tanto, pero JuanRa empieza a sentir las caricias  de la fama,  la gloria,  la riqueza...
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Si atónita quedó Apamen al oír que una de sus clientas me nombraba, más atónita quedó la señora al saber que estaba ante la esposa del diabólico bloguero, y recontratónito (la palabra no existe pero es muy expresiva) quedé yo cuando esa misma noche me ponía al corriente de toda la escena.

 - ¿¿En serio?? ¡Ay, la leche! ¿Pero quién es, cómo se llama, cómo es que me lee? – quería saber yo entre risas de gozo e incredulidad.
 -  Se llama Carmen, y me ha dicho que  fue su hija la que una vez le dio a leer tu entrada, y desde entonces te siguen las dos.
Y yo volvía a reír.
 - ¡No me lo puedo creer! ¡Qué bueno! Ya ves, nunca me había parado a pensar que me pudiera leer gente de aquí. ¿Y por qué nunca me ha dejado un comentario?
 - No sé, pero me ha dicho que le haría ilusión conocerte, que siempre se había preguntado quién sería el tal JuanRa Diablo.

Esto ya no me hizo tanta gracia.  
No el  hecho de que quisiera conocerme, es lógica esa curiosidad, yo también la tengo por otros blogueros y blogueras a los que me gustaría mucho saludar personalmente, (a pesar del corte que en principio me daría) Lo que no me hacía gracia en absoluto  era el hecho de que no mostrara ningún temor hacia mí. El diablo siempre ha impuesto cierto respeto, ¿no? ¿Acaso no he sabido transmitir pavor  durante todos estos años?... ¿No ha dado frutos el esfuerzo? ¿No?
(Tengo que hablar seriamente con mi asesor de imagen)

En fin, que una vez digerido el enorme asombro de esta agradable sorpresa, el tiempo, como siempre se empeña en hacer, siguió pasando. 
Un día ya no encontré mi entrada  en el corcho de la panadería. La habían sustituido por un cartel de "Se alquila piso con dos habitaciones y cochera" ¡Ahh, la fama… cuán efímera es!  
Nadie se percató nunca de que el autor de aquel escrito de los hablares yeclanos entraba a comprar el pan con frecuencia y se codeaba con sus paisanos de forma anónima. Cuántos autógrafos se me quedaron en la punta de los dedos sin poder lucirse (o luciferarse) Esto me pasa por no oler a azufre como mi Jefe; desde luego así no voy a destacar nunca.

Pero aún me aguardaba una sorpresa más, dispuesta a cerrar el círculo de esta fama inesperada. 
Aquella entrada de El idioma de Yecla se publicó en mayo de 2010, y el mismo mes del año siguiente me encontraba yo por los alrededores del Parque de la Constitución. En realidad nadie lo llama así, pues para todos es el Parque de las Palomas, el lugar elegido para montar los stands  cuando llega la Feria del libro. Por allí caminaba yo,  junto a mujer e hijos, curioseando títulos de novelas, cuando me percaté de que Apamen se había quedado atrás, saludando a alguien. Poco después vi que se acercaba hacia mí con una mujer de mediana edad a su lado.

 - ¿Te acuerdas de aquella clienta que te comente que leía tu blog?
 - ¿Eh? ¡Ah… claro que sí!
 - Pues aquí está. Carmen, te presento al diablo.

 - Vaya, ¡encantada!, - me dijo con una gran sonrisa - ¡por fin te conozco!
 - ¡Lo mismo digo!  Me hizo mucha ilusión saber que una yeclana me leía.
 - Pues sí,  leo tu blog, y no solo yo, mi hija también, y nos encanta lo que escribes y cómo lo cuentas. Me lo paso genial. 

No hace falta que diga que en ese momento me sentí el hombre más halagado del planeta.

 - ¡Lo que son las cosas, - continuó ella- porque yo a tu mujer la veía a menudo, y sabía que tenía dos hijos, pero quién me iba a decir cuando  leía sobre Apamen que era Mari Carmen. ¡Me quedé de piedra cuando me enteré!
 - Bueno, pues ya has descubierto el enigma, jaja. Ya nos conoces a todos.
 - Ay, sí, y de verdad que te felicito por todo, que es que es un placer leerte. Hace poco, leí…que me gustó mucho…¿qué fue? ah, sí, aquella historia que le pasó a tu hermana… que se quedó sola en casa y se le apareció un gato tuerto por el pasillo…
 - Ah, sí, sí, jajaja. Es que aquello era digno de contar.
 - Y también me acuerdo de aquella de…

Qué curioso me resultaba oír hablar de mi familia a alguien a quien acababa de conocer. Ahora me acerco a imaginar mejor lo que siente un cantante en un concierto, cuando escucha al público corear las letras de sus canciones. 
Aquel día mi blog, el espacio de relax en el que me entretenía escribiendo, cobró mucho más sentido. Me di cuenta de que todo ese mundo abstracto del otro lado de la pantalla, ese que tantas veces devuelve los mensajes lanzados al mar en una botella, se puede  materializar un día. La magia de la comunicación no deja de ser la misma sin haber presencia física, pero la satisfacción de descubrirla es enorme.

 - ¿Sabes que me he sentido como un famoso? – le decía después a Apamen. 
 - Anda, que tienes que haber engordado unos kilos  y todo.
 - Oye, y la casualidad de encontrarla aquí, en la Feria del libro… 
 - No lo esperabas, ¿eh?
 - No, pero que digo que tiene gracia. Como si yo fuera un escritor y ella hubiera llegado para que le firmara un libro. 

Y me quedé pensando cómo firmarán los blogueros famosos sus blogs. Supongo que ha de llevar uno    su portátil  para que te estampen la huella dactilar en la pantalla, ¿no?
Bueno, no me miréis mal, son los desvaríos propios de una mente trastornada por tanta fama. 

Porque ha vuelto a pasar el tiempo y la entrada en cuestión sigue recibiendo comentarios;  y no solo eso, desde entonces también me han escrito al correo algunos yeclanos  para hablar sobre ella. ¡Alucinante! 

Y  al saber de todo esto, Tomás me dice que me ve pronto en TeleYecla, Montse firmando autógrafos en la Plaza Mayor, y Ángeles… hasta en el Paseo de la Fama de mi ciudad. 
Sese apunta que la cosa llegará más lejos y me llamarán para entrevistarme en El Hormiguero, y La Exorsister  no duda en que acabaré arrasando en "Jolibud". 
Esto es tener fe en el diablo y lo demás son cuentos.

Pero, bromas aparte, y dado que he escrito sobre la fama, que en ocasiones deslumbra tanto que no deja ver el camino a seguir, no quiero poner el punto final a esta entrada sin reconocer  la multitud de momentos especiales que me ha dado el blog  gracias a tanta gente  que, por mediación de él,  he tenido la dicha de  conocer. Y reconocer y apreciar  todo el afecto que me han mostrado siempre.

Cuando dentro de x años recuerde todo esto, estoy seguro de que seguiré sonriendo satisfecho y pensaré igual que ahora.
Que sí, que fue un triunfo. Lo es.


23 de enero de 2013

MI ESTRELLA DE LA FAMA... A LA VUELTA DE LA ESQUINA


Empiezo ahora a escribir una nueva entrada. 

Cuando la publique  saltará a la palestra  colocándose encima de la anterior

“Aparta, vieja, - dirá la recién nacida- que ya estás caduca y es mi momento de gloria” 

Y conforme van descendiendo  todas por el peso de las que van en cabeza, se van hundiendo más y más en el olvido.
Es ley de blog.

Por eso, cuando alguien me deja un comentario en un post antiguo, algo tan poco habitual, es como si sacara a flote recuerdos que estaban hundidos y que hasta yo mismo tenía semienterrados en la memoria. Y el descubrimiento me sorprende y alegra.

De entre algunas de esas repescas recientes, recuerdo la de alguien que, interesado en encontrar una ermita próxima a un  caserío abandonado en el que estuve hace años, me dejó un comentario en la entrada.  
Al volver a leer  aquellas  vivencias de juventud, me di cuenta de que, de no haber sido por el blog, probablemente jamás habría escrito tantos recuerdos que hoy me da tanto gusto rememorar.

Otro comentario inesperado fue el de un atormentado por un dolor de muelas que,  buscando información en internet, dio con esta entrada y me daba las gracias por haberle hecho reír en mitad de su dolor.
“Lo más triste – decía - es que he llegado a tu blog, buscando los efectos de tomar dos Nolotiles caducados, pues eran mi única esperanza para dormir hoy “

Pero si hay una entrada que ha resultado ser un caso aparte y toda una excepción a la norma, esa es la de El idioma de Yecla.  Dos años y medio después de ser publicada sigue recibiendo visitas y comentarios de yeclanos y yeclanas que han dado con ella navegando por la red. Todos dicen haberse divertido leyendo, cosa que no puede satisfacerme más. Por si fuera poco, algunos aportan su granito de arena para el diccionario Español – Yeclano que llevo entre manos. ¡Gracias, paisanos!

Además esta entrada se convirtió pronto en una de las más especiales por  algunas curiosas y divertidas anécdotas que derivaron de ella y que me gustaría compartir con vosotros.  Y es que algo grande tenía que suceder  cuando, unas semanas después de escribirla, me topé con ella ¡¡fuera de mi ordenador!!
Me explico.

Entré una mañana temprano en la panadería de mi barrio y, mientras aguardaba mi turno para ser atendido, vi unas fotocopias pinchadas en el corcho donde son anotados los números premiados de la ONCE. Una foto en blanco y negro de una botella de vino entre unos libros captó mi atención, y al acercarme a observarla descubrí por qué me era tan familiar. ¡Era la foto que una vez hice de mi librería! ¿Cómo había llegado hasta allí? Al ampliar más la visión entendí lo que ocurría.
No solo estaba allí la foto, estaba la entrada de EL IDIOMA DE YECLA. ¡La habían imprimido para colocarla en el corcho a la vista de todos! 

Se me abrieron los ojos como platos y me invadió un ejército de cosquillas por el estómago.

Mi primer impulso fue el de subir de un salto al mostrador y gritar:
“Señoras mías (todo eran mujeres en aquel momento) Esto que hay aquí... ¡¡lo he escrito yo!! ¡¡Yo soy el autor”
Con toda seguridad habría recibido un aplauso y una ovación por las allí presentes, y alguna me habría obsequiado con una bolsa de madalenas. Por supuesto, Juanfran, el panadero, en un arrebato de admiración, no me habría cobrado el pan.

De tan contento como estaba,  digo que ese fue el impulso, pero pagué mi pan y me fui de allí sin abrir la boca.

Luego Apamen me lo reprochaba.
- ¡Pero haber dicho que lo habías escrito tú, hombre!
- ¡Yo qué iba a decir! ¡Me daba corte! Pero, oye, ¡la ilusión que me ha hecho! Verlo allí, en la panadería, entre tanta gente... ¡Me he sentido famoso!

Y cada vez que iba a comprar el pan y veía allí colgado mi post, me inflaba de  gozo y hasta me hacía el interesado, acercándome a leerlo y todo.

Paralelamente a todo esto, en la frutería donde trabaja mi mujer, surgió entre unas clientas un comentario casual sobre las distintas formas de nombrar ciertas frutas y verduras. 
Una de ellas – me contaba después Apamen – explicaba que en ocasiones no la entendían  fuera de Yecla al preguntar por determinados productos.

- Claro, - decía la clienta - una se cree que todo tiene el mismo nombre en todos los sitios y luego resulta que no. Y como aquí en Yecla tenemos la forma de hablar que tenemos…
- Ay,  - le interrumpía la otra - ahora que dices de la forma de hablar de aquí, si os queréis reír, buscad en internet  "EL IDIOMA DE YECLA"  que ha escrito un tal JuanRa Diablo.

Entonces fue a mi mujer la que se quedó a cuadros al oír mi nombre.

- ¿Has dicho JuanRa Diablo?
- Sí, búscalo en internet, que tiene un blog que...
- No, no hace falta que busque nada, si ya le conozco bastante.
- ¿Ah, le conoces?
- Y tanto, ¡¡como que es mi marido!!

(Continuará)

17 de enero de 2013

EL GRAN INSTAGRAM


Cuando el diablo no tiene qué hacer... mata moscas con el rabo saca fotos con el móvil.

Me ha nacido una nueva afición (sin parto y sin dolor). 

De la forma más tonta, y sin llegar a imaginar lo que me iba a divertir, un buen día llegó a mí, la probé, me gustó, le tomé  cariño... 
...y ahora me creo el Rey del Instagram.

Todo empezó cuando hace unos meses husmeaba yo por  todos los vericuetos de mi nuevo móvil.
 Un amigo me había instalado algún que otro programa gratuito pensando que me pudieran gustar, pero yo pasaba de largo por ellos sin terminar de encontrarles la gracia (que no sabía cómo funcionaban, vamos)

Pero una de esas tardes perracas en las que no había moscas que matar, le di una oportunidad al Instagram, un programa muy sencillo con el que uno puede aplicar efectos fotográficos a sus fotos.

Entonces descubrí que al pasar por ese "laboratorio" las instantáneas de mis archivos, se conseguía un toque distinto en ellas, que en muchos casos las hacía más atractivas, pues, qué duda cabe, las imágenes varían mucho según tengan más o menos brillo, mayor o menor contraste, si se las convierte a blanco y negro,  o se les da un aire retro, al estilo de las antiguas Polaroid... ¡El jardín del entretenimiento, caramba!

Claro que, al seguir adentrándome en todo esto, supe después que era una red social en la que compartir las fotos resultantes con el resto de instagramistas del planeta (he leído que son -somos- más de 100 millones de usuarios registrados ¡qué animalada! -, y que además las fotos  se podían simultanear en toda esa maraña de  Facebook, Twitter, Tuenti, Tumblr... redes a las que les sigo teniendo mucha manía por la pupa tan grande que  hacen a mi Blogger, a la que soy fiel y a la única que de verdad amo.

(Sí, ya me han dicho que visite algún redsociólogo que me cure esta animadversión tan gorda que tengo a las demás)

Y decía que me divierto mucho porque el proceso tiene su gracia:

Voy caminando por el mundo esperando el momento en que algo o alguien me llame la atención. Cuando esto ocurre saco el móvil y no telefoneo a nadie ni miro la pantalla para saber la hora, sino que acciono su cámara de fotos (cómo cambian los tiempos). Enfoco entonces la futura obra de arte teniendo en cuenta que después Instagram me pedirá que la recorte en forma de cuadrado, (el programa parece tener ojeriza al rectángulo)

Una vez hecha la foto, llamo a las puertas de Instagram, me hacen pasar y  me sacan el catálogo de filtros para que yo decida con cuál se ve más guapa, si la prefiero con marco o sin él y otros caprichos  por el estilo. Después puedes ponerle un título si te apetece, cosa que yo considero fundamental y que forma parte de la diversión (mi consejo es que jamás dejéis de titular una foto ni que recurráis al  socorrido “Sin título”. Además de aburrido, convierte al autor en un vago de imaginación plana)
Y cuando has terminado todo el proceso, entonces decides si lanzarla al estrellato ( a ese mar de millones de fotos)  o guardarla en una carpeta para tu propia colección anónima.

En estos meses pasados he pedido a la gata que ronda mi centro de trabajo que me hiciera de modelo fotográfica.  Y ella se prestó gustosa.

No he dejado pasar la oportunidad de captar todos esos cielos de atardeceres mágicos o aquellos que barren las últimas nubes tras una tormenta. 

He buscado  colores atractivos , sugerentes figuras y toda aquella  imagen 
que casi contara una   historia por sí misma. 
Y dado que me hace pasar muy buenos ratos y creo que también os podría gustar, os animo a que creéis vuestro propio estudio  fotográfico vía móvil, y me lo hagáis saber si os apetece. 
En Instagram soy juanradiablo, por si formáis parte de este "artisteo" y  me queréis buscar para intercambiar cromos.

Y ya por último, pinchad sobre la cámara si queréis ver los resultados de estos primeros meses de fotos instagrameras. 
Esto os hará viajar a una página de Tumblr, lo cual demuestra que el Diablo no tiene ninguna credibilidad y ha caído en las redes de lo que tanto criticó. 
Qué poca palabra, de verdad, ¡qué poca palabra! 

12 de enero de 2013

UN DÍA REDONDO


"Yo estuve en una casa Hobbit"

Ese era el título que pensaba poner a esta entrada,  pero después he recordado que las viviendas  de los Hobbits no eran redondas, o al menos tan redondas como la que yo visité. 

Lo más circular de aquellas casas que diseñó Tolkien,- tan de moda estos días- eran sus puertas de entrada, perfectas para que accediera a ellas Alfred Hitchcok, por ejemplo. 
Aunque ¿qué podría pintar Hitchcok en una aldea Hobbit?

Bueno, a lo que iba, que siempre me extiendo más que El señor de los anillos.

Llevaba unos años trabajando en Villena cuando oí  hablar de "la casa redonda" o "la casa huevo", y quise saber qué diablos era eso.
 Me explicaron que en  Las Virtudes, una pedanía a la que se llega desde la misma carretera que va hacia Yecla, un hombre había construído una casa completamente redonda
Parece ser que algo tan inusual llamó mucho la atención de todo aquel que la veía, tanto que el boca a boca comentándolo llegó muy lejos, y varias televisiones locales, e incluso algunas nacionales se interesaron y fueron visitando al dueño para que les permitiera grabar su casa. 
El hombre, que sin duda sabía lo particular que llegaría a ser su idea, quiso rentabilizar tanta visita montando un bar en la planta baja, y hasta hoy vive de ese negocio.

Así que me picó la curiosidad y un domingo de esos en los que el sol pinta la mañana de color aventurero, metí a mi tropa en el coche y me encaminé hacia Las Virtudes. 
Igual que aquella vez en que llevé a mis hijos a ver un enorme barco de estilo pirata sin decir a dónde íbamos, esta vez ocurrió lo mismo. La idea era "salir a comer por ahí", ocultando la sorpresa.
Y durante el viaje:

- ¿Sabéis lo que he soñado hoy?- deje caer como el que no quiere la cosa
- ¡Qué!
- Que ibamos por un sitio que no conocíamos y descubríamos una casa redonda. Totalmente redonda, ¡como una pelota!
- ¿Si? ¡Qué guay!- dijo Samuel
- ¿Os imagináis que existiera alguna casa así?- lancé al aire inocentemente
- No puede ser - intervino Aitana - Te apoyas en una pared y se da la vuelta todo.

Llegamos a Las Virtudes,  y  tal y como me habían indicado, busqué cualquier salida hacia  campo abierto, desde donde se debería divisar la casa sin problema. 
Y efectivamente, allí estaba.

- ¡¡Ahí va!! ¡Mirad allí! ¡Una casa redonda! ¡¡Como en mi sueño!!


En mitad de un terreno agreste, una bola blanca destacaba sobre el suelo y la montaña. Parecía desde lejos una bola de golf que hubiera caído allí por algún golpe muy desviado. Era sorprendente y llamativa, algo entre una nave extraterrestre  y un observatorio astronómico.
 

Apamen miraba la casa sin dejar de volverse para disfrutar de la expresiones de los pequeños, que enseguida se percataron de que era demasiada casualidad encontrarnos con mi sueño en medio de la nada.

- Guaaaa. ¿Vamos a ir allí?
- ¡¡Yo quiero verla de cerca!!

Y, claro está, pasamos un buen rato en el enclave, y aproveché para sacar algunas fotos.

Los marcos de las ventanas, tuvieron que encargarse de forma curvada, para amoldarse a la estructura del edificio. Y los muebles se acoplaban a la curvatura de las paredes para ganar mayor espacio. 
Lo dicho, esta casa hubiera encajado perfectamente en cualquier pueblo del universo tolkieniano.
 
 El dueño es un hombre de espíritu hippy y vida naturista que ha plantado una cantidad inmensa de árboles en los terrenos que la rodean, con la idea de montar un camping en breve. 
El mayor atractivo es que existen rutas para hacer senderismo y turismo ecuestre.

 Comimos en un lugar que hubiera hecho las delicias de Simpson padre, pues además de hamburguesas yanquis tenía una carta de postres a base de donuts de todos los tamaños, sabores y colores. 
Podía imaginarme a Homer atragantándose con sus propias babas 
"Aaggjjjjjggg... Taan redonditos..."

Volviendo a casa bromeábamos con la idea de vivir en una casa con forma de pelota.

- Lo mejor - les decía yo - es que no habría que barrer los rincones, ¡porque no hay rincones!

Y ahora que lo pienso, no es  buen lugar para una araña. ¿Dónde está esa unión de paredes y techo que le permite hacer su telaraña? Imagino a la pobre dando vueltas y más vueltas.

- ¡Que no termino de encontrar el sitio, leches!

8 de enero de 2013

EL AÑO TRECE VA A SER LA TRACA



Como dijo Loque,  esa  sabia bloguera que espera dominar el mundo algún día:

Dios creó las navidades para que apreciáramos más el resto del año.

¡Cuán cierto es ello, pardiez! 

Puedo ser  el primero que, escuchando cantar premios a  los niños de San Ildefonso cada año, exclame jubiloso “ ¡Qué bien,  ya está aquí la Navidad!”

Lo que ocurre es que la Navidad empieza, y continúa, y persiste, y se alarga…


Supongo que cuando llega el 7 de enero no soy el único que  no puede con un porropopompón más, por muy  chiquirriquitín  que sea y por mucho  fun fun fun que lleve encima.


Cada siete de enero me sobran ya todas las luces, el cuerpo me pide  sopicaldos de apio, necesito que se desperecen  todas mis neuronas y, sobre todo, ¡¡¡quiero que los niños vuelvan al cole!!!


Estas navidades he vuelto a constatar que mi madre merece un monumento de oro,  ¡santa mujer que acoge a hijos, nueras y nietos en tropel ocupando sillas y camas y asaltando neveras! Lo nuestro es una invasión en toda regla que ella recibe con su mejor sonrisa.

Mi madre podría muy bien pertenecer a esa escuela de superhéroes de la película de los X-Men.  
Los que la vieran caminar por uno de sus pasillos la saludarían con suma admiración.


- ¿Y esa? – preguntaría algún despistado - ¿Qué super poderes tiene?

- ¿No lo sabes? Es capaz de aplacar con rapidez el hambre de hordas de hambrientos voraces.

- ¡No jodas! ¿Ella sola?

- Ajá.


A mi madre también la imagino como superviviente de un tsunami. Los micrófonos de decenas de periodistas la rodearían.


- Díganos, señora, ¿cómo logró sobrevivir?

Y ella, después de un gran suspiro, respondería quitándose importancia.

- Bueno… he vivido cosas peores.


Lo dicho, no hay suficientes medallas.  Claro que, no es por nada, pero  una mujer que dio a luz a un diablo tenía que ser a la fuerza muy especial.


Así que empiezo el año sacudiéndome los últimos espumillones  y tomando la bendita ruta de  la bendita rutina que más de uno (y de una) estaría anhelando.

Y comienza el año trece, que lleva trazas de ser un buen año.  Ah, no, pesimistas y supersticiosos quizás no lo vean así, pero para alguien como yo, el año de la serpiente está hecho a mi medida.  (La voy a alimentar a base de manzanas prohibidas, jeje)


Tengo algunos retos personales previstos, también en materia blogueril, entre los que se encuentran volver a visitar vuestros blogs, algo que no he hecho desde… ¡¡desde el año pasado!! Ufff, ¿habéis escrito mucho?


Lo primero que he de hacer para llevar las cuentas al día es dar a conocer  las respuestas correctas  y el ganador del juego concurso de aquella última entrada, la 300.


Merece  una mención especial,  X (Incógnita Man) ,  un diabólico tan novel que no osó a adentrarse en el infierno sin un buen guía.  Pero sé que oía campanas.

Voy a conceder dos medallas virtuales a Hitlodeo, (Utopic Man) y a Ana (Hippy Girl) porque estuvieron muy muy cerca de hacer pleno.

Y hay dos ganadoras indiscutibles : Ángeles (SK Woman), que diría que no tuvo la menor duda a la hora de traducir fotos por títulos, y Natty (Chilena Girl) a quien la cosa se le resistió más pero que supo llevarse finalmente el gato (que pesca) al agua.


Las respuestas correctas eran por tanto:

1ª ME DESEQUI...LIBRO
2ª LOS REPASA-DIFUNTOS
3ª ¡VIVA MÉXICO, CABRONES!
4ª UNA HISTORIA DE MIEDO QUE MI ABUELO CONTABA
5ª GRAFFITIS MADE IN YECLA
6ª RENOVARSE O MORIR

7ªLA DUPLICADA HISTORIA DEL GATO QUE PESCA
8ª LA RATA DEL CHOLECK


Finalmente, he decidido que no voy a plantear un desempate entre Ángeles y Natty. Os considero ganadoras a ambas y así queda declarado oficialmente en el B.O.I. (Boletín Oficial del Infierno) 
Para recibir vuestro premio personalizado, habréis de enviar vuestra dirección postal a mi correo.


Y nada más por hoy. Hasta la próxima, gente que lee y escribe. 
Nos seguimos viendo en este año trece, que va a ser la traca. Os lo digo yo.