29 de febrero de 2024

UN CUENTECILLO REPELENTE

 


-Papi, ¿por qué no me cuentas de nuevo el cuento con el que me sueles deleitar?

- ¿El del pequeño ánade antiestético?

 - No, el de la Cicadidae y la Formicidae.

-Ah, la insigne fábula. De acuerdo; procedo entonces. Era la estación estival, durante la cual las condiciones climáticas propiciaban la actividad intensiva de los artrópodos. Y en ese hábitat compartido, la Cigarra y la Hormiga se encontraban...

-Pero, papi, no las menciones como Cigarra y Hormiga. Yo prefiero la Cicadidae y la Formicidae.

-Mas de sobra sabes que también tienen sus nombres vulgares, ¿verdad?

-Afirmativo. Y sé que a las cigarras también se las conoce como chicharras, chiquilichis, cocoras, coyoyos, tococos, campaneros y totorrones.

-Me congratula saber que no lo has olvidado.

-Reanuda el relato.

-Prosigo, pues. La Cicadidae se dedicaba a la emisión de sonidos a través de su aparato estridulatorio, generando patrones acústicos que cumplían funciones comunicativas y reproductivas. Mientras tanto, la Formicidae, en este caso taxonómicamente asignada al género Camponotus, se entregaba diligente a la recolección y almacenamiento de recursos, desplegando comportamientos sociales altamente organizados.

-Cuán dispares sus actividades, ¿verdad, papi?

- Así es. La laboriosidad y disciplina de las Camponotus se manifestaba en la construcción y mantenimiento de complejas estructuras en el subsuelo, así como en la búsqueda eficiente de fuentes alimenticias.

En el transcurso de la estación cálida, la Cicadidae, seducida por la melodía de su propia creación y confiando en la abundancia estacional, optó por desatender la provisión de recursos para el futuro. Mientras tanto, la Formicidae, abocada a una planificación meticulosa y una gestión prudente de sus actividades, dedicó tiempo y energía al acopio de alimentos y la fortificación del nido. Ni que decir tiene que la Cicadidae, en su éxtasis musical, menospreciaba las labores cotidianas de su atareada compañera.

-Papi, ¿por qué te has referido con anterioridad a la Formicidae como Camponotus? Podría tratarse también de una Solenopsis. ¿O me engaño?

-No andas desencaminado, hijo mío, aunque las Solenopsis son las hormigas coloradas u hormigas de fuego, un género de hormigas picadoras, y en mi opinión tal condición no parece encajar en las bondades de un cuento para niños.

-Comprendo. Puedes proseguir.

-A medida que los días avanzaban y la estación estival llegaba a su fin, las circunstancias tomaron un giro inesperado. Las condiciones climáticas cambiaron, dando paso a una estación fría y desafiante. La Cicadidae, desprovista de reservas sustanciales, se encontró en una situación precaria, incapaz de obtener recursos para su subsistencia inmediata.

 En contraste, la Formicidae, previsora y metódica, contaba con reservas significativas que le permitieron afrontar sin contratiempos los desafíos impuestos por la temporada invernal. Su diligencia y planificación fueron la clave para superar las previstas adversidades.

-Ahora es cuando llega el dramático desenlace, ¿verdad, papi?

- Efectivamente. El insecto cantor había ignorado siempre las miradas juiciosas y los sabios consejos del social himenóptero y ahora desfallecía de hipotermia e inanición. 

“Camponotita de mi vida”, le decía suplicando cobijo y sustento, “¡Ayúdame a no sucumbir!” “Ah, insensata musiquera…

-Jajajaja ¡Musiquera! ¡Qué palabra tan vulgar!

-Ah, insensata musiquera -respondía la otra sin compasión desde su refugio subterráneo- Convencida estabas de que el ritmo estridente de tus cantos sería suficiente para sobrevivir. Ya ves que la planificación y el trabajo duro tienen una gratificante recompensa cuando el invierno nos sorprende.

- ¿Sabes, papi? Me ha entrado hambre.

-¿Vamos a la biblioteca entonces?

-¡Sí, con presteza!

-¿Qué cenaste anoche?

-Los primeros capítulos de un ensayo de semántica contrastada. Y de postre unos poemas de Garcilaso.

-¡Admirable elección!  Yo me quedé plenamente satisfecho con el Naturalis Historia.

-¡Léxicos, papi! ¡Qué apetito voraz me invade!