Conservo este carnet de mi bisabuelo, fechado en el año 1949.
¡Cuántas cosas imagino al leer ese enunciado! Creo que podría dar paso a una apasionante novela en la que se hablara de valor, de sufrimiento, de adaptación, de añoranza, de hermandad, de vencedores, de vencidos...
Y cómo me hubiera gustado escucharle contar las experiencias de aquella etapa de su vida de la que apenas nada sé.
Aunque algunas cosas puedo contar.
Sé que embarcó en Alicante, en el año 1895, a bordo del vapor "San Agustín" y que el viaje hasta Cuba duró dos semanas. Tenía entonces 19 años.
Como ya sabemos, en aquella guerra contra Estados Unidos, España perdió las últimas colonias que tenía en ultramar: Cuba, Filipinas, Puerto Rico y Guam, y dicha pérdida dio lugar a la expresión "desastre del 98" y a una generación de escritores con un marcado pesimismo en sus obras.
Mi abuela contaba que su padre fue ayudante de un alto mando en La Habana y que en una ocasión éste le ordenó que se apresurara a prepararle un café pues tenia que marchar a otro lugar. Por más que buscó, mi bisabuelo no encontraba el colador, así que con tal de no resultar un inepto y cumplir la orden con diligencia, se sacó el pañuelo del bolsillo y lo utilizó como filtro, saliendo airoso del apuro.
Mi madre, su nieta, también nos contaba algunas anécdotas.
"Estando en Cuba le llamó mucho la atención encontrar tantas parejas mixtas, con hijos blancos, negros y mestizos, y hablaba de haber visto a una mujer negra con grandes rodales claros en la piel, lo que le recordó a una vaca"
Esta es otra foto que se hizo en La Habana muy bien conservada.
Buscando información sobre aquella contienda he encontrado una detallada relación sobre las bajas que me ha dejado sobrecogido. Dice:"Salvo error u omisión, estas fueron las bajas en Cuba:
Muertos en el campo de batalla: 2.032
Muertos a consecuencia de las heridas recibidas: 1.069
Muertos por la fiebre amarilla y el vómito: 16.329
Muertos por enfermedades diversas o accidentes: 24.959
Total: 44.839"
Es decir, que las bajas en lucha fueron de un 7% frente a ese brutal 93% debido a enfermedades. Es algo que desconocía por completo.
Y ésta es otra de las cosas que recordaba y comentaba mi bisabuelo, que conoció a un general que tomaba pequeñas dosis de veneno con la intención de tratar su enfermedad. Ignoro si conseguiría vencerla.
Desde luego con estos datos tan sorprendentes, la palabra SUPERVIVIENTES del carnet parece cobrar mucha más importancia.
Cuando tres años después mi abuelo regresó a su Petrel natal, Mercedes, la novia que había quedado esperándolo se había comprometido con otro joven."Uy, aquello trajo cola - recuerdo contar a mi abuela - Ocurrió que un día de mucho calor; iban varios jóvenes paseando por el campo y un tal Perico, al que apodaban "Tres y pinta", le prestó a Mercedes un abanico. Cuando después ella fue a devolvérselo él le dijo que se lo regalaba. Y mira, que a partir de aquello se hicieron novios"
Mi hermano Fran, el "historiador" de la familia nos amplía información.
"Aquel abanico es conocido por ambas familias como "el abanico de tresipinta". Todavía existe, lo conservan los descendientes enmarcado y desde luego no fue un regalo cualquiera. Tiene adornos dorados en la madera, y bordados de lujo... Vamos, que no lo tenía en el bolsillo por casualidad, fue claramente su táctica para conquistarla."
La ruptura del compromiso enemistó a ambas familias, que dejaron de hablarse.
"Fíjate - me contaba Fran- que ya se habían hecho fotos juntos, cuando en aquel tiempo hacerse una foto en pareja antes de una boda significaba un compromiso muy serio. Así que los padres de él rompieron todas las fotos en las que aparecía Mercedes."
Pero qué vamos a hacer nosotros, los descendientes de mi bisabuelo, sino alegrarnos de que aquel fuera el designio del destino. La historia hubiera sido otra y yo no estaría aquí para contarla.
¿Que perdió la novia al marchar a la guerra? Se me ocurre una expresión muy ad hoc: "¡Más se perdió en Cuba y vinieron silbando!"
Dice mi madre que nuestra bisabuela Ana María se alegró muchísimo al saber que Francisco se había quedado sin novia pues estaba secretamente enamorada de él.
"Y tuvo la dicha de que él le pidiera matrimonio. Y vivió a su lado profundamente enamorada. Hasta el último día de su vida"
Y si quedaba algo curioso por contar, aquí lo traigo:
Mi prima Carmen, bisnieta al igual que yo de Francisco y Ana María, se casó en 1979 con Tivo, ¡bisnieto de Mercedes y Perico!, por lo que, mira por dónde, el tiempo volvió a unir a las dos familias: los Carrasco y los Tresipinta.
Pero cómo no sería de sonada la ruptura de aquel compromiso que el incidente siguió coleando durante muchos años. De hecho, me contaba Tivo que antes de su boda con mi prima Carmen, una mujer de la rama de los Carrasco le dijo: "Ahora no se te ocurra hacer como tu bisabuela, que dejó al novio plantado" (¡Toma dedito en la llaga!)
Creo que otra cosa graciosa es que en esta entrada yo sólo iba a contar una anécdota de mi bisabuelo relacionada directamente conmigo, pero la aparición del carnet de superviviente ha desembocado en todo esto.
La dejaré para la próxima entrada, que hoy ya se ha hecho tarde.