Un buen día, uno lee la etiqueta de una botella de vino y su vida cambia para siempre.
.No ocultaré que ese "uno" soy yo, y no exagero cuando digo que hay determinadas lecturas que, si se saborean pausadamente, magnetizan de tal manera los sentidos que pueden trastornar peligrosamente, atrapándote para siempre.
.Desde aquella etiqueta de la botella de vino, que casualmente se cruzó ante mis ojos, soy esclavo de una literatura breve pero intensa, que no se puede catalogar como poesía pero que es el amanecer de la más bella lírica, que no contiene humor y sin embargo me hace reír, que es directa y sencilla pero a la vez esconde complicados tesoros enterrados y que, además, no pretendiendo ser erótica, contiene una sensualidad abrumadora que estremece los más secretos instintos.
.De acuerdo, amigos, yo estaba algo borracho cuando leí aquello, y en ese estado todo se magnifica, pero podría hacer la prueba de mostraros ahora aquella etiqueta a vosotros que, imagino, me estáis leyendo en total estado ebrio y esperar a que me deis o quitéis la razón a lo que afirmo.
.Retomo el día de actos. Seguidme, por favor.
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.No ocultaré que ese "uno" soy yo, y no exagero cuando digo que hay determinadas lecturas que, si se saborean pausadamente, magnetizan de tal manera los sentidos que pueden trastornar peligrosamente, atrapándote para siempre.
.Desde aquella etiqueta de la botella de vino, que casualmente se cruzó ante mis ojos, soy esclavo de una literatura breve pero intensa, que no se puede catalogar como poesía pero que es el amanecer de la más bella lírica, que no contiene humor y sin embargo me hace reír, que es directa y sencilla pero a la vez esconde complicados tesoros enterrados y que, además, no pretendiendo ser erótica, contiene una sensualidad abrumadora que estremece los más secretos instintos.
.De acuerdo, amigos, yo estaba algo borracho cuando leí aquello, y en ese estado todo se magnifica, pero podría hacer la prueba de mostraros ahora aquella etiqueta a vosotros que, imagino, me estáis leyendo en total estado ebrio y esperar a que me deis o quitéis la razón a lo que afirmo.
.Retomo el día de actos. Seguidme, por favor.
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Me encuentro en la cena mensual entre amigos (somos 5 y nos hacemos llamar La Panxa Plena)
Noche fría, restaurante acogedor, unos troncos arden en la chimenea y unas copas de vino de una botella de tinto que permanece sobre la mesa.
En una etiqueta que pretende ser un antiguo pergamino leo:
."En tierras donde el sol perfora los campos y las heladas congelan su tierra, nace un vino enérgico, vivo y elegante que enorgullece su linaje. De color rojo cereza, de reflejos violáceos, goloso y afrutado, con recuerdos de melocotón, de nogal y tierra mojada, el travieso vino invade el paladar y se entrega con la placentera persistencia de la tierra que durante siglos ha insistido en demostrar su inmortalidad".- ¡Oh, Dios mío!
- ¿Qué pasa? - me preguntan
- Esto es... esto es...¡ inmenso!, ¡glorioso!...¡ insuperable!
- ¿Qué dices? Ya estás pedo, ¿no?
- ¡Noo!, bueno, sí, pero escuchad - y les leo la etiqueta – En tierras donde el sol perfora los campos..., …que durante siglos ha insistido en demostrar su inmortalidad.- Joder, ¿quién lo firma? ¿Garcilaso de la Vega?
- No, - les contesto - esto sólo lo ha podido escribir un poeta enamorado hasta las cejas y a punto de suicidarse. ¡Qué digo, suicidado ya!
- Oye, pues el vino está bueno, pero lo voy a paladear a ver si le encuentro todo eso.
- Eso, eso, padaleemos, paladeremos, pala... vamos a probarlo, coño.
Bebemos todos.
- Afrutado sí que es
- Hombre, lo sacan de la uva y la uva es fruta.
- Ya, pero el melocotón se nota también.
- Y una mierda, tú no notas el melocotón...
- Que sí que lo noto.
- No se nota ni de coña.
- Porque no tienes educado el paladar.
- ¡Anda ya! ¿Y el nogal? ¿Y la tierra mojada? ¿Se notan también?
- Pero digo yo, ¿eso se lo inventan o lo sienten así de verdad?
- No lo sé, pero yo quiero leer otra botella. Y la quiero ya.
- No, tú ya no bebes más, que te conocemos.
- He dicho leer, no beber, quiero leer más etiquetas de estas, ¡quiero más...!
.Así que en otra ocasión en que pasaba caminando junto a una tienda de Delicatessen de Yecla, descubrí en su escaparate unas botellas de vino presentadas sobre hojas de parra, me acordé del episodio del poeta suicida y entré a curiosear.
Con una carísima botella de vino entre las manos, elegida al azar, empecé a leer su etiqueta.
De nuevo me pareció sublime:
.... recuerdos de canela, de arándanos, cereales y pan de higos... (¿y pan de higos? La madre del cordero, con un sorbo de este vino ya has merendao y todo) ...elegante, bien estructurado… con alta expresividad ... (Puaa, me encanta, es que le ponen patas y se va solito a la pasarela Cibeles)
Luego leí otra:
Vino de nariz intensa, bien perfumada. Persisten largo tiempo sus notas de maderas nuevas, algunas vainillas y toques tostados.... (no me digáis que no es hermoso hasta decir basta) atisbos de ligero verdor... avisos frescos acompañados de fruta tropical (piña), piel de limón confitado y una atractiva mineralidad.(si es que compraría este vino sólo para ducharme con él)
.Cada etiqueta parecía superar a la anterior en estilo y originalidad.
Hubo una que casi me hace salir a comprobar si me había metido en una Delicatessen o en un Sex-shop. Decía:
.Cuerpo largo y redondeado que entra suave y se deja querer en boca; aterciopelado y juguetón, afrutado a uva, higo y melón..(Por todos los demonios, o yo tengo el paladar más frígido sobre la faz de la tierra y me estoy perdiendo placeres inimaginables o hay tipos que se lo pasan pipa jugando con la retórica. ¡¡Esto no puede ser tan bonito!!¡¡Yo quiero sentir eso!!)
.Salí de aquella tienda sudando sin haber catado una gota...
.Y no os engaño, juro por Baco que esto es así de excelso y rimbombante. Podéis como yo aficionaros a leer críticas de entendidos y descubrir que dicen cosas como:
.Un vino que aparece de puntillas, sin molestar (todo un detalle si te duele la cabeza, por ejemplo)
...más goloso que sus hermanos... ( le esconderán el chocolate, imagino)
...con aromas de flores blancas: azahar , dama de noche , nardos (¿en serio? ¿tantas? ¿Servirá como ambientador?)
Tengo anotada una crítica a uno de tantos vinos que dice:
En boca es untuoso, con toques de albaricoque y mielosos, mantequilla, pastelería, hierbas (flores secas) y minerales. Para mi gusto le falta un poco de alcohol.(¿no le va a faltar? ¡si con tantas cosas que tiene dentro no le puede caber nada más !)
.Así que en esas ando. He caído en las suaves garras de esta literatura tan carnal como etérea que se ríe de mí pero me llama desde lejos mostrando una nalga para que no deje de seguirla.
Noche fría, restaurante acogedor, unos troncos arden en la chimenea y unas copas de vino de una botella de tinto que permanece sobre la mesa.
En una etiqueta que pretende ser un antiguo pergamino leo:
."En tierras donde el sol perfora los campos y las heladas congelan su tierra, nace un vino enérgico, vivo y elegante que enorgullece su linaje. De color rojo cereza, de reflejos violáceos, goloso y afrutado, con recuerdos de melocotón, de nogal y tierra mojada, el travieso vino invade el paladar y se entrega con la placentera persistencia de la tierra que durante siglos ha insistido en demostrar su inmortalidad".- ¡Oh, Dios mío!
- ¿Qué pasa? - me preguntan
- Esto es... esto es...¡ inmenso!, ¡glorioso!...¡ insuperable!
- ¿Qué dices? Ya estás pedo, ¿no?
- ¡Noo!, bueno, sí, pero escuchad - y les leo la etiqueta – En tierras donde el sol perfora los campos..., …que durante siglos ha insistido en demostrar su inmortalidad.- Joder, ¿quién lo firma? ¿Garcilaso de la Vega?
- No, - les contesto - esto sólo lo ha podido escribir un poeta enamorado hasta las cejas y a punto de suicidarse. ¡Qué digo, suicidado ya!
- Oye, pues el vino está bueno, pero lo voy a paladear a ver si le encuentro todo eso.
- Eso, eso, padaleemos, paladeremos, pala... vamos a probarlo, coño.
Bebemos todos.
- Afrutado sí que es
- Hombre, lo sacan de la uva y la uva es fruta.
- Ya, pero el melocotón se nota también.
- Y una mierda, tú no notas el melocotón...
- Que sí que lo noto.
- No se nota ni de coña.
- Porque no tienes educado el paladar.
- ¡Anda ya! ¿Y el nogal? ¿Y la tierra mojada? ¿Se notan también?
- Pero digo yo, ¿eso se lo inventan o lo sienten así de verdad?
- No lo sé, pero yo quiero leer otra botella. Y la quiero ya.
- No, tú ya no bebes más, que te conocemos.
- He dicho leer, no beber, quiero leer más etiquetas de estas, ¡quiero más...!
.Así que en otra ocasión en que pasaba caminando junto a una tienda de Delicatessen de Yecla, descubrí en su escaparate unas botellas de vino presentadas sobre hojas de parra, me acordé del episodio del poeta suicida y entré a curiosear.
Con una carísima botella de vino entre las manos, elegida al azar, empecé a leer su etiqueta.
De nuevo me pareció sublime:
.... recuerdos de canela, de arándanos, cereales y pan de higos... (¿y pan de higos? La madre del cordero, con un sorbo de este vino ya has merendao y todo) ...elegante, bien estructurado… con alta expresividad ... (Puaa, me encanta, es que le ponen patas y se va solito a la pasarela Cibeles)
Luego leí otra:
Vino de nariz intensa, bien perfumada. Persisten largo tiempo sus notas de maderas nuevas, algunas vainillas y toques tostados.... (no me digáis que no es hermoso hasta decir basta) atisbos de ligero verdor... avisos frescos acompañados de fruta tropical (piña), piel de limón confitado y una atractiva mineralidad.(si es que compraría este vino sólo para ducharme con él)
.Cada etiqueta parecía superar a la anterior en estilo y originalidad.
Hubo una que casi me hace salir a comprobar si me había metido en una Delicatessen o en un Sex-shop. Decía:
.Cuerpo largo y redondeado que entra suave y se deja querer en boca; aterciopelado y juguetón, afrutado a uva, higo y melón..(Por todos los demonios, o yo tengo el paladar más frígido sobre la faz de la tierra y me estoy perdiendo placeres inimaginables o hay tipos que se lo pasan pipa jugando con la retórica. ¡¡Esto no puede ser tan bonito!!¡¡Yo quiero sentir eso!!)
.Salí de aquella tienda sudando sin haber catado una gota...
.Y no os engaño, juro por Baco que esto es así de excelso y rimbombante. Podéis como yo aficionaros a leer críticas de entendidos y descubrir que dicen cosas como:
.Un vino que aparece de puntillas, sin molestar (todo un detalle si te duele la cabeza, por ejemplo)
...más goloso que sus hermanos... ( le esconderán el chocolate, imagino)
...con aromas de flores blancas: azahar , dama de noche , nardos (¿en serio? ¿tantas? ¿Servirá como ambientador?)
Tengo anotada una crítica a uno de tantos vinos que dice:
En boca es untuoso, con toques de albaricoque y mielosos, mantequilla, pastelería, hierbas (flores secas) y minerales. Para mi gusto le falta un poco de alcohol.(¿no le va a faltar? ¡si con tantas cosas que tiene dentro no le puede caber nada más !)
.Así que en esas ando. He caído en las suaves garras de esta literatura tan carnal como etérea que se ríe de mí pero me llama desde lejos mostrando una nalga para que no deje de seguirla.
Parece burlarse y me obliga a ser incrédulo, pero su suprema belleza me convierte poco a poco a su religión y la sigo para beber de ella una y otra vez, pues nunca me sacia.
.Sueño con ser un enólogo sibarita algún día, un avezado catador que sepa destilar cada gota de vino en mis papilas y así traducirlas de esa forma prodigiosa en que lo hacen ellos. Quiero beber esa sangre de viñas viejas y que me posean de golpe todos los poetas de la antigüedad.
Casi me veo ya expresando ese placer infinito:
."Este vino corretea descalzo entre la lengua y el paladar. Valiente, escurridizo, te planta cara y luego huye bribón. Aromas a otoño tardío, a setas que rompen el húmedo musgo del bosque un jueves de madrugada. Con recuerdos a remolacha, fresas, ciruelas y alguna manzana pocha; a tabaco sin cafeína, a suspiro de doncella inexplorada y a poleo menta con madalenas.
Con un retrogusto tan almibarado que bizquea en los ojos para terminar fluyendo laringe arriba en una explosión de norias de viento, de sábanas calientes y de orgasmos de leche y miel."
.Sueño con ser un enólogo sibarita algún día, un avezado catador que sepa destilar cada gota de vino en mis papilas y así traducirlas de esa forma prodigiosa en que lo hacen ellos. Quiero beber esa sangre de viñas viejas y que me posean de golpe todos los poetas de la antigüedad.
Casi me veo ya expresando ese placer infinito:
."Este vino corretea descalzo entre la lengua y el paladar. Valiente, escurridizo, te planta cara y luego huye bribón. Aromas a otoño tardío, a setas que rompen el húmedo musgo del bosque un jueves de madrugada. Con recuerdos a remolacha, fresas, ciruelas y alguna manzana pocha; a tabaco sin cafeína, a suspiro de doncella inexplorada y a poleo menta con madalenas.
Con un retrogusto tan almibarado que bizquea en los ojos para terminar fluyendo laringe arriba en una explosión de norias de viento, de sábanas calientes y de orgasmos de leche y miel."
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Hasta mañana, amigos. Estoy exhausto.