27 de octubre de 2011

SAMUELADAS Y AITANERÍAS 2

3 abril 2010
Apamen está vistiendo a Aitana, que no suelta su muñeco.

- ¡Aitana, hija, deja a la criatura un momento!
- Mamá... ¡que es un chico!

16 junio 2010
Samuel se encuentra dos céntimos en el suelo.

- ¡Mira! ¡Lo que me faltaba para ser rico!

15 julio 2010
-¿Sabes, papá? - me dice Samuel - Cuando me aburro y no sé qué hacer, me escondo para darle sustos a la abuelita Fina.
Yo lo llamo "la hora de la diversión"

12 septiembre 2010
Samuel está en el aseo con Apamen. Lee en una botella:

- Loción corporal... ¿Loción quiere decir crema?
- Sí
- Y corporal para el cuerpo, ¿no?
- ¡Eso es!
Sigue leyendo...
- Hipo...alergénica... ¡Jo! ¡Eso sí que no sé qué quiere decir!
- Que sirve para todo tipo de pieles. Que no da alergia.
- ¡Ah, y también te protege del hipo, ¿no?

15 octubre 2010
- Samuel, ¿cómo te ha salido el examen de esta mañana? - le pregunto.
- No lo sé.
- ¿No sabes si te ha salido bien o mal?
- Solo sé que me ha salido.

28 octubre 2010
Aitana está presumiendo de algunas cosas.
APAMEN (irónica): Claro, claro, hija. Si tú tienes todos los logros...
SAMUEL (inmediato): Bueno... menos la primogenitura.

(Así, tal cual. Por supuesto nos quedamos de piedra)

22 marzo 2011
A Samuel le regalan un caramelo. Después de tenerlo un rato en la boca lo termina tirando.

- ¡Mamá, estaba malísimo! Ese caramelo era del siglo dieciocho por lo menos.

22 agosto 2011
Aitana no quiere dormir la siesta. Para animarla a hacerlo le digo que yo me acuesto a su lado.
En un momento dado abro los ojos y la descubro mirándome.

- Venga, duérmete, pequeñaja.
- Yo no soy pequeñaja.
- ¿Ah, no?
- No
- ¿Ya eres mayor?
- Sí... pero seguro que tú no quieres que sea.

2 octubre 2011
Pasamos con el coche junto a la feria de Villena

- ¡Mirad! - les digo - La feria está aquí.
- ¿Está aquí? - pregunta Aitana.
- Sí - dice Apamen - Es que después de Yecla se viene a Villena.
Y Aitana, con expresión de no entender nada, exclama:
- ¿¿Pero es que la feria tiene patas??

12 octubre 2011
Después de cenar...
APAMEN: Venga, ahora un ratito a jugar y enseguida a la cama, ¡eh?
SAMUEL: ¡Vale! Aitana... ¡yo voy a jugar con mis coches, que nunca he jugado por la noche!
AITANA (tras unos segundos mirándole fijamente) Samuel, se juega igual que por el día, ¿sabes?

23 octubre 2011
En el coche, volviendo de viaje por la noche.
AITANA (en un susurro) : Samuel... ¿sabes lo que es tichita?
SAMUEL: No, ¿qué es?
AITANA: Un pájaro pachundi.
SAMUEL: ... Ah... vale.
Segundos después...
AITANA: (más flojo todavía) ¿Sabes lo que es pachundi?
Y los dos rompen a reír.

(De mi cuaderno Samueladas y Aitanerías)

24 de octubre de 2011

DIABLOBADA: LAS SOLUCIONES

Eepa, que es casi la hora acordada para dar las respuestas correctas y me falta algo de boato y fanfarria para el evento.
A ver qué tengo por aquí…



SHABADABAPÁ... SHABADABAPAAA... SHABADABAPÁ... SHABADABAPAAA...
(Traducción: Queremos las soluciones y las queremos yaaa, y pensamos repetirlo hasta la saciedaaa)

De acuerdo, de acuerdo, aquí van sin demora:

1) ¿Cómo se llaman las montañas a las que se accede a través de una senda?
A través de una SENDA . Esa era la palabra clave que daba acceso a ANDES, si modificábamos sus letras. Las montañas en cuestión eran los Andes. (Ésta seguro que la sabía Marco. )
2) ¿Qué debemos intentar no rompernos en Navidad?
Cuando de pequeños jugábamos a lo loco, mi abuelo Juan nos decía: "¡Tened cuidado, que os vais a romper la crisma!" Tardé mucho en saber que la crisma era la cabeza.
Así que ya sabéis: no juguéis a lo loco, y menos en Navidad, que tendría delito romperse la CRISMA (la merry crisma xD) en esas fechas.


3) ¿A qué país iremos gustosos a aceptar una orden?
¿Aceptar una orden no es acatar? Pues a dónde iríamos a aceptarla: A CATAR. ¡Estaba clarísimo! (uff, presiento que a más de uno le está burbujeando la bilis :S)
4) ¿Qué río llama a la puerta?
No hay río que llame a la puerta sin tocar el timbre. Si existiera alguno que se llamara Di-lún sería la respuesta perfecta, pero, a falta de ese, nos quedamos con el RIN, que también suena a timbre, ¿no? (Mención especial a Misaoshi que propuso el Po italiano, que llega y toca con los nudillos: ¡Po-Po-Po-Po-Po! ¡Sí, señora! Me encantó :D)
5) ¿Qué animal contiene un mueble y otro animal en su nombre?
Esta era fácil, ¿no? Había que ir combinando mueble y animal. ¿Silla-loro? No. ¿Mesa-gato? Tampoco. ¿Sinfonier-jirafa? Aún menos. ¿Cama-león? ¡Claro! CAMALEÓN.
6) ¿Cuál es el baile que puede bailar un perro?
Debería haber especificado la nacionalidad francesa del perro. Así hubiera sido más fácil deducir que es el CAN-CAN.
7) De entre todos los signos del zodiaco, el más instruído fue a visitar al que hoy no trabaja. ¿Quién fue a visitar a quién?
El más instruido es el que lee, y el que no trabaja es porque libra. LEO fue a visitar a LIBRA.
8) ¿Cuál es el verso que tiene una métrica infinita?
El UNIVERSO, que parece tener un solo verso, pero ¡coña! ¡no se acaba nunca!
9) ¿De qué lugar de España se extrae sacarina fácilmente?
Esta se parecía a la primera. De la palabra sacarina se puede extraer canarias, y de CANARIAS extraemos sacarina. (Sí, lo sé, me lo paso pipa yo solo)
10) ¿Qué animal sin patas haría un buen papel trabajando en la caja de un supermercado?
Me decía Lili que es fundamental que un buen cajero sea lento lentísimo, y proponía el caracol, pero no creo que un caracol hiciera un buen papel (llenándolo todo de babas además) La respuesta correcta era la COBRA. ¿No la veis? ¡Haciendo caja sin parar!
PREGUNTA EXTRA:
Nos encontramos con un futbolista del Betis y otro del Sevilla. El primero es delantero y el otro defensa. ¿Cuál de los dos nació en Suiza?
(Razone su respuesta)
Ésta la dejé para el final porque es cojonuda (digan lo que digan las féminas de mi familia)
Los datos de ser delantero y defensa eran sólo para despistar. De haber tenido en cuenta que los jugadores del Sevilla son sevillistas y los del Betis son béticos. ¿Cuál de los dos nació en Suiza? Pues está claro: EL BÉTICO (HELVÉTICO)

Os quiero dar las gracias a todos los participantes, sobre todo a los que aún viéndolo difícil lo intentasteis igualmente. ¡Así hay que actuar!


Si después de esto os sentís defraudados o estafados, que vuestros abogados hablen con los míos, o bien pedid apoyo moral a Ana y Laura, que ya son expertas en sufrir cosas así, aunque sé lo que os dirán: “¡Ya lo advertimos!”

En fin… Once fuisteis los valientes y éste el ranking de aciertos.

Lili, Lucy y papacangrejo….. 1 acierto

RNT............................2 aciertos
Misaoshi……………… 3 aciertos
Hitlodeo y Juanjo……. 5 aciertos
Ángeles y Bichejo…… 6 aciertos
Pteri…………………… 7 aciertos
Sese…………………… 9 aciertos

Por tanto es Sese el flamante ganador que se lleva el gato al agua. Además el único que acertó la pregunta extra ¡Enhorabuena Sese! Ya hablamos para enviarte el premio.
De nuevo, gracias a todos por participar.

Lo divertido de todo esto (no, no estoy amenazando con jugar otra vez) es que siempre se encuentran respuestas ingeniosas y ocurrentes.
Como la del rio Po que me dejaba Misaoshi. (Es que me imagino al río en plan insistente: ¡Po Po Po Po!)
Además me habéis hecho saber que hay un rio Llamas y un rio Tok, que a la hora de llamar a una puerta, admito que son ríos muy válidos.


Lili opinaba que la sacarina se extrae de Marbella, porque allí están todas a dieta. ¡Ja! Más de una ricachona, seguro.
En lo del baile para perros se ha nombrado por dos veces el “perrea perrea” de Chiquilicuatre (es un alivio saber que vuestros porros también están adulterados)
Otra mención de honor se la voy a dar a Hitlodeo que en la pregunta
¿Qué debemos intentar no rompernos en Navidad?, me decía:
“Hay tantas cosas. En las cenas familiares se pueden romper tantas cosas... Pero diré que es la noche. Que no se rompa la noche, por favor que no se rompa…”

Joer, si es que solo por respuestas así… merece la pena ser dilapidado.

18 de octubre de 2011

DIABLOBADA CON PREMIO Y CON CURSO


Dedico esta entrada a Ana, Laura y Remolina.

Me comentaba una compañera recientemente que llevaba unos días de mucho trabajo en los que no había podido entrar a mi blog y que, como además su hijo ha acaparado el ordenador de su casa, hace tiempo que no me lee.
Después, en un arranque de mala leche sinceridad y confianza, me decía:

- La verdad es que algunas veces me pregunto, ¿no estará fumado JuanRa al escribir esto? ¿De dónde saca ideas tan raras?
- Sí, bueno... -me justificaba yo - es que de vez en cuando el cuerpo me pide escribir otras cosas y..., en fin, jeje.

No sé si le convenció mi respuesta. Igual aún me imagina dándole al teclado entre nubes de grifa y lingotazos de Johnny Walker. (Y he pensado que ahora no voy a desmentir nada por aquí, a ver si crece un aura de misterio sobre mi persona, que eso siempre mola mucho)

Poco tiempo después hablaba de ello con mi cuñada y mi hermana, que son mis mejores críticos, las que me dicen cuando algo les ha gustado mucho, poco o nada, y luego hacen descender mi ego a Tierra o barren mis restos con escoba y recogedor.

- Es que, vamos, - me decía mi hermana - si yo fuera una lectora que descubre por casualidad tu blog el día que publicaste aquel video de la chancla que hablaba... ¡ te aseguro que no vuelvo en la vida!
- ¡Pero si aquello era buenísimo! - protestaba yo.
- Anda ya - la secundaba mi cuñada - aquello era una castaña. Como lo de las gambas y los gambones... puff! Lo que pasa es que tus seguidores no te lo dicen.
- Pero... pero...
- Que no, Juan, que a veces se te va la bola - atacaba la una.
- Pero tranquilo, que te queremos igual, ¿eh? - me alentaba la otra.

Y, bueno, tengo que reconocer que alguna Madame Parrús o algún bufón de palacio se me ha escapado alguna vez por el blog, y que alguna Lolita o determinados Mytor de la Tierra de los Meandros se han colado casi sin permiso. ¡Pero no era mi intención! ¡Yo no tengo la culpa de que me vendan marihuana en tan mal estado, leches!
Y de todas formas... ¡lo que me he divertido, oiga!

Así que como hoy toca publicar, y las tres susodichas pueden estar al otro lado de la pantalla, voy a dedicarles con todo mi cariño la nueva castaña de hoy. Pero que conste que para mí es una castaña buenísima, ¿eh?, y que la escribí a las tres horas de haberme fumao el peta, cuando ya estaba medio bien.
Pero, por si acaso, primero pondré un minutillo de música...

Ni el autor de la letra, ni el coreógrafo ni las azafatas del Un, dos, tres terminaron en la cárcel después de esto. ¿Lo véis? ¡¡Todos merecemos vivir!!

Así que allá voy. ¡Hoy, NUEVO CONCURSO! Y aquí, el señor Notario me entrega las BASES:

1) Aquel que responda correctamente más preguntas recibirá un imán personalizado. (Sí, lo sé, la crisis y tal...)
2) En caso de empate ganará aquel que más pronto contestara.
3) Cada respuesta correcta vale 1 punto, excepto la pregunta extra, que vale 2.
4) No entran en concurso los familiares de JuanRa, que ya se las saben (y menos después de la cara con que me miraron)
5) Activo la moderación de comentarios para que sea todo bien secreto hasta el final.
6) Daré respuestas y nombre del ganador el domingo 23 a las 23h.
7) El porro no lo paso, que es mío.

Y éstas son las DIABLOBADAS:

1) ¿Cómo se llaman las montañas a las que se accede a través de una senda?
2) ¿Qué debemos intentar no rompernos en Navidad?
3) ¿A qué país iremos gustosos a aceptar una orden?
4) ¿Qué río llama a la puerta?
5) ¿Qué animal contiene un mueble y otro animal en su nombre?
6) ¿Cuál es el baile que puede bailar un perro?
7) De entre todos los signos del zodiaco, el más instruído fue a visitar al que hoy no trabaja. ¿Quién fue a visitar a quién?
8) ¿Cuál es el verso que tiene una métrica infinita?
9) ¿De qué lugar de España se extrae sacarina fácilmente?
10) ¿Qué animal sin patas haría un buen papel trabajando en la caja de un supermercado?

PREGUNTA EXTRA: Nos encontramos con un futbolista del Betis y otro del Sevilla. El primero es delantero y el otro defensa. ¿Cuál de los dos nació en Suiza? (Razone su respuesta)
********************
Nada más. Otro día en que no os pille con la boca llena, me gustará que me digáis si ha habido alguna entrada que os dejara a cuadros o de piedra pómez y os obligara a tragar clásicos de la literatura rusa para desintoxicaros.
Y ya de paso, si de verdad pensáis que se me va la pinza (¿?)
¡Yo es que no salgo de mi asombro!

14 de octubre de 2011

LA FE Y LA DUDA



Diría que hay días que transcurren por pura inercia.
Días en los que parece seguirse un trazado predeterminado durante el cual no esperas nada fuera de lo común; como si se hubiera encendido un piloto automático y fuera la vida la que lleva las riendas de uno mismo y no al contrario.


Las mismas cosas, los mismos lugares, las mismas acciones... Pocas diferencias entre lo que ocurre entre el momento en que pones los pies en el suelo hasta que vuelves a recostar la cabeza en la almohada, de un día, del otro, del siguiente…

Y la mente, acostumbrada a esa maquinal rutina, parece acomodarse y dormita perezosa, sin verdadero deseo por reflexionar, por hacer balance y por poner en orden todo lo que llevamos dentro.

Y así, vamos viviendo sin siquiera ser conscientes de eso, de que vamos viviendo.

Pero siempre, tarde o temprano, termina por aparecer un bache en el camino que hace saltar esa apacible tranquilidad. De repente el piloto automático deja de funcionar y, asustado descubres que no sabes bien cómo manejar la nueva e inesperada situación, que te has desviado tanto del camino conocido que te angustia la idea de no saber cómo retomarlo de nuevo. Es cuando la mente despierta de golpe y pone como urgente todo aquello que por espinoso y cortante ocultabas en lo más hondo.

En estas cosas estaba pensando mientras me dirigía hacia el trabajo por la tranquila carretera que recorro a diario.


Extensos campos de olivos van surgiendo a derecha e izquierda. La belleza que encuentran mis ojos es capaz de diluir la tristeza del momento.
Veo las grandes esferas de agua que forman los aspersores sobre los verdes prados de alfalfa, donde un pequeño arco iris juguetea sobre cada cúpula pulverizada, al compás de mi avance.
Una cascada de pensamientos, generalmente optimistas, fluye por mi mente a la luz del día: una idea en construcción, una tontería que me ilusiona, un propósito a punto de cumplir…

A la vuelta, cuando el horizonte es una prolongada acuarela de rojos y negros, las ideas son también más sombrías, probablemente bellas pero más tristes.
Como una rueca que fuera hilvanando pensamientos, me van llegando los recuerdos.
No sé por qué añoro cada vez más a mis abuelos, a los cuatro. De todos atesoro anécdotas que me hacen reír y otras que me llenan los ojos de lágrimas. Siento que me acompañan en esos viajes y aunque nada dicen, su silencio me llena.
Soy consciente de que algún día lo harán mis padres; que nunca dejarán de hacerlo.

Recuerdo la imagen de mi hijo durmiendo sobre mi pecho, su corazón rebotando en mi interior, pocas horas después de que los médicos nos dijeran que podía morir en cualquier momento. La inmensa felicidad de su supervivencia quedó ligada a un perenne terror por la posibilidad de una pérdida irreparable.
Aún hoy tengo miedo.

Me viene a la memoria mi amiga Modes, la joven, alegre, loca y cariñosa Modes, que saludaba siempre a sus amigas apretándoles las tetas y a sus amigos pellizcándonos el culo. Estar con ella era olvidarte de todas las preocupaciones.
Una noche, tomando algo con unos amigos, notó que el bolso resbalaba de su hombro y supo que algo no marchaba bien. Murió pocas horas después.
Han pasado casi veinte años y aún oigo su risa.

El pasado fin de semana estuve con Paca, la abuela de Apamen, aquella del “¡Recoño, qué barbaridad!”, la que refunfuñaba por lo bajini cada vez que veía cómo besaba a su nieta siendo novios, la que se reía cuando vendimiábamos en familia.

- Cómo te han engañado, ¿eh Juan? – decía socarrona- Te habían dicho de pasar un día en el campo y mira para qué era… ¡Cómo te han engañado!
La abuela Paca, que parecía rejuvenecer cuando tenía a su alrededor a sus bisnietos, mis hijos, que reverdecía como una flor ajada cuando recibe el agua necesitada.
- Qué, Paca – le dije - ¿cuándo nos vamos otra vez al Puerto? (la casa en el monte donde estuvimos este verano)
- - Ay, Juan, - respondió con débil voz- que no creo que yo vuelva a ir al Puerto…
Aunque intuí que estaba diciendo la verdad, no imaginé que sería la última vez que habláramos.
Dos días después ya no estaba. Se fue mientras dormía. Han sido 91 años vividos. ¿Quién no desea un final así?

A veces parece tener la vida más razones para llorar que para reír, que hay golpes que aturden tanto que casi hacen del vivir un sinónimo de sufrir, y hoy, al mirar al horizonte, me preguntaba cómo, a pesar de todo, conseguimos levantarnos, tragar y seguir andando.



(Este es un video que edité hace 5 años, ensamblando fotos y videos propios y que titulé La fe y la duda. Hacía mucho tiempo que no lo volvía a ver y al hacerlo hoy lo encuentro simbólico y emotivo)

8 de octubre de 2011

INDEPENDENS DEIS


Nunca fui un joven que anhelara emanciparse.
Viviendo tan a gusto en el campo, con padres y hermanos, no tuve esa inquietud por independizarme, por lo que muy buen podría haberme convertido en uno de esos pájaros que, sabiendo volar, hay que echar a escobazos del nido.

Sin embargo un buen día se me presentó una oportunidad de esas que llegan en bandeja y con lazo rojo, y sólo un tonto de campeonato no la hubiera aprovechado.

Había empezado a trabajar en Elche como conserje en un Instituto de Secundaria. El centro como tal aún no existía cuando llegué, lo estaban construyendo a marchas forzadas, así que mientras tanto estuvimos ubicados en una antigua fábrica de calzado, rehabilitada para albergar unas cuantas clases de alumnos. Allí convivimos unos meses como una gran familia.
Cuando por fin se terminó, pasamos a ser los primeros en estrenar aquel enorme y moderno Instituto que, antes de tener un nombre oficial, se conocía como Instituto nº 6, donde estuve trabajando exactamente 6 años (cuando digo que este número me ha perseguido toda la vida... Y ahora que caigo, este dato no lo incluí AQUÍ)

Junto al mismo arco de entrada al centro, que daba paso a la avenida flanqueada de palmeras que conducía a sus puertas, habían construido la vivienda para el conserje, una bombonera de gruesos ladrillos color vainilla a la que yo me asomaba a curiosear de vez en cuando, pues los albañiles aún estaban dando los últimos retoques.
Y así fue que pensé que, aunque yo no llegara a ser el conserje definitivo de aquel centro, la casa estaba vacía, y me ilusioné ante la idea de poder ocuparla.

Cuando comenté con la directora esta posibilidad, me dijo:
- Ah, por supuesto. Solicítala por escrito y con seguridad que te la concederán.
Y eso hice.

Y así lo hicieron.

Con las llaves en la mano, yo daba saltos de alegría por el interior de la casa, recorriendo el amplio salón, las dos habitaciones, los dos cuartos de baño, la cocina, y, lo que más me gustaba, el jardín con su verja cubierta de buganvilla y una ancha palmera en la esquina.
De repente ya no necesitaba conducir los 34 kms para venir desde Petrel, ni otros tantos para volver, ahora ya podía vivir en la casa a medio minuto de mi puesto de trabajo, y además sin tener que pagar agua, ni luz ni calefacción. ¡El chollo de los chollos, la reoca y tiro porque me toca!
Como solamente la cocina y los aseos estaban completos, hube de traer de casa de mis padres un ligero mueble con cama plegable y un pequeño televisor, y sólo con eso me pasé una buena temporada haciendo vida en una única habitación y sintiéndome el rey del mambo.
Después compré una mesa y sillones de mimbre que iban pasando del salón al jardín, según las horas del día.
Recuerdo que una de las cosas que más me gustaban era que lloviera, que lloviera muy fuerte a la hora de dormir. Y ver caer la lluvia en el jardín o asomarme por las ventanas para ver el reflejo de las farolas en los charcos y el balanceo de los árboles por el viento. Aquello me llenaba de paz.

En realidad nunca fui un emancipado que mereciera tal distinción, pues los fines de semana volvía al nido a que mamá pájaro me lavara la ropa y de paso me diera algún tupper con restos de sus ricos platos (lo sé, me tenía muy mimado, como supongo que a todos nos miman nuestras madres)
Pero como la semana era larga, no tuve más remedio que meterme en la cocina a pringar en muchas ocasiones.

Sobre la cocina siempre he dicho lo mismo: no me motiva porque no me relaja.
Será debido a que siempre que he cocinado ha sido porque tenía hambre, y el tener hambre no es compatible con seguir un ritual: tener todos los ingredientes a mano, utilizarlos en un orden, esperar tiempos de cocción, aspirar aromas mientras los jugos gástricos bailan danzas folklóricas en el estómago... Es estresante.
Así que en multitud de ocasiones, a falta de madre en mi semana laboral, eché mano de bocatas y de cosas sencillas como hervir pasta, alguna ensalada, filete vuelta y vuelta... salir a comer a un chino...

En momentos de suma inspiración me llegaba a hacer una tortilla de espinacas o de calabacín, que no está nada mal para un anticristo de los fogones como yo. Y también puedo decir que hubo temporadas en las que me esmeraba en tener un menú sano, y hasta compraba fruta (aprovecho para recordaros que la fruta NO es postre, los postres son otra cosa)
Pero la anécdota que me trae a escribir sobre las incursiones en la cocina de aquella casita de ensueño, fue el recuerdo que tengo de cuando se me ocurrió cocinar... ¡riñones!

Me encanta el hígado. De pequeño lo odiaba y ahora lo detestan mis hijos, pero hoy por hoy, con un chorro de limón lo encuentro delicioso. También me gusta mucho el corazón asado, así que cuando en el supermercado vi una bandeja de riñones pensé que eran otros órganos comestibles más, y los añadí al carro.
Maldita la hora.
No tengo ni idea de cómo se cocinan los riñones, ni me paré a pensar entonces que primero había que prepararlos. Me limité a echarlos sobre la sartén bien caliente. Así, ¡PLAF!

Si en la casa hubiera tenido detector de humos, se hubieran disparado inmediatamente todas las alarmas, pitando ( y tosiendo) porque de allí salió una explosión de gas tóxico y apestoso que inundó todas las habitaciones. De repente fue como si se hubieran abierto las puertas de un urinario público que no se hubiera fregado en dos semanas. La cocina pasó a ser una sauna con un vaho caliente como de pañales flotando y golpeando las fosas nasales. Aspiré lo que debe ser la esencia de la orina a 40º a la sombra.
Medio aturdido, me apresuré a retirar la sartén del fuego y abrir todas las ventanas, y aún así el penetrante aroma duró mucho mucho tiempo, durante el cual evité que accediera nadie a la casa por si el tufillo me dejaba en mal lugar.
Ni que decir tiene que no he vuelto a cocinar riñones en mi vida, ¡ni a probarlos! Parecen primos hermanos del hígado y el corazón, pero os aseguro que no. Son unos órganos traicioneros que guardan bombas lacrimógenas en su interior.
Que mi experiencia os sirva de aviso.

Otro día contaré cómo atrapé un ratón que quiso ser inquilino de aquella casa y compartir habitación conmigo. Pobrecillo. Aún me pesa en la conciencia.

(Esta entrada la he escrito para que forme parte de la colección de vivencias sobre la emancipación de Madre, por qué me has abandonado, blog de mi amiga La Exorsister al que os invito a participar)

3 de octubre de 2011

MAMÁ, TE LLAMAN DE SUECIA.

De todos es sabido -y si no aquí estoy para recordarlo- que hace unos años mi madre ganó el premio Nobel de Física.
Bueno, en realidad no lo tiene en su poder porque no fue a recogerlo, y es que nunca se llegó a creer que lo había ganado realmente.
Pero el reconocimiento ahí quedó. Y el prestigio.

Lo que jamás hubiera imaginado yo es que la historia se repetiría.
¿Cómo es posible que un Nobel vuelva a ser candidato al premio? Ya hay que hacer méritos, ya. Pero, claro, es que estamos hablando de mi madre.

Ocurrió hace dos fines de semana, cuando reunidos alrededor de la mesa salió la conversación de una noticia reciente.

FRAN: ¿Habéis oído que unos científicos han descubierto unas partículas que viajan más rápido que la luz?
JUANRA: Ah, sí, lo escuché anoche, después de anunciar que un satélite sin control iba a estrellarse en la Tierra esta madrugada. Y las dos cosas las dejaron caer como si hubieran dicho que mañana va a llover.
FRAN: Es verdad, semejantes noticiones y qué poca importancia les han dado.
TOMÁS. Es que o se pasan de alarmistas o se quedan tan panchos, (e imitando la voz de una locutora sonriente) "Con toda probabilidad mañana se acabará el mundo..., pero veamos qué colores se van a llevar la próxima temporada primavera-verano..."
JUANRA: ¡Un satélite sin control hacia la Tierra! Si solo decirlo acojona. Y los expertos no sabían con exactitud dónde caería... Vamos, yo interrumpo hasta los partidos de futbol para decir algo así.
ANA: Madre mía, la de cosas gordas que nos estarán ocultando, y nosotros tan felices...
JUANRA: ¡Seguro!, como que apostaría que los extraterrestres están conviviendo entre nosotros, y ellos lo saben y se lo callan. (Y percatándome de que mi madre está pensativa y ausente, la señalo y exclamo) ¡Cuidado! ¡Es una de ellos! ¡Es una marciana!
MAMÁ: No, no, (ríe un poco) ...es que estaba pensando... en lo de las partículas esas...
(...)

Se hace el silencio más absoluto alrededor de la mesa. Está pensando una Nobel. Sumo respeto.
(...)

MAMA: ...porque, claro, la luz... uno le da al interruptor y ¡pam!, la luz se proyecta por sí misma..., pero esas partículas... ¿cómo se impulsan? ¿quién las proyecta?...

Yo es que lo escribo ahora y se me eriza otra vez el vello, porque no alcanzo a comprender los razonamientos de una experta en Física, pero es tan emocionante vivir de cerca cómo tu propia madre se pone a razonar tan brillantes argumentos científicos...
Nuestra madre siguió hablando, intentando explicarnos sus ideas, pero yo ya no la escuchaba. Estaba nervioso, temiéndome lo que iba a ocurrir.
"La van a llamar... Verás tú cómo la llaman otra vez..."
¡Si hasta me quemaba el móvil en el bolsillo!
Y, efectivamente, lo saqué y colocándolo ante ella la interrumpí.
- Mamá...es para ti. ¡De Suecia! ¡Otra vez el Nobel!


Y a ella le entra la risa en estas situaciones... ¡Es que no se lo cree y no deja de reír! Y yo con el apuro de oír al Rey Carlos Gustavo preguntando por el aparato: "¿A-na Rio-drigues? ¿Ana, por favorr?"

Pero me tenéis que creer si os digo, y lo hago de corazón, que a mi madre lo que de verdad deberían darle es el Premio Nobel de Economía, porque toda la vida ha sido un portento a la hora de aprovechar al máximo el dinero y de ingeniárselas en tiempos de dificultades para que no nos faltara de nada.
Confeccionaba y se cosía su propia ropa -y muchas veces la nuestra-, nos hacía disfraces con cuatro retales y montañas de imaginación, se construía sus propios muebles, (aún dura el sofá de nuestra niñez), atareada durante días hasta que quedaba satisfecha, y, como por arte de magia, siempre ha sabido presentar manjares a partir de poco más que dos alcachofas y algún pedazo de pan.
Es por esto, que cuando el otro día comenté que sería muy capaz de construir una máquina de hacer billetes si se lo propusiera, me quedé pensando en ello y recordé después que aún hoy, cuando no está forrando nuevos cojines, está ideando una forma de transportar la leña de manera cómoda, o montando una cocina de juguete para sus nietas. Es admirable, nunca deja de inventar.
Sí, ahora veo que sería capaz de construir esa máquina, utilizando su innata sabiduría ingeniera con su excelente uso de economía aplicada.
Y me gustaría ser testigo de su obra.
Y cuando el mundo entero me preguntara cómo lo hizo, les diría:

Fue increíble…

Un bote de Cola Cao,
de aquellos antiguos de lata,
colocó de medio lao
y enroscó dos alcayatas.

A botellas “La Pitusa”,
ya sin gas y sin sustancia,
les buscó la hipotenusa
que ofreciera reactancia.

Ovillos de lana estrecha
con olorica a alcanfor
le servían como mechas
para el motor de explosión.

Una horquilla de mi abuela
y una peineta marrón,
al frotarlas en la suela
eran protón y neutrón.

Con ralladuras de queso!!
así, tal y como suena,
hizo una especie de yeso
como aislante de la antena.

A mi trenca setentera
arrancó cuatro botones,
dos como abrazaderas
y otros dos de pulsadores.

De una bici sin pedales
que había por el trastero
extirpó seis cigüeñales
y juro que no exagero.

Se apreciaba un cable negro
- ¿Y qué es esto? ¿¿Regaliz??
- Sí, que en forma de hexaedro
me da la fuerza motriz.

-¿Y esta rosca? - yo y mis dudas
- La turbina y el piñón.
- ¿Y ese pañuelo que anudas?
- El eje de transmisión.

Y esta dama habilidosa,
sin ni siquiera soplete,
fabricó con cuatro cosas
la máquina de hacer billetes.

Así que, mamá, ahora que me lees, no te rías y créete de una vez lo de Suecia que, en serio, te mereces el Nobel.
Y si no te los dan ellos, te lo doy yo.