29 de diciembre de 2015

PROPÓSITOS BLOGUEROS PARA 2016

Típico: todos los 22 de diciembre  se oye decir: "El premio está muy repartido" (pero, no sé qué pasa, que a ti no te llaman nunca para ese reparto)

Típico: en fiestas navideñas los grandes almacenes están animadísimos de gente (gente que curiosamente disfruta poco, muy poco o nada)

Típico: el 28 de diciembre intentan que te tragues alguna trola (como si no fuera  suficiente con lo que ya llevas tragado)

Típico: el 31 de diciembre siempre se insiste en que antes de las campanadas van los cuartos (pero siempre hay un cuñao tonto que se adelanta con las uvas)

Típico: el 1 de enero se tiene una lista (mental o escrita) de los nuevos propósitos para el año entrante. (¿Nuevos?  ¡Son los mismos año tras año!  Pero esta vez, sí que sí. ¿No?)

Yo vengo hoy con una entrada atípica que tiene mucho que ver con esto de los propósitos. Voy a hacer una lista de los temas sobre los que quiero escribir en el blog en este inminente 2016, y lo voy a hacer por dos razones: 
1) Para comprometerme a publicarlas, (porque algunas llevan años en la recámara sin ver la luz)
2) Porque sé que sois lectores exigentes que me iréis obligando a que no me duerma en los laureles. Si se acaba el año y no he cumplido... seré peor que un diablo, seré un político típico.
3)  A todo esto, ¿son sólo cosas mías, o el 2016 mola mucho por acabar en 6?


PROPÓSITOS BLOGUEROS PARA 2016

En el nuevo año me gustaría mostrar la colección de indios de plástico que llegamos a reunir mi hermano y yo de niños; contar lo bien que los pasábamos con ellos y las grandes batallas que vivíamos en el bancal de los naranjos. Esta entrada lleva más de cuatro años esperando su momento.
Otra entrada de corte nostálgico que aguarda pacientemente a que le llegue su momento de gloria es la de las series de TV de los años 70 y 80 que más nos gustaban. Aunque ya hablé de mi amor platónico por uno de los ángeles de Charlie, hubo  otras series que me tuvieron totalmente enganchado.


Merece la pena mostrar un reportaje fotográfico de uno de los lugares más emblemáticos y mágicos de Yecla: el monte Arabí. Y cuando digo mágico no lo digo por decir. Espero que en este 2016 tengáis un hueco libre para pasear conmigo por un paraje con tanta historia.
De igual forma que Aitana y yo nos empeñamos en la idea de grabar juntos una canción hasta conseguirlo,  quisiera hacer lo mismo con Samuel, que ya he escuchado que no se le da nada mal. Lo malo es que cada vez que se lo propongo me mira con una cara que dice: "Papá, que ya tenemos una edad..." 
¿Pero no es verdad que el que la sigue la consigue? A ver si le convenzo este año.
Se me ocurrió cuando publiqué las barrigas pintadas por Tomás, que podía crear una nueva etiqueta llamada Cabrexpo, en donde ir mostrando las manifestaciones artísticas de mi familia, porque siempre sale alguno, pequeño o mayor, que me deja con la boca abierta. ¿No os apetece que os haga de cicerone en el museo de los Cabrera?
Con lo que me gusta hablar de cine y qué poco lo he hecho en todos estos años. Para el 2016 tengo previsto hablar de mis películas favoritas entre las favoritas: las más especiales, las imprescindibles, las que me llevaría a la cuarta dimensión, al quinto pino y al sexto sentido.
Este es un propósito que me hace especial ilusión (a pesar de no tener muy claro todavía cómo llevarlo a cabo) 
Ya habréis visto a los pies de la cabecera del blog que he creado una pestaña con el nombre The Zombie Experience. La idea es la de ir presentando por entregas una historia (guión, notas, qué se yo...) sobre un grupo de supervivientes en un mundo plagado de zombis. 
El casting ya está cerrado y sus quince protagonistas (7 hombres y 8 mujeres)  son/sois lectores del blog,  cuyos nombres ya vienen impresos en esta fotografía.
Ya los presentaré con más detenimiento y les asignaré unas características. Lo interesante del asunto es que no todos sobrevivirán y que la supervivencia la dejaré al azar y/o habilidades de cada cual (poco a poco lo iréis entendiendo)
Como es un proyecto sin definir del todo, valoraré vuestras sugerencias, bien escribiéndome en los comentarios o a mi correo.

Por supuesto, como soy un bloguero de costumbres, quiero seguir haciendo juegos y concursos, con premios personalizados, de esos que tanto me gusta preparar y tanto me divierten cuando participáis.

Y este año, nada más por mi parte. Os doy las gracias por tan buena compañía durante este 2015 y os deseo a todos un excelente año 2016
(¿son cosas mías o... nada, nada) 

17 de diciembre de 2015

UN CUENTO A 12 VOCES

Tenía muchas ganas de publicar esto en el blog. 
Un domingo de marzo del pasado año, tuvimos una reunión familiar en la casa de campo de Petrel y aprovechamos la ocasión para llevar a cabo algo que teníamos en mente realizar algún día: grabar un cuento.
En principio la idea era escribir una historia original con tantos protagonistas como gente dispuesta a participar, pero como nadie logró contactar con las musas y no queríamos aplazarlo más, echamos mano de un libro de cuentos de los que había por casa y elegimos el que más personajes tenía: La Bella Durmiente.

Los papeles se repartieron de la siguiente forma:

Mi hermano Fran haría de narrador, yo pondría la voz al Rey y más adelante a un paje. Anasister sería la Reina y también la Bella Durmiente. 

Mamá Diablo quiso ser el hada malvada y también una anciana sorda. Mi sobrina Marta hizo de una de las hadas buenas, la más lista de todas, a la que acompañaban más hadas que en breve aparición fueron Tomás, Aitana y mis sobrinos Cristian, Anna y Saúl, que también harían de pajarillos junto con mi cuñada Laura. ¿Se me olvida alguien? Ah, si, Samuel, que hizo de aventurero Príncipe.



En fin, que fue un cuento a doce voces dirigido por Sebastián, quien añadió magistralmente la música y los efectos sonoros.

Y ahora que acabo de poner imágenes a nuestras voces, es tiempo de promocionar la obra por el espacio cibernauta: ¡los Cabrerator salen de gira por el mundo!
¡Espero que os guste!
 PD. Recomiendo escuchar por auriculares. Gana bastante.

                           

3 de diciembre de 2015

APUNTES SOBRE ZOMBIOLOGÍA

Sólo hay algo que supere a la belleza de un prado colmado de amapolas bajo un luminoso cielo azul: 
la visión de un zombi caminando entre ellas.
JRD



Mi mujer no logra entender que  me apasionen los zombis.  
Es comprensible.

Si le digo la verdad, que la visión de un muerto viviente con su torpe caminar me produce un magnetismo inmediato, me mira raro.
Cuando un rostro putrefacto, que en un primer plano deja ver sus dientes a través de los  descarnados huecos de sus mejillas, me hace exclamar: “¡Qué maravilla!”, ella quiere pensar que bromeo, pero me vuelve a mirar raro.
Quizás no sea muy sensato decirlo en voz alta.

Es por eso que no ahondo más en el tema, para no sobrepasar algún límite que sea incapaz de soportar.

No quiero ni imaginar cuál sería su reacción si le dijera que no existe para mí emoción comparable  a la del sonido de unos pasos que hacen crujir  la hojarasca del bosque, seguido de un agónico jadeo que se aproxima y la consiguiente  aparición de un ser andrajoso tambaleándose entre los árboles. Es brutalmente hermoso.

Como indescriptiblemente bella es la imagen de una ciudad vacía, de avenidas desiertas, coches abandonados y papeles que se dejan llevar por la brisa que los empuja. Inigualable ese silencio que no se parece a ningún otro, y la casi tangible sensación, que nace en el estómago, de un peligro inminente acechando en cada esquina.

No me atrevo a declararme un entendido en el cine de zombis, a pesar de haber visto muchas películas de este género, entre otras cosas porque sé que mi análisis sobre este tipo de películas tendría serias discrepancias con la opinión de la mayoría. Digamos pues que soy un zombiólogo con ideas propias esperando crear una nueva linea argumental.

Para empezar, el cine de zombis no me parece un subgénero del cine de terror, sino un género en sí mismo.
Y además no lo considero Terror,  el cine de zombis es  puro Realismo futurromántico.

Si no fuera porque no quiero aburrir a nadie sobre el tema (y porque me preocupa el que a algún lector  le esté apareciendo en la cara esa mueca que se le pone a mi mujer) os enumeraría las muchas notas que sobre el tema llevo escritas y que sin duda me servirían para desarrollar una tesis con el título: Belleza y lirismo en la zombiología.

Quisiera dejar expuestas, eso sí, las notas que considero básicas para dar a conocer mis premisas fundamentales  como zombiólogo apasionado.

1) Un auténtico zombiólogo da por veraz y lógica la posibIlidad de que un virus devastador  se instalara en el cerebro de los humanos y fuera capaz de volver a poner en funcionamiento un cuerpo por el que ya no corre la sangre. Un virus tan potente  mantendría en activo el cuerpo  invadido mientras su cerebro estuviera intacto. Así pues, de nada servirá que el zombi sea decapitado: su cabeza seguirá intentando morder. Si el zombi es quemado, su cuerpo carbonizado seguirá caminando, si el zombi queda flotando en un pantano durante meses y el agua deshace su carne como gelatina y los peces se comen sus entrañas,  nada variará mientras el virus siga instalado en el cerebro; a la menor ocasión morderá con fuerza.

2) Un zombi hecho y derecho es aquel que camina lentamente, es incapaz de correr y tiene una inteligencia muy limitada.  Su único impulso es el de aplacar su insaciable apetito de carne fresca, preferiblemente humana.
Entran en este grupo de zombis clásicos aquellos que aparecieron en varias películas de George A. Romero , especialmente en La noche de los muertos vivientes (1968)

3) En películas como 28 días después (Danny Boyle, 2002), Soy leyenda (Francis Lawrence, 2007)  o Guerra Mundial Z (Marc Forster, 2013) , los zombis son muy veloces, extremadamente violentos e inteligentes. A pesar de que mi amor hacia todo zombi es incondicional, prefiero mil veces los zombis clásicos.

4) El gran encanto en el dramático enfrentamiento entre muertos vivientes y supervivientes radica en el hecho de que hay una justa compensación en las fuerzas. Hay muchos más zombis que seres humanos, pero dada su escasa velocidad para desplazarse y su corta inteligencia, es fácil huir de ellos.
El problema surge si te rodean, si corriendo te tuerces el tobillo o si en el supermercado te sorprende alguno por detrás de las magdalenas.
Por otra parte, sus cráneos son fáciles de perforar; con un sencillo bolígrafo podrías matar a un zombi si eres rápido. Pero una vez más las fuerzas se compensan: hasta el zombi más enclenque y desdentado , a la hora de cerrar la boca tiene la misma embestida que un bulldog mordiendo un merengue.

5) Todo amante de los zombis los sitúa a priori en los Estados Unidos, pero sabe que la plaga ha invadido la Tierra en su totalidad. Si existen zombis en Wisconsin, existen también en Teruel, aunque Teruel no exista.
Es bastante incómodo imaginar zombis en Cuenca o en Chiclana de la Frontera, pero ahí están, por lógica y derecho propio.
Pero lejos de los USA ha habido zombis tan dignos como los lisboetas de La noche del terror ciego (Amando de Ossorio, 1971), los italianos de Mi novia es un zombi (Michele Soavi, 1994) o los barceloneses de REC (Jaume Balagueró, 2007)

6) Un verdadero amante de los zombis no criticará jamás la fabulosa serie de TV  The walking dead  (Frank Darabont, 2010) , auténtica biblia de la zombiología y el mejor exponente de cómo han de comportarse zombis y seres humanos para que no se rompa esa armonía y esa estética que consigue que los zombiólogos veamos poesía en lo apocalíptico,  belleza en lo decadente y pura emoción en la supervivencia.

7) ¡¡Vivan los muertos vivientes!!  ¡¡Que no mueran jamás los zombis!!

Nota: Acepto cualquier disconformidad sobre el asunto, así como toda adhesión a la causa zombi. Les ruego me dejen algún comentario a favor o en contra  y me permitan ejercer mi papel de guionista aficionado, para incluir proximamente a todos los que comenten en el guión de una película de zombis. Intentaré que sea de las buenas buenas.
ACTUALIZACIÓN (28/12/2015): Queda cerrada admisión de protagonistas. Gracias a todos.