Hay
en Internet una serie de juegos que han despertado mi vieja afición
por conocer todos los paises del mundo y sus capitales. Y he de decir
que me maravilla cómo en unas pocas semanas mis conocimientos
sobre geografía (y los de mi hija) han aumentado... cómo diría
yo... ¡¡Mogollón!!
Todo
empezó con un reto a Aitana: el que llegara a señalar todas las
comunidades autónomas de España.
No
le costó mucho lograrlo, a pesar de que al principio solo sabía
dónde estaban Murcia, Madrid y las Islas Canarias.
Contenta
ella y satisfecho yo, el reto creció a que fuera capaz de señalar
en el mapa las 50 provincias y las dos ciudades autónomas.
¡Y
también lo consiguió!
Lo
que más le costó fue recordar las del interior, las de las dos
Castillas; también se confundía con Álava y Ávila pero terminó
memorizándolas todas.
Y
lo hizo casi sin darse cuenta, de la mejor manera que pueden
aprenderse las cosas: jugando.
- A
ver, Aitana, - le digo en ocasiones ante un mapa en blanco - ¿dónde
está Asturias? - Y la señala a la primera.
Otras
veces tiene que repasar la zona.
- ¿Granada?
Y
comienza a señalar de izquierda a derecha. “Esto era Huelva, aquí
Sevilla, Cádiz, Málaga... ¡aquí!”
Pensé
que era suficiente con que supiera estas cosas que aún no han dado
en el colegio, y me puse a indagar por mi cuenta todos estos juegos.
Me
pregunto qué tendrán los mapas mudos para que me atraigan de esta
manera, porque recuerdo que desde bien pequeño me han llamado
poderosamente la atención. Los globos terráqueos, los mapamundis ,
los mapas sobre geografía física o política... todos son
atractivos.
Y me parece a mi que a Aitana le ocurre lo mismo pues
cada vez que me ve jugando con ellos, se queda observando.
- ¿Me
dejas que lleve yo el ratón? - me dijo un día – Tú me dices
dónde están y yo le doy.
Y
así lo hicimos.
Al
día siguiente, al volver del trabajo, la encontré jugando ante el
mapa de Europa.
- Mira,
papá, no he tenido muchos fallos.
- ¿¿En
serio??
Sentados
a cenar tanteé cuánto había aprendido.
- A
ver, si yo te digo un país, ¿eres capaz de decirme otro que esté
al lado? - le propuse
- Vale,
dime.
- Andorra
- ¡Qué
fácil! Entre España y Francia.
- ¡Muy
bien! ¿Paises Bajos?
- Sí,
Bélgica
- ¡Olé!
- exclamé tan sorprendido como contento.
- Moldavia
– solté de golpe dando por hecho que ni por asomo sabría
contestar.
- ¿Moldavia?
Ay, a ver...
- Da
igual, – le dije- ese era muy dificil, te digo otro.
Imaginad
la cara que se nos quedó a todos cuando la oímos decir.
- No,
espera... ¿Moldavia es ese país alargado que está al lado de
Ucrania, cerca de Rusia?
No
pude evitar ponerme a aplaudir, y su hermano y Apamen la miraron cómo
si de repente se hubiera convertido en un alien de dos cabezas.
- ¡Pero
niña! ¿¡Cómo has aprendido tanto!?
Unos
dias más tarde me demostraba que efectivamente tampoco el mapa de
Europa tiene ya secretos para ella. En los últimos intentos solo se
le resistieron algunos paises de la antigua Yugoslavia y confundió
Hungría y Rumanía, pero cuando pienso que hace solo unos días no
conocia nada de esto, no salgo de mi asombro.
La
cosa no ha quedado ahí, por supuesto. Viendo que este tipo de juegos
le atraen y que se divierte con ellos tanto como yo, nos hemos
merendado toda América del Sur. Comparada con Europa es bastante
facilita. Con eso de que tiene pocos paises y casi todos son
grandes... Así que en este caso también hemos conquistado las
capitales de todos ellos. Cuando la oigo decir que la capital de
Surinam es Paramaribo y la de la Guyana es Georgetown me muero de
gusto.
La
fiebre por seguir aprendiendo paises no cesa y me pregunto hasta
dónde seremos capaces de llegar.
Quizás
en una próxima entrada os cuente las peleas que llevo por colgarme
la medalla con las capitales africanas (esto sí es una merienda de
negros, nunca mejor dicho) y os pondré los enlaces de algunos de
estos juegos tan didácticos como entretenidos.