24 de marzo de 2016

MOVIDA EN LO DE LA LOLES

Pues  fue un verano en Madrid,  ecuador de los ochenta, que  a una fiesta yo asistí, (a una más entre mil, que ya he perdido la cuenta) creo que en el barrio de Ventas o puede que en Chamberí.

Yo vivía en Fuencarral, y mal que bien, bien que mal, superaba las resacas  de tantas  noches de traca durmiendo como  animal.

Creo que un cóctel de orujo me noqueó los sentidos, y desperté con un  dibujo tatuado en media nalga, y no consigo que salga ni un recuerdo que me valga. Y mira que empujo y empujo...

Así que decidí quedarme en casa, y bajé cada persiana, que el sol aquella mañana quemaba como una brasa. Pero a eso de las siete, cuando la tarde caía, tocaba el timbre el de Algete. 

"Vente, que traigo un cohete y lo quiero compartir" 
"No me jodas, que me lías. Hoy ya paso de más fiesta" 
"No te puedes perder ésta, ¡que dicen que viene Lou Reed!"

Media hora de agua fría, a chorro en toda la nuca, y en Metro a otra fiestuca  con resaca todavía.

"¿Y quién dices que es la tía?"
"Una que lleva peluca y unas tetas que te cagas"

La putada a la llegada, la cosa se puso farruca, pues era una fiesta privada. Pero tengo yo un colega que a nada le encuentra pega: un susurro a aquel gorila y… "Paso libre, camarada!
Y el de Algete  como Atila y yo de sombra acoplada.

 "Joder, tío, vas a ver mogollón de peña guapa, que  igual traen a Raquel Welch que te topas con el Papa. 
Ah, esa es Loles, la anfitriona, vamos a presentarnos" 
"¿Quién dices, la pechugona? ¿Y si pasamos de largo? Mira que no nos conoce..." 
"Que va, tío, si es un goce. Deja, deja, yo me  encargo"

"Hola, guapos, ¿todo bien?
"Passa tronca, ¡de  fetén! He traído a mi colega, que trae morcilla manchega y quiere marcha a tutiplén.

La Loles me mira, se arrima y se mete algo en la boca y después me descoloca  con un besazo con lengua que me sube la autoestima y mi flipe ya no mengua y pienso que está más loca que la loca de mi prima.

"Oye, pasa  y bebe algo, que hay ginebra con sifón"
"No,  todo lo más una caña", le digo como un simplón.
"¡Con cañas no hay colocón!  Bueno, tú entra y te apañas".

"Voy un momento al aseo", le hace un  guiño el de Algete. 
"Vale, mi rey, vete, vete. Y ya más tarde te veo".  
Y luego me hicieron el feo de no verles más el copete.

Juro que  no bebí nada, salvo un par de  gaseosas, y sin embargo la cosa, fue de lo más animada.

Tenía la vista borrosa, en medio de tanta gente, y mucha risa en la boca y un imperdible en la oreja y la lengua muy pastosa y purpurina en las cejas y una corbata en la frente, como si fuera un judoca.

El salón lleno de peña y yo buscando a Lou Reed, y  un macarra por allí, a una pija le pedía:
"Vente conmigo a vivir, que valgo mucho la pena"
"Soy una tía aburrida y me quiero suicidar. Ya lo intenté el otro día" 
Y yo me puse a flipar.

Y me senté en la escalera entre mil conversaciones:
"Si no es verdad que me muera: ¡la de los ojos saltones!" 
"¿El mejor punk? Los Ramones. ¡Con ellos nace una era!”
"¿Has traído algo, nena? ¿Chocolate, una pastilla?"
"Tengo coca de la buena, pillada en Plaza Castilla"
"Déjame, no juegues más conmigo. Esta vez en serio te lo digo"
“Esta noche me voy a bailar. Esta noche ella viene conmigo”
"Yo tenía un novio que tocaba en un conjunto beat"
"¿Qué ha sido de Oppenheimer? ¿Y del cabo Smith?"

Cuando me harté de paliques, me fui a mear a un aseo y en un pasillo Berlanga hablaba de bolcheviques con un tipajo muy feo. Yo diría que era Reagan, porque iba con escolta.  Y que  digan lo que digan, si fue mal actor no me importa.

Y en ese mismo pasillo, Jaime Urrutia dando hostias en la cara de Loquillo. 
Y había cola en el aseo. 
"No te cueles, ¿eh, pardillo?" 
"Joder, tíos, que me meo"

Y así me puse a buscar algún lugar muy discreto donde pudiera aliviar en el más puro secreto. 

Y me encuentro otro salón con  Tierno Galván y la Estrada, y se le acerca Susana ¡y él tío le enseña un cojón! Y ella se queda pillada. 
Yo me acuerdo de Auserón y les canto el estribillo: "Hace falta valor, ¡hace falta valor!"
Y el alcalde me hace palmas y pone cara de pillo.

Otro aseo más al fondo. ¡Y no cede el tirador! Y en lo hondo, muy adentro:

"Mari Pili, no, no, no. No me excites, por favor"  como un sincero lamento.
Y salen y  les grito  "¡Que Satanás os bendiga! ¡Que ya me teníais frito!" Y  casi rozando el nirvana vacío por fin mi vejiga.

Y me asomo a la ventana y eres la chica de ayer. 
Y noto que desvarío porque justo al lado mío  aparece una mujer, mucho más rubia que  fea. Y oigo una voz de tío: "Hola, soy Amanda Lear"

Y me escapo en el momento en que sacan una tarta y se canta un cumpleaños y alguien lleva  muy contento con letras de gran tamaño una tremenda pancarta: "LOU REED POR FIN HA LLEGADO"
Y con las narices blancas, todos salen de los baños.

Carlos Tena le esperaba, y a su lado la Chamorro, y junto a ella  Arrabal, riendo y fumando un porro. 

Pero una hora más tarde, Alaska dijo que nones, que ya no venía la estrella. ¡Qué cobarde!
“¡Qué cabrones!” Y alguien lanza una botella.
Y uno grita "¡Maricones!" Y unos ñiños de papá y otros de Torrelodones rompen todo lo que pillan y vuelan sillas y sillones y se arma la mundial y  el cristo de los faroles.

Y ducharon a la Maura con los chorros de un sifón. Y es que siempre hay un cabrón que pierde norte y noreste. Me acerqué y le dije: “Carmen,
¿qué hace una chica como tú en un sitio como este?”

Y me dijo: “Ya ves tú, ¡que me han regao como a un tiesto! Que me digan qué he hecho yo… para merecer ahora esto”

Todo esto sucedía en la fiesta de la Loles, la  que en sus besos metía tripis con guacamole.
Y se extendió por Madrid esta movida, este lío, que ya jamás en la vida sería tan divertido.
Espero otro verano  especial y trascendente, en el que ardan las calles al nuevo sol de poniente.

10 de marzo de 2016

A LA EDAD DE LOS 50

Este año cumplo 50.

Bueno, he conseguido escribirlo sin llorar. Algo es algo.

Como diablo, este acontecimiento me tiene sin cuidado, son ya miles de años viviendo en la Tierra, (desde que Dios creó a los dinosaurios, o incluso antes, que no me acuerdo bien) así que un año más no me supone nada.

Pero como humano, es decir, como JuanRa... ay, amigos, que no lo llevo nada bien.

Conozco gente que sufrió la crisis de los 30. ¿Qué bobada es esa? ¡Si los 30 son pura pipiolez! En aquel entonces ni me inmuté.

Más habitual es que haya crisis a los 40. Bueno, pues se ve que me pilló en un momento de esplendor y los acepté de buen grado. No hubo crisis.

Pero los dichosos 50...  ¡agg, me causan demasiado respeto, me tocan bastante la moral y me hacen rebelarme contra el tiempo!

¿Que voy a cumplir 50? No, no y no. ¡No puede ser!  O vale, sí puede ser, ¡pero me niego!  Yo no puedo ser un señor de 50 porque soy muy joven para aceptarlo. 
¡No me han dado tiempo ni de hacerme a la idea!
 Necesito una prórroga, una moratoria, un ¡aviso, no juego!... ¡algo! Pero que no me hagan pasar por esta injusticia.

Me duele en el alma recordar que  cuando yo era joven, siendo más joven , si oía decir que alguien estaba en los 50, inmediatamente lo catalogaba como "gente mayor". Pero mayor mayor, ¡tirando ya a viejuno!  Esa era una realidad incuestionable  y no había vuelta de hoja. 

Creo que hoy daría lo que fuera por viajar en el tiempo y darle una buena colleja a aquel JuanRa que pensaba tantas bobadas.

¡Qué equivocado estabas, tonto-las-ánforas! Claro, qué fácil era para ti juzgar desde fuera y desde lejos, ¿eh?, desde la comodidad de la juventud, tan creidito tú de ser sabio y dueño de la verdad. ¡Calamidad! ¡Bocachancla!

Así que ahora sé que los jóvenes de hoy pensarán que  soy un viejuno, y por más razones que les quiera dar de que no es así, no les convenceré, porque son jóvenes y botarates.  Y solo de imaginarles me entran unas ganas de levantarme del brasero y arrearles con el bastón y decirles ¡¡qué sabréis vosotros, rufianes!!

La culpa de que hoy me fastidie este tema la tenemos nosotros mismos, los seres humanos. 

Los científicos se han cansado de explicar que el tiempo no existe. Repito: no existe.

Y cantamañanas de nosotros, creyéndonos más listos que Einstein, lo medimos, lo cuantificamos, lo calculamos matemáticamente, inventamos calendarios, fabricamos relojes, atrasamos la hora, la adelantamos, quedamos a las cinco,  ponemos el despertador a las siete, le añadimos un día a febrero, lo volvemos a dejar como estaba, le quitamos una hora a Canarias, celebramos aniversarios, preguntamos cuántos años tienes... 

¡Ceporros! ¡Eso es lo que somos! ¡Unos ceporros cagalindes!

En vez de hacer caso a Einstein, que dijo que  el Universo es un bloque estático que no cambia, en el cual el futuro y el pasado no difieren, de tal forma que la izquierda y la derecha no se diferencian físicamente, y no solo no existe el presente común, sino que todos los momentos son igualmente reales.

 ...

Vale, es jodido de procesar, ¡pero lo dijo Einstein, coño!

Si no hubiéramos medido jamás el tiempo, hoy todo sería hermoso y perfecto. Y yo no estaría de mal café.
Es cierto que no se habría escrito La vuelta al mundo en 80 días, ni nos beneficiaríamos de la hora feliz, pero en contrapartida habría miles de ventajas. 

Para empezar no tendríamos edad y eso, generación tras generación,  hubiera supuesto una configuración distinta de nuestros cerebros, que no tendrían ni pajolera idea de cuándo debe empezar la vejez.

Imagino que siempre habría excepciones,  alguna neurona listilla que aspiraría a una revolución mental:

Neurona listilla.-  Oye, ¿no llevamos mucho tiempo trabajando?

Resto de neuronas.- ¿Tiempo? ¿Qué es tiempo? 

Neurona listilla.- Quiero decir... que la magnitud física de este individuo... como que está alargándose más de la cuenta , ¿no?

Resto de neuronas.- No hables raro, dí qué pretendes.

Neurona listilla.- Pues que a este cuerpo ya le corresponderían arrugas y canas, creo yo.

Resto de neuronas.- ¿En qué te basas?

Neurona listilla.- Pues está claro, en que ha vivido mucha vida, que la juventud ya es pasado.

Resto de neuronas.- ¿Pasado? ¿Qué es pasado?

Neurona listilla.- Bah, da igual, no me hagáis caso.  Seguid con lo vuestro.  



Qué bonito es esto de tener un blog  para poder maldecir al pasmasuegras que inventó el calendario. ¡Malparido! ¡Comeflores!

Si hoy me han notado especialmente picajoso y protestón es porque tenía razones para hacerlo. 
Hace un rato, estaba mirando mi móvil, y de repente la pantalla se ha apagado y en el cristal en negro he visto reflejado a un señor mayor , mirando con unas gafas de cerca que le hacían viejuno de categoría superior. ¡¡Y he tardado en darme cuenta de que era yo!! ¿¿Saben ustedes el cabreo que da tener que reconocer que sí, que va a ser verdad que voy a cumplir 50??

De verdad que si no fuera por lo joven y sensato que soy, hoy mataba a todo el mundo a garrotazos.