Hasta hoy no he hablado por aquí de un acontecimiento que se celebra en Yecla en el mes de mayo y que por sus características es, con diferencia, la fiesta que más me gusta y más disfruto (lástima que coincida plenamente con días de altos niveles de polen en el aire y mis narices sean un avispero fervoroso)
Durante este mes acontecen distintos actos de toda índole, pero yo me quedo sin duda con la Gran Cabalgata de Carrozas, que se lleva a cabo el sábado más próximo a la festividad de San Isidro, el patrón de los agricultores.
Esta Cabalgata, que suele comenzar a las 5 de la tarde, lleva a su alrededor tanta afluencia de gente, tanta alegría y colorido que se convierte a la fuerza en una de las fiestas más animadas de Yecla.
Imaginad a las distintas Peñas trabajando durante todo el año en la realización de estas obras.
Primero crean un diseño sobre papel y lo trasladan a esculturas, construyendo armazones metálicos o de madera, que se montarán sobre remolques de tractores. Después las van decorando en ardua tarea mediante diminutos trozos de papel de seda de diverso colorido, que se arrugan y comprimen unos junto a otros para cubrir esas estructuras, algunas de ellas de más de 5 metros de altura.
En el desfile, los miembros de las peñas se visten con los trajes típicos, las calles se llenan de gente, se reparte mucho vino entre los asistentes, así como productos de la tierra. Se baila al compás de la música que tocan las bandas y de la que suena en los altavoces que llevan los remolques y se lanza tal cantidad de confetti que cuando todo acaba, las calles por donde ha transcurrido el desfile son una alfombra de papelitos de colores.
Especialmente en la tribuna donde se conceden los premios hay una prolongada nube de confetti y yo he llegado a ver cómo los locutores de radio se las ven y se las desean para poder hablar sin tragarse algún papel.
Si formas parte de una peña o bien conoces a algún miembro de ellas, tienes merendola asegurada, pero aún no siendo así, las carrozas van entregando a los espectadores gran cantidad de bocadillos (más pequeños desde que estamos en crisis), de habas, de libricos, de embutido, de frutos secos... pero, sobre todo, de vino.
Solo tienes que poner cara de sed para que pronto alguien (hombre o mujer) te pase la bota y te eches un buen chorro a la golilla.
Cuando levantas la bota por sexta o séptima vez... ya amas a todo el mundo.
Como suele suceder que una imagen vale más que mil palabras os dejo unas fotos que he encontrado en internet de algunas de esas carrozas. Algunas son auténticas maravillas.
Así como un video que resume muy bien lo que es esta fiesta.
Y como bonus track, un corto video con imágenes del desfile que grabé hace 5 años en el que se puede ver cómo disfrutaba Samuel, que entonces aún no había cumplido los 3 años.
Ahora ya conocéis algo más de mi tierra. Si os gusta viajar hacia destinos internacionales... visitad Yecla.
Durante este mes acontecen distintos actos de toda índole, pero yo me quedo sin duda con la Gran Cabalgata de Carrozas, que se lleva a cabo el sábado más próximo a la festividad de San Isidro, el patrón de los agricultores.
Esta Cabalgata, que suele comenzar a las 5 de la tarde, lleva a su alrededor tanta afluencia de gente, tanta alegría y colorido que se convierte a la fuerza en una de las fiestas más animadas de Yecla.
Imaginad a las distintas Peñas trabajando durante todo el año en la realización de estas obras.
Primero crean un diseño sobre papel y lo trasladan a esculturas, construyendo armazones metálicos o de madera, que se montarán sobre remolques de tractores. Después las van decorando en ardua tarea mediante diminutos trozos de papel de seda de diverso colorido, que se arrugan y comprimen unos junto a otros para cubrir esas estructuras, algunas de ellas de más de 5 metros de altura.
En el desfile, los miembros de las peñas se visten con los trajes típicos, las calles se llenan de gente, se reparte mucho vino entre los asistentes, así como productos de la tierra. Se baila al compás de la música que tocan las bandas y de la que suena en los altavoces que llevan los remolques y se lanza tal cantidad de confetti que cuando todo acaba, las calles por donde ha transcurrido el desfile son una alfombra de papelitos de colores.
Especialmente en la tribuna donde se conceden los premios hay una prolongada nube de confetti y yo he llegado a ver cómo los locutores de radio se las ven y se las desean para poder hablar sin tragarse algún papel.
Si formas parte de una peña o bien conoces a algún miembro de ellas, tienes merendola asegurada, pero aún no siendo así, las carrozas van entregando a los espectadores gran cantidad de bocadillos (más pequeños desde que estamos en crisis), de habas, de libricos, de embutido, de frutos secos... pero, sobre todo, de vino.
Solo tienes que poner cara de sed para que pronto alguien (hombre o mujer) te pase la bota y te eches un buen chorro a la golilla.
Cuando levantas la bota por sexta o séptima vez... ya amas a todo el mundo.
Como suele suceder que una imagen vale más que mil palabras os dejo unas fotos que he encontrado en internet de algunas de esas carrozas. Algunas son auténticas maravillas.
Así como un video que resume muy bien lo que es esta fiesta.
Y como bonus track, un corto video con imágenes del desfile que grabé hace 5 años en el que se puede ver cómo disfrutaba Samuel, que entonces aún no había cumplido los 3 años.
Ahora ya conocéis algo más de mi tierra. Si os gusta viajar hacia destinos internacionales... visitad Yecla.
Mejor aún en las fiestas de San Isidro. ¡Son más que auténticas!