10 de enero de 2016

ALGO MÁS QUE SIMPLES PAPELES

Recientemente le daba la razón a un amigo que, como yo, se sorprende cada vez que hace limpieza de cajones. Coincidíamos en que hay cosas de las que eres incapaz de desprenderte por mucho tiempo que pase y por absurdas que puedan llegar a ser, pero también ocurre que otras que han sobrevivido año tras año gracias a la nostalgia que nos despertaban, llega un momento en que las vuelves a ver y te preguntas ¿¡Pero cómo guardo aún esta bobada!? 
Y la tiras a la basura sin pizca de remordimiento.

Hoy quiero hacer un repaso a unos papeles que tienen mucho valor sentimental para mí, y consciente de que jamás me desharé de ellos, decidí guardarlos en un álbum de recuerdos. 

Os los presento en orden cronológico:

1975
Esta lámina pertenece al libro de la Comunión, libro que con los años quedó completamente destartalado, y solo quise conservar esta página en la que escribí mis propósitos: que Jesús me haga bueno y que me lleve por buenos caminos. Ser obediente, nunca más pecar y no pegar a mis hermanos. ¡Quién me ha visto y quién me ve!  ¡Ni rastro del diablo que estaba por venir! 
 1977
Entradas de la primera vez que asistí a los cines Gloria e Ideal de Elda, un auténtico acontecimiento para mí entonces. En aquellos cines vería muchas películas mientras iba creciendo. Hoy son recuerdos nebulosos, dado los muchos años que hace que desaparecieron, como tantos otros cines: el Aguado, el Coliseo, el Cervantes...
1978
"A mi queridísimo nieto Juan, ahí van mil pesetas más por tu cumpleaños. Las mil pesetas de antes eran por tus brillantes exámenes. Con todo mi cariño. Tu abuelo  Juan"

Esta nota de mi abuelo vale muchísimo más que aquellas dos mil pesetas que recibí. Un año después me regaló un cassette de ABBA que daría lugar a mi gran afición.
1979
 Aún conservo aquel regalo, por supuesto. Es un reloj de bolsillo plateado, con bonitos adornos en relieve. Me sentía un dandi con aquel reloj que no correspondia a mi edad en absoluto pero que a mi me encantaba sacar del bolsillo para abrir su tapa y mirar la hora. Hoy no lo uso, pero es uno de mis tesoros de juventud.
1980
Fue en octavo de EGB cuando un día aterrizó en mi pupitre un papel doblado que venía desde algún lugar a mis espaldas. Recuerdo que, tras leerlo,  tanto mi compañero José Ramón como yo estuvimos dilucidando de quién podía ser. ¿Quién era la enamorada?
 Una mirada burlona de Maria Luisa, la más guasona de la clase, me desveló el misterio. 
Es increíble que aún conserve esta nota. 
1981
La primera vez que un billete de 200 pesetas vino a parar a mis manos lo guardé para no gastarlo. Y aún sigue aquí, nuevecito, reluciente, sin una sola arruga. Quién nos iba a decir entonces que la peseta nos diría adiós. 
1982
 "Aquí tienes tres singles. Solo los he usado una vez, así que están perfectos. Espero que te guste al menos uno de ellos. Pásalo bien y cuídate. Carita"

Una nota de mi amiga sueca, de la que ya hablé en el blog, y con la que no solo intercambié cartas, sino discos y  pequeñas sorpresas de todo tipo. 
1983


Billete de autobús de Albacete a Ayna. En cuanto teníamos ocasión, mi hermano, unos amigos y yo marchábamos ilusionados a reunirnos con las mejores amigas del mundo (y nunca mejor dicho eso "del mundo", pues por Ayna pasa el río Mundo) Entonces no podía yo sospechar que allí se rodaría Amanece, que no es poco y que décadas después me convertiría en un apasionado amanecista. 
Tampoco imaginaba yo en aquellos mis 16 años que 33 años después organizaríamos un reencuentro con aquellas queridas amigas de la adolescencia que está por realizarse.
1986
Uno de los permisos durante la mili en Madrid. Intenso año aquel en el que conocí a gente de todos los puntos cardinales,  di clases de inglés a un sargento, hice un intensivo curso de armero y recibí la triste noticia del fallecimiento de mi abuelo Conrado, el que tantos cuentos me contaba.
1989
"Juan: Tu cena está en el microondas. Utiliza el paño. Mrs Catt"

Nota de la "mamá inglesa" que me acogió en mi mes de estancia en Saltdean, Inglaterra.
Dada su avanzada edad entonces, supongo que aquella cariñosa mujer debió fallecer hace muchos años. Tener esta simple nota con su letra me llega a emocionar.

De ella, y de aquel viaje escribí una entrada a la que tengo un especial cariño: Postales desde Saltdean

Nada más por hoy. 

Voy a abrir la ventana a ver si se sale esta nostalgia que ha quedado flotando en el ambiente.

14 comentarios:

Holden dijo...

¡Qué maravilla de recuerdos! Creo que yo conservo pocas cosas así, por impulso me deshice de todo lo que no era práctico llevarme a mi nueva casa. Y no me arrepiento demasiado, a decir verdad. Conservo, eso sí, una caja enorme de cartas que me enviaron amigos y amigas que no tengo valor para tirar.

Ángeles dijo...

Desde luego que son más que simples papeles. Son la materialización de muchos sentimientos: amor, amistad, diversión, ilusión... Y ahora representan momentos clave de tu vida, de tu evolución personal, ¡casi nada!
Me han parecido especialmente entrañables la nota de tu abuelo, la de tu padre (me tienes que enseñar ese reloj, porfi) y la de Mrs. Catt.
Aunque la nostalgia a veces duela un poco, es maravilloso que tengas guardadas esas cosas, que tuvieras en su momento la previsión de guardarlas. Eso significa que supiste ver el gran valor que tenían cuando todavía no eran recuerdos.

Sara dijo...

Me llama mucho la atención que guardes todas esas cosas, porque yo, que tengo memoria de pez y que no recuerdo casi nada de mi pasado, solo conservo algunas fotos. Sí, claro, el hombre es su historia, pero ¿qué le voy a hacer si hago "tabla rasa" de la mayor parte de lo que me sucede en cuanto me sucede? Y lo peor es que no me importa. Por eso, encuentro tu entrada sumamente curiosa, me han encantado y enternecido los deseos que tenías de niño, pero esa nostalgia del final... Ay, esa nostalgia tiene como un toque a naftalina que siempre, siempre es mejor omitir.

Besitos.

Natty dijo...

Yo también tengo papeles que he ido desechando con el tiempo y otros que espero jamás perder.

Muy buenos recuerdos tienes aquí =)

Montse dijo...

Es increíble que guardes todos esos pequeños tesoros, porque es lo que son, tesoros de tus gratos y entrañables recuerdos.
Las notas escritas de tu padre y tu abuelo, las de la mamá inglesa.. en fin todos y cada uno de esos papeles, tu lo has dicho, son más que eso y no me extraña que te soplen nostalgia por el cogote, a mi me harían saltar las lagrimillas.
Tal vez por eso no he guardado muchos recuerdos de este tipo.
Gracias por compartir tus tesoros de papel!
Mil besos.

Ana Bohemia dijo...

Estos pequeños papeles dicen mucho de ti, me cuentan que eres una persona que suele mirar atrás con frecuencia, detallista, nostálgico, un coleccionista de momentos, una persona que mira al pasado para revivir esos instantes que ya son tesoros de la memoria.
Yo también colecciono entradas de cine, y cualquier papel que considero importante, supongo que somos unos románticos nostálgicos.
Saludos
:D

Anónimo dijo...

Muy emotivos todos ellos. Un perfecto recorrido cronológico por tu vida en papeles. Gran acierto guardarlos!!
Txema Rico

Sese dijo...

Es curioso que guardes papeles tan entrañables como las notas de tu abuelo,por ejemplo, y a la vez lo hagas de una simple entrada de cine. Y no te lo creerás pero tampoco guardo demasiadas cosas, y si lo hago es más por pereza que no por el placer de recrearme en los recuerdos que me evocan.

Por cierto qué peli era (yo recuerdo una de las primeras que fui solo al cine: Enjambre (era la época del cine catastrófico)

Saludos

Anónimo dijo...

Sí,sí,es muy curioso cómo llega un momento en que uno pierde toda delicadeza nostálgica y, sin sentir nada especial, va y se desembaraza de esas cosas que guardaba con tanto cuidado. A mí también me ha pasado. Lo peor es que luego, al tiempo, me arrepienta de haberlo hecho.
¡Pero cuántos cines había en Elda! ¿¡Tantos!?
Muy entrañable la nota del abuelo Juan. Y el tachón aún más; no sé lo que tapó pero supongo que todo le parecía poco para su nieto. ¡Pobrecico! Estas cosas son para saltar las lágrimas.
¡Jo! el reloj que te regaló tu padre me recuerda al que me regaló mi abuela Sabina por mi comunión. No quería saber nada de los modernos de pilas y menos digitales, y se empeñó en que debía ser de cuerda, como los de toda vida; Se ve que desconfiaba de la moderna tecnología de entonces y no me extraña que se llamara Sabina porque Sabina viene de Saber ¿no? ja,ja
Buah, mejor no saber quién era porque... ¿te puedes fiar mucho de un supuesto amor que te llama por tu apellido?.
Y vale, por ahora, que me tengo que marchar. Ya seguiré, ya, que esta entrada me gusta mucho.
carlos

Anónimo dijo...

Espero que no guardes el primer billete de 500 euros que viste; quiero decir que no lo vayas a coleccionar así, sin sacarle ningún provecho ¡uf!
Oye, que no deja de ser curioso que para decorar los billetes de banco -cuestiones matemáticas- lo hicieran con muchos literatos; que yo recuerde: Rodalía de Castro, el de 500 pts, Pérez Galdós el de 1000 y, mucho antes de nuestra época, Cervantes también en los de 1000.
¡Anda! un escrito de Carita. Espero que siga visitando este blog y se lo encuentre aquí. A ver si se acuerda.
¡Jo! el billete de autobús ese parece de la posguerra ¿eh? ¡qué chulo! Y qué nombres geográficos tan bonitos y sugerentes: Empalme Jinete, Fuente Taif...
¡Qué bueno! Esto demuestra que eras todo un artillero español. ¿A que llevabas el distintivo de Artillería, que era una bomba con mecha como las de los tebeos? Ja,ja,ja Pero no recuerdo, el distintivo lo llevábamos en una tira sobre el pecho ¿no?. Yo llevaba el de Ingenieros...¡Figúrate!Algo bueno de la mili era que elevaba nuestra autoestima.
Es curioso ¿verdad? que tal vez sólo conserves de aquella señora estas líneas tan prosaicas. Es como los fragmentos que encuentranlos arqueólogos: son cosas que en su momento son trivialidades y que, años después, son auténticos tesoros científicos y también sentimentales. ¡Que en paz descanse esa señora!
Insisto: ha sido una entrada muy emotiva a pesar de la aparente pequeñez de los tesoros.
carlos.

JuanRa Diablo dijo...

Pues ya ves, Holden, que esta tendencia a guardar depende de la naturaleza de cada cual. Pero en unos casos más, en otros menos, no deja de haber cosas que se quedan con nosotros por estar ligadas a algún bello recuerdo.

Ángeles:

Te enseñaré ese reloj, por supuesto. Lo hubiera mostrado en esta entrada pero lo tengo en Petrel.
Mrs Catt te hubiera caído muy bien. Una enamorada de las plantas y las flores, por cierto.
Yo es que además de amanecista debo ser un almacenista (de futuras nostalgias) :p

Sara:

Bueno, los ataques de nostalgia se han de pasar con una sonrisa y una lagrimilla en el ojo. Nada más, que yo soy de los que piensa que igual que quedan ahí esos bonitos recuerdos, hay muchos miles más por llegar.
Y lo siento pero no me creo que hagas tabla rasa de todo lo que te pasa y lo olvides. No me dirás que no te acuerdas de que un día hablaste por teléfono con el diablo, por ejemplo ;)

Natty:

A lo mejor es que los recuerdos son como las hojas en el otoño, que unas se van volando y otras quedan fijas y verdes en sus árboles :)

Montse:

Es verdad, ni de oro ni de plata y aún así son tesoros de mucho valor. En las subastas de los sentimientos no hay cifras lo suficientemente altas para que se pueda pujar por ellos.

PD: ¿Has cortado ya la barra de la cocina para matar zombis? :p

JuanRa Diablo dijo...

Ana Bohemia:

Nostálgicos, románticos y hippies. Todo en coctelera y agitado, así somos un poco los dos, creo yo :)
¿Te has dado cuenta de que las entradas de cine de ahora es tonteria guardarlas como recuerdo? Ademas de ser más feas e impersonales que las de entonces, al poco tiempo desaparece la letra impresa!
PD. ¡Suerte en el mundo zombi, Ana! ;)

Txema:

En ese álbum de recuerdos tengo también varias cosas tuyas, como una redacción de cuando eras un nano en la que ensalzabas al Club Deportivo Eldense y que quizas no recuerdes ya, jajaja

Sese:

Ni idea. No se me ocurrió anotar la película detrás. Quizá La guerra de las galaxias, Superman, Tiburón...

Carlos:

¿Y no te ha pasado también que tiras algo porque nunca has necesitado utilizarlo y al poco de haberte desprendido lo necesitas? ¡A mi sí!

¿Que si había cines en Elda? ¡No te puedes hacer una idea! No he nombrado todos, y creo que aún había seis o siete más ¡en serio! A ver si lo consulto con alguien que tenga más memoria y te digo el nombre de todos.

Y un músico, Falla, ¿te acuerdas? En aquellos billetes marrones de 100 Ptas.

Sí, Carita ha podido volver a ver esa nota porque la avisé. Ahora volvemos a estar en contacto gracias a Facebook (lo sé, ¡vade retro, redes sociales del diablo! xD)

¿Sabes lo que me regaló Mrs Catt también? Una baraja que había pertenecido a su marido y que se guardaba en una bonita cartera de cuero. En esta entrada solo quise mostrar papeles, quizás dedique otra a determinados objetos especiales.
Me alegro de que te haya gustado, Carlos.

PD. Ya sabes a quien has salido en eso del resquemos a las nuevas tecnologías. ¿A tu abuela Sabina! :p

hitlodeo dijo...

Eres muy previsor. Mis recuerdos guardados, los pocos que se me ocurrió conservar, fueron desapareciendo en las sucesivas mudanzas.

Ahora he abierto una carpeta para los dibujos de mis hijos y sus manualidades varias. Quizás cuando sean más mayores las vean y les traigan buenos recuerdos.

JuanRa Diablo dijo...

No lo dudes, Hitlodeo, esa carpeta será un tesoro, y no solo les gustará a ellos volver a ver su arte ;)