"Vamos, vamos, ¡solo dos más! ¡Tres y tres son seis!"
Se me ocurre que...
Se me ocurre que...
La Tierra dejó de ser habitable hace muchos años. No queda ningún ser humano en ella.
Al menos eso es lo que dicen los estudios de observación teledirigida llevados a cabo durante casi veinte meses.
Desde Dormida, la estación espacial más próxima, Nathan y Jade han estado lanzando barridos de onda a través de drones por toda la superficie del planeta.
- Esto se acabó, Jade. Acabo de enviar el último informe a la base. Ya se puede decir oficialmente que no queda nadie.
- ¿Estás seguro? - pregunta su compañera tras un hondo suspiro
- ¿Seguro de qué? ¿De haber enviado el informe?
- No, de que no quede nadie.
- Tú misma lo has comprobado.
- Pero... quedaban dudas en dos cuadrantes. Hubo alteraciones en el gráfico 5/11 y...
- Jade, ¿me has escuchado? El trabajo está concluido ¡Podemos volver a Keppler! ¿No te alegras?
Jade se levanta para encender el amplificador biofáctico.
- ¿Y qué hacemos con esto?
En la pantalla aparecen imágenes borrosas de un lugar selvático por el que parece moverse un ser de piel anaranjada.
- Oh, vamos, - protesta Nathan - ¿otra vez con esa grabación? ¡Aquello debió de ser un orangután!
- Sigo teniendo mis dudas, caminaba demasiado erguido.
- ¡Era la isla de Borneo: un orangután, sin duda!
- Bien, lo admito, solo lo vimos unos segundos. Podría ser. Pero esto demuestra que si había un orangután... podía no ser el único . Y si ha conseguido sobrevivir algún primate...
- No, Jade, sabes que no queda ningún hombre. Las ondas...
- Las ondas no alcanzan los lugares subterráneos.
- ¿Y qué quieres decir con eso? ¿Que puede quedar alguien viviendo en cuevas? ¡Ah, claro! - exclama Nathan y hace muecas burlonas- ¡La civilización perdida de las profundidades!
Jade niega suavemente con la cabeza y mira fijamente a su compañero.
- No, pero...
- Escucha – dice Nathan – aún nos queda un poco de vino. Vamos a celebrar el fin de esta misión. ¡Y que por fin volvemos a casa!
Abandona la sala de control y se encamina hacia el módulo de servicio.
Jade se queda mirando la Tierra desde el panel central. Le parece una piedra preciosa sobre un manto de terciopelo negro, una gema redonda con vetas blancas y azules brillando en la oscuridad.
De repente el amplificador de señal empieza a emitir un extraño sonido. Jade se apresura a nivelar la frecuencia y oye una voz hablando.
Nathan vuelve poco después con una botella y dos copas.
- ¡No te lo vas a creer! - exclama Jade
Al ver la cara de su compañera se queda quieto esperando a que le explique.
- ¿Qué no me voy a creer?
Jade no deja de manipular el panel táctil.
- ¿Me lo vas a contar o qué?
- He recibido una voz
- ¿Cómo que una voz?
- ¡¡Sí, desde la Tierra!!
- Vamos, Jade, te lo habrá parecido – dice acercándose a ella.
- ¡La he oído! Ha dicho algo como “tres y tres”, o “seis y seis”. No sé, algo así.
- Sabes que eso es imposible
- Nathan, ¡te digo que la he oído!
- ¿El orangután ha hablado desde su cueva?
- ¡No te lo tomes a broma! ¡Esto es muy serio!
- ¿Pero no ves que es absurdo? ¿Cuánto llevamos aquí? ¡Meses! Meses sin ver ni oir nada.
- ¡Y qué! - protesta ella - También me parece increíble a mí, ¿sabes?
Jade sigue moviendo los mandos del panel
- Venga, déjalo ya. Te diré lo que vamos a hacer – dice Nathan sirviendo vino en una copa - Si en el tiempo en que nos tomamos el vino no se vuelve a oir nada, nos olvidamos del asunto.
- Pero es que...
- No hay peros, Jade. Llevamos demasiado tiempo aquí. Necesito... necesitamos cambiar de aires de una vez. Toma, brinda conmigo.
- ¿Qué ha podido ser? - dice ella cogiendo la copa.
Ambos beben.
"Venga, que necesito dos más para los 33"
- ¿¿Lo ves?? - exclama Jade - ¿has oído eso?
- Pero quién coño... – dice Nathan escupiendo el vino entre fuertes toses.
- ¡Nathan, vuelve a emitir informe a la base! ¡¡Hay gente en la Tierra!!
- ¿Qué es lo que ha dicho? ¿Ha quedado registrado?
- Espera, lo pongo de nuevo
"Venga, que necesito dos más para los 33"
Nathan y Jade se miran desconcertados
- Esto no puede estar sucediendo – dice Nathan – ¡Esto tiene que ser una broma!
- Voy a activar los drones
- ¿Vienen reflejadas las coordenadas de ese sonido?
- Sí
- Bien, introdúcelas en un dron.
- Aquí están, díctamelas, Nathan
- 38.6551371540802,-1.1295970377
- ¿Corresponden a...?
- Yecla. Murcia. España.
El dron Roseau viaja a 250 kms/hora y llega al punto indicado en 16 minutos y 11 segundos. Nathan ha encendido la Reciprontac y ambos se han puesto los vistáfonos de traducción directa.
En la azulada pantalla aparece un hombre con un portatil antiguo, un ASUS de principios del siglo XXI.
Mira a la pantalla muy sorprendido. Nathan y Jade dan un paso hacia atrás, impresionados también.
- ¿Qué leches es este aparato? - dice el terrícola mirando a la cámara del dron
- Le hablamos desde la E.E.D. : Estación Espacial Dormida. - dice Nathan- ¿Quién es usted?
- ¿Qué quién soy yo? ¡Quiénes sois vosotros, que os habéis metido en mi casa!
- Ya se lo hemos dicho. Somos de Keppler, a seiscientos años luz de la Tierra. Nosotros... ¡no logramos comprender cómo lo ha hecho para sobrevivir!
- Escuche – dice Jade- ¿Hay alguien más con usted?
- Ahora mismo no. Mi mujer ha salido a comprar el pan.
Jade y Nathan se miran con ojos como naves espaciales.
- A ver, todo esto es imposible, usted no puede estar ahí.
- No me jodas, ¿que no puedo estar en mi propia casa?
- ¡Pero si la Tierra lleva más de un siglo sin población! ¡No es posible vivir en ella!
- Miren, yo para bromitas no estoy, ¿saben? Que queda poco para que acabe el año y necesito escribir dos entradas más en mi blog.
Jade va a preguntar algo más pero se vuelve a Nathan.
- ¿Ha dicho blog? ¿Qué es un blog?
- Ni idea – susurra. Y vuelve a dirigirse al terrícola- ¿Por qué escribe usted? ¿Para quién?
- Para quien quiera leerme. Pero, claro, si me interrumpen... no voy a llegar a las 33 entradas y se me va a fastidiar el invento.
Nathan y Jade quieren seguir preguntando pero no saben ni por dónde empezar.
- Es que para mi es muy importante la numerología, ¿saben? – sigue hablando el terrícola – El primer año escribí 66 entradas, algo perfecto desde mi punto de vista. También el segundo y tercer año. Pero después ya no he llegado a esa cifra, aunque, eso sí, siempre he intentado que contengan un 6 o sumen 6. Como en 2014 que escribí 56 entradas o en 2015 que fueron 42 (4 + 2 = 6) Este año llevo solo 31. ¿Lo entienden ahora? ¡Necesito 33!
Nathan y Jade le escuchan dando largos sorbos a sus copas.
- Pero usted... ¿en qué año se encuentra? - pregunta Nathan con un hilo de voz.
- ¡Anda ya!, que creo que ya entiendo lo que pasa. Vosotros vais a ser la pareja de la que yo estaba escribiendo.
- ¿Cómo dice?
- Sí, la pareja del futuro. Se supone que teníais que haber seguido con lo vuestro, no venir a mí y mezclaros con mis pensamientos. Claro, que igual ha sido más culpa mía que otra cosa...
Al menos eso es lo que dicen los estudios de observación teledirigida llevados a cabo durante casi veinte meses.
Desde Dormida, la estación espacial más próxima, Nathan y Jade han estado lanzando barridos de onda a través de drones por toda la superficie del planeta.
- Esto se acabó, Jade. Acabo de enviar el último informe a la base. Ya se puede decir oficialmente que no queda nadie.
- ¿Estás seguro? - pregunta su compañera tras un hondo suspiro
- ¿Seguro de qué? ¿De haber enviado el informe?
- No, de que no quede nadie.
- Tú misma lo has comprobado.
- Pero... quedaban dudas en dos cuadrantes. Hubo alteraciones en el gráfico 5/11 y...
- Jade, ¿me has escuchado? El trabajo está concluido ¡Podemos volver a Keppler! ¿No te alegras?
Jade se levanta para encender el amplificador biofáctico.
- ¿Y qué hacemos con esto?
En la pantalla aparecen imágenes borrosas de un lugar selvático por el que parece moverse un ser de piel anaranjada.
- Oh, vamos, - protesta Nathan - ¿otra vez con esa grabación? ¡Aquello debió de ser un orangután!
- Sigo teniendo mis dudas, caminaba demasiado erguido.
- ¡Era la isla de Borneo: un orangután, sin duda!
- Bien, lo admito, solo lo vimos unos segundos. Podría ser. Pero esto demuestra que si había un orangután... podía no ser el único . Y si ha conseguido sobrevivir algún primate...
- No, Jade, sabes que no queda ningún hombre. Las ondas...
- Las ondas no alcanzan los lugares subterráneos.
- ¿Y qué quieres decir con eso? ¿Que puede quedar alguien viviendo en cuevas? ¡Ah, claro! - exclama Nathan y hace muecas burlonas- ¡La civilización perdida de las profundidades!
Jade niega suavemente con la cabeza y mira fijamente a su compañero.
- No, pero...
- Escucha – dice Nathan – aún nos queda un poco de vino. Vamos a celebrar el fin de esta misión. ¡Y que por fin volvemos a casa!
Abandona la sala de control y se encamina hacia el módulo de servicio.
Jade se queda mirando la Tierra desde el panel central. Le parece una piedra preciosa sobre un manto de terciopelo negro, una gema redonda con vetas blancas y azules brillando en la oscuridad.
De repente el amplificador de señal empieza a emitir un extraño sonido. Jade se apresura a nivelar la frecuencia y oye una voz hablando.
Nathan vuelve poco después con una botella y dos copas.
- ¡No te lo vas a creer! - exclama Jade
Al ver la cara de su compañera se queda quieto esperando a que le explique.
- ¿Qué no me voy a creer?
Jade no deja de manipular el panel táctil.
- ¿Me lo vas a contar o qué?
- He recibido una voz
- ¿Cómo que una voz?
- ¡¡Sí, desde la Tierra!!
- Vamos, Jade, te lo habrá parecido – dice acercándose a ella.
- ¡La he oído! Ha dicho algo como “tres y tres”, o “seis y seis”. No sé, algo así.
- Sabes que eso es imposible
- Nathan, ¡te digo que la he oído!
- ¿El orangután ha hablado desde su cueva?
- ¡No te lo tomes a broma! ¡Esto es muy serio!
- ¿Pero no ves que es absurdo? ¿Cuánto llevamos aquí? ¡Meses! Meses sin ver ni oir nada.
- ¡Y qué! - protesta ella - También me parece increíble a mí, ¿sabes?
Jade sigue moviendo los mandos del panel
- Venga, déjalo ya. Te diré lo que vamos a hacer – dice Nathan sirviendo vino en una copa - Si en el tiempo en que nos tomamos el vino no se vuelve a oir nada, nos olvidamos del asunto.
- Pero es que...
- No hay peros, Jade. Llevamos demasiado tiempo aquí. Necesito... necesitamos cambiar de aires de una vez. Toma, brinda conmigo.
- ¿Qué ha podido ser? - dice ella cogiendo la copa.
Ambos beben.
"Venga, que necesito dos más para los 33"
- ¿¿Lo ves?? - exclama Jade - ¿has oído eso?
- Pero quién coño... – dice Nathan escupiendo el vino entre fuertes toses.
- ¡Nathan, vuelve a emitir informe a la base! ¡¡Hay gente en la Tierra!!
- ¿Qué es lo que ha dicho? ¿Ha quedado registrado?
- Espera, lo pongo de nuevo
"Venga, que necesito dos más para los 33"
Nathan y Jade se miran desconcertados
- Esto no puede estar sucediendo – dice Nathan – ¡Esto tiene que ser una broma!
- Voy a activar los drones
- ¿Vienen reflejadas las coordenadas de ese sonido?
- Sí
- Bien, introdúcelas en un dron.
- Aquí están, díctamelas, Nathan
- 38.6551371540802,-1.1295970377
- ¿Corresponden a...?
- Yecla. Murcia. España.
El dron Roseau viaja a 250 kms/hora y llega al punto indicado en 16 minutos y 11 segundos. Nathan ha encendido la Reciprontac y ambos se han puesto los vistáfonos de traducción directa.
En la azulada pantalla aparece un hombre con un portatil antiguo, un ASUS de principios del siglo XXI.
Mira a la pantalla muy sorprendido. Nathan y Jade dan un paso hacia atrás, impresionados también.
- ¿Qué leches es este aparato? - dice el terrícola mirando a la cámara del dron
- Le hablamos desde la E.E.D. : Estación Espacial Dormida. - dice Nathan- ¿Quién es usted?
- ¿Qué quién soy yo? ¡Quiénes sois vosotros, que os habéis metido en mi casa!
- Ya se lo hemos dicho. Somos de Keppler, a seiscientos años luz de la Tierra. Nosotros... ¡no logramos comprender cómo lo ha hecho para sobrevivir!
- Escuche – dice Jade- ¿Hay alguien más con usted?
- Ahora mismo no. Mi mujer ha salido a comprar el pan.
Jade y Nathan se miran con ojos como naves espaciales.
- A ver, todo esto es imposible, usted no puede estar ahí.
- No me jodas, ¿que no puedo estar en mi propia casa?
- ¡Pero si la Tierra lleva más de un siglo sin población! ¡No es posible vivir en ella!
- Miren, yo para bromitas no estoy, ¿saben? Que queda poco para que acabe el año y necesito escribir dos entradas más en mi blog.
Jade va a preguntar algo más pero se vuelve a Nathan.
- ¿Ha dicho blog? ¿Qué es un blog?
- Ni idea – susurra. Y vuelve a dirigirse al terrícola- ¿Por qué escribe usted? ¿Para quién?
- Para quien quiera leerme. Pero, claro, si me interrumpen... no voy a llegar a las 33 entradas y se me va a fastidiar el invento.
Nathan y Jade quieren seguir preguntando pero no saben ni por dónde empezar.
- Es que para mi es muy importante la numerología, ¿saben? – sigue hablando el terrícola – El primer año escribí 66 entradas, algo perfecto desde mi punto de vista. También el segundo y tercer año. Pero después ya no he llegado a esa cifra, aunque, eso sí, siempre he intentado que contengan un 6 o sumen 6. Como en 2014 que escribí 56 entradas o en 2015 que fueron 42 (4 + 2 = 6) Este año llevo solo 31. ¿Lo entienden ahora? ¡Necesito 33!
Nathan y Jade le escuchan dando largos sorbos a sus copas.
- Pero usted... ¿en qué año se encuentra? - pregunta Nathan con un hilo de voz.
- ¡Anda ya!, que creo que ya entiendo lo que pasa. Vosotros vais a ser la pareja de la que yo estaba escribiendo.
- ¿Cómo dice?
- Sí, la pareja del futuro. Se supone que teníais que haber seguido con lo vuestro, no venir a mí y mezclaros con mis pensamientos. Claro, que igual ha sido más culpa mía que otra cosa...
Nathan y Jade vuelan en su Galax Ameba hacia Keppler en completo silencio. Han destruido la grabación del orangután, y ahora, echados en sus cápsulas, siguen dando vueltas a esa promesa de no nombrar jamás el episodio del único terrícola bloguero preocupado por la numerología.
Por mi parte debo aprender a no inmiscuirme en las historias de los demás, por muy ficticias que sean, que luego al escribir me hago la picha un lio.
PD. El viaje se les hizo largo porque el vino les sentó mal. A saber de qué cosecha era.
PD. Treinta y dos entradas. Me queda una.
Por mi parte debo aprender a no inmiscuirme en las historias de los demás, por muy ficticias que sean, que luego al escribir me hago la picha un lio.
PD. El viaje se les hizo largo porque el vino les sentó mal. A saber de qué cosecha era.
PD. Treinta y dos entradas. Me queda una.
10 comentarios:
Está claro: si alguien sobreviviera a una hecatombe mundial, ése serías tú.
Me ha encantado esta historia cómico-metaliteraria-interestelar y pirandelliana. Te felicito.
Y me han encantado el amplificador biofáctico, la Reciprontac, los vistáfonos, el símil de la Tierra con la gema y el nombre de la estación espacial.
Ahora una más y ya podrás dormir tranquilo. Pero sólo hasta el próximo año estelar, ¿eh? No te vayas a dormir en los laureles cuánticos, que luego viene la numerología con sus exigencias.
Me has enganchado con el relato: ciencia-ficción, rotura de la cuarta pared (o algo así), personajes carismáticos... Muy grande, me ha encantado.
Y además ya queda menos para las 33, así que perfecto. :D
¡Felices fiestas!
Están Arthur C. Clark, Stanley Kubrick y tú JuanRa. Una Odisea en la Extinta Tierra.
Ja ja ja, estás como una cabra. Claro que eso es normal siendo el diablo.
Ánimo. A por la que falta.
¡Qué par de pazguatos venidos del futuro! ¡Mira que confundirte con un orangután... jajaja
Por si no hablamos antes... ¡¡FELICES FIESTAS Y UN MUY FELIZ Y COMPLETÍSIMO 2017!!
jajajaj que grande eres hasta para esto te inventas una historia que nos ha tenido en vilo jajajaa yo quiero ser como tu
Joe, los de Kepler es que no se enteran de nada. Y yo que pensaba que estabas jugando a algún juego de cartas en el que tienes que puntuar 33 para ganar... XD Me alegro de que vayas cumpliendo tus objetivos blogueros, yo diría que una entrada en 7 días es más que posible, ¿no?
¡Felices fiestas JuanRa!
Me chiflan las historias futuristas y por un momento he pensado que no era producto de tu extraordinaria imaginación sino pura realidad, que de verdad has recibido una visita de Keppler ¡ayyy, qué emoción! y que se han ido como alma que lleva el diablo sin entender nada, jaja.
Ánimo con esa entrada que te falta ;)
Felices Fiestas!
Ángeles:
Si vivieras en la época de Nathan y Jade podrías guardar directamente la historia en tu mente con un simple parpadeo y releerla sin necesidad de soporte físico. Es algo que no te puedo explicar ahora porque no lo entenderías. Y yo tampoco.
En el futuro espero no dormirme en esos laureles cuánticos que dices, porque además esta pareja me ha caído bien y quisiera que volvieran en 2017. No sé si sabrás que realizarán nexo tántrico en Keppler (lo que hoy llamamos unión matrimonial)
Y adivina a dónde viajarán de luna de miel. ¡Exacto, a la estación espacial Dormida!
Tarambana :
Todo esto se debe a que el otro día perdí los papeles y buscando buscando a ver dónde los había dejado, me pasé sin darme cuenta a la cuarta dimensión.
Y como allí la realidad tiene otro color… pues ya ves lo que salió
Muchas gracias y felices fiestas a ti también :)
hitlodeo :
Pues la clave va a estar en llamarme JuanRak (como el final de Clark y Kubrick) Claro, como la K es la constante de todo número primo que tiende al infinito… (cómo me gusta sonar a erudito)
Si, lo de la cabra no te lo discuto. Pero mejor cabrak, por favor :p
Speedygirl :
Y además veo mucha guasa en el asunto, porque los orangutanes son melenudos. Nada más lejos de mi realidad.
Igualmente, Speedy. ¡Por un 2017 repleto de felicidad y prosperidades supersónicas!
Un beso
Papa Cangrejo :
Bueno, ya casi eres como yo. El rojo cangrejo es de los más infernal :D
Holden :
Los kepplerianos, ya se sabe, mucha tecnología punta pero luego, a la hora de la verdad, unos cenutrios y unos esbaratabailes.
Sí, Holden, una más y ya podré dormir tranquilo (si exceptuamos los quebraderos de cabeza que me da tu semejante Z, claro xxD)
¡Felices fiestas, Holden !
Montse :
Es verdad, sé que te gustan las historias futuristas. Tú también escribiste alguna.
Esta gente de Keppler tiene estas cosas, que saben pasar de largo un buen día y dejarte con la duda de si fueron realidad o ficción, verdad o fantasía, Marte o jueves
¡Felices fiestas, amiga!
Te pones a improvisar entradas así preocupado por cumplir tu objetivo de las 33 y te salen perlitas como esta, ¡es genial!, ¡cuanta creatividad literaria la tuya!, me gusta cuando tus personajes interactuan contigo...
Pues nada, mucho ánimo y a por la 33.
Aprovecho para felicitarte las fiestas JuanRa y desearte una feliz entrada de año, que el 2017 te traiga muchas cosas buenas eso sí multiplicadas por 6.
Un abrazo
:)
Muchas gracias, mi querida Ana. Mis deseos de todo lo bueno para ti también (y para el resto de tu family)
Ha sido publicar la entrada 33 y justo al mismo tiempo recibir tu comentario ¡Como una sincronización cósmica o algo así!
Y hablando de lo cósmico y de lo interestelar..., ese gato tuyo que sigue volando por el espacio... no lo llamarías Doraemon, ¿no? xDD
Feliz 2017, Bohemia
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