14 de noviembre de 2024

EL DÍA EN QUE MURIÓ EL ORO

 


El día en que el Oro murió, sus amigos se reunieron en el velatorio.


LA PLATA: (llorando) Ag, Ag… ¡El pobre...! Tan sólo dijo Au, Au… y se nos fue.

EL TITANIO: Estoy hundido.

EL HIERRO: Tened Fe. Ahora brilla en el cielo.

EL ALUMINIO: Al… alguien quiere té o café?

EL SILICIO: Yo Sí.

EL NIQUEL: Ni té ni café, gracias.

EL SODIO: Yo tampoco quiero Na.

EL OXÍGENO: Abrid las ventanas. Está esto muy cargado.

EL PLOMO: Sí, muy pesado.

EL AZUFRE: Sssssss, bajad la voz!

EL YODO: I los demás lo saben?

EL RADIO: Ya lo he retransmitido a todos.

EL HELIO: He venido yo el primero.

EL FRANCIO: Yo me enteré en Paris.

EL GERMANIO: Y yo en Berlín.

EL BROMO: Brrrrrr. ¡Cerrad ya la ventana!

EL IDRÓGENO: Con las prisas me he dejado la H en casa.

EL FLUOR: Y yo el cepillo de dientes.

EL BARIO: Ba, eso no es importante.

EL MERCURIO: ¿No hace mucho calor aquí?

EL NEON: ¡Encended las luces!

EL OSMIO: ¿Os queréis callar?

Lástima que cuando llegó Don WOLFRAMIO, el notario, para hablar de la herencia, se alteraron todos tanto que la reacción fue espantosa.

¡Menudos elementos!

***

Nota

Escribí este texto en el año 2008. 

Lo he rescatado de la entrada ANTE LA CRISIS... RISAS