Me gustan los momentos previos a publicar una entrada en el blog, cuando el texto ya está corregido y preparado para darle el empujón que le permita ver la luz.
Muchas veces, en mi caso, no tengo fotos apropiadas para ilustrarlo y la elección de las mismas las hago obviamente buscando en internet, donde florecen de todos los gustos y colores.
Daba por hecho que esta vez me iba a ser muy fácil encontrar las imágenes que acompañan a este texto pues me bastaba con unas cuantas panorámicas del pueblo del que pretendo hablar. Lo que no imaginaba es la sorpresa que me llevaría al encontrar una foto en concreto y los datos que extraje a raiz de ella.
Pero vayamos por partes, cada cosa a su tiempo.
Una avalancha de recuerdos es justamente lo que ha ocurrido esta semana cuando algo que me contaba mi hijo me retrotrajo a un día concreto de mi infancia, siendo un niño de once años, durante un viaje con mi familia.
Aquel día supuso muchas emociones para mí y mis hermanos, que disfrutamos de un lugar realmente bello y novedoso, pero si algo quedó grabado de verdad en mi memoria fue un malentendido que me dejó tan impresionado como para que no lo haya olvidado nunca.
Esta semana he estado tomando notas sobre aquel día y hoy quiero contarlo.
Fue en Alcalá del Júcar, un pintoresco pueblo de la provincia de Albacete por el que, como su nombre indica, serpentea el río Júcar y le confiere un perfil relevante en todo su paisaje.
Pero vayamos por partes, cada cosa a su tiempo.
Una avalancha de recuerdos es justamente lo que ha ocurrido esta semana cuando algo que me contaba mi hijo me retrotrajo a un día concreto de mi infancia, siendo un niño de once años, durante un viaje con mi familia.
Aquel día supuso muchas emociones para mí y mis hermanos, que disfrutamos de un lugar realmente bello y novedoso, pero si algo quedó grabado de verdad en mi memoria fue un malentendido que me dejó tan impresionado como para que no lo haya olvidado nunca.
Esta semana he estado tomando notas sobre aquel día y hoy quiero contarlo.
Fue en Alcalá del Júcar, un pintoresco pueblo de la provincia de Albacete por el que, como su nombre indica, serpentea el río Júcar y le confiere un perfil relevante en todo su paisaje.
Sin poder presumir yo de tener buena memoria sí que puedo decir qué día en concreto fue y entenderéis por qué.
Exactamente el 7 de julio de 1977, es decir 7/7/77, (bonita fecha para nacer, sólo superada por la mía -6/6/66-, mucho más sexy y diabólica como me reconoceréis).
Para culminar la coincidencia de números en una fecha tan peculiar - y otro motivo más para que no la haya olvidado - ocurrió que nada más llegar al pueblo entramos en un bar y pudimos oir en su televisor la siguiente noticia:
"Hoy, siete del siete del setenta y siete ha venido al mundo una niña que ha pesado al nacer siete kilos setecientos setenta y siete gramos (7,777)"
Como lo oís. Impresionante ¿no? Me pregunto dónde estará esa niña hoy y cuánto pesará.
Mi hermana Ana, que aún no había cumplido los tres años, estaba aprendiendo a andar por aquel entonces y a mí me traía por la calle de la amargura. Siempre he llevado muy mal ese momento crucial en el que los niños empiezan a andar, porque sus caídas me encogen hasta el píloro (para evitar molestas confusiones pínchese aquí)
Como lo oís. Impresionante ¿no? Me pregunto dónde estará esa niña hoy y cuánto pesará.
Mi hermana Ana, que aún no había cumplido los tres años, estaba aprendiendo a andar por aquel entonces y a mí me traía por la calle de la amargura. Siempre he llevado muy mal ese momento crucial en el que los niños empiezan a andar, porque sus caídas me encogen hasta el píloro (para evitar molestas confusiones pínchese aquí)
He sufrido, por tanto, esos arranques bípedos de mis hermanos pequeños primero y de mis hijos después en los que ha habido porrazos para todos los gustos. En este sentido debo tener bastantes genes de mi abuelo Juan que a veces gritaba irritado a sus nietos "¡Tened cuidado, que os vais a romper la crisma!" y nunca supimos bien a qué se refería.
Decía que mi hermana estaba en pleno ímpetu andador, pero, claro, no era lo mismo que correteara por el salón de nuestra casa a que lo hiciera por las calles de Alcalá del Júcar, plagadas de cuestas y escalones, así que yo iba tras ella con el alma en un puño, preocupándome incluso más que mis padres (o tal vez es que ellos, viendo lo bien que ya padecía yo, delegaron en mí la labor de ángel guardián)
Recuerdo que al pasar por uno de los puentes que cruza el río, el fragor del agua al caer en cascadas me sobrecogió y no me atreví a soltar de la mano a mi hermana, que protestaba porque quería correr y yo me negaba abrumado ante tantos peligros que acechaban entre aquella naturaleza salvaje.
Fue aquella una jornada de grandes paseos por muchos de los rincones del pueblo, tan atractivo en su conjunto como para seguir recordándolo en muchos aspectos a pesar del tiempo transcurrido, si bien hay tres recuerdos nítidos que, particularmente a mí, me parece que sucedieran ayer mismo.
Uno es la imágen de un anciano a la puerta de su casa, sentado en una silla en un ángulo con la casa contigua, que al sobresalir más que la suya le proporcionaba sombra.
Decía que mi hermana estaba en pleno ímpetu andador, pero, claro, no era lo mismo que correteara por el salón de nuestra casa a que lo hiciera por las calles de Alcalá del Júcar, plagadas de cuestas y escalones, así que yo iba tras ella con el alma en un puño, preocupándome incluso más que mis padres (o tal vez es que ellos, viendo lo bien que ya padecía yo, delegaron en mí la labor de ángel guardián)
Recuerdo que al pasar por uno de los puentes que cruza el río, el fragor del agua al caer en cascadas me sobrecogió y no me atreví a soltar de la mano a mi hermana, que protestaba porque quería correr y yo me negaba abrumado ante tantos peligros que acechaban entre aquella naturaleza salvaje.
Fue aquella una jornada de grandes paseos por muchos de los rincones del pueblo, tan atractivo en su conjunto como para seguir recordándolo en muchos aspectos a pesar del tiempo transcurrido, si bien hay tres recuerdos nítidos que, particularmente a mí, me parece que sucedieran ayer mismo.
Uno es la imágen de un anciano a la puerta de su casa, sentado en una silla en un ángulo con la casa contigua, que al sobresalir más que la suya le proporcionaba sombra.
El hombre tenía una nariz descomunal, como una patata de color rojo violáceo muy vivo que alguien hubiera pegado a su cara. Imaginad la impresión de tal encuentro para los ojos de unos niños. Quedamos hipnotizados. Supongo que nuestros padres nos alejarían pronto de allí para que nuestras miradas no incomodaran más a un hombre que debía sentirse objeto de cientos de miradas curiosas.
Seguro que debimos hacer muchas preguntas al respecto pero no recuerdo los momentos posteriores, sólo el del impacto.
Otro es la sensación de aventura que sentimos al entrar en las cuevas del lugar. Muchas de las casas de esta población están pegadas a un gran promontorio rocoso en cuya cima hay un imponente castillo de origen árabe; de hecho muchas de las casas de Alcalá del Jucar son casas cueva.
Seguro que debimos hacer muchas preguntas al respecto pero no recuerdo los momentos posteriores, sólo el del impacto.
Otro es la sensación de aventura que sentimos al entrar en las cuevas del lugar. Muchas de las casas de esta población están pegadas a un gran promontorio rocoso en cuya cima hay un imponente castillo de origen árabe; de hecho muchas de las casas de Alcalá del Jucar son casas cueva.
Pero las cuevas a las que me refiero se horadaron en la roca para uso y disfrute del turismo. Imaginad largos pasadizos agradablemente iluminados en los que uno va hallando ventanucos y miradores que pemiten contemplar en la distancia cómo forma el rio una gigante hoz que pareciera querer segar las alamedas que le rodean. Aquel fue un momento mágico sin lugar a dudas. Ibamos saltando y corriendo y asomándonos por los huecos de la pared sin imaginar que al final de la profunda cueva encontraríamos un recogido y rústico bar donde pudimos tomarnos unas cocacolas. ¡Y todo en el interior de una montaña! ¡Demasiado para un niño!
La tercera imágen imborrable, la que me movió a escribir esta entrada, ocurrió al atardecer, antes de marcharnos de vuelta a Petrel. Habíamos visto durante todo el día a grupos de mujeres picando o trenzando esparto con el que hacer cestería y objetos de decoración destinados al turismo.
Caminando a orillas del río pasamos junto a otra de estas mujeres que, en solitario, se afanaba en sus labores a la sombra de un gran árbol.
Entonces mi madre empezó a hacer comentarios acerca de lo a gusto que parecía sentirse esa mujer allí y de repente dijo:
La tercera imágen imborrable, la que me movió a escribir esta entrada, ocurrió al atardecer, antes de marcharnos de vuelta a Petrel. Habíamos visto durante todo el día a grupos de mujeres picando o trenzando esparto con el que hacer cestería y objetos de decoración destinados al turismo.
Caminando a orillas del río pasamos junto a otra de estas mujeres que, en solitario, se afanaba en sus labores a la sombra de un gran árbol.
Entonces mi madre empezó a hacer comentarios acerca de lo a gusto que parecía sentirse esa mujer allí y de repente dijo:
- A esa mujer se la llevan ahora a Madrid y la matan.
Bueno, sinceramente espero que no tengáis la mentalidad de un niño de once años y entendáis que lo que mi madre quiso decir es: "A esa mujer que trabaja tan apaciblemente a la sombra de un árbol acompañada por el rumor del agua y el canto de los pájaros, si ahora la trasladaran a una gran ciudad le darían un gran disgusto pues nada es comparable a la tranquilidad de un pueblo"
Bueno, sinceramente espero que no tengáis la mentalidad de un niño de once años y entendáis que lo que mi madre quiso decir es: "A esa mujer que trabaja tan apaciblemente a la sombra de un árbol acompañada por el rumor del agua y el canto de los pájaros, si ahora la trasladaran a una gran ciudad le darían un gran disgusto pues nada es comparable a la tranquilidad de un pueblo"
Eso es lo que ella quiso decir, pero lo expresó brevemente y con otras palabras, que fueron las que yo oí:
- A esa mujer se la llevan ahora a Madrid y la matan.
A mí se me abrieron los ojos como a los de un buho y me paré un instante para girarme y volver a mirar a aquella mujer a la que parecían quedar pocas horas de vida.
- A esa mujer se la llevan ahora a Madrid y la matan.
A mí se me abrieron los ojos como a los de un buho y me paré un instante para girarme y volver a mirar a aquella mujer a la que parecían quedar pocas horas de vida.
¡La iban a matar! ¡En Madrid!
Yo estaba profundamente impresionado y recuerdo que pensé: ¿Cómo es que la van a matar? ¿Qué ha hecho? ¿Cómo es que está tan tranquila si van a venir a llevársela? ¿Por qué no se esconde? Y mi asombro iba en aumento mientras la veía mover con agilidad sus dedos como si quisiera concluir su faena antes de que, no podía discernir quién, llegara y la hiciera levantar de su silla para llevársela a Madrid... y matarla.
Mi perplejidad era tal que algo debió notar mi madre en mi cara y cuando me preguntó qué me ocurría balbuceé:
- Pero, ¿por qué la van a matar?
(Queda prohibido todo comentario pernicioso en relación a si mi edad era ya suficiente como para no ser tan ingenuo. Repito: queda prohibido)
No, a la mujer no la mataron, pero yo sí voy a rematar la entrada de hoy con un dato que me hizo sonreir. Leyendo información en la web oficial acerca de aquel bonito pueblo junto al Júcar encontré algo tan curioso como que
- Pero, ¿por qué la van a matar?
(Queda prohibido todo comentario pernicioso en relación a si mi edad era ya suficiente como para no ser tan ingenuo. Repito: queda prohibido)
No, a la mujer no la mataron, pero yo sí voy a rematar la entrada de hoy con un dato que me hizo sonreir. Leyendo información en la web oficial acerca de aquel bonito pueblo junto al Júcar encontré algo tan curioso como que
En 1.986 le fue concedido el tercer premio, después de la torre Eiffel y la Gran Mezquita de Estambul, a la mejor iluminación artística. (!)
Hay tres cuevas que se pueden visitar y son conocidas como la cueva de Masagó, la cueva de Garadén y las cuevas del Diablo. (!)
"Vaya - pensé- hace muchos años entré en mi propia cueva y no lo recordaba".
Y al bucear en busca de más información descubro que se llaman así porque las restauró y amplió un tal Juan José Martínez, más conocido por Juan el Diablo !!
Me gustan los momentos previos a publicar una entrada en el blog. Si antes de hacerlo aparecen mágicas e inesperadas sorpresas de este tipo, me fascinan.
Me gustan los momentos previos a publicar una entrada en el blog. Si antes de hacerlo aparecen mágicas e inesperadas sorpresas de este tipo, me fascinan.
26 comentarios:
La anécdota casi supera la entrada original.
Increíbles los paisajes.
Un abrazo
Si los padres fueran conscientes de todo lo que absorben los niños equivocadamente, sin caer en su descuido, seguro que medían más sus palabras.
Algún día contaré cómo descubrí la verdad de los reyes magos por descuidos así.
Ahora soy yo el que tiene un niño pegado a sus faldas (mi primo de 4 años) y debo seleccionar muy bien las palabras. ¡Qué estrés!
PD. Tienes razón; los momentos previos a publicar son maravillosos. :)
Pero bueno JuanRa... Al final?...
...La matan, o no la matan?????
Tío, que nos dejas con una intriga...
;-)
Qué bonitos son esos recuerdos de los viajes de la infancia!! Todo era nuevo, diferente, muchas veces incomprensible para nuestra tierna edad (jaja pobre mujer a la que iban a matar en Madrid!!). Yo tengo grabadas estampas inolvidables de los viajes que nos pegábamos mi hermana y yo con mis padres cuando éramos pequeñas... vamos, media España nos recorrimos en un Citroën amarillo, con eso lo digo todo XDDD
saluditos
pues hablando de casualidades, se me había olvidado que tengo un amigo cuyo nombre artístico es el sobrino del diablo.. y se llama Juan ;)
http://www.ciao.es/En_las_nubes_Juan_Gomez_El_sobrino_del_Diablo__1144689
Gamar:
Bueno, hagamos que la anécdota sea la entrada en sí misma y todo arreglado. :P
Los paisajes muy hermosos, sí. Y como hilo musical, un río.
Un abrazo
peibol:
Y aún con cuidado, como el infante sea de imaginación inquieta...
Tu sobrino está en buenas manos, te lo digo yo :)
Por cierto, ¿la verdad de los reyes magos? No sé qué a qué te refieres... :P
Kioskero:
Jejeje, "casi" la mato yo, pero con la imaginación.
La señora en cuestión dormiría esa noche tan ricamente sin saber la de fantasmas que la rondaron esa tarde por llevársela a Madrid! XD
Lillu:
Buenas historias tendrás tú ahí, seguro. Oye, y qué bien queda como título para libro de cuentos infantil: "Lillu y su Citroën amarillo :)
SaluDTs
geminisdespechada:
¡Perfecto!, una cueva que no recordaba, un sobrino que no conocía... ¿qué vendrá ahora?
Más que la sorpresa de la casualidad me la he llevado al verte por aquí. Hola!!
Ya sabes: Abrazos!! ;)
Juan, me ha gustasdo tu historia,que memoria tienes,pobrecico te quedarias con una pena en pensar lo de la mujer.
Veo que te gustan los pueblos manchegos,a ver si te animas,a visitar alguno de la parte de Ciudad Real, te gustarian.
Un saludo manchego.
Mar
Qué curiosas coincidencias!!!
Me quedo con una pregunta...de verdad tu hermana empezaba andar A LOS CASI TRES AÑOS???
"Mi hermana Ana, que aún no había cumplido los tres años, estaba aprendiendo a andar por aquel entonces"
Tan curioso como interesante, Me hace pensar en la cantidad de sitios preciosos que nos estamos perdiendo por "no darle más a la pata".
Un abrazo y te debo un email, pero sigo con fiebre :(
Juanra, una pequeña apreciación: el pueblo que se ve en lo alto de un peñasco formidable, no es Alcalá del Júcar, sino su vecina Jorquera. Son muy parecidos pero no iguales. Me han gustado tus vivencias infantiles. Por cierto, una cosa que no sabes es que a aquella mujer la mataran solo cuando acabe de tejer su pieza de esparto, por eso sigue con la misma faena qeu tu la viste de pequeño. Sin inmutarse.
Mar:
Por suerte me aclararon pronto la duda. ¿Te imaginas que aún hoy siguiera creyendo que fueron a matarla? :D
Estoy convencido de que me gustaría la provincia de Ciudad Real. Pero me iría sin hijos!! :P
Un beso
Bichejo:
Muy buena observación, Bichejo. He sacado cuentas y aquel día mi hermana tenía dos años y ocho meses (más o menos como mi hija ahora) por lo que no es posible que estuviera empezando a andar. Pero recuerdo perfectamente que yo iba muy pendiente de ella así que sin duda era otro bicho que corría a lo loco y me llevaba detrás preocupado.
¿Más satisfecha ahora? ;)
Amig@mi@:
Yo soy muy perezoso para viajar, y más con niños pero debo replanteármelo. Es muy gratificante.
Cuídate!! :)
Anónimo:
Hola Rasanliz, porque aunque no lo has firmado deduzco que eres tú, ¿no?
Qué razón tienes, vaya metedura de pata.! Te aseguro que esa foto viene en imágenes de Google escribiendo "Alcalá del Júcar" y como tienen un aire tan parecido... Gracias por la aclaración.
Ahora que lo dices, has hecho un buen símil de la vida y la muerte. Todos estamos haciendo nuestra canasta de esparto hasta que un buen día la concluimos o nos quedamos sin más hilos que trenzar.
Un abrazo
Entonssssss la matan? jajaja me encantan tus anécdotas, son muy pintorescas. Me hacen el día.
No menrecuerdo de na.Me apetecería mucho volver a corretear esas calles llenas de acechantes peligros.Qué bueno Juan,nada es una casualidad.ja,ja,ja...
Y con once años...(¡Ay, leches! Que has dicho que no se puede decir nada)jeje
La verdad es que hay montón de parajes preciosos perdidos por ahi. Aqui mismo en Navarra hay unas rutas fantásticas con rios y cuevas y cosas de esas. Seguro que te iban a encantar. En vez de tanto caribe y tanta gaita deberiamos conocer mejor lo que tenemos al lado
What a Bible...Juanra!!! Que divertida historia y amena de leer. Yo tambien he estado en ese pueblo y en concreto en "tu cueva"...es una turistada, pero muy interesante de visitar y tomarse una cerveza en su interior,ya que es un bar. Por cierto la señora "Pollastra" valdría para periodista deportivo con semejante "metáfora-eufemismo"...sé lo que me digo...Ja ja ja...Un abrazo diablillo.
Cómo iba yo a pensar cuando estuve en Alcalá del Júcar , que más tarde conocería al diablo dueño de esas cuevas.Yo tambíén fuí de excursión a ese pueblo cuando era muy jovencita(no recuerdo la edad), pero sí recuerdo que eran mis primeras salidas sin mis padres y me pareció estar en un lugar maravilloso y con unas vistas preciosas( todo exagerado por la mente de una adolescente en plena ebullición).
Con respecto a tus funciones de cuidador, te diré que ya entonces empezaste a ejercer de "buen padre protector" y así sigues de padrazo.Yo también tenía miedo cuando Jordi era pequeño si caminábamo por sitios con grandes alturas y le apretaba sus manecitas con una fuerza estranguladora para que no se me soltase.
Pobre Juanillo, lo qué sufrirías por aquella mujer. Y es que los padres no se dan cuenta de lo difícil que es ser hijo, si no seguro que se callarían mas de cuatro cosas(es broma).
Un abrazo. Remolina
preciosas e impresionantes las fiestas de San Lorenzo, ver y escuchar los fuegos artificiales que iluminan todo el pueblo y retumban en todas las calles...
Lo conozco y también la zona.
Juan, me ha encantado revivir aquel día magmífico y aunque te parezca mentira recuerdo exactamente el lugar donde se expresó tu madre de tal forma y tambien recuerdo la fortísima corriente de aire que circulaba por los pasadizos de aquellas impresionantes cuevas, pero lo que mas me se me gravó de todo aquel viaje fueron todas las inquietudes que experimentamos en el trayecto, recorriendo kilometros y kilómetros sin cruzarnos con un solo terricola, por cortados y gargantes de una belleza natural que sobrecogia, llegando a pensar, muy seriamente, que de algún modo habiamos sobrepasado el planeta tierra y estabamos circulando por Dios sabe que lugar de la galaxia.
Y es que yo, como bien sabes, solia perderme siempre que viajabamos y probablemente os llevé a ese maravilloso pueblecito por una ruta que no aparece ni en los mapas.
March:
¿Qué hacemos March? ¿La matamos? No consta en el guión, pero podríamos crear una escena WTF de las tuyas :D
Un saludo
anasister:
Ya, ya me imagino que no te acordarás, en cambio apostaría a que Fran se acuerda de lo que comimos, del olor de las cuevas y del color de los zapatos que llevaba la mamá. :D
Fran:
Ni media palabra sobre los once años!! jeje
Más razón que un santo, Fran. Pero si me subiera para arriba necesitaría un guia. Y no quiero señalar a nadie... ;)
Txema Rico:
De baibol in de begínin que tú dices :D
No sé cuando, pero un día me pondré manos a la obra con una entrada sobre otro pueblo manchego que aún conoces más que éste.
Y hasta aquí puedo leer... :D
Un abrazo, Olonés.
Remolina:
¿Te imaginas lo emocionante que sería, gracias a alguna revolución tecnológica, poder ver escenas ya vividas en alguna pantalla? ¿No te pondrías a verte de adolescente paseando por Alcalá del Jucar? Desde luego que yo la escena junto a la mujer "condenada a muerte" la volvería a revisar con ganas. :D
Un abrazo
calata:
Ya imagino que como buen manchego conocerás bien tu tierra. A mí siempre me ha gustado. Yo pasé muchos veranos en Ayna, que imagino también te será familiar.
pichiri:
Pues cuando cuente la visita a Ayna, con esa llegada de Chrysler americano más largo que día sin pan del que descendió un hombre con sombrero de paja y una especie de cuervo pequeño al hombro... Aquello sí que fue impropio de un ser de este planeta!!
El pájaro era una Urraca.-
Qué bueno es descubrir que hasta el diablo ha tenido la ingenuidad y el candor por el que todos hemos pasado. Cuántas cosas raras habremos entendido, cuántas sorpresas nos habremos llevado!!, los momentos previos a escribir son mágicos, siempre, porque están empapados de la incertidumbre del resultado. Muy buen relato, sencillo, ameno y aunque parezca largo, se me hace corto.
Pichiri:
¿No era una blanca?
mochuELIn:
Jejeje, gracias. ¿No querrás redimirte para que el diablo te trate bien en el infierno, porque yo ya te tengo fichada ;)
hola,mi nombre es Maikel y al igual que esa nina, naci un 7/7/77 a las 7 de la noche, con 7 lbs, siendo el 7 nieto por parte paterna, todos los 7 coincidentes son 7 veces 7
Increíble!! ¡Me encantan estas coincidencias! Si quieres escríbeme a mi correo y te dedico una entrada, ¿vale?
Ay, JuanRa, qué entrada más bonita. Me encanta todo, todo es fabuloso: el pueblo, las fotos, tus recuerdos, tus sensaciones, tu forma de narrar, que me relaja y me emociona al mismo tiempo... y las muchas casualidades que acompañan todo el asunto.
Pero lo de la mujer a la que iban a matar en Madrid... es una historia maravillosa, JuanRa, un cuento precioso que podrían haber escrito Andersen o los Grimm.
Yo no sé si ya tenías edad para haber entendido menos literalmente lo que dijo tu madre, pero esto demuestra que eras un niño con un corazón de oro y una imaginación que te llevaba a conclusiones sorprendentes.
Me ha encantado ♥
Hace poco he sabido que en Bruselas hay un castillo llamado el castillo de Gerald el Diablo, y pensaba decírtelo por si no lo sabías. Y ahora esta entrada, con sus cuevas de Juan el Diablo (será posible!) me da la ocasión de traerlo a colación.
Big hug.
Ángeles:
A mí lo que me encanta es descubrir estas incursiones tuyas en entradas antiguas, y ya es la reoca si me dices que te han gustado tanto.
Me alegra que así sea y te agradezco mucho estos halagos tan gratificantes.
Es curioso que releyendo la entrada me parecía algo nuevo no escrito por mí. Es decir, que la tenía tan olvidada que ni yo mismo sabía todo lo que contenía. Esto me hace pensar que dentro de unos años nuestros propios blogs tendrán mucha frescura y contendrán sorpresas ¡incluso para nosotros mismos! :D
El Gerald de Bruselas, el Juan de Alcalá, el JuanRa de Yecla... el día en que nos juntemos todos los "devils" y nos pongamos serios... ¡no quiero ni pensarlo! xDD
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