14 de junio de 2016

MINICUENTO DE LO EXTRA

Volvía contenta a casa. Tenía entendido que no era fácil conseguir un trabajo allí y, sin embargo, la habían aceptado a la primera. 

Se preguntaba qué les habría movido a contratarla: ¿su sonrisa, su seguridad al contestar, su facilidad con las cuentas, quizás ese perfume que empezaba a marearla?

Las cosas no podían haber empezado mejor en aquella ciudad. Su pareja también había conseguido trabajo como portero de un local de fiestas y estaba cobrando un buen sueldo, algo que ninguno de los dos lograba comprender.

- ¿De verdad pagan tanto por estar de pie en una puerta?
- Eso parece
- ¿Y para qué quieren que estés allí?
- Me dijeron que no dejara entrar a los que no tuvieran buen aspecto.
- ¿Y tú eso cómo lo sabes?
- Pues no me quedó muy claro, pero si alguno me mira mal o huele distinto, ya sabes... le hago “mi mirada” y da la vuelta sin rechistar.
- Pero eso puede hacerlo cualquiera, ¿no?
- No estoy seguro. Tal vez me hayan elegido por mi altura. Parece que les intimida.
- Es curioso, en esta ciudad hay mucha gente que no consigue empleo, y nosotros... 
- Te dije que nos iría bien aquí.

Tras el primer día de trabajo volvió a casa algo aturdida.

- ¡No te lo vas a creer! ¡Es tan sencillo como pasar artículos por un escaner y cobrar lo que la máquina diga! ¡Nada más!
- ¿Ah, sí? ¿Qué clase de artículos?
- Pues al principio pensé que eran objetos decorativos pero parece que también son alimentos. O eso dice la gente que se los lleva, que están muy buenos. Cosas muy raras, ¿sabes?

Al segundo día su pareja la vio llegar con mala cara.

- ¿Cómo ha ido hoy?
- Uff, todo sería genial si no fuera por lo mal que huelen algunos productos. Me dan náuseas nada más verlos. De verdad, no entiendo cómo la gente se lleva esas cosas para comer. Yo no podría ni muerta de hambre.
- Si, ya he visto que aquí tienen unas costumbres bastante extrañas.
- ¿Pero tú has visto lo que comen? ¡Es asqueroso!

Al cuarto día ella se quedó muy quieta delante del espejo.

- ¿Qué te pasa? - le preguntó él- Se te va a hacer tarde.
- No sé si aguantaré mucho más. Es superior a mi.
- Vamos, cariño, es un trabajo como otro cualquiera. Y también te van a pagar bien.
- Ayer a una señora se le rompió un tarro delante de mí y cuando vi lo que contenía tuve que salir corriendo al aseo.
- Pero qué más te da lo que la gente coma. Nadie te obliga a que lo comas tú también.
- ¡Pero es el olor! ¡Es insoportable!

El viernes llegó tarde a casa y su aspecto era tan demacrado que él la abrazó.

- ¡No puedo más! - dijo entre sollozos - ¡No quiero volver!
- ¡Vamos, cariño, relájate!
- ¡Son unos salvajes! ¡Compran de todo y todo se lo comen! ¡Todo! ¡No respetan nada!
- Pero es normal, en cada lugar tienen sus costumbres y...
- ¿Sabes lo que he tenido que ver hoy? ¡Si te lo digo no me vas a creer!
- Anda, ven, ponte cómoda y cuéntamelo aquí, echada en la cama.
- Sí, me voy a quitar toda esta odiosa opresión. Es agotador mantener esta apariencia tantas horas.
- A ver, cuéntame – le dijo él con las membranas del cuello extendidas.
- Mira, he aguantado  el desagradable olor de lo que llaman "hamburguesas"- empezó a decir mientras la piel del cuerpo se le cubría de brillantes escamas azules- y he tenido que acostumbrarme a tocar esos repugnantes billetes cargados de bacterias. Y hasta he sabido soportar que comercien con productos pluricelulares heterótrofos. Pero lo de hoy... lo de hoy ha sido...

Se quitó la peluca y se tumbó en la cama y los pies se extendieron en múltiples ramificaciones transparentes que comenzaron a bombear  sangre amarilla.
- ¿Qué ha pasado hoy?
- ¡¡Han llevado ante mi a un cefálipo!!
- ¿¿Estás segura??
- ¡Claro que lo estoy, Dacremmb! Allí estaba, sin vida. Y la mujer decía: “Parece fresco, esto asado con limón y ajo me sale buenísimo”

Él la miraba incrédulo.

- Casi me echo a llorar. ¡Si son capaces de comerse a un cefálipo serían capaces de comernos a nosotros! ¡Tenemos el mismo ADN!
Dacremmb la miró con ternura.
- No se hable más, Sher7hh - le dijo abrazándola de nuevo con sus tentáculos- Te dije que si no te encontrabas a gusto buscaríamos trabajo en otro lugar. Será por planetas...

12 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Ja,ja,ja! ...¡ya están entre nosotros! Y nosotros los aceptamos sin chistar y sin extrañarnos ya de nada. ¡Para que luego digan que somos intolerantes!
Muy bueno: me hace recapacitar sobre lo relativo de los puntos de vista, de lo que es "normal" y lo que no y juega con nuestra percepción con esa voltereta final.
Ahora, que ya deberíamos haberlo intuido al leer el extraño título.
carlos

Ángeles dijo...


¿Pero qué se han creído estos extraterrestres? ¿Que somos unos bárbaros que nos comemos todo lo que se nos pone por delante?
Bueno...

Bromas aparte, este cuento se puede entender como una metáfora de todo eso de lo que tanto se habla hoy día: la integración de los inmigrantes y la adaptación a costumbres y modos de vida que resultan por completo ajenos, y hasta intolerables, para quien proviene de otra cultura. Y nos hace reflexionar sobre lo difícil que es esa integración, aunque haya voluntad.

La frase final es genial, y me lleva a todas esas películas tan clásicas en las que los habitantes de un planeta que se ha vuelto inhabitable andan por la galaxia en busca de otro donde asentarse.

Y por curiosidad, estas criaturas qué comen?

Ana Bohemia dijo...

Ahora entiendo algunas cosas del mercado laboral, sobre todo lo de los sueldos y los tipos de contrato, que son para gente de otro planeta, gente que no necesite comer mucho porque no tendrán con que pagarlo...
Genial relato, sobre todo el giro final.
Saludos
:D

Montse dijo...

Tienes el don de que tus relatos nos inspiren una historia y luego, con esos giros que haces, resulte que es otra y nos asome una sonrisa ¡muy bueno este cuento! que, como todo cuento, tiene su mensaje final "de un planeta no te irás, sin saber una cosa más"
Y pensar que la cajera del super de la esquina es extraterrestre me pone los pelos de punta.
Besitos.

Nacho dijo...

Buen relato, amigo, has sabido jugar muy bien con la realidad y la ficción, con lo humano e inhumano, el relato un poco corto pero intenso, gracias por estos ratos.
Después de leer esta historia y atando cabos, creo que una de las cajeras del super que hay enfrente de mi casa es una de ellos, por las características debe ser por lo menos prima de Sher7hh, si, si, muy rarita… debe haber una buena invasión jeje, fíjate que hasta Montse sospecha de otra cajera.
Bueno, no saben lo que se pierden, yo seguiré comiendo cefálipo a la gallega, con cachelos, ummmm, me encantan, jeje.
Saludos

Papacangrejo dijo...

¿A qué me recuerdo esto a mi? ...

Raquel dijo...

Me ha gustado mucho ese giro final. Un relato muy original.
Saludos Juanra!

Holden dijo...

Si es que los cefalipos son cosa sabrosa, te lo digo yo. Aunque no los como, ojo, por si acaso un día resulta que lo de ctulhu es cierto y los hombres pulpo vienen a por nosotros. No tan guay como los zombies, pero no deja de ser otra historia de terror popular molona.

Unknown dijo...

Vaya que cuento más curioso, te hace pensar en los que son distintos a ti y se tienen que adaptar a tus costumbres, no debe ser nada fácil, enhorabuena Juan es muy bonita

JuanRa Diablo dijo...

Carlos:

El extraño título, tú los has dicho :p
A veces me cuesta más encontrar un título que escribir la historia, y este ha sido uno de esos casos.

No lo dudes, hay otros mundos... pero están en este.

Ángeles :

Es verdad, todas esas civilizaciones extraterrestres tan avanzadas que vemos en las pelis, terminan aterrizando aquí tarde o temprano. Supongo que los colores de este planeta son como las luces de neón de los hoteles, que llaman mucho la atención desde lejos.

Ah, es cierto que olvidé comentar lo que come esta gente. Principalmente esporas de dolphénidos, que abundan en la manducosfera de su planeta, pero también la miel de oruca que, por cierto, ¡huele a rayos fritos!

Ana Bohemia :

Sí, ya ves que a esta pareja no les pinta nada bien el menú terrestre. ¡Y van y se largan! ¡Con la pasta que hubieran ahorrado en comida! Si es que...


Montse :

“No conocerás planeta... del que de algo no hagas dieta”
Este es un refrán aplicable a cualquier galaxia.

¿La cajera del super solo? ¿Tú te has fijado bien en la ayudante de peluquera? ¿Y en el pescatero de los jueves? Tú fíjate, fíjate (disimulando un poco, claro) ;p

Nacho :

Lo has llamado ficción, pero es más bien convicción (o tal vez cOVNIcción)

En los archivos secretos de la CIA, la NASA y la UGT debe haber cientos de casos de “cajeras de supermercados” (tú ya me entiendes)
La prueba del algodón es ponerles delante un buen plato de cefálipo a la gallega. El temblor de ceja las delata.

Papa Cangrejo

Mira por dónde, tú eres la excepción que confirma la regla. Aguantaste nuestras extravagancias y te has integrado. ¡Un hurra por Galaxia Cangrejo!

Raquel :

Es un giro que acaba en linea recta: el de la estampida de esos marcianos hacia la Venta Lapuñeta :D
Saludos, Raquel :)


Holden:

¿Hombres Pulpo vs. Zombies? Si tengo que elegir invasión apocalíptica me quedo con la primera. Los zombis nos comen a nosotros, pero en un momento dado, con un chorrito de aceite y pimentón, seríamos capaces de comernos a un Hombre Pulpo, ¿no?

Angel Olmedo;

No tiene un final muy feliz, pero bueno.
Para tu tranquilidad te diré que después llegaron a Molgga, un planeta de la galaxia de Zentauria, Allí sí comian a mandíbula batiente y trabajaban una vez a la pentaria. Ella enfermó de golisandrae, pero se recuperó pronto.

hitlodeo dijo...

Un Planeta de Cefálipos. A feira, a la brasa, en piriñaca, en salpicón, con queso de tetilla,... Delicioso.

JuanRa Diablo dijo...

Hitlodeo:

Vamos, que para ellos serías el más grande depredador del Universo, jajaja