En cierta ocasión me dijo mi padre que todo aquello que podamos imaginar como suceso posible, por inverosímil que lo dibujemos, ya ha ocurrido, está ocurriendo ahora y/o ocurrirá.
Esto que a primera vista parece un despropósito o un pensamiento dicho a la ligera no lo es tanto a poco que lo analicemos más detenidamente.
Somos millones y millones de personas viviendo en todo el planeta y lo llevamos habitando desde hace siglos. Sólo ante esa perspectiva, ¿cuántas combinaciones de sucesos rocambolescos se habrán dado ya? ¿Cuántas prodigiosas casualidades, carambolas, coincidencias y accidentes fortuitos se han podido barajar entre semejante hormiguero humano a lo largo de la Historia? Incontables, por deducción.
Sin embargo, y a pesar de que todos nosotros habremos podido constatar en más de una ocasión que la realidad supera en mucho a la ficción, (sin embargo, insisto) todavía exclamamos al leer algún pasaje de una novela o siguiendo la trama de una película:
"¡Venga ya! Se han pasado. Esto no hay quien se lo crea!
Así de incrédulos somos por naturaleza.
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Todo esto viene al caso porque durante todo el día de hoy me han ido sucediendo una serie de, digamos, casualidades, que no considero en absoluto inverosímiles ni merecedoras de causar incredulidad pero que intuyo que a más de un escéptico harán fruncir el ceño, y sin embargo han ocurrido tal cual empiezo a relatar ahora.
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Tengo la suerte de estar evitando los calores de este mes viviendo en una modesta pero fresca casa de campo que pertenece a mis suegros. Lo mejor para mis hijos, que pueden divertirse al aire libre y no encerrados entre las paredes de un piso.
Después de desayunar, aprovechando la luz matinal, me encontraba cámara en mano fotografiando a Paca.
La abuela Paca, bisabuela de mis hijos, es una mujer a la que me gusta mucho retratar porque en su cara y en su mirada se pueden apreciar las múltiples huellas de tantos años vividos. Ella, con sus característicos movimientos lentos, estaba lavando ropa en una pila.
La abuela Paca, bisabuela de mis hijos, es una mujer a la que me gusta mucho retratar porque en su cara y en su mirada se pueden apreciar las múltiples huellas de tantos años vividos. Ella, con sus característicos movimientos lentos, estaba lavando ropa en una pila.
Cuando ha levantado la cabeza y me ha visto enfocándola ha exclamado:
- ¿Sabes lo que te digo, Juan? Que el diablo, cuando no tiene qué hacer, mata moscas con el rabo.
Al escuchar yo la palabra "diablo" me he quedado durante unos segundos perplejo porque no la había oído bien y pensaba que la abuela estaba haciendo referencia a mi blog y eso era inaudito. Paca no sabe de mi blog, ni siquiera lo que es un blog (hasta hace cuatro días, yo tampoco) Ni siquiera creo que se haya planteado qué es un ordenador.
Mi mente se ha encargado de inmediato en reorganizar conceptos y transformar lo imposible en posible, dejándome ver que Paca tan sólo acababa de aplicar un refrán. No había hecho mención alguna de A la edad del diablo. Entonces he sonreido aliviado.
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Dos horas más tarde me encaminaba hacia el trabajo. En un semáforo en rojo he coincidido puerta con puerta con el coche de mi amigo Domingo a quien hacía mucho tiempo que no veía.
-Eh, Sunday Kid !! (siempre le he llamado así)
Ya se sabe, rápidas preguntas y respuestas mutuas acerca de la salud, el trabajo y la familia.
Segundos antes de encenderse la luz verde me dice:
- Ay Juanillo, que estás igual que siempre, seguro que has hecho un pacto con el diablo.
- Sí, - le contesto - pero el muy capullo lo incumple porque cada día me veo más calvo.
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Ha sido poco después, atravesando la infinita recta que lleva de Yecla a Villena cuando he caído en la cuenta de esa segunda alusión al diablo por parte de Domingo.
Pensando en ello, entre asombrado y divertido, no sabría decir por qué, mis ojos se han sentido atraídos hacia la matrícula de la furgoneta que me precedía.
"Si no lo veo no lo creo" - pensaba mientras el pulso se me aceleraba de emoción.
En la matrícula se leía el número O666. Otra vez el diablo me salía al encuentro.
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Llego al centro de atención a mayores donde trabajo. Doña Josefina es la primera usuaria en aparecer. Siempre la primera para coger buen sitio en el bingo. Está muy bien de aspecto pese a sus 84 años. Suele sentarse y conversar un poco conmigo sobre las vicisitudes de su día a día, sobre sus dos hijas, sus nietos... Le gusta mucho hablar. Tanto que he de reconocer que a veces se me va el santo al cielo y me pierdo un poco. Pero hoy he bajado raudo de las nubes cuando de repente la he oído decir:
- ...pero como más sabe el diablo por viejo que por diablo...
Y en la cara se me ha debido dibujar un gesto tan de sorpresa que hasta la incombustible Josefina se ha callado para quedárseme mirando. He tenido que excusarme diciéndole que había olvidado algo y poder así quedarme un momento a solas conmigo mismo.
"¿Será posible? ¿Por qué tantas alusiones al diablo hoy, en un mismo día? ¿Será una señal?"
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Pero aún no acababa ahí la cosa. Aún faltaba el colofón. La rúbrica.
Pero aún no acababa ahí la cosa. Aún faltaba el colofón. La rúbrica.
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Me encuentro de nuevo en la marquesina de la casa de campo.
Tomo notas con celeridad de todas estas singularidades del día. Necesito contarlas mañana mismo.
La abuela Paca, sentada en un sillón, me mira de soslayo. En uno de esos cruces de miradas tengo la impresión de que de un momento a otro me va a susurrar: "Lo sé todo"
De repente una llamada al móvil. Es mi amigo Matías (Gundobaldo, ¿recordáis?) Entre otras trivialidades me comenta que Mari Luz y Fermín, un matrimonio amigo, están a punto de inaugurar un negocio y que, tras mucho dudar sobre cómo llamarlo, han optado finalmente por utilizar parte de sus nombres.
- Les ha quedado original - me dice Matías - porque lo llamarán Luz y Fer
-¿Cómo? - necesito que me lo repita
- Lucifer - oigo en mi oído - Lucifer
-¿Cómo? - necesito que me lo repita
- Lucifer - oigo en mi oído - Lucifer
Todo esto es tan cierto como que me encuentro aquí sentado escribiéndolo, mas sólo yo puedo asegurarlo por ser quien lo ha vivido.
Pero me atrevería a poner la mano en el fuego (el fuego del infierno) sin miedo a equivocarme en que más de uno de vosotros ha exclamado:
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"¡Venga ya!..."
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10 comentarios:
quant de misteri...fill meu!!!
Que emocion, espero ansiosa la lectura... además de intrigada, por que no imagino por donde va...Ya se sabe que la curiosidad mato al conejo,digooo al gato.
Casi me meo con lo de la abuela Paca y su "lo sé todo" ja,ja,ja...y sí,estas cosas pasan,causalidades de la vida y he escrito bien.
Día a día
Estas
Magníficas cosas
Ocurren
No apreciarlas es signo
Inequívoco de
Obstrucción espiritual.
SISTER
Yo creo que la abuela Paca realmente...
lo sabe todo...
pero disimula ...
joer Juanra no sé que pensar....!!!
Aqui, el autor de la confusión Frenesí por Fimosis... Hola a todos! Por cierto lo más gracioso de ésta no es en sí el cambio de palabras, si no la cara del Sr. Cabrera tras decirle, van hacer la película Fimosis, esto para los que le conocen les será familiar, su frente retrocedió unos centímetros como si tuviera un resorte en la cepa, y sin reírse un ápice me dijo con tono serio: "¿¡¡Cómo Fimosis!!? Tras un instante si le cambió el semblante y se descojonó un buen rato, pero sentí una verguenza cuando descubrí mi error y supe que había dicho en realidad que no veas... Por cierto mi primera entrada en tu Blog, lo he leido de un tirón, fantastico!! Me encanta, además con la ventaja de conocer más detalles y entenderte mejor que muchos... Enhorabuena.
Y ademas se te ha olvidado algo que permanecerá invariable durante todos los días de tu existencia y que además viene en esta ocasión como anillo al dedo, ya que tu naciste el 6-6-66. Habrá que investigarte.
Si no fuera porque me inspiras confianza, yo mismo habría fruncido el ceño por sentirme engañado :p
Gracias a todos por los comentarios, desde los más antiguos al más moderno ;)
¿Y no te gustan los Rolling, "Sus Satánicas Majestades"? A mi me encantan.
carlos
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