Hace unos días encontré unos folios escritos a mano que redacté cuando yo tenía 17 años. Al leerlos rememoré aquella tarde en la que, para hacer un trabajo de antropología que la profesora de filosofía nos había encargado, entrevisté a mis abuelos con una grabadora y luego extraje fragmentos de aquella conversación. No podía dejar de colgar algunos extractos en el blog y compartirlo con vosotros.
(Perdonad una vez más por la longaniza, pero creo que merece la pena)
(Perdonad una vez más por la longaniza, pero creo que merece la pena)
HOMENAJE AL MATRIMONIO DECANO DE PETREL:
DON CONRADO RODRÍGUEZ MAESTRE (86 años)
DOÑA ANA PÉREZ CORTÉS (80 años)
Día de San Valentín . PETREL 1982.
Estas son las palabras de la placa conmemorativa entregada hace dos años al mencionado matrimonio de manos del alcalde, y que hoy preside brillantemente su hogar.
No me fue difícil conseguir datos del Petrel de hace tantos años de boca de esta pareja, por la sencilla razón de que son mis abuelos maternos.
DON CONRADO RODRÍGUEZ MAESTRE (86 años)
DOÑA ANA PÉREZ CORTÉS (80 años)
Día de San Valentín . PETREL 1982.
Estas son las palabras de la placa conmemorativa entregada hace dos años al mencionado matrimonio de manos del alcalde, y que hoy preside brillantemente su hogar.
No me fue difícil conseguir datos del Petrel de hace tantos años de boca de esta pareja, por la sencilla razón de que son mis abuelos maternos.
Fueron muchas horas cargadas de recuerdos, de nostalgia, de emociones las que me hicieron descubrir lo que significa de verdad toda una vida, toda una generación. En el espíritu de algunos hombres de hoy, de los de principios de siglo, quedan evidentes las marcas de las grandes zancadas del tiempo, y en sus mentes infinidad de vivencias. Mis abuelos me relataron lo que fueron sus años de infancia, juventud y madurez y descubrí aquella otra sociedad, transformándose continuamente con la evolución, con el progreso.
Si en alguna ocasión mi trabajo no encaja con lo que se conoce como “antropología”, me excuso, pero mi intención… desea ser buena.
Si en alguna ocasión mi trabajo no encaja con lo que se conoce como “antropología”, me excuso, pero mi intención… desea ser buena.
EL PUEBLO DE PETREL
Todo empezó cuando con interés pregunté cómo era Petrel.
- Pequeño, muy pequeño. ¡Ahora es doble y triple! – dijo mi abuelo.
- Todo eran bancales, muchos terrenos de cultivo, y el pueblo estaba encogido debajo del castillo. Las calles eran estrechas (aún hoy en el Petrel viejo existen ) – completó mi abuela.
- Sí, sólo estaba la Iglesia de San Bartolomé, la Ermita y unas cuantas casas – enumeraba mi abuelo
- ¿En qué se trabajaba? – pregunté.
- En la agricultura, en mis tiempos en la agricultura, aunque la primera industria que existió en Petrel fue la alfarería: cántaros, botijos… Después la agricultura, el cultivo de la vid, de la almendra, del olivo, la cebada… - decía mi abuelo.
- ¡Y en las lonas! – agregaba mi abuela – Allá en Santa Bárbara (un caserío a unos 3 kms de Petrel) – se hizo junto con gente de Novelda, una fábrica de lonas cerca del río. Las mujeres se levantaban a las 5 de la mañana, y unas a otras se llamaban a las puertas para ir todas a trabajar. Luego volvían a las 9 o las 10 casi siempre. Pero la fábrica se fue a la ruina al final, después de muchas huelgas por no se qué…
- Sí, pero aquí en Petrel se trabajaba en la agricultura – insistía mi abuelo – Yo mismo tenía 8 años y ya estaba detrás de la mula labrando con mis albarcas de esparto. Como lo que más había era uva, no tardó en fundarse la actual cooperativa del vino. El sindicato – recordaba – se creó por el año 20 ó 22.
- Y no había escuelas – me advertía mi abuela – Había un hombre que iba por los campos dando lecciones a los niños que trabajaban. Más tarde se hizo una escuela y poco a poco fueron yendo todos a enseñarse. Los maestros… ¡menudos los maestros! Cuando los chiquillos no sabían la lección les pegaban palmetazos en la mano. Luego iban los pobres a sus padres , a decírselo, pero ninguno se molestaba en consultar al maestro, – decía riéndose – al contrario, decían a sus hijos: “Muy bien que ha hecho, por no hacer las cosas bien” No es como ahora, que no se les puede decir nada a los alumnos, y si se les dice se la carga el maestro.
Siguió narrando la situación escolar y terminó volviendo al tema del trabajo:
- El resto de mujeres trabajábamos también en el campo; íbamos a escardar. Llegábamos tan pronto que teníamos que esperar a que se hiciera de día para coger cebada.
- El término municipal de Petrel empezaba en lo que es hoy la Calle Nueva de Elda – decía mi abuelo – así que Petrel y Elda estaban bastante separadas. Elda se fue remontando hasta juntarse con Petrel porque ha edificado mucho más rápido. Yo creo que con el tiempo se juntará también con Monóvar.
NOVIAZGO
- Habladme del noviazgo. Por ejemplo ¿durante cuánto tiempo era prudente ser novios?
- Pues con decirte que nosotros estuvimos 7 años ¡ siete! – decía con orgullo mi abuela – Antes los novios se respetaban mucho, ¿sabes? No como ahora… Antes todo el mundo se respetaba, y sobre todo en familia.
- ¿Es verdad eso de que la madre se sentaba entre el novio y la novia – pregunté con curiosidad
- ¡O la abuela! ¡Y con el garrote en la mano! – decía riendo mi abuelo – Antes, fíjate, una pareja de novios, cuando estaban en la casa de ella, por ejemplo, y el novio se acercaba mucho a la novia, ella tenía que rechazarle porque sus padres le prohibían a la hija que permitiera ese descaro.
- Pequeño, muy pequeño. ¡Ahora es doble y triple! – dijo mi abuelo.
- Todo eran bancales, muchos terrenos de cultivo, y el pueblo estaba encogido debajo del castillo. Las calles eran estrechas (aún hoy en el Petrel viejo existen ) – completó mi abuela.
- Sí, sólo estaba la Iglesia de San Bartolomé, la Ermita y unas cuantas casas – enumeraba mi abuelo
- ¿En qué se trabajaba? – pregunté.
- En la agricultura, en mis tiempos en la agricultura, aunque la primera industria que existió en Petrel fue la alfarería: cántaros, botijos… Después la agricultura, el cultivo de la vid, de la almendra, del olivo, la cebada… - decía mi abuelo.
- ¡Y en las lonas! – agregaba mi abuela – Allá en Santa Bárbara (un caserío a unos 3 kms de Petrel) – se hizo junto con gente de Novelda, una fábrica de lonas cerca del río. Las mujeres se levantaban a las 5 de la mañana, y unas a otras se llamaban a las puertas para ir todas a trabajar. Luego volvían a las 9 o las 10 casi siempre. Pero la fábrica se fue a la ruina al final, después de muchas huelgas por no se qué…
- Sí, pero aquí en Petrel se trabajaba en la agricultura – insistía mi abuelo – Yo mismo tenía 8 años y ya estaba detrás de la mula labrando con mis albarcas de esparto. Como lo que más había era uva, no tardó en fundarse la actual cooperativa del vino. El sindicato – recordaba – se creó por el año 20 ó 22.
- Y no había escuelas – me advertía mi abuela – Había un hombre que iba por los campos dando lecciones a los niños que trabajaban. Más tarde se hizo una escuela y poco a poco fueron yendo todos a enseñarse. Los maestros… ¡menudos los maestros! Cuando los chiquillos no sabían la lección les pegaban palmetazos en la mano. Luego iban los pobres a sus padres , a decírselo, pero ninguno se molestaba en consultar al maestro, – decía riéndose – al contrario, decían a sus hijos: “Muy bien que ha hecho, por no hacer las cosas bien” No es como ahora, que no se les puede decir nada a los alumnos, y si se les dice se la carga el maestro.
Siguió narrando la situación escolar y terminó volviendo al tema del trabajo:
- El resto de mujeres trabajábamos también en el campo; íbamos a escardar. Llegábamos tan pronto que teníamos que esperar a que se hiciera de día para coger cebada.
- El término municipal de Petrel empezaba en lo que es hoy la Calle Nueva de Elda – decía mi abuelo – así que Petrel y Elda estaban bastante separadas. Elda se fue remontando hasta juntarse con Petrel porque ha edificado mucho más rápido. Yo creo que con el tiempo se juntará también con Monóvar.
NOVIAZGO
- Habladme del noviazgo. Por ejemplo ¿durante cuánto tiempo era prudente ser novios?
- Pues con decirte que nosotros estuvimos 7 años ¡ siete! – decía con orgullo mi abuela – Antes los novios se respetaban mucho, ¿sabes? No como ahora… Antes todo el mundo se respetaba, y sobre todo en familia.
- ¿Es verdad eso de que la madre se sentaba entre el novio y la novia – pregunté con curiosidad
- ¡O la abuela! ¡Y con el garrote en la mano! – decía riendo mi abuelo – Antes, fíjate, una pareja de novios, cuando estaban en la casa de ella, por ejemplo, y el novio se acercaba mucho a la novia, ella tenía que rechazarle porque sus padres le prohibían a la hija que permitiera ese descaro.
Me contaron un gracioso caso; el de una pareja en la que el novio, enamorado perdido, se acercaba tanto a su amada y se inclinaba tanto con la silla, que ella, para evitar futuras reprimendas por parte de los padres, se levantó bruscamente haciendo caer al novio al suelo con silla y todo y teniendo que salir de la casa disparado como castigo a su osadía.
- El novio – decía mi abuela – iba a buscar a la novia a su casa, pero no se iban solos. La madre se iba con ellos al cine o al teatro, y si era a pasear, ella debía llevar amigas a su lado, hablando con ellas.
Yo lo encontraba muy gracioso al compararlo con la actualidad y dije:
- Entonces el novio era casi como si no existiera…
- Pues sí, jejeje…, porque ¿los novios soloS? ¡¡Ni hablar!! – proseguía mi abuela – Lo que solían hacer es juntarse dos parejas de novios a pasear. Los novios hablaban a un lado, y ellas, cogidas del brazo, por otro. Pero una pareja de novios solos no se veía nunca, ¡era muy descarado!
Pregunté también por las bodas.
- Como ahora, pero sin tanto lujo ni tanto invitado. Cuando nos casamos nosotros – decía mi abuelo –sólo estuvieron presentes nuestros padres y hermanos ¡nadie más! Pero si había invitados se celebraba con una chocolatada y pastas.
- ¿Y de viajes de luna de miel? – pregunté
- ¡Ni pensarlo! – dijo mi abuela, que parecía que se había remontado a aquella época - Las lunas de miel son muy recientes. Antes como mucho se iban a Alicante a pasar el día, pero por la noche estaban de vuelta en el pueblo.
CRÍMENES
- ¿Hubo aquí en Petrel algún crímen, algún asesinato?
- Alguno hubo, sí... No se podía evitar que hubiera muchos problemas con los jóvenes que se reñían porque se disputaban a una misma mujer, pero no pasaba de ahí. Pero una vez, después de una disputa, se citaron dos jóvenes a solas y uno apuñaló al otro y huyó del pueblo. El herido no murió enseguida, intentó llegar a su casa, dejando un rastro de sangre por el camino y delante de lo que son ahora las Escuelas y ante mucha gente, cayó muerto. Esto se comentó muchísimo...
Hubo otro muy desagradable. Por una disputa entre dos labradores por motivos de uso del riego; se insultaron mutuamente llegando a pelearse y quedar malheridos; pero cuando parecía que la cosa iba a quedar en una pelea, al día siguiente, estando uno de ellos en una taberna del pueblo, fue avisado de la llegada del vecino montado en un burro, y sin pensárselo dos veces salió y le dio dos cuchilladas en el vientre y lo mató.
Entonces habló mi abuela Ana:
- Y en mi familia, Felipe, un hijo de mi bisabuela, tuvo un desafío con un joven que siempre le estaba comprometiendo. Se citaron en un lugar y cuando el provocador llegó, ya le estaba esperando Felipe, que le preguntó: "¿Estamos bien aquí ya?" Y sin esperar más sacó un revolver y le pegó un tiro. Cuando llegó la Guardia Civil, Felipe se había ido a su casa como si no hubiera hecho nada. Muy malherido, el otro aún pudo decirles antes de morirse: "Dejad en paz a Felipe, que la culpa es mía por comprometerle"
- ¿Y le dejaron en paz?
- ¿En paz dices? - prosiguió esta vez mi abuelo - Le metieron en la cárcel y le torturaron con la gota: una gota que le caía desde lo alto en la cabeza día tras día sin poder moverse...
- Su madre - decía mi abuela - osea, la abuela de mi madre, era muy rica y para que su hijo estuviera bien atendido y no le maltrataran llevaba muchos productos de sus huertas allí a Monóvar y a los conventos.
- ¿A Monóvar?
- Sí, la cárcel no estaba en Petrel, estaba en Monóvar. Total que la pobre mujer se arruinó intentando sacar a su hijo de la cárcel para que al final muriera. ¡Le mataron también!
RELACIONES CON ELDA
- No, las relaciones con Elda nunca han sido muy buenas que digamos - reconocía mi abuelo - Ni Elda con Petrel ni Petrel con Elda, ni Villena con Sax, ni Sax con Villena... Mucho nos metíamos los unos con los otros. Los jóvenes se apedreaban si se encontraban, se insultaban... Los mayores era diferente, se tenían más respeto.
- Nos decían "petrolancos rabudos" - decía mi abuela riéndose - y nosotros a ellos "cagalderos rabudos"
- Pero bueno, ¿rabudos los dos? - tuve que interrumpir yo - ¿Quién empezó primero? Alguien debió copiar el insulto...
- Pues no sé... Los de Elda decían:
"Petrolancos rabudos, no tienen culo,
el verano que viene les pondremos uno"
Y luego, al revés también se lo cantábamos a ellos:
"Cagalderos rabudos, no tienen culo..."
- Pero todo eran tonterías - me advertía mi abuelo - porque si luego una de Petrel se casaba con uno de Elda que fuera adinerado, bien orgullosos lo pregonaban los padres por ahí...
- "Cagalderos rabudos, no tienen culo... " - canturreaba mi abuela.
VESTIMENTA
- La moda va dando tumbos - decía mi abuela - Si te pones a ver todo empieza, cambia, vuelve a cambiar, vuelve a empezar... En los hombres, el camal (pernera) del pantalón pasó de ser excesívamente ancho a muy estrecho. En domingo predominaban las camisas blancas muy almidonadas. Las mujeres teníamos vestidos largos, muy sencillos todos. Y los colores cambiaban según la moda, pero por lo general en las jóvenes eran colores claros y más oscuros en las mayores.
- El sombrero se llevaba mucho - continuó mi abuelo - A los jóvenes les gustaba hacerse fotos con la raya a la izquierda o con sombrero. Más adelante el pelo se llevó todo peinado hacia atrás y muy corto, casi rasurado por la nuca. Nadie se afeitaba solo, todos iban al barbero. Le pagaban todo un año por adelantado y eran 8 pesetas.
- En las mujeres predominaban las trenzas y los moños. El pantalón sólo se veía en la mujer cuando se ponía el bombacho en las fiestas de Moros y Cristianos, pero en la vida cotidiana jamás.
El luto era en mi opinión excesivo. Un pañuelo o velo negro en la cabeza durante dos años y ropa negra hasta 6 años en las mujeres. En los hombres un brazalete negro para indicar su dolor.
EPIDEMIAS
Este fue uno de los temas más emotivos. Por sus expresiones advertí que les dolía recordar aquella época que tanto marcó sus vidas.
- Hubo una epidemia en la que murieron muchas personas: la gripe.
- Fue en el año 1919 - apuntó mi abuelo - Lo sé porque casi me muero yo también. Pero hubo otra más antigua: el cólera, aunque esa no la conocimos nosotros, pero que se llevó por delante a muchísima gente. El cementerio se llenaba de muertos por sepultar. Los enterradores se emborrachaban porque no podían soportar el terrible espectáculo estando serenos. Algunos de ellos confesaron después muy arrepentidos que algunos no estaban muertos del todo y pedían agua o una taza de caldo... Les tenían que rematar de un palazo en la cabeza y no faltó de aquel al que enterraron vivo.
- Pero esa no la conocimos nosotros - volvió a remarcar mi abuela - Entonces vino la gripe...
- El médico vino a mi casa - relataba mi abuelo - y le dijo a mi madre: "Presentación, se te mueren todos. No sé si se te salvará Conrado, pero la cosa está muy mal. Pero mira ¡ a tocar la guitarra y a olvidar! A mi mujer la acabo de enterrar y algún que otro familiar está a punto de morírseme. Pero hay que hacernos los tontos y vivir, mujer. No te pongas triste, que es peor.
Mi abuelo se veía profundamente emocionado. No pudo seguir hablando y continuó mi abuela:
- Murieron muchísimos en el pueblo. Ibas por la calle y... ¡Ay, un muerto! Seguías andando y... ¡Ay, otro muerto! Muertos que sacaban de las casas y amontonaban en un carro para llevárselos a enterrar enseguida. Hubo familias que desaperecieron enteras... Yo me acuerdo que me encontré con una mujer enferma que iba a la fuente a por agua. Volviendo a mi casa ya había caído junto a la fuente...
- ¿Afectó a todos? - pregunté - Supongo que los ricos pudieron evitarla, ¿no?
- ¡Qué va! Al revés, diría yo. Ocurría que aún se morían más pronto, que en esas enfermedades cuando más sano se está, más pronto ataca. Había dos señoritos que estaban gordos y sanos, que tiraban mucho dinero en fiestas... ¡en dos días estaban en el cementerio!
- Pero no afectó a todos, no - prosiguió mi abuelo - a mi madre no, ni a tu abuela, ni a muchos otros...
- No, es verdad, a mí no, en absoluto - reconocía mi abuela - Y había una vieja que no le tenía miedo a la enfermedad e iba por las casas dando cucharadas de aceite de ricino a los niños.
- Sí, es verdad, y a mí me salvó eso - decía mi abuelo muy emocionado - Yo, desde la cama, oí cómo el carro se paraba en la puerta de mi casa. Después de tomar el aceite reaccioné vomitando y empecé a mejorar. Cuando por fin me levanté pregunté por mi hermano... Y me enteré que había muerto por la gripe y que el carro que yo habia oido se lo había llevado.
- Cuando todo pasó, toda Petrel iba de luto.
Y aquí ambos guardaron un emocionado silencio.
PROGRESO
- ¿Cómo habéis visto avanzar el mundo? Estaréis asombrados de ver cómo ha evolucionado todo, ¿no?
- Sí, es verdad - decía mi abuelo - de no haber nada a todo lo que hay ahora. Coches, por ejemplo, no había ni uno, y ahora...
- ¡Ahora los tengo hasta el moño! - exclamaba mi abuela.
- Ya te he dicho que nuestro mundo era la agricultura, luego vino el calzado, de Elda, hasta que apareció la primera industria en Petrel, la de los Villaplana. Por obra de un tal Castelló, un buen alcalde que hubo en Petrel, se construyeron otras más y movió el afán por los zapatos. Pero sólo aguantaban en pie las fábricas que montaban los ricos, las demás era raro que prosperaran. Yo tenía 15 ó 16 años cuando empezó la industria del calzado en Petrel.
- ¿Qué sentísteis al ver el primer automóvil?
- El primer coche lo ví en Elda - recordaba mi abuelo - Estaba labrando unos campos y pasó un coche grande tocando la bocina por todas partes. Era de un eldense al que le funcionó bien el negocio de los zapatos y pudo comprárselo. ¡Fue el primer coche que entró en Elda y Petrel!
- ¿Y cómo reaccionó la gente? ¿Se impresionó?
- ¡Cómo! ¡Y tanto! Salían todos a la calle a verlo pasar. Cuando con los años empezaron a entrar unos coches más, la gente protestaba pensando en los accidentes que podrían provocar.
- Cuando empezaron los coches yo era una muchachica y salía a la calle porque venía Don Eleuterio de Novelda con su coche grande y negro. Muy grande y muy negro. Ahora no veo ningún coche tan negro como aquellos... Y quien se compraba un coche se hacía una fama de rico...
- Entonces, ¿quién se podía considerar rico? - pregunté curioso.
- ¿Rico? Con 1000 pesetas ya eras rico.
- ¿Con sólo 1000 pesetas?
- Hombre, sólo tienes que ver una cosa: en mi casa vendíamos vino; cada cántaro costaba 9 monedas; una moneda tenía cinco céntimos. Pues vendiendo unos pocos cántaros ya pasábamos todo el año, con que imagínate el que tenía 1000 pesetas...
- ¿Y había muchos pobres?
- Claro, casi todos éramos pobres - decía mi abuela - ¿no ves que eran cuatro gatos los que tenían todo Petrel? El resto... Estaban los poderosos y los trabajadores. Los poderosos que tenían mucha tierra buscaban trabajadores que se las cultivaran y a los que pagaban, pero ¡ cuidado ! vivieras lejos o cerca ibas a pie y no te pagaban el viaje, no es como ahora, que si no les llevas en coche no van...
De repente se puso muy nostálgica
- Recuerdo muy bien al Tío Chupito... Iba todos los días a Salinas a cavar cepas. En el campo estábamos a las 7 de la mañana haciendo gachamigas para todos y la gente gritaba al verle:
- ¡Ya viene el Tío Chupito!
Mi abuela se sacó un pañuelo de la manga para enjugarse una lágrima.
- Y cuando aún no era de día se le veía venir, cansado... Y el pobre venía a comer con dos pesetas en la mano de todo un día cavando cepas. ¡Tenía una voluntad aquel hombre...! Trabajaba mucho, mucho... Antes era así, fíjate... Nadie se moría de hambre porque se tenía una gran conciencia del trabajo. Cuando me acuerdo de él me entran ganas de llorar, porque le recuerdo tan bien... ¡Y yo era una chiquilla!
¡Pobre Tío Chupito! Me acuerdo de él y me entran ganas de llorar porque pienso ¡Cómo estábamos antes! ¿Y ahora estamos mal? ¿Ahora dicen que estamos mal?...
PETREL, 1984
Yo lo encontraba muy gracioso al compararlo con la actualidad y dije:
- Entonces el novio era casi como si no existiera…
- Pues sí, jejeje…, porque ¿los novios soloS? ¡¡Ni hablar!! – proseguía mi abuela – Lo que solían hacer es juntarse dos parejas de novios a pasear. Los novios hablaban a un lado, y ellas, cogidas del brazo, por otro. Pero una pareja de novios solos no se veía nunca, ¡era muy descarado!
Pregunté también por las bodas.
- Como ahora, pero sin tanto lujo ni tanto invitado. Cuando nos casamos nosotros – decía mi abuelo –sólo estuvieron presentes nuestros padres y hermanos ¡nadie más! Pero si había invitados se celebraba con una chocolatada y pastas.
- ¿Y de viajes de luna de miel? – pregunté
- ¡Ni pensarlo! – dijo mi abuela, que parecía que se había remontado a aquella época - Las lunas de miel son muy recientes. Antes como mucho se iban a Alicante a pasar el día, pero por la noche estaban de vuelta en el pueblo.
CRÍMENES
- ¿Hubo aquí en Petrel algún crímen, algún asesinato?
- Alguno hubo, sí... No se podía evitar que hubiera muchos problemas con los jóvenes que se reñían porque se disputaban a una misma mujer, pero no pasaba de ahí. Pero una vez, después de una disputa, se citaron dos jóvenes a solas y uno apuñaló al otro y huyó del pueblo. El herido no murió enseguida, intentó llegar a su casa, dejando un rastro de sangre por el camino y delante de lo que son ahora las Escuelas y ante mucha gente, cayó muerto. Esto se comentó muchísimo...
Hubo otro muy desagradable. Por una disputa entre dos labradores por motivos de uso del riego; se insultaron mutuamente llegando a pelearse y quedar malheridos; pero cuando parecía que la cosa iba a quedar en una pelea, al día siguiente, estando uno de ellos en una taberna del pueblo, fue avisado de la llegada del vecino montado en un burro, y sin pensárselo dos veces salió y le dio dos cuchilladas en el vientre y lo mató.
Entonces habló mi abuela Ana:
- Y en mi familia, Felipe, un hijo de mi bisabuela, tuvo un desafío con un joven que siempre le estaba comprometiendo. Se citaron en un lugar y cuando el provocador llegó, ya le estaba esperando Felipe, que le preguntó: "¿Estamos bien aquí ya?" Y sin esperar más sacó un revolver y le pegó un tiro. Cuando llegó la Guardia Civil, Felipe se había ido a su casa como si no hubiera hecho nada. Muy malherido, el otro aún pudo decirles antes de morirse: "Dejad en paz a Felipe, que la culpa es mía por comprometerle"
- ¿Y le dejaron en paz?
- ¿En paz dices? - prosiguió esta vez mi abuelo - Le metieron en la cárcel y le torturaron con la gota: una gota que le caía desde lo alto en la cabeza día tras día sin poder moverse...
- Su madre - decía mi abuela - osea, la abuela de mi madre, era muy rica y para que su hijo estuviera bien atendido y no le maltrataran llevaba muchos productos de sus huertas allí a Monóvar y a los conventos.
- ¿A Monóvar?
- Sí, la cárcel no estaba en Petrel, estaba en Monóvar. Total que la pobre mujer se arruinó intentando sacar a su hijo de la cárcel para que al final muriera. ¡Le mataron también!
RELACIONES CON ELDA
- No, las relaciones con Elda nunca han sido muy buenas que digamos - reconocía mi abuelo - Ni Elda con Petrel ni Petrel con Elda, ni Villena con Sax, ni Sax con Villena... Mucho nos metíamos los unos con los otros. Los jóvenes se apedreaban si se encontraban, se insultaban... Los mayores era diferente, se tenían más respeto.
- Nos decían "petrolancos rabudos" - decía mi abuela riéndose - y nosotros a ellos "cagalderos rabudos"
- Pero bueno, ¿rabudos los dos? - tuve que interrumpir yo - ¿Quién empezó primero? Alguien debió copiar el insulto...
- Pues no sé... Los de Elda decían:
"Petrolancos rabudos, no tienen culo,
el verano que viene les pondremos uno"
Y luego, al revés también se lo cantábamos a ellos:
"Cagalderos rabudos, no tienen culo..."
- Pero todo eran tonterías - me advertía mi abuelo - porque si luego una de Petrel se casaba con uno de Elda que fuera adinerado, bien orgullosos lo pregonaban los padres por ahí...
- "Cagalderos rabudos, no tienen culo... " - canturreaba mi abuela.
VESTIMENTA
- La moda va dando tumbos - decía mi abuela - Si te pones a ver todo empieza, cambia, vuelve a cambiar, vuelve a empezar... En los hombres, el camal (pernera) del pantalón pasó de ser excesívamente ancho a muy estrecho. En domingo predominaban las camisas blancas muy almidonadas. Las mujeres teníamos vestidos largos, muy sencillos todos. Y los colores cambiaban según la moda, pero por lo general en las jóvenes eran colores claros y más oscuros en las mayores.
- El sombrero se llevaba mucho - continuó mi abuelo - A los jóvenes les gustaba hacerse fotos con la raya a la izquierda o con sombrero. Más adelante el pelo se llevó todo peinado hacia atrás y muy corto, casi rasurado por la nuca. Nadie se afeitaba solo, todos iban al barbero. Le pagaban todo un año por adelantado y eran 8 pesetas.
- En las mujeres predominaban las trenzas y los moños. El pantalón sólo se veía en la mujer cuando se ponía el bombacho en las fiestas de Moros y Cristianos, pero en la vida cotidiana jamás.
El luto era en mi opinión excesivo. Un pañuelo o velo negro en la cabeza durante dos años y ropa negra hasta 6 años en las mujeres. En los hombres un brazalete negro para indicar su dolor.
EPIDEMIAS
Este fue uno de los temas más emotivos. Por sus expresiones advertí que les dolía recordar aquella época que tanto marcó sus vidas.
- Hubo una epidemia en la que murieron muchas personas: la gripe.
- Fue en el año 1919 - apuntó mi abuelo - Lo sé porque casi me muero yo también. Pero hubo otra más antigua: el cólera, aunque esa no la conocimos nosotros, pero que se llevó por delante a muchísima gente. El cementerio se llenaba de muertos por sepultar. Los enterradores se emborrachaban porque no podían soportar el terrible espectáculo estando serenos. Algunos de ellos confesaron después muy arrepentidos que algunos no estaban muertos del todo y pedían agua o una taza de caldo... Les tenían que rematar de un palazo en la cabeza y no faltó de aquel al que enterraron vivo.
- Pero esa no la conocimos nosotros - volvió a remarcar mi abuela - Entonces vino la gripe...
- El médico vino a mi casa - relataba mi abuelo - y le dijo a mi madre: "Presentación, se te mueren todos. No sé si se te salvará Conrado, pero la cosa está muy mal. Pero mira ¡ a tocar la guitarra y a olvidar! A mi mujer la acabo de enterrar y algún que otro familiar está a punto de morírseme. Pero hay que hacernos los tontos y vivir, mujer. No te pongas triste, que es peor.
Mi abuelo se veía profundamente emocionado. No pudo seguir hablando y continuó mi abuela:
- Murieron muchísimos en el pueblo. Ibas por la calle y... ¡Ay, un muerto! Seguías andando y... ¡Ay, otro muerto! Muertos que sacaban de las casas y amontonaban en un carro para llevárselos a enterrar enseguida. Hubo familias que desaperecieron enteras... Yo me acuerdo que me encontré con una mujer enferma que iba a la fuente a por agua. Volviendo a mi casa ya había caído junto a la fuente...
- ¿Afectó a todos? - pregunté - Supongo que los ricos pudieron evitarla, ¿no?
- ¡Qué va! Al revés, diría yo. Ocurría que aún se morían más pronto, que en esas enfermedades cuando más sano se está, más pronto ataca. Había dos señoritos que estaban gordos y sanos, que tiraban mucho dinero en fiestas... ¡en dos días estaban en el cementerio!
- Pero no afectó a todos, no - prosiguió mi abuelo - a mi madre no, ni a tu abuela, ni a muchos otros...
- No, es verdad, a mí no, en absoluto - reconocía mi abuela - Y había una vieja que no le tenía miedo a la enfermedad e iba por las casas dando cucharadas de aceite de ricino a los niños.
- Sí, es verdad, y a mí me salvó eso - decía mi abuelo muy emocionado - Yo, desde la cama, oí cómo el carro se paraba en la puerta de mi casa. Después de tomar el aceite reaccioné vomitando y empecé a mejorar. Cuando por fin me levanté pregunté por mi hermano... Y me enteré que había muerto por la gripe y que el carro que yo habia oido se lo había llevado.
- Cuando todo pasó, toda Petrel iba de luto.
Y aquí ambos guardaron un emocionado silencio.
PROGRESO
- ¿Cómo habéis visto avanzar el mundo? Estaréis asombrados de ver cómo ha evolucionado todo, ¿no?
- Sí, es verdad - decía mi abuelo - de no haber nada a todo lo que hay ahora. Coches, por ejemplo, no había ni uno, y ahora...
- ¡Ahora los tengo hasta el moño! - exclamaba mi abuela.
- Ya te he dicho que nuestro mundo era la agricultura, luego vino el calzado, de Elda, hasta que apareció la primera industria en Petrel, la de los Villaplana. Por obra de un tal Castelló, un buen alcalde que hubo en Petrel, se construyeron otras más y movió el afán por los zapatos. Pero sólo aguantaban en pie las fábricas que montaban los ricos, las demás era raro que prosperaran. Yo tenía 15 ó 16 años cuando empezó la industria del calzado en Petrel.
- ¿Qué sentísteis al ver el primer automóvil?
- El primer coche lo ví en Elda - recordaba mi abuelo - Estaba labrando unos campos y pasó un coche grande tocando la bocina por todas partes. Era de un eldense al que le funcionó bien el negocio de los zapatos y pudo comprárselo. ¡Fue el primer coche que entró en Elda y Petrel!
- ¿Y cómo reaccionó la gente? ¿Se impresionó?
- ¡Cómo! ¡Y tanto! Salían todos a la calle a verlo pasar. Cuando con los años empezaron a entrar unos coches más, la gente protestaba pensando en los accidentes que podrían provocar.
- Cuando empezaron los coches yo era una muchachica y salía a la calle porque venía Don Eleuterio de Novelda con su coche grande y negro. Muy grande y muy negro. Ahora no veo ningún coche tan negro como aquellos... Y quien se compraba un coche se hacía una fama de rico...
- Entonces, ¿quién se podía considerar rico? - pregunté curioso.
- ¿Rico? Con 1000 pesetas ya eras rico.
- ¿Con sólo 1000 pesetas?
- Hombre, sólo tienes que ver una cosa: en mi casa vendíamos vino; cada cántaro costaba 9 monedas; una moneda tenía cinco céntimos. Pues vendiendo unos pocos cántaros ya pasábamos todo el año, con que imagínate el que tenía 1000 pesetas...
- ¿Y había muchos pobres?
- Claro, casi todos éramos pobres - decía mi abuela - ¿no ves que eran cuatro gatos los que tenían todo Petrel? El resto... Estaban los poderosos y los trabajadores. Los poderosos que tenían mucha tierra buscaban trabajadores que se las cultivaran y a los que pagaban, pero ¡ cuidado ! vivieras lejos o cerca ibas a pie y no te pagaban el viaje, no es como ahora, que si no les llevas en coche no van...
De repente se puso muy nostálgica
- Recuerdo muy bien al Tío Chupito... Iba todos los días a Salinas a cavar cepas. En el campo estábamos a las 7 de la mañana haciendo gachamigas para todos y la gente gritaba al verle:
- ¡Ya viene el Tío Chupito!
Mi abuela se sacó un pañuelo de la manga para enjugarse una lágrima.
- Y cuando aún no era de día se le veía venir, cansado... Y el pobre venía a comer con dos pesetas en la mano de todo un día cavando cepas. ¡Tenía una voluntad aquel hombre...! Trabajaba mucho, mucho... Antes era así, fíjate... Nadie se moría de hambre porque se tenía una gran conciencia del trabajo. Cuando me acuerdo de él me entran ganas de llorar, porque le recuerdo tan bien... ¡Y yo era una chiquilla!
¡Pobre Tío Chupito! Me acuerdo de él y me entran ganas de llorar porque pienso ¡Cómo estábamos antes! ¿Y ahora estamos mal? ¿Ahora dicen que estamos mal?...
PETREL, 1984
20 comentarios:
No sabía que los abuelos Rodriguez eran así de mayores en los ochenta........me los imaginaba más jóvenes.........
Me hubiera encantado ver el primer coche que llegó a Elda............cuando leo estas cosas (aparte de acordarme de mis abuelísimos)me entra el yuyu de lo rápido que pasa el tiempo........a veces me gustaría detenerlo.
Menudo recuerdo Juanito, yo mataría por rebobinar y poderle preguntar a mi abue Blas sobre todos sus rollos "sexuales" (para qué me voy a hacer la curiosa con otras preguntas si lo que se llevó a su cielo fue material para hacer 50 "Holas")
Nota: No me puedo creer que haya sido más rápida en mi aportación que Txema Rico...........esto no puede ser
Menuda longaniza has escrito, casi me pierdo. Aunque si lo piensas es corto para relatar toda una vida.
Resulta asombrosa la capacidad de adaptación que se tenía por aquellos tiempos a todas las adversidades y miserias que les ocurrían. Hoy en día deberíamos tener por lo menos un 20% de lo que tenían ellos, que ya nos iría mucho mejor. Nuestros abuelos siempre serán un ejemplo a tener en cuenta ( para bien o para mal), y es que las generaciones actuales distan tanto de aquellas, que da pena ver qué valores rigen a la juventud actual , a pesar de no tener apenas carencias. Miremos hacia atrás y tomemos referentes.
Un saludo.
Remolina .
A veces se echa de menos lo simple que era todo en aquella época, la inocencia... Otras veces pienso que por nada del mundo renunciaría a lo que tengo ahora :D Supongo que lo ideal sería que fuera por etapas, como todo, tener poco y aprender para cuando se tenga mucho :)
saluditos
a estas generaciones les ha tocado vivir unos tiempos muy cambiantes, de como moría la gente por epidemias a como ha cambiado - a mejor- la medicina, por ejemplo, y así todo en la vida. Hasta los enterradores de hoy en día no te rematan a palazos.
saludos
Diablo, que haciedo honor a tu nombre, nos das una de cal y otra de arena
Esta entrada de hoy, si que me ha dejado un sabor agridulce.
Otra vez más..¿hablaban tus abuelos o los mios?
Solo te faltó poner un reflexión final ¿NO VIVIREMOS MAL HOY, PARA VIVIR BIEN?
UN saludo manchego.
Rasanliz
es impresionante cómo damos todas las comodidades y adelantos de ahora por sentados..
es una entrada preciosa.
saludos!!
Vaya tela Juanra. Todo eso ya me suena de haberlo oido en su època cuando tus abuelos frecuentaban "Ca la Pollastra filla" durante largas temporadas. DE todo, como dice Quentin, yo tambien me quedo con la estampa que tuvo que ser la llegada del primer coche a Elda...Como ha cambiado la cosa...!!!ahora es imposible, incluso viviendo en el campo, abstraerse a ruido alguno propiciado por automóviles...eah..seguiría enrollándome cual persiana sajeña, pero como en su dia dijo acertadamente "La Pollastra"...PROU!!!
Había un periodista creciendo en ese niño.
Muy interesante sumergirse en ese mundo pasado.
Te felicito.
Un abrazo.
¡Qué bonicos los abuelitos..! Y aunque los he querido muchísimo a todos,siento un cariño especial por el abuelito Conrado,que siempre fue fiel a la estampa de los abuelitos de cuento..ciego,con su manta sobre las rodillas , siempre contento contandonos cuentos uno tras otro una y otra vez.En la primera carta que le escribí a Iván le hablaba de él..y esa carta fue la que inició nuestra vida en común.Solo espero que sigamos queriéndonos dentro de muchos años como se quisieron mis abuelos.
JuanRa , has recibido mi correoooooo???????????
Hola JuanRa!
Soy Mª Angeles, hoy nos presento Carlota , me alegro mucho de conocer tu blog...me gustan tus historias....mi suegra y cuñada viven en Elda jajajajaaj, que coincidencia!.
Besos
Hola JuanRa , nos ha encantado conocerte , lástima que no hubiesemos quedado todos para ir a comer , oye los libricos que ricos , graciasssssssssss
Un beso para ti y para Samuel :))
Realmente vuestro abuelo Conrado fué un Santo. En cuanto a lo de los automoviles, como ya os he contado en otras ocasiones, siendo un chiquillo, en Elda solo estaban el de Pepe Porta, el de Paco Vera, el de Emiliano Bellot y dos táxis, que entonces se llamaban Coches de Punto. Uno era de Faustino, un hombre muy simpatico y locuáz; el otro era de un hombre alto, grueso y con la cabeza afeitada o calvo de solemnidad, del que solo recuerdo su aspecto y su caracter mas bien introvertido.
Motos tampoco habian. Teniendo ya mas de diez años vi la primera motocicleta. Una Moto-Guzzi-Hispania, italiana- Se la compraron a un joven de la familia de los Maestre, dueños de la fábrica de hormas. Era una motocicleta preciosa de 75 cc.. Quizás la importaron particularmente porque tras ella no aparecio ninguna mas como mínimo en diez años. Casi de inmediato, empezaron a aparecer algunas mobiletes y velosolex, pero lo que se dice una verdadera moto en lo que a apariencia se refiere, solo llegó con la LUBE que causó furor, pero no entraron al pueblo mas de seis o siete.
La Vespa vino a aparecer en un periodo de bonanza economica y fué la moto mas vendida junto con la Montesa y la Bultaco, estas últimas mas propias para los amantes de la velocidad.
Si el coche era sinónimo de riqueza,la moto no le iba a la zaga, aunque mas que el dinero fué la gasolina la que dió un varapalo a la castidad femenina, firmandose probablemente con ella los primeros acuerdos adoptados por las feministas de aquel entonces en vias a la igualdad con el hombre, que muy astutamente no vió nada mal esa reivindicación.
Que hermoso post, me ha encantado leer acerca de tus abuelitos. Que bonitas anécdotas. :D
Abrazos!
Qué linda,y dolorosa historia con esa epidemia que acabó con la felicidad de muchas personas.
Todavia hay personas que trabajan de sol a sombra con pico y pala en mano para ganarse el pan de cada dia y que no tienen ninguna perspectiva de futuro y que si desayunan,no almuerzan,si almuerzan se acuestan sin comer.
UN FUERTE ABRAZO PARA TODOS
LES DESEO UNA FELIZ NAVIDAD
Y UN PROSPERO AÑO NUEVO.
CON MUCHO CARIÑO MILENA.
Muy bonito recordar a los "abuelitos"...como si los estuviera escuchando; la abuelita entrando y saliendo mientras echaba un ojo al "bollit" de cebollas y "bajocas" que tenía al fuego y el abuelito descansando en su sillón después de haber colgado el bastón y el sombrero en la percha tras su paseo matinal. Su mente era tan fotográfica que siendo ciego y sin salir del parque de la explanada, volvía y le decía a la abuelita: "Hoy he ido hasta casa de Amador" porque imaginaba el camino y el tiempo tardado mientras daba vueltas al parque. FRAN.
Hola JuanRa, he empezado a leer y tiene buana pinta pero es que esta vez se te ha ido la mano jeje.
Voy a ir leyendo las historias poco a poco y después ya te comento.
Me voy a mi blog que se me están riñendo a ver si pongo un poco de paz. Un saludete
Quentin loves me:
A mí me sigue pareciendo que los 80 fueron ayer o anteayer como mucho pero cuando me pongo a hacer cuentas... ¡tate! ¡qué susto!; seguro que es el diablo el que hace correr tanto el tiempo.
Y digo yo, aquella canción de "En la fiesta de Blas", ¿estaría dedicada a tu abuelo? XD
Remolina:
"Miremos hacia atrás y tomemos referentes" No puedo estar más de acuerdo contigo.
A mi abuelo Conrado lo tengo como perfecto ejemplo de bondad y sacrificio y de mayor quisiera ser el abuelo que él fue, con todos los nietos alrededor escuchándole contar cuentos.
Lillu:
Pues sí, Lillu, muy sabia tu observación, pues suele suceder que aquel que ha llevado una vida regalada lo pasa peor ante los contratiempos, por triviales que estos sean.
calata:
Vaya que sí, hoy los que nos rematan son los "palazos" de las hipotecas. XD
Rasanliz:
Supongo que lo dices por aquello de que uno se crece ante la adversidad y no te falta razón. Lo dfícil es saber encajarlo con filosofía.
Saludos quijotescos!
rAnita:
Gracias, es demasiado larga pero cuando la leí pensé que debía reescribirla tal cual.
Txema:
Jajajaja. Aquella imagen del PROU pollastril fue predecesora del porno más bizarre.
Qué tiempos los de nuestras bicis por la carretera, cuando un coche pasaba de higos a brevas (¡Puto polígono!)
Gamar:
Desde luego fue una entrevista más interesante que muchas de las que habrán hecho periodistas de verdad.
Gracias!
anasister:
Y qué bien los contaba, ¿eh?
"Y entonses llegó el Tío Negro y les dijo:¿Quién os ha dao permiso para entrar en mi bancal?, y el Catorset, que no tenía miedo de nada dijo: Pos miree, que hemos dicho vamos a trabajar, que ya vendrá el amo..."
¿Te acuerdas?
carlota:
Siiiii, contesté tu correoooo, jajaja
Lo mismo digo, un placer encontrarme en vivo con la primera bloguera que ha pasado por este infierno. Espero que vuelvas a Yecla en tiempos más cálidos, que menudo frío hacía...
Enhorabuena de nuevo por ese año de blog y que cumplas muchos más.
Un beso.
Mª Angeles y Jose:
Hola!
Encantado de haberos conocido. Creo que sois los primeros blogueros yeclanos que pasan por aquí, así que bienvenidos!
PD. Al final la amenaza era cierta: ¡nevó en Yecla!
pichiri:
Tú hablando de marcas de coches y motos y yo con cara de atún. Anda que si fuera al revés y tuviera que ser yo el que diera testimonio de aquellos primeros vehículos...
"¿Que cómo eran? Negros, con volante y cuatro ruedas y te llevaban a los sitios..." :D
No termino de entender el último párrafo: ¿gasolina?, ¿castidad?, ¿feministas?... ¡No carburo! :S
March:
Gracias. Me alegra que te haya gustado.
Besos!
Milena:
De sobra sabéis que incluso a vuestro alrededor hay gente con una vida muy precaria. Estas son las cosas que nos deben servir para valorar lo que tenemos.
Yo os lo deseo también, pero os lo volveré a decir más adelante, que aún quedan unos días para ese año nuevo ;)
Besos!!
Fran:
¡Hola! ¡Quant de temps sense vorete y quant que m'alegre!
Lo del bollit de la abuela es todo un símbolo de aquella casa, así como la radio del abuelo o el reloj de pared del salón. Cuántos recuerdos los de aquel lugar! ¿eh?
Fran:
Esto de coincidir los dos Franes juntos tiene su gracia.
Se me ha ido la mano, ¿no? Jajajaja. Y tanto! Si cada vez que tengo que bajar a leer comentarios tengo que parar a dormir una siesta por el camino XD Me he pasao cuatro pueblos ¡Nunca más! (dijo él)
PD. Por tu blog pasé y no sé si algún fostión me llevaré.
Todos estos recuerdos son como lo que contaba mi abuela que también se casó con un agricultor, bueno, cuando se casó era "criado", esto es que no tenía tierras. Luego pudieron comprar alguna, pero siempre viviendo de forma miserable como cuentan tus abuelos, y si no miserable, si esforzadamente, muy esforzadamente.
El año 18 y 19 aquí se le conoce como el "año de la gripe" y también murió cantidad de gente, claro que debió ser en toda Europa no?...a consecuencia de la Guerra Mundial. La única diferencia que encuentro con tu pueblo es que aquí si que había industria: la fosforera y todas las mujeres, cientos, iban a trabajar allí, pero eso sí por unas pocas pesetas, claro. Sin mbargo tu pueblo ha porsperado en estos cien años y el mío ha ido del tejao a la bodega. Otra diferencia que he visto ha sido el del viaje de novios, mis abuelos paternos sí que fueron. ¡A Zaragoza, oye! que está a 90 km. Lo que no sé cuántos días estuvieron...
Bueno, pues vaya por delante mi respeto y mi cariño por todos tus abuelos y los de Apamen, porque gracias a ellos y a los míos y a toads esas generaciones tan esforzadas disfrutamos lo que hoy tenemos...aunque lo vayamos a echar todo a rodar por nuestra cultura del mínimo esfuerzo.
carlos
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