22 de noviembre de 2011

BYE BYE, BINGO



Cuando en el trabajo me dieron la noticia, supe que iba a arder Troya.
En la imaginación pude ver a las señoras bingueras furiosas, atrincherándose en la Pajarera, su casino particular, volcando las mesas a modo de parapeto, armadas con paraguas, garrotes y bolsos con munición.

No llegaría la sangre al río, naturalmente, pero la novedad era lo bastante importante como para intuir que habría tangana, y que de todo ello nacería un hermoso post.

En quien primero pensé fue en Doña Josefina, la versión femenina del capo Corleone. Esa misma tarde, una de sus secuaces, al pasar por mi lado para llenar un botellín del dispensador de agua, me dejó un recado cargado de amabilidad.

- ¡La Josefina quiere verte, y quiere verte AHORA!

No sabría explicar a qué se debe mi sumisión ante esta mujer, pero tiene un carisma que anula todas mis voluntades y me hace besar el anillo que luce y hasta el suelo que pisa.
Así que no la hice esperar y me acerqué a la Pajarera donde la encontré sentada, bien erguida, de espaldas al mejor radiador, como siempre.

- Juanico, acércate que me tienes que explicar una cosa... - y cuando estuve a su altura me hizo un gesto con la mano para que me aproximara mucho más, como cuando me habla en tono confidencial - ¿Qué es eso que he oído de que nos quieren prohibir el bingo?

Al parecer la noticia se había propagado más deprisa de lo que había imaginado.

Todo se remonta a cuando unas salas de juego de Mallorca y Cáceres denunciaron a unos Centros de Mayores por montar partidas de bingo, lo cual era, en su opinión, una competencia desleal. La noticia tuvo trascendencia en los medios y las autoridades se vieron obligadas a hacer cumplir la ley establecida, que prohibe este tipo de ocio en locales no autorizados cuando se juega con dinero. La orden se extendió al resto de España y así, una circular llegó a nuestro centro con la misma prohibición.


Para comprender el verdadero alcance de la gravedad, hay que conocer la inmensa afición que tienen las bingueras por sus tardes de juego, y cómo son capaces de matar , como ya conté, por sus partiditas de cada tarde.
- Pues sí - le dije a la Corleone - parece que no se va a poder jugar más al bingo.
- ¿Y eso por qué?
- Pues porque ha llegado un fax que dice...
- Pero quién manda ese fax - me interrumpió.
- Pues... no sé... algún político, digo yo...
- Pues que venga ese político a decirnos a la cara que no vamos a jugar al bingo.

¡Toma ya! ¿Valdría o no valdría la Doña para mafiosa siciliana?

- Pero eso no puede ser, Doña Josefina...
- ¿Me vas a decir que después de años jugando al bingo sin problema, ahora de repente se va a acabar nuestra única diversión? ¿Que por diez cochinos céntimos que pagamos por cada cartón no nos van a dejar jugar más? ¡Pues ni que nos hiciéramos ricas con esto! ¡No lo podemos permitir!

No sé si sería por el denso aroma a laca y perfume que desprende y que termina por hipnotizar, pero yo empaticé inmediatamente con su malestar y me uní fielmente a su causa; y puedo asegurar que si Doña Josefina me hubiera pasado un cuchillo bajo manga y me hubiera ordenado "¡Mátales!", yo ahora estaría en búsqueda y captura.

Pero perdimos la batalla.
El bingo se confiscó y se guardaron el micrófono y los cartones. De nada sirvieron las protestas de las furibundas bingueras, que fueron incluso capaces de presentarse ante el alcalde para protestar.
"¡El Hogar es nuestro!" "¡Ya basta de prohibiciones!" "¡El único ratico bueno que tenemos los jubilados!" "¡No hacemos mal a nadie!" "¡Es injusto!"

Días después, con la compra de tableros de parchis, cartas y dominós para que pudieran continuar con sus reuniones de ocio, los ánimos estaban más calmados, pero había más de una que estaba realmente enganchada al bingo y no terminaba de digerir el disgusto.

Doña Josefina sigue apareciendo con su distinguido porte, y desde la distancia me dedica unas miradas que interpreto como que debo estar siempre a su servicio si no quiero aparecer degollado en las calderas un día de estos.

Una tarde se acercó a mi mesa un jubilado (uno de los pocos hombres que jugaba también al bingo) Venía con aire abatido.
- Juanillo, ¿qué ha pasao? ¿por qué nos han quitado nuestra única diversión?

Yo se lo explicaba con paciencia pero él seguía sin comprenderlo. Me decía que nunca le habían gustado el parchís ni las cartas, que no sabía leer y que en adelante no sabría qué hacer por las tardes. Hasta me propuso que hiciera la vista gorda y les devolviera la máquina para jugar...

El hombre me insistía con mucha pesadumbre, pero asumiendo que no estaba en mi mano el que jugaran de nuevo al bingo, terminó por marcharse.
- A ver qué hago yo en mi casa ahora...

Diez minutos después recibí una llamada de una señora con voz chillona que me dejó alucinado. La conversación fue así:
- Oiga, ¿me puede decir qué hace mi marido en casa ya? ¿Es verdad que han quitado el bingo?
- Sí, señora
- ¿Y eso?
(Yo se lo explicaba)
- Pues eso tendrán que arreglarlo para que haya bingo otra vez, ¡¡que yo estaba muy a gusto todas las tardes sin mi marido en casa!!

Al principio tuve que reprimir la risa, pero después, pensándolo bien, vaya, que me dio mucha pena el hombre.

24 comentarios:

Lillu dijo...

Aparte de que me he imaginado a Doña Josefina cual Corleone, sin duda ninguna, me parece un absoluto sinsentido que prohiban el bingo en esos centros en los que se juegan unos céntimos. Vamos, le van a quitar el negocio al Estado, ya te digo.

Hombre, se me ocurre que se podría seguir jugando pagando fichas (o garbanzos, como se hacía en mi casa XD), aunque obviamente no sería lo mismo.

En fin, que muy injusto, sí señor.

saluditos

El Ese dijo...

Juanra, amigo mío, te veo haciendo de trilero a los abueletes. Eso sí, me dice la Dra que le des un tanto por ciento a la Mamma Josefina,por eso de los de las calderas y tal XD.

B dijo...

Pues me parece fatal que les quiten el bingo!! Como si a 10 céntimos el cartón le estuviesen quitando algo de negocio a alguien, es que flipo con la idiotez...

Y plantearlo en plan benéfico? Igual así no os ponen pegas. Ponen sus 10 céntimos, se lo pasan bien, y lo que se saque pues a cualquier ONG

Speedygirl dijo...

Pues cuida que el hombre del bingo no se vaya a hacer amigo de la Mamma Josefina... porque entre los dos te meten una cabeza de caballo en la cama para obligarte a que les devuelvas el bingo. XDDDDDDDDDDD

Papacangrejo dijo...

Otro sinsentido más en este páis de risa. Devuelveles el bingo hombre, ¿y si juegaan con pesetas?, seguro que les quedan jeje pobrets meus.

Doctora Anchoa dijo...

Pobres abuelos, me parece muy mal, para una cosa que les entretenía. ¿Y no hay laguna legal en plan que todos pongan algo de dinero y al que gane se le da un regalito?

Ana Bohemia dijo...

Que mal, nadie piensa en los abueletes, ellos se divertían (algunas incluso se quitaban a los maridos de encima) y se pasaban el rato tan tranquilos, la verdad es que hay cosas que no se entienden.Pero bueno también pueden jugar con fichas,aunque sería menos divertido.
Saludos
:)

JuanRa Diablo dijo...

Lillu:

Pues ya ves, Lillu, que a algunos les pierde la ambición. Digo yo que pensarían que eliminándolo de los centros de mayores, éstos acudirían a los bingos.
Yo creo que a los responsables de estos centros no les importaba demasiado que los jubilados emplearan céntimos en el juego, pero no tuvieron más remedio que acatar la ley para no pillarse los dedos.

Y no, qué va, ni garbanzos ni habichuelas, que ya se intentó en su día; ellos disfrutaban con el aliciente de ganar un par de euros. En el fondo es como una droga. La verdad es que por este lado igual les han hecho un favor, no sé.

El Ese:

Descuida, tengo contenta a la Mamma. Le reservo unas revistas y cuido que no le falle su radiador.
Mi cabeza está a salvo... de momento xD
Un abrazo.

Bichejo:

Estoy de acuerdo, esto no era cuestión de todo o nada; hay matices. Si se apostaran cantidades importantes pues no te digo que no, pero 10 cts... si era de risa.

Hacían un bingo especial al año en el que ponían más dinero y en una ronda se sorteaba una cesta o regalillos varios, pero para ellos, nada de ONGs, la cosa se quedaba en casa :D

Se lo pasaban bomba.

Speedygirl:

Chiiist, calla, no vayas dando ideas!! :S
El hombre no ha vuelto a venir desde entonces, pero a la Corleone la veo muy capaz de planear venganzas y hacer que pareciera un accidente.
Si te llamo, ya sabes... ¡acude!

papacangrejo:

Segurísimo que tienen pesetas todavía, jeje. Pero me temo que necesitan ganar algo que tenga valor.
Y no te creas, que estoy por hacerme el Robin Hood de los pensionistas y darles el bingo y esconderme en el bosque xD

Doctora Anchoa:

¿Alguna laguna legal? Y yo qué sé... ¿Algún abogado en la sala? :p

Ana:

Descarta lo de jugar con fichas; ya intentaron jugar con tuercas y con garbanzos y se aburrían, ¿no ves que falta ese morbillo por llevarse algo sustancioso?
Pero desde luego, han sido muy radicales con esto. Les han quitado algo que les entretenía mucho por una gran tontería.

Pteromari dijo...

¿Así que los Centros de Mayores les hacían competencia desleal?
Pues yo cerraba las salas de juego de Mallorca y de Cáceres, por imbéciles.
Parece mentira que puedan pasar estas cosas. Es de contar y no creer.

Anónimo dijo...

Tengo la solución broder, dime donde está el bingo que yo se los daré :)

Amig@mi@ dijo...

Buena crónica, como siempre. No puedo dejar de imaginarte en esos trances. Jaja
Un abrazo

hitlodeo dijo...

Un consejo JuanRa, cuando te llame doña Josefina bésale el anillo en señal de respeto y sumisión.

Y sí, mucho más peligroso que se jueguen unos céntimos al bingo que una morterada en los bingos autorizados. El Estado cuidando de los ciudadanos como siempre.

Pecosa dijo...

Prohiben el bingo para los yayicos porque se juegan unos centimillos pero los políticos y aristócratas que se quedan con millones de euros siguen en sus cargos. A mí que me lo expliquen.

Anónimo dijo...

Tomas:
Hay una forma de definir bingo sin nombrar: Juego, premio, cartones, línea, fichas, bombo, numeros, microfono, 69 (seis nueve), 24 (dos cuatro)etc. etc...
Y es : TERCERA EDAD!!

JuanRa Diablo dijo...

Pteromari:

Y como se ajustan a la ley, y la ley no contempla matices...
Se han pasao cuatro pueblos, sí. No siempre es todo blanco o negro, hay escalas de grises a tener en cuenta.

Anónima de Sax:

(En el altillo, en el altillo)
Ven con capa y antifaz, que resulte más heróico.

Amig@mi@:

No te hace falta el trailer de "la peli" para verme, ¿no? jeje
Otro abrazo

hitlodeo:

Este Estado previsor y bienintencionado...

Hoy he descubierto que el lugar donde se sienta D.J. es el único desde donde se ve quién pasa por la calle y quién se acerca a donde está ella. Tutti controllati!! (Cómo voy a dejar de respetarla :S)

Pecosa:

Ya te digo, Pecosa. Si esto lo tuviera que guardar en tu blog sería con la etiqueta Cosecha rancia. O apestosa.

Tomás:

Me he imaginado hacer el juego con el tío.
- Venga, vamos a jugar a descubrir palabras... ¡Tercera edad!
- ¿¿¿QuéEEeeeEeee???

Anónimo dijo...

Pobrecicos!!!!
Este tipo de cosas me sacan de mis casillas....prohibirles el bingo a los abuelicos....
De verdad!!!! hay gente PATÓ...

La Exorsister dijo...

Pues a mí se me ocurre algo, aunque habría que pulir la idea, pero ¿y si juegan con fichas y van reuniendo puntos, y después el centro se los cambia por algún regalito?

No estarían jugando dinero, ergo, no incumple la ley.

Piénsalo.

JuanRa Diablo dijo...

Anónimo:

Gente pató y que mete la patá :)

Exor:

Oye, pues sabes que no es mala idea en absoluto. Lo malo es que veo al centro con poca solvencia como para ofrecerse a aportar regalos.
Si acaso surgiera un nuevo brote de protestas lo propondré a ver qué dicen :)

La Exorsister dijo...

Bueno con los centimillos que ponen ellos por los cartones, se puede reunir algo, quizá pueden ser regalos más simbólicos que otra cosa... un título de "rey del centro por un día", una banda de "miss bingo enero", una bolsa de caramelos. Seguro que tú, con esa imaginación prodigiosa que tienes, y lo mucho que los conoces, algo inventas.

Txema Rico dijo...

Vaya tela pobretas meuas... Pues que se vayan preparando que cuando tengan que pagar por ir al médico( copago, que espero tambien afecte a la tercera edad, pues hay muchos de esa tercera edad que cobran una buena paga, justa por otra parte, incluso más que muchos currantes y lo tienen todo gratis. Tampoco es justo eso) ya verás ya, la que se va a liar...Spain is different...Vaya chorrada me acabo de soltar , pero bueno, es lo que me sale, aún ando bajo los efluvios del Penya Cadiella y mosquedado por no poder publicarlo en mi humilde blog. Hale , ahí queda eso.
Txema Rico

Ángeles dijo...

¿Y no pueden jugar al bingo con lentejas o garbanzos en vez de monedas? Y para que la cosa siga teniendo aliciente, podrían ganar estrellas (que tú amablemente te encargarías de recortar). Luego, juntando diez estrellas, o cinco, ganan un premio (por ejemplo, una merendola, o dos entradas para el cine...). Vale, seguro que eso tampoco se puede, por alguna norma absurda que no puedo imaginar.
Pues se me queda mal cuerpo, oye.

JuanRa Diablo dijo...

La Exorsister:

¡¡Exor candidata a concejal de servicios sociales!!:D
Está claro que querer es poder.
El caso es que las más apasionadas del bingo han dejado de venir y las que quedan se entretienen con los nuevos juegos y no creo que se retome el bingo más. Pero tu idea la tendría muy en cuenta si renaciera el interés.
Gracias por tu aportación.

Txema:

Ya veo que ha pasado esa cabezonería de Blogger por no publicar. Menos mal que son muy esporádicas...

Desconozco lo que va a pasar, pero sí sabría decirte quiénes de los que trato a diario pondrían el grito en el cielo y quienes se adaptarían con resignación. Aquí hay caracteres para todos los gustos.
(Paaanxaaaa, Paaaanxaaaa... :D)

Ángeles:

Lo de los garbanzos se intentó pero no funcionó. No se divertían si no era con dinero.
Lo del canje sí podría ser una opción, como apuntaba La Exorsister más arriba, aunque ahora que lo dices, puede haber tantos recovecos para aferrarse al NO...
Y vaya que se queda mal cuerpo. Ha sido una exageración; han matado un mosquito con un tanque.

Misaoshi dijo...

Ay pobre hombre, qué entrañable.

Mae Wom dijo...

A mí me da más pena ahora que se ve obligado a volver a casa tan pronto! :S