SE ALZA EL TELÓN.
Un hombre
acostado en un catre. Sentada a sus
pies, una anciana vestida de negro con una guadaña en el regazo.
EL HOMBRE: ¿Eh?
¿Quién anda ahí?:
LA MUERTE: Yo
EL HOMBRE: ¿Yo?
¿¿Quién es yo??¡Conteste!
LA MUERTE: ¿No lo
ve usted? Soy la Muerte.
EL HOMBRE: (muy
asustado) ¿La Muerte? ¿Cómo que la Muerte?
LA MUERTE: Eso es lo que he dicho, la Muerte.
EL HOMBRE: ¡No
puede ser!
LA MUERTE: Tanto como no poder ser… No sólo soy, es que aquí estoy.
EL HOMBRE: Y esto qué quiere decir. ¿Que voy a morirme?
LA MUERTE: Parece
que de momento no. Solo me está soñando.
EL HOMBRE: Ah,
¿estoy soñando?
LA MUERTE: Así es (se pone la mano sobre la boca y
bosteza) Duerme usted como un tronco.
EL HOMBRE: Pues
vaya susto, porque yo no quiero morirme.
LA MUERTE: Muy natural.
EL HOMBRE: Y no
pienso despertarme hasta que no se marche.
LA MUERTE:
(murmura algo)
EL HOMBRE: ¿Cómo
dice?
LA MUERTE: ¡Que a
ver si se va usted a morir de tanto dormir!
EL HOMBRE: No, en
serio, cuando abra los ojos no quiero verla, ¿eh?
LA MUERTE: Ya
verá como no estaré.
EL HOMBRE: Ay
LA MUERTE: ¿Qué
pasa?
EL HOMBRE: Ahora
me da miedo despertar.
LA MUERTE:
(negando con la cabeza) Anda que… ¡si ya le he dicho que tan solo me está
soñando!
EL HOMBRE: Es que
tampoco quiero soñarla.
LA MUERTE:
(suspira y hace una pausa) Escuche, ¿nunca ha oído que el que sueña con la
Muerte está alargando su vida?
EL HOMBRE: ¿Eso
es verdad?
LA MUERTE: Eso
dicen
EL HOMBRE: ¿Y no
me dirá esto para que yo me despierte y llevarme con usted?
LA MUERTE: ¡Ay,
qué cansino! ¡Me entran ganas de matarlo! ¡Despierte de una vez!
El hombre
despierta pero no se atreve a abrir los ojos.
EL HOMBRE:
(alzando la voz) ¿Está usted ahí? (Silencio) ¿Señora? ¿Está ahí? (Se
reincorpora de golpe y mira) ¡Vaya!
(respira aliviado) Al menos no es una mentirosa.
CAE EL TELÓN (y lo mata)
……………………………………………………………
Noche de San Juan.
En el cielo brilla una luna como el faro de Alejandría. Echadas sobre la hierba
del prado, dos figuras plateadas. Son dos jóvenes enamorados que miran al
firmamento con las manos enlazadas.
MARINA: ¿Tú me
quieres, Julián?
JULIÁN: Yo te
adoro, Marina.
MARINA: ¿Cuánto
me quieres?
JULIÁN: Como el
cielo, infinito.
MARINA:
¿Infinito? Pero eso no lo puedo imaginar. Ponme otro ejemplo.
JULIÁN: Es que te
quiero infinito. No se me ocurre otro ejemplo.
MARINA:
(señalando la bóveda celeste) ¿Me quieres como ir volando hasta aquella
estrella y volver?
JULIÁN: Aquella
estrella está demasiado cerca para lo que yo te quiero.
MARINA: Entonces,
¿hasta qué estrella me quieres?
JULIÁN: Hasta la
última de todas, que está tan lejos que desde aquí no se puede ver.
MARINA: ¿Si?
Bueno, eso casi lo puedo imaginar.
JULIÁN: Está al
otro lado del infinito.
MARINA. ¿Y cómo
se llama esa estrella?
JULIÁN: Se llama
como tú, Marina.
MARINA: (se
estremece) ¿De verdad, Julián?
JULIÁN: Claro
MARINA: ¿Entonces
me quieres como ir volando hasta la estrella Marina y volver?
JULIÁN: No
volvería.
MARINA: (se
vuelve a estremecer) ¿Por qué no volverías?
JULIÁN: Porque
está tan lejos que no llegaría nunca.
MARINA: (se queda
en silencio y suspira) Ay
JULIÁN: ¿Qué te
pasa?
MARINA: Que no me
gusta eso. Yo quiero que vuelvas.
JULIÁN: (ríe)
Pero si es sólo un ejemplo. Para que veas lo mucho que te quiero. ¿No lo
entiendes?
MARINA: (larga
pausa) Sí lo entiendo. Pero prefiero que
me quieras un poco menos. Hasta un lugar que yo pueda ver y del que te vea
volver.
Julián levanta la
mano de Marina y la besa.
……………………………………………………
En el escenario,
gran revuelo de criados ante la puerta de acceso a palacio. Todos se han
acercado a ver entrar al joven soldado que arrastra con esfuerzo la ensangrentada
cabeza de un dragón.
EL REY: (descendiendo
al salón con solemnidad) ¿Qué alboroto es este? ¿Qué ocurre? (se detiene
atónito al ver aquella bestia a los pies del soldado)
EL SOLDADO: Majestad, (hace una reverencia) os brindo la
cabeza de este monstruo que he conseguido abatir.
EL REY: ¡Cuidado
con esa sangre! La Reina no soporta ver manchas en la alfombra.
EL SOLDADO: (algo
confundido) Mis disculpas...
EL REY: ¿Dónde se
escondía tamaño bicho?
EL SOLDADO: Más
allá de las Montañas Salvajes, en el Precipicio de las Cavernas.
EL REY:
(observándolo de cerca) Interesante... ¿Y lo habéis matado vos mismo?
EL SOLDADO: Así
es. ¡Y no sin esfuerzo! Casi muero en el intento.
EL REY: ¿Qué arma
utilizasteis?
EL SOLDADO: Mi
espada, Majestad. Nada más. Bueno, y ésta (con un dedo se toca la frente varias
veces) Fuí capaz de vencerle por ser más inteligente que él. Aun así casi me asa como
a un pollo.
EL REY: Os agradezco
el obsequio. Una vez embalsamado quedará
muy bien en alguno de estos muros.
EL SOLDADO:
Claro, Majestad, pero...
EL REY: Sí, sí,
haré que os recompensen.
EL SOLDADO: No,
Majestad, verá... Si fui en busca de este dragón fue por...
EL REY: (se golpea
la frente con la palma de una mano) ¡Es cierto! Prometí desposar a mi hija con
el hombre que... ¡Avisad a la Princesa!
Un par de
doncellas desaparecen por un lateral y a los pocos minutos llega la princesa.
Al ver la cabeza del dragón en el suelo, se echa las manos a la cara y los ojos
se le llenan de lágrimas.
LA PRINCESA: ¡¡Rufus!! (se arrodilla y abraza el cuello
ensangrentado) ¿Qué te han hecho, mi querido amigo? (llora y grita) ¿¿Quién ha
sido el infame que te ha dado muerte?? ¡¡Ay, Rufus, mi dragón favorito!!
¡¡Pagarán por esto!! ¡¡Te lo juro!!
(El rey y el
soldado se miran con los ojos muy abiertos, alejándose poco a poco)
4 comentarios:
Me han encantado estos teatrillos gratuitos, dadaístas, insensatos, que hacen sonreír y que inspiran una especie de ternura del absurdo.
Vamos, que estan muy chulos, así que epero que ya estés cocinando unos cuantos más.
Tanto procrastinar ya, hombre! :D
Jajajaja que grande el primero me ha sorprendido total jajaja
Me han gustado los tres ¡qué grande eres, JuanRa!
Me da por pensar que el hombre durmiente es un pelín tonto ¡hablar con la muerte y que no se te lleve, menuda ingenuidad! jeje.
Los enamorados está muy bien, que ya sabemos que en dicho trance no hacemos más que ver estrellas y medir cariños.
Y el último es genial, no hay rey ni vasayo, ni hombre alguno que sea capaz de entendernos (a las mujeres, digo) jajaja.
Un beso enorme.
Ángeles:
¡Gracias!En realidad ha sido fácil. Tenía unos tablones en el trastero, los elevé sobre dos sillas, puse detrás una cortina vieja, y... Voilà! ¡Teatrillo!
Iba a cobrar entrada pero pensé que los procrastinadores no tenemos derecho a exigir nada, así que lo dejé estar.
Por cierto, había una cuarta función, pero el actor principal se puso chulito y lo eliminé de un CTRL+SUPRazo
Papa Cangrejo:
Ya ves, con lo a gusto que estaba durmiendo ese hombre, y va la Muerte y se le cuela en sueños!:D
Montse:
Yo creo que la Muerte no iba con mala intención, ¿o sí? No sé, si como dices, a las mujeres cuesta entenderos, esa señora sí es de lo más indescifrable y caprichosa :D
(Tú sí que eres grande, Montse! ¡Gracias!)
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