21 de noviembre de 2008

HISTORIA CON BURRO EN CINCO FOTOS







Ayer estuve mirando viejas fotos del álbum familiar.
Qué delicioso momento.
Recuerdos indelebles plasmados en un manoseado
rectángulo de papel.
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Fotos de niño, con mis padres, con mis hermanos, con los animales que tuvimos, fotos de viajes, de cumpleaños, jugando por el campo, fotos de mi adolescencia, haciendo la mili, con los amigos, con los queridos abuelos…
Un valioso tesoro.
No obstante hay algunas fotos que me parece que no tienen nada que ver conmigo, que forman parte de la vida de otro.
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¿Que yo era así? Qué fideo ¿Yo era capaz de vestir de esta guisa? Ostras, qué flequillo. Vaya careto en esta ¿Por qué nadie me dijo que ese bigotillo me sentaba como una patada en el estómago?¿Y nadie me pegaba por la calle al verme?
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Otras fotos son de museo, resultan de lo más divertido pese a que, bien mirado, pudieran merecer la hoguera o, como poco, un juicio sumarísimo por atentar al buen gusto, pero en general están todas tan cargadas de historias que forman parte de mí mismo y de mi familia, que merecen mi cariño sin reservas.
Hoy voy a compartir unas pocas con vosotros. (¿Para que he creado este blog si no es para compartir?) A mí me encantan aunque son de mala calidad. (La foto digital es una bendición de estos tiempos no de aquellos).
Podría englobarlas en un grupo llamado “Fotos con Platero” o “Nuestra etapa zíngara“.
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Haré primero un poco de historia.
Resulta que a mi hermano Tomás le fascinaba disfrazarse a toda hora de indio norteamericano, con sus flecos en el chaleco, su penacho de plumas de gallina en la cabeza, sus pinturas de guerra en la cara, sus trenzas de lana… Un perfecto atrezo que le facilitaba mi madre que siempre ha sido única para esas cosas. Y como sólo le faltaba un caballo para tener el cuadro completo, mi padre, que no podía permitirse el lujo de comprarle uno, consiguió un burro con tartana y todo.
A Tomás no le gustó la sorpresa. No valoró el esfuerzo que sin duda debió hacer mi padre para hacerle feliz. ¿Dónde se había visto un guerreo indio cabalgar a lomos de un burro?, debía pensar él. Pero al subir encima del animal y empezar éste a caminar asomó la ilusión, y la imaginación hizo el resto.
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Platero era un burro blanco grisáceo con eterno apetito que tenía muchas cabezonerías (que se ponía muy burro, vamos, que para eso tiene ese nombre tan bien puesto) pero que nos hizo pasar buenísimos momentos. Alguno malo también.
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Como la primera vez que lo sacamos del corral para subirnos encima. El pobre animal se asustó y echó a correr. Nosotros no habíamos previsto esa estampida y no teníamos las puertas del chalet cerradas. Se escapó.
Era un sábado muy temprano, cómo lo recuerdo, y Tomás y yo salimos en su busca, aterrados ante la posibilidad de perder un burro el primer día en que lo íbamos a disfrutar. Lo recuperamos sin que nuestros padres se enteraran de que se había escapado. Fue gracias a una vecina que al vernos pasar corriendo nos llamó
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- Eh, ¿es vuestro ese poni? (ella dijo ponei)
Cuando miramos hacia donde nos señalaba vimos que el burro se había detenido a comer en un campo de alfalfa.
- Sí, es nuestro, es que se nos ha escapado y…
- Pues, oyes, llévate cuidao no sea que el poney se me coma todo el alfalfe.
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Desde entonces nunca sacamos a Platero sin cerrar antes las puertas del campo.
Pero el burro volvió a salir. Si bien esta vez fue cuando mi padre lo aparejó para dar un paseo con toda la familia en la tartana. Qué odisea aquella.
Ahí están las fotos para mostrarlo. Y qué bella estampa sin igual.
Mi padre con el enorme bigotón de aquella época, mi madre, muy hippy ella, con una falda larga a cuadros y unas botas altas, Tomás y Fran disfrazados de indios con trenzas de lana, Ana muy despeinada cual gitanilla en día de viento y yo con esa pelusa en el labio superior que no me afeitaba para parecer mayor. ( ¡Iluso!).
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El carro salió a la carretera empujado por el burro con la familia Cabrera en el interior de aquella tartana de techo curvo que olía a esparto.
Recuerdo que Tomás y yo dudábamos de si queríamos ser vistos o no por algún compañero de colegio con el que nos pudiéramos cruzar. No teníamos muy claro si se “fardaba” dentro de un carro guiado por un burro.
La pinta desde luego era para un cuadro. Nunca mi familia ha sido tan zíngara y trashumante como en aquellos paseos. Paseos que, digámoslo ya, fueron sólo dos o tres porque había siempre un problema imposible de remediar y es que, de vuelta a casa, cuando el burro presentía que ya estaba cerca el descanso, la paja y la avena, empezaba a correr como un loco para llegar cuanto antes. Y la verdad, las pasábamos canutas. De nada valían los tirones de riendas de mi padre, ni que se le gritara “Soooo“ a pleno pulmón, ni nada. Platero se ponía más burro que nunca y la tartana iba pegando saltos como alma que lleva el diablo hasta llegar a casa.
Y descendíamos cabreados, asustados y con el culo molido.
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Ay, Platero, Platerillo. Tantos años hace de aquello que me parece un sueño, y, ya ves, hoy, donde quiera que estés, te he recordado y, como mi tocayo Juan Ramón Jiménez, he escrito sobre ti.


P.D. Mi hermano Tomás ha escrito más sobre Platero en su blog.

26 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta la foto de Ana achuchando a Platero..........en su línea total!
No tenía ni idea de aquella etapa folklórico festiva vuestra.
La mejor.........Ana Madre marcando tendencia hippy chic

Txema Rico dijo...

....los pelos como escarpias!!!. Platero. Aún recuerdo un dia que fuimos con él a mi campo y mi abuela espetó algo así como: "on aneu en el bixarraco eixe, fugiu-lo no entre al bancal...que es menja les peres y les figues...." ja ja ja. Como si lo estuviera viendo. Ay!!! que tiempos cuando la carreterica de delante de nuestras casas era un remanso...uf! Joer Juanra cada vez que escribes algo de esto me entra una nostalgia que no veas....
P.D. Tomás y sus desencantos, como el de la "mobylette" campera,(tipo albañil, looooogg chiquiillllooooo)..ja ja ja

pichiri dijo...

A nuestro querido Platero lo compré en Sax por veinticinco mil pesetas de aquellos tiempos, incluida la tartana y lo llevé a casa a través de La Torreta. El viaje se me hizo larguisimo y a Platero creo que más, teniendo en cuenta que su dieta me temo que era escasa y ese esfuerzo sin duda lo dejó estenuado. Lo compré porque de niño fué un sueño inasequible y siempre he querido que mis hijos tuvieran lo que yo nunca pude disfrutar.En lo que yo haya podido fallaros, procurad que a vuestros hijos no les falte, pero sin cometer la torpeza de mirar hacia un horizonte que esté por encima de vuestras posibilidades.

The Knitting Songbird dijo...

This was soooo lovely to read and to look at. It seems as if you had a great childhood with lots of adventures with your family. It's nice to remember the good times of the past. As you well know, I do it quite often :)

And just like your bro, I too always wanted a horse as a child, but not for the same reasons. I wanted to be like Elizabeth Taylor in "National Velvet". I was never lucky enough to have one, not even a donkey, nor to ride one. I always regret that and hope that one day soon I'll learn to ride one of these magnificent and magical creatures...

Anónimo dijo...

Hola,me presento soy azafran.No he leido tu blog todavía pero me parece muy interesante.

JuanRa Diablo dijo...

Quentina, no era cuestión de poner todas las fotos para no hacerlo demasiado largo, pero han faltado dos que ya te enseñaré un día personalmente. La de hippy mother con falda larga y botas y una en la que estoy encima de Platero con más cara de pollino que él.

Qué recuerdos, ¿eh Txema? Cualquiera se pone hoy en día a pasear en burro por nuestra carretera... Se nos ha masificado la Almafrá.

Pichiri, la chica que comenta después de tí lo hace desde Croacia y también fue un sueño no cumplido el tener un caballo cuando era niña.
No me parece tener yo algún sueño frustrado. Intentaré que mis hijos tampoco los tengan.

My dear knitter. I feel so glad you've enjoyed it. It seems that the translator really works.
It's not surprising that a knitter wanted to be a Taylor ;)
I'm sure that yor wish will come true.

Adelante Azafran, este es tu infierno, digo tu casa. Gracias.

Silencio dijo...

Qué bonito!. Ya me hubiera gustado a mi que mi padre me comprara un burro. Me imagino saliendo de casa con él para ir al colegio. Atravesando todo el pueblo ... jejeje... Y qué sana envidia de tu hermana.. amuñuñando a ese tierno corcel. Y qué sana envidia de tu niñez. Cuéntanos más cosas, anda. Haznos soñar con ello.

Oyes que si quieres satisfacer uno de mis sueños... siempre me hubiera gustado plantarle un beso a un cochinillo en toda la narizota ... jajajaja..

AHhh.. yo tb quiero ver esa foto tuya con la bestia, ehh.. o todos o nadie...q estamos en una democracia!!

Un beso!!

Lillu dijo...

Qué tierno! Al fin y al cabo, un animal de compañía nos transmite un montón de sentimientos y recuerdos, sea un burro o... un lagarto, que es lo que yo tengo en mi patio XDD

saluditos

March La Cinefila Desconocida dijo...

Con los Pelos dela burra en la mano como decimos por aca! Que padres fotos, hablan de una hermosa niñez. Mi papa nos compró un caballo cuando yo tenía 10 y era mi adoración, pero lo tuvimos que vender 3 años despues x exceso de dinero, hahaha. Ojala tuviera una foto de el (el caballo).

Gracias por compartir esto!

JuanRa Diablo dijo...

Je, je, Mar, qué gustoso suena eso de "amuñuñar". Lo del cerdito ya se verá. ¿Lo quieres guarro o super guarro?
En cuanto a la foto, igual un día publico algo titulado "Sin complejos" y os la pongo.
Gracias por tus palabras, amiga

Sí, Lillu, con la diferencia que los lagartos son menos cabezones y más dialogantes. Vuelve pronto.
Un abrazo.

La verdad, March es que hay momentos que merecen fotos. Si de aquellos paseos con Platero hubiéramos hecho película te la habría enviado. A ver qué crítica eras capaz de hacerle...
Besos, cuate!

Paco dijo...

a mi ocurre basicamente lo mismo... pero somos nosotros.

saludos

belenmadrid dijo...

jo, qué suerte! yo a esa edad seguro que habría dado una pierna por montar en burro! las fotos son geniales. Y me parto con el bigotillo jeje.

JAVIER dijo...

Hola amigo!

Juan como siempre haces que termine retumbando mi habitacion con esa escandaloza manera de reir que tengo. Me imaginaba a tu padre gritando Soooooo!. O a tu hermano preguntandose cuando vieron al companhero del llanero solitario montando un burro. Ya que vestia de "Indio" americano su nombre seria "Burro Sentado" jajaja...

Por favor agradecele a tu hermana ANA y a tu hermano FRAN la gentileza de comentar en mi blog. Ya casi me voy sintiendo como de la familia jajaja... Logicamente mi agradecimiento a usted amigo por brindarnos un retrato ameno de su infancia y adolecencia.

Saludos desde Japon.

Ripley dijo...

me he reido una "jartá". todo muy retro, muy familiar y extrañamente cercano aunque en mi caso lo mas cerca que estuve de un burro fue una tarde en el parque de atracciones en que me subí a lomos de un aburrido pony de ojos caidos con sombrero mexicano, el sombrero lo llevaba yo.mi padre nunca se dejó seducir por aquellos bigotes pero mi madre salia a la calle como la tuya y ademas con la cabeza alta. yo tb tenia pelusilla en el bigote. me ha divertido y me ha gustado mucho tu recuerdo, los recuerdos forman parte de nuestro equipaje emocional y es bueno sacarlos a la luz y ademas si se comparten con la gracia con que tu lo haces pues tanto mejor. abrazos

rAnita nOe dijo...

me han gustado mucho todas las fotos y sobre todo la última. me gusta leerte. saludos.

JuanRa Diablo dijo...

¿Qué tal, Paco?
¿Te has dado cuenta de que somos antítesis el uno del otro? Tu escribes desde Cielos y yo desde este "infierno"

Pues Géminis, si de pequeña ya eras tan alta como ahora, un burrillo se te quedaría corto, digo yo.
Del bigotillo no comment, je, je...

Javier, la hermana y dos hermanos de "Burro sentado" seguimos tus "señales de humo". Y puestos a ponernos nombres de indio tu podrías ser "Risa escandalosa"
Un abrazo

Ripley, cuánto me tranquiliza no ser el único "pelusilla" de la quinta del 66. Me alegra mucho haberte entretenido un rato. Sigue pasándote por aquí, amigo.

Hola Ranita. Ya sabes que sé en qué charco vives. Mientras te preparas para dar el gran salto, aquí estoy (Y después también)

¡Cómo disfruto con vuestras visitas!
Gracias!!!

Mariluz dijo...

Pues yo soy Mariluz, la entrevistada por Ripley, ¿has visto? gracias a unos, nos conocemos otros. Me ha gustado mucho conocer tu blog, le voy a dedicar un ratito ahora que puedo.
Un abrazo y encantada.

rata perezosa dijo...

Tu hermano quería un caballo y consiguió un burro (que envidia), yo quería un perro y conseguí un hámster. Al tiempo y con la lección aprendida, pedí una pantera y me trajeron un gato, que era lo que yo quería.

Unknown dijo...

Un paseo por tu vida. Unas palabras hilvanadas que me llevan por el camino de los recuerdos propios.
Seguiré pasándome por aquí. Leyendo lo nuevo y haciendo incursiones en los viejos.
Un abrazo

JuanRa Diablo dijo...

Muchas gracias por tu visitaMariLuz Ya ves que esto no es un fotoblog pero también tiene sus "instantáneas".
Vuelve siempre que quieras.

Eres un crack, Rata. Lo que haré ahora es pedirte caviar a ver si así traes de una vez ese queso que tenemos a medias.

Pues encantado de que así sea Jan Puerta, tienes la idem abierta, amigo.

Anónimo dijo...

El burro...jajaja: Rebuznaba tan escandalosamente desde su corral que se oía perfectamente desde mi colegio. Una vez unos compañeros míos, mientras jugábamos en el recreo dijeron : Qué es eso??? y yo conciente de que era nuestro burro preferí poner cara de sorpresa y decir : No tengo ni idea... Menuda mofa hubiera tenido si cada recreo se hubiera oído el rebuznar de mi burro perfectamente por parte de cientos de niños. Era un burro "bonico" pero más cabroncete que tierno. a la mínima te intentaba dar una cabezazo. FRAN.

peibol dijo...

Viviendo en la ciudad no pude disfrutar de vivencias así, aunque pasaba los veranos en La Gomera (una isla infinitamente más rural y tradicional), donde me empape de experiencias rupestres de las que muchos de mis amigos carecen. Me alegra haber estado en esos pueblos y parajes que en algún momento me pudieron parecer aburridos, porque de no haber sido así, sentiría que me falta parte de las vivencias básicas de un niño ;)

Saludos

Pecosa dijo...

Precisamente del blog de Tomás vengo, y no sabes lo que me ha gustado esta entrada. Debo decir que me declaro fan de la familia al completo. Qué maravilla: una mamá hippy que hace disfraces, un papá con bigote de la época conduciendo un carro tirado por un burro, y cuatro hermanos que debieron tener una infancia de lo más feliz. Envidia cochina tengo.

Las fotos son geniales, ¡ge-nia-les!

(¡Ah, los bigotes adolescentes...)

JuanRa Diablo dijo...

Ehh, Pecosa, ¿paseándote por los submundos blogueriles? ¡Cuánto me alegra! :)
Me parece que hace ya una eternidad que escribí esto y hasta se me hace nuevo al releerlo.
¿Has visto qué cuadro y qué pinta gitana llevábamos en aquellas salidas con carro? XDD

Pues ya sabes que parte de esta familia se declara fan tuyo también (y los demás porque aún no te conocen, que si no...)

Un saludo :)

¿Bigotes? Pelusillas chamuscás

pixel dijo...

El burro parece encantador y la anécdota de lo más curiosa, jejeje.

Un saludo

JuanRa Diablo dijo...

Pixel:
Sí que era encantador. Muy burro, pero encantador :D