Con éste he alcanzado el post 200.
Una cosa es decirlo y otra creérmelo de verdad, porque casi me parece un error. ¡No puedo haber escrito tantos! ¡No hay tantas cosas que contar!
¿¡Doscientas!?
Esto viene a ser como si en el cole de mis hijos, con 25 alumnos por aula, salieran desfilando 8 aulas de niños (notad qué habilidad matemática la mía. 25 x 8 =200, ¿eh? ¡qué hacha!) y que pasaran por delante de mí, entregándome un post cada uno de ellos.
"Su post, señor" "Su post" "Tome otro post"”Yo traigo otro”... y así hasta que se me quemaran las lentejas.
Y ahora que lo escribo por enésima vez, reconozco que he sucumbido a la palabreja de marras.
Yo empecé siendo uno de esos que debajo de un árbol gigante, con un cielo de fuego crepuscular de fondo y con el puño en alto, gritaba: "¡Juro que jamás los llamaré "posts". Siempre serán entradas!"
Y ahora aquí estoy, posteando.
El caso es que como verbo, postear me parece aceptable: “Yo posteo, ¿tú posteas? ¿Cuándo posteamos? Sergi no posteará”
Pero como nombre, "post" es muy feo. Mucho.
¿Quién fue el primero que lo dijo y por qué nadie le pegó?
Y no digamos en plural: posts.
Es que es incompatible con el correcto funcionamiento de nuestros órganos fonoarticulatorios, tan castellanos ellos.
Uno de Yecla no ha nacido para decir "Posts". Jamás. Su genética no se lo permite.
Vale que yo no nací en Yecla, que vengo de la parte alicantina donde no nos comemos las eses, (para qué, si no saben a nada) pero hoy ya vivo y siento como un yeclano y sé que no se les puede pedir imposibles.
Un yeclano, con mucho esfuerzo por su parte, podrá decir:
"He ehcrito un pohhs".
Pero no le pidas que encima lo diga en plural porque le dará un síncope, y antes que pasar por ese mal trago se inventará una nueva palabra. Y así, un yeclano diría:
"He ehcrito doh pohleh".
Cierto como que estoy aquí sentado. Pero estas son las cosas que nos hacen grandes, ¡¡qué leches!!
Obviamente, un tipo de Yorkshire, que por cierto también empieza por Y Griega (¡Juro que jamás la llamaré Ye!) sí que pronunciará “p-o-s-t-s” sin derramar una sola gota de té.
Pero a la hora de la verdad, qué es más valioso, hacer un té inglés o una gachamiga yeclana en la lumbre. ¡Es que no hay punto de comparación! Hasta el de Yorkshire diría “The Gachamiga, of course!!”
Bueno, a lo que iba. Que si a estas alturas tuviera que recordar las cosas que he escrito en el blog hasta hoy (blog también es very fea palabra, pero es que bitácora tampoco me convenció) no creo que llegara a acordarme ni de la mitad.
Incluso leyendo los títulos que van quedando en los archivos, dudo que recordara qué escribí concretamente en cada uno de ellos.
Pero bueno, ahí van quedando, para ser recordados en cualquier momento, amontonándose en imaginarias postecas cual colección de recuerdos, diario de instantes y chorradas multicolor.
El otro día, cuando estuvimos sin Blogger durante... (¿cuánto tiempo fue al final? ¿Dos días? ¿Tres? ¿Ocho? No sé, a mí me pareció una eternidad y media) llegué a pensar que los blog se nos van haciendo más y más valiosos conforme va pasando el tiempo, y que al no ser algo tangible, nadie nos aseguraba que estarán siempre ahí, al alcance de nuestra mano.
Me pregunté si podrían un buen día desaparecer sin dejar rastro.
Ahora mismo, por vaya usted a saber qué error humano o del sistema, ¿podrían estos doscientos posts, doscientas entradas, desintegrarse para siempre? ¡Qué pérdida tan dolorosa! ¿no? Sobre todo por el fastidio de quedarse ésta a medio leer.
¿Y dónde habría que reclamar? ¿En qué puerta habría que tocar? Esta gente de Blogger, ¿dónde vive? ¿Cuántos son? Me pregunto si se llevarán bien, si harán quinielas juntos o no ¿Serán más dados al té de las cinco o a la gachamiga para almorzar? ¿Habrá dos grupos mal avenidos que un día tomen represalias entre ellos y aprieten botones dolorosos para nosotros?
No, en serio, todo esto ¿es seguro? (lanzo la pregunta al aire esperando que me conteste alguno de ellos, aunque si lo hace creo que me dará un síncope yeclano)
Y ya que me ha dado por hacer preguntas a diestro y di lo otro, concluyo con otra más. Hacedla vuestra si os place porque a más de uno incumbe (joer, cómo se nota que llegan elecciones, ¡qué político he sonado!)
De un tiempo a esta parte, cada vez que intento postear, cada punto y aparte que yo utilizo se convierte en un gran espacio en blanco en el texto que se publica.
Si se me ocurre insertar una foto, los párrafos huyen unos de otros como de la peste. Me cuesta mucho arreglarlo y nunca queda del todo bien.
Esto… ¿qué es lo que es? Antes no me ocurría. Veo que algunos de vosotros también tenéis este problema pero otros, aparentemente no. ¿A qué es debido? ¿Tenéis enchufe con ELLOS? ¿Sabéis algo que yo no sé? ¿Y yo a quién me quejo? ¿Hay forma humana de evitar esto? (Me encantaría que alguien me responda "Sí, hombre, sólo has de apretar Control + Alt y escribir BOQUERÓN y se queda todo niquelao.” Me haría muy feliz.)
En fin, que en vez de festejar una entrada tan redonda me ha dado por hacer campaña buscando apoyo e interés bloguerosocial.
Lo gracioso es que, muy probablemente, para lo único que sirva es para que cuando uno busque en internet Cómo cocinar un boquerón, Google le traiga de cabeza al infierno.
Porque aquí otra cosa no, pero fogones no faltan.
Y nada más, aquí doy por cerrada la entrada 200. Vayan saliendo por la principal.
