22 de enero de 2014

LA INSÓLITA HISTORIA DE MISTER HUGUES ( y 2)

(Viene de la ENTRADA ANTERIOR)

Se acercaban las dos de la tarde y Mister Hugues no volvía. Y llegó la hora de comer y nada. 
Pasaron diez, veinte minutos, media hora... y el invitado inglés no asomaba por el campo.

- ¡Pero qué pasa con este hombre, que no llega! - exclamaba nuestra madre.

Fran, disgustado porque las cosas siguieran torciéndose, le dio un margen de tiempo antes de coger el coche para salir a buscarle. Y ya estaba preparado para hacerlo cuando sonó el teléfono.

Se trataba de nuestro primo Paco, de Elda.

- Tía, ¿tenéis algo que ver con un inglés?
- Ay, sí, sí, ¿qué pasa?
- Es que me ha llamado la Policía, que tienen a un inglés en Comisaría que se ha perdido y pide que avisen a Francisco Cabrera. Me han avisado a mí, y he pensado que es al primo al que buscan.
- Claro, hijo, claro. Es un invitado de Fran. Ahora mismo sale a recogerle. Muchas gracias. Ya te contaremos.

Cuando mi hermano se marchó, recuerdo que mi madre murmuraba:

"Ay, solo espero que no venga borracho... ¡¡que no venga borracho!!"

Hablamos un poco de lo evidente, de cuánta afición tenía el hombre por la bebida, y nos preguntábamos si esto nos traería algún problema.

- ¿Os habéis percatado - añadía- de que no come nada de nada? Desde que está aquí no le he visto llevarse a la boca nada sólido.

Regresaron, y todos teníamos los ojos puestos en ver cómo descendía Mister Hugues del coche. Debo admitir que lo imaginaba ebrio, con ese balanceo sonriente de la primera noche. Un gesto de Fran nos avisó de que todo iba bien y nos sentamos a comer, escuchando cómo Mr Hugues se disculpaba y relataba lo sucedido.

- Llegué  caminando a Petrel y me metí en un pub a beberme una cerveza (probablemente no se contentara con una sola, pensé) Al salir de allí no encontré ninguna de las referencias que había memorizado para saber volver. ¡No reconocía nada! ¡Ni siquiera la calle me parecía la misma! (por algo lo llaman "ponerse ciego", seguía malpensando yo)

Fue entonces cuando Fran entendió lo que había pasado.

- Ahora comprendo todo, ha estado en el Pub Caché, que tiene dos puertas de acceso. Una es la entrada principal, la de la explanada, y la otra da a la calle de atrás. Seguro que ha entrado por una pero ha salido por la otra y se ha desorientado.

- El caso es que comencé a andar y andar, buscando algo que me sonara, y me perdí completamente.

Y tanto que se perdió, como que caminó en sentido contrario hasta llegar a la población vecina. Dicho así, parece que caminara muchísimo, pero como ya expliqué una vez, Petrel y Elda  están tan próximas que en su expansión se han juntado, formando lo que en apariencia es una única ciudad.

Observé, tal y como había advertido mi madre, que en todo el tiempo que permanecimos sentados, comiendo, Mister Hugues cortaba la carne con meticulosidad, pinchaba el trozo con el tenedor,  pinchaba también algo de verdura, en movimientos lentos,  y levantando el tenedor como para llevárselo a la boca, interrumpía el recorrido para seguir charlando, por lo que dejaba unos segundos los cubiertos en el plato. Acto seguido quitaba lo pinchado, valiéndose del cuchillo, y volvía a realizar la misma operación. Llegó a cortar toda la carne y a hacer el  paripé de que comía sin comer nada en absoluto. Ni siquiera bebió agua. Era evidente que se "alimentaba" de otras cosas que guardaba en su habitación.

Esa tarde fuimos al hospital a ver a mi padre, y pedimos a Mister Hugues que nos acompañara.
Sólo podía entrar una persona en la habitación, así que entró nuestra madre y nosotros nos conformamos con verle desde una pequeña ventana. Aquellos minutos también los tengo grabados en la memoria.

Al asomarse Mister Hugues, levantó la mano derecha y lo saludó con amplia sonrisa. Estuvo mucho tiempo sin dejar de mover la mano, como si se despidiera de un barco en alta mar y hacía unos gestos de asentimiento con la cabeza, como si le dijera: "Verás que todo va a salir bien". También le levantaba el pulgar en un gesto de ánimo, y al mirarle yo y ver su perfil, con ese enorme labio colgando y todas esas caras tan raras que ponía, me hizo mucha gracia y al mismo tiempo me enterneció. Parecía un niño muy alto  haciendo gestos, jugando a hacer muecas ante un cristal.

Pero lo que remataba la escena hasta hacernos reír es que nuestro padre, desde el otro lado, le correspondía al saludo de igual forma, muchos gestos con la mano, sonrisas, asentir con la cabeza...

- ¿Qué tal el hombre? - le preguntaba a mi madre sin dejar de corresponder a sus saludos - Parece muy simpático, ¿no?
- Sí, bueno... ¡madre mía!, ¡si yo te contara!
- Cuenta, cuenta...
- Anoche se metió en mi habitación mientras dormía.
- ¿¿¿Cómo???

Apenas recuerdo las conversaciones con Mister Hugues, pero sí contó algo que nos sorprendió y no he olvidado:

"Trabajando en Sudáfrica conocí a una mujer holandesa. Ella sabía que yo era casado pero me sedujo durante mucho tiempo hasta convencerme de ir con ella a la habitación de un hotel. Yo accedí sin sospechar que aquella mujer me quería tender una trampa; lo tenía todo preparado para un chantaje. Al día siguiente apareció un tipo que me mostró las imágenes y me amenazó con enviarlas a mi esposa si no le entregaba una importante cantidad de dinero. Lo que ellos no imaginaban es que yo sabía que mi mujer tenía un amante y que me importaba un rábano que se enterara de aquello. No solo es que me reí en su cara, ¡es que le animé a que lo hiciera!"
Y recordando aquello, reía divertido.

Poco antes de que nuestro invitado volviera a su país, le llevé a ver el castillo de Petrel.
En su base hay un amplio mirador desde el que se puede contemplar todo el valle:  Petrel a sus pies y Elda en inmediata continuación. En la distancia,  Monóvar, y en dirección contraria, más alejadas, Sax y Villena, con sus impresionantes castillos.

Es el último recuerdo que tengo de Mister Hugues, asomado en aquel lugar, con la mirada perdida en el horizonte.

Quise saber si le gustaba, pero no parecía oírme "Yes, it's beautiful", contestó finalmente. Y como apenas dijo nada más,  me quedé mirándole de reojo y pensando qué estaría pasando por su cabeza, reflexionando también en lo curioso que era el que tras una larga vida estuviera allí, precisamente allí, a mi lado, tan lejos de su casa y de los suyos, y me pregunté si alguien le habría echado de menos en su ausencia.

Mi hermano mantuvo contacto con él durante algún tiempo, y así supimos que su estado de salud empeoró progresivamente. Lo último que supimos de él es que no podía caminar e iba en silla de ruedas.

Imagino que Mr Hugues debió morir hace tiempo, pero es algo en lo que no me gusta pensar. El recuerdo de sus estancia sigue muy vivo en nuestra familia y en ocasiones sale a colación en las conversaciones.

"¿Os acordáis de Mister Hugues?"

Y vuelve a la memoria su entrada triunfal, agarrándose los pantalones, su risa zarandeando a nuestra madre, el susto que le dio al irrumpir en su habitación aquella noche, su forma de caminar,  la sorpresa de los charcos en el pasillo, aquellos gestos saludando por la ventana del hospital... e inevitablemente nos reímos.

Creo que no es mala forma de recordarle.

Y seguramente, si esto fuera posible,  le alegraría saber que tantos años después nos seguimos acordando de él.

Porque Mister Hugues era un tipo muy peculiar, y a todos nos dejó huella.

16 comentarios:

H@n dijo...

No me cabe duda de que la más huella dejasteis vosotros en él.

=__)

Un beso enorme!

Natty dijo...

Es una muy linda historia =) concuerdo con un comentario del post anterior en que es una bendición que tú y tu familia se lo tomaran para la risa, porque sí, la mayoría de la gente habría pegado el grito en el cielo como decimos acá =)

Anónimo dijo...

Ah! pues la historia no termina mal como me temía ¡qué alivio!.
Desde luego, es un misterio, si uno se pone a pensarlo como hiciste tú en el castillo de Petrel, cómo personas tan diferentes, tan desconocidas, cruzan sus vidas e incluso se hacen amigas...esa forma impredecible en que las trayectorias de las vidas se juntan para coincidir en un punto.
Y otro misterio es qué diablos comía. Parece un poco como Drácula.
En fin, que descanse en paz, Mr. Hughes.

carlos

Sandra dijo...

Me ha encantado la historia y aún más la manera que tienes de contarla. Oye, ¿y descubristéis qué comía Mr. Hugues?

Papacangrejo dijo...

Seguro que se alegraría, a todos nos gusta que nos recuerden, sobretodo si son recuerdos bonitos que alegran a la gente que nos quiere.
Tienes una familia ... diferente jejeje
Ahora entiendo el sueño que tuve contigo jajajaja

loquemeahorro dijo...

Me he leído las dos entradas de un tirón, ha sido muy tierna, a la vez que divertida.

Se ve que hacía falta un hombre así que, al haber vivido tanto, no se cortaba a la hora de presentarse en otro país, en la casa de un chico desconocido, para hablar inglés.

Pues está bien que haya gente tan original y especial... hombre, si hubiera bebido un poco menos, tampoco hubiera pasado nada.

Oye, tu madre, una santa!

El Zorrocloco dijo...

Jo, yo que venía a reírme y al final me he puesto tierno. Eso no se hace, jaja! A mí no me sonaba, eh? No sé si andaré tipsy yo también =D. Pobre hombre, seguro que le hizo ilusión aquella estancia y se llevó un montón de recuerdos y anécdotas, como la del bar embrujado que iba cambiando de calle ;)

Ángeles dijo...

Mientras leía la historia me he olvidado por completo de que se trataba de una anécdota real. La he leído como si fuera un cuento, un relato narrado con mano diestra, por cierto. Y al final, las lagrimitas, claro.

la imagen de los dos en el castillo, Mr Hughes pensativo ante el panorama y tú mirándolo de reojo, es literatura pura.
Ah, ya está, ahora caigo: Mr Hughes era un personaje literario que necesitaba un autor y, claro, estabais destinados a coincidir...

Great story, JuanRa. Thanks for sharing :-)

Montse dijo...

La verdad es que es un historia increíble y la has contado muy bien, con esa gracia característica. Además de reir mucho con Mr.Hughes, la narración da un giro sentimental con esa escena de los dos mirando la ciudad y tu pensando en su vida.
Seguro que se sentiría muy contento de saber que lo recordáis con tanto cariño.
El hombre era muy especial, peor vuestra familia también!
Mil besos.

mama dijo...

Recuerda que yo le llamaba.Mister Proper,hera un ritual verle comer.cogia el cuchillo y el tenedor muy correctamente cortaba la carne y cuando la iba a llevar a la boca la dejaba de nuevo en el plato como si tuviera algo importante que decir,en casa no habian cerraduras ni en los baños-ahora si-yo temiendo que confundiera mi habitacion con el baño atraque la puerta con una banqueta,ni asi me libre de su invasion--siempre hemos cogido las cosas con sentido del humor--y lo seguimos haciendo,os lo recomiendo,

hitlodeo dijo...

Asombrosa historia. Que personaje más peculiar. Lo que es evidente es que tuvo una vida muy agitada. El chantaje fallido porque su mujer tenía un amante es buena prueba de ello.

Curioso. Probablemente se llevó un maravilloso recuerdo de su visita a España, a vuestra familia. Y probablemente supiera que le quedaba poco tiempo.

Me ha encantado la historia. Y el comentario de tu madre de que atrancó la puerta del baño por si las moscas, es genial.

JuanRa Diablo dijo...

H@n:

Se nota que habla una amiga de los Cabrerator :)
Otro beso, dulce doctora

Natty:

En realidad, salvo el nefasto primer día, el hombre se comportó con corrección. Eso sí, todo fue un esperar a ver con qué nos sorprendía cada día xD

Carlos:

Eso es justamente lo que pensaba en aquel instante, el que estuviéramos coincidiendo dos personas muy distintas y de lugares distantes en un punto de nuestras trayectorias. Me pareció algo muy curioso que me hizo reflexionar. Y aún más sabiendo que sería efímero y que no se volvería a repetir.

(Uff, solo hubiera faltado que en realidad fuera un chupasangres :S)

Sandra:

Algo comería, digo yo, pero te aseguro que no lo vimos.
Gracias, Sandra

Papa Cangrejo:

¿Cómo es eso? ¿Me colé en un sueño tuyo?? Nunca pensé que conseguiría traspasar el caparazón de un cangrejo. Me lo tienes que contar, jeje

loque:

Tú lo has dicho, el hombre parecía tener esa templanza del que ha vivido mucho y está curado de espanto. El asunto de la bebida es la parte más oscura y menos divertida, pese a que nos hizo pasar momentos de risas.

Mi madre es candidata a santa, pero tiene en contra ese pequeño detalle de haber parido a un diablo. Lástima.

El Zorrocloco:

Sí, sí, esta historia os la conté en Valencia, en el momento paella, cuando estaba yo tan feliz por el encuentro que no paraba de hablar, jajaja

Saludos y brindis, distinguido Sr Zorro

Ángeles:

Encantado de sharing historias con alguien que las disfruta tanto como tú. Se nota que eres suscriptora de El Diablo Cuenta Cosas :D

Mr Hugues, un personaje en busca de autor. Me gusta; como aquella obra de Luigi Pirandello. Casualmente tengo escrito un cuento que tiene algo que ver con esto que dices, y que, por recordármelo, tendré que colgar un día de estos en el blog :)

Muuchas gracias, Ángeles Beaumont. Big hug from the dark half ; )

Montse:

No sé por qué será, pero cada vez que te leo me dan ganas de darte un abrazo, jaja. De verdad que sí.
Muchas gracias, Montse :)))

mamá:

¡Es verdad, le llamabas Mister Proper!, jajajaja, esto lo había olvidado. Tú también podrías escribir un libro hablando de toda la gente que pasó por casa, ¿eh? ¡Hasta Terminator cogiéndote en brazos!
Siendo tú la reina de la armonía, es lógico que todo haya salido siempre tan bien.

hitlodeo:

Me alegra que te haya gustado. Casi desde que empecé el blog me apetecía contar esta historia y no sabía cómo abordarla, pero parece que siempre llega el momento para cada cosa.
Lo de su matrimonio era de lo más peculiar, muchos años en común pero con total libertad de actos. De ahí podría salir un novelón, ¿no crees?
Lo de mi madre atrancando la puerta olvidé comentarlo, jajaja. Un show!
Un abrazo

Nuria dijo...

Muy bonita la historia Juanra, me la he leido de camino a casa de mis suegros y me ha encantado. Muy bueno lo de la mujer chantajista holandesa... ay estos tulipanes!! Un abrazo fuerte

JuanRa Diablo dijo...

Nuria:

No deja de tener gracia que la historia haya paseado contigo por Holanda y que aparezca en ella una holandesa, jaja.
Ahí estamos, Nuria, exponiendo algunas extravagancias tulipaneras

Un abrazo!! :)

Misaoshi dijo...

Toda una experiencia.

Y tu hermano es todo un personaje también! suajili... macho... eso suena super africano.

JuanRa Diablo dijo...

Y tanto que es un personaje mi hermano, Misaoshi.
Nosotros es que nos hemos acostumbrado y ya no nos sorprende, pero lo suyo es alucinante.

Swahili, super africano, sí xD