Me he
decidido a contar una de
las historias más rocambolescas que tenemos en el anecdotario familiar.
Pese a
ser algo que hemos contado infinidad de veces a familiares y amigos, me
resistía a darlo a conocer en el blog
por una razón, y es que a pesar de su gran comicidad, qué duda cabe que tiene
un trasfondo triste, y no sabía muy bien cómo plasmarlo, temeroso de que se me
pudiera acusar de frivolizar ante un tema serio.
Pero
después de tantos años, sigo guardando un grato recuerdo del peculiar
protagonista de la historia, y quiero rendirle un homenaje escribiendo sobre
los días que con él convivimos. Me han pedido muchas veces que pusiera por
escrito esta inaudita historia, y hoy lo haré por fin, anteponiendo mi profundo
respeto a aquel hombre inglés que pasó fugazmente por nuestras vidas y que se
llamaba Mr Hugues.
Todo
empezó cuando Fran pidió permiso a mis
padres para invitar a un inglés a pasar unos días en casa. Ya he contado que
cuando mi hermano aprende un idioma no se conforma con tener nociones básicas
del mismo, él solo se queda satisfecho cuando comprueba que puede mantener una
conversación fluida con un nativo. Así, hoy por hoy, habla swahili con total soltura con Mateso,
de Tanzania, y charla en
árabe marroquí de una forma sorprendente con su amigo Mohamned. Un tipo admirable mi hermano, sí.
En aquel
tiempo apenas sabíamos nada de internet, así que para practicar el inglés
hablado, tuvo la ocurrencia de poner un anuncio, -nada barato, por cierto- en el mismísimo The Daily News, solicitando un voluntario o voluntaria, de
poco más o menos su edad, que se
prestara a pasar unos días en nuestra casa de campo de Petrel (Alicante), con la única condición de mantener
conversaciones con él.
Pasados
unos días, solo una persona contestó a la petición. Para sorpresa de Fran, se
trataba de un jubilado de 70 años que
decía algo así como: "Sé que no encajo en la edad que pides, pero estoy seguro de que puedo aportarte
muchos conocimientos"
A Fran no
le sedujo la idea de que viniera un hombre tan mayor, pues pensaba, entre otras
cosas, que con tanta diferencia de edad no
habría demasiados
temas afines a la hora de hablar. Para colmo, la foto que
adjuntaba no ayudaba nada. Aún recuerdo cuánto nos reimos al ver a aquella
imagen de un señor mayor con el cabello blanco muy revuelto, unas gafas enormes
y feas sobre su cara y un labio inferior
grueso, colgante, como en una mueca de aburrimiento o desaprobación.
- Pero qué
más da la edad que tenga - intervino mi padre - Precisamente por ser tan mayor tendrá muchas experiencias que contar. A mí me ha caído bien por esa nota
que ha escrito. ¡Invítale a venir, hombre!
Así que
Fran finalmente accedió, aunque el hecho
de que no hubiera más candidatos tuvo mucho que ver en la
decisión, claro está.
No sé
cuántas veces nos habrá recreado la impactante escena del encuentro en el
aeropuerto de Alicante.
Fran le
esperaba algo nervioso, rogando que fuera un tipo simpático al que no le
costara demasiado entender.
Sobresaliendo
entre la multitud de la sala, pues era un hombre muy alto, le reconoció al
instante. Caminaba de manera desgarbada, en una de sus manos llevaba su maleta
y con la otra se sujetaba con fuerza el pantalón, que parecía querer
escurrírsele piernas abajo. La camisa, muy arrugada, también se le salía del
pantalón, que además llevaba la cremallera bajada. Y a toda esa maravillosa
primera impresión, había que añadir que no conseguía mantener una perfecta
verticalidad, por lo que más bien parecía un espantapájaros gigante amenazando con caer al suelo al menor golpe
de viento.
Fran se
dirigió a él pensando "Tierra, trágame" y escuchó sus primeras
palabras:
- Hi!!...Eerr…
Oh, I drank a little in the plane and I’m a bit tipsy, ho, ho...
(He bebido un
poco en el avión y estoy piripi)
Pero lo que se
veía a la legua es que llevaba una buena merluza encima.
En el trayecto a
casa, explicaba a Fran que se le había
descosido el botón del pantalón y si no se lo sujetaba se le caía, y mi hermano,
impresionado aún por todo lo visto, y agobiado ante una situación tan
inesperada, le decía que no se
preocupara por eso, que seguro que mi madre se lo cosería.
Al llegar, mientras Mr Hugues descendía del coche con parsimonia, Fran se adelantó
apresuradamente con su maleta para entrar en casa y ponernos sobre aviso:
Con una cara que mostraba su gran apuro, le
escuchamos decir:
- ¡¡¡Ha bebido en el avión y viene borracho!!!
Así que a todos, que esperábamos expectantes la llegada del invitado, se nos congeló la sonrisa en la cara.
Debo decir que no estábamos todos realmente. Dio la fatal casualidad que
un día antes de esta visita, mi padre fue ingresado en el hospital para hacerle
unas pruebas para una futura operación, así que lamentablemente se perdió el
show.
El show que comenzó cuando Mr Hugues entró en casa, encorvándose al
pasar por la puerta. Inolvidable aquella escena: el ropaje desordenado, la mano agarrando el pantalón a la altura de la
bragueta, las gafas torcidas…
se quedó quieto un instante para mirarnos muy sonriente y exclamar un sonoro "HELLO!!" seguido de una risa de satisfacción que no dejó de sonar mientras
nos saludaba.
A mi madre, que parecía una pigmea a su lado, la zarandeó con cariño,
agarrándola de un hombro y atrayéndola hacia sí varias veces, lo que me resultó
tan asombroso y chocante que me entraron muchas ganas de reír, aunque me las aguanté.
Claro que cuando al mirar a mi hermano
Tomás, le extendió su mano mientras le decía: "Tú debes ser el padre de
la familia, ¿no?", me tuve que ausentar para reír a placer.
Al volver al
salón, Tomás me dijo en un susurro: "Pues no me ha dicho que si soy el
padre... ¿de qué va?" y le tuve que rogar que se callara para no soltar la
carcajada otra vez.
Poco después llegó la hora de cenar, pero Mr Hugues se excusó diciendo
que estaba demasiado cansado, que prefería retirarse a su habitación a dormir
y, como pese a insistirle que comiera algo primero, se negaba, le deseamos
buenas noches.
Y esto podría haber
sido el fin de la primera jornada si no fuera porque Mr Hugues resultó ser un espíritu
noctámbulo que se levantó hasta en dos ocasiones.
La primera debió ser alrededor de la una de la madrugada. Desde mi
habitación, que estaba pared con pared con la suya, le escuché revolverse
inquieto. Encendió la luz y salió al pasillo, por lo que enseguida supuse que
necesitaba ir al aseo.
Pensando en si alguno le habría dicho dónde estaba el
cuarto de baño, escuché cómo abría la puerta de la habitación de mi madre. Los
consiguientes "Ay, ay, qué, qué
pasa..." y "Ohh, ohh, sorry,
sorry..." me llegaron con nitidez,
y ante tan cómica situación volví a reír en silencio hasta saltárseme
las lágrimas.
Al segundo intento encontró el aseo.
Sobre las seis de la madrugada volvió a despertarme el ruido que hacía
Mr Hugues, esta vez acompañado de unos apagados quejidos. Parecía que iba
chocando con los muebles de la habitación y en ocasiones escuchaba cómo
palpaba la pared. Deduje que se había desorientado y no encontraba el
interruptor de la luz. Finalmente consiguió
alcanzar la puerta y salió al pasillo. "Ouuugh...
ouuugh...", mascullaba como en un lamento, arrastrando los pies al
andar.
Llegó al aseo y al poco regresó a su habitación.
Ya no me
pude dormir y como había amanecido me levanté. Al
abrir la puerta descubrí pequeños y grandes charcos por todo el pasillo, desde
la puerta de la habitación de Mr Hugues hasta el aseo. Quedé atónito unos
segundos, imaginando el apuro tan grande que habría pasado el hombre, y
entonces me dirigí a la habitación de mi hermano, y acercándome a su oído le
dije en un susurro:
- Fraaan , Fraaan, despierta, que tu inglés se ha meado en el pasillo...
Fran abrió un ojo y tras unos segundos para procesar lo que acababa de
oír, se incorporó de un bote.
- ¿¿Qué??
Y, ay, no lo pude evitar, otra vez me entró la risa.
- ¡No puede ser! - decía Fran incrédulo, hasta que lo comprobó por sí mismo.
Cuando mi madre
fue informada, se apresuró a coger cubo y fregona y limpiar todo en
silencio.
- Lo mejor será que actuemos como si nada, - nos dijo - que bastante mal lo habrá pasado. Si al levantarse se disculpa,
le decís que no pasa nada, que no se preocupe, que son cosas inevitables.
- Ayy, - se lamentaba Fran - si es que yo no quería que viniera alguien
tan mayor.
Y yo no podía dejar de pitorrearme.
- Jo, macho, te ha tocado el tipo más raro de toda Inglaterra.
Poco después se levantó Mr Hugues. Estaba de buen humor y actuó como si nada hubiera sucedido. De hecho
no sabría decir si fue consciente de que se orinó en el pasillo. O quizás al verlo seco
pensara "Ah, menos mal, no se nota nada" No sé, o como diría un inglés, who knows...
Su buen humor
aumentó cuando mi madre le entregó el pantalón con el botón cosido. Se lo agradeció efusivamente, se
sentó a desayunar (apenas nada) y pasó la
mañana hablando con mi hermano.
Había trabajado
muchos años en Sudáfrica, al parecer tuvo un importante cargo en la Commonwealth. Estaba
casado y, según contaba, tanto él como su mujer tenían total libertad para
hacer lo que les diera la gana. Así, tal cual.
Cuando faltaban un par de horas para comer, dijo que le apetecía dar un
paseo por el pueblo. Fran se prestó a llevarle en coche pero él le rogó que no se molestara, que quería estirar un poco las piernas.
- El pueblo está a un kilómetro de aquí - le advirtió mi hermano.
- Perfecto, así daré un paseo.
- Bueno, comeremos sobre las 2.
- Ok, estaré aquí a esa hora.
Y Mr Hugues se marchó caminando hacia Petrel.
Al irse, mi madre se dirigió a su habitación, por si tenía que fregar
algo más, y al asomarse encontró algo que no esperaba. La mesita estaba llena
de pequeñas botellas de bebidas alcohólicas.
(CONTINUARÁ)
14 comentarios:
Ay jajajajaja
¡¡Cómo me he reído!!!
Pobre Fran, estaría flipando. Y vosotros cachondeo para rato.
Esta historia no la recuerdo, asi que hago mi apuesta porque llega borracho a la comida. Y tarde. O se pierde, jajajaja
Desde luego, es que sois increíbles...porque traer a casa a un desconocido así... tan tranquilamente, sin ninguna referencia...eso sí que es flipante. Si es que sois un pedazo pan.
Y Mr Hughes también...¡qué valiente!...aunque claro, con las petaquitas de whiski, será más fácil.
En fin, quedamos a la expectativa aunque tal como has dicho, parece ser que esta historia no acabará todo lo bien que promete.
carlos
Pienso lo mismo que carlos!! a mí no me habrían dejado y hoy en día no se me ocurriría recibir a alguien que no conozco sin una referencia previa por lo menos ..
Espero ansiosa la continuación!!
Bueno, y decir también que por alguna razón a Mr. Hughes me lo he imaginado con la cara de un Spencer Tracy tirando a más feo eso sí.
carlos
Me he quedado alucinando...
¿En serio tenías esta anécdota guardada y no nos la habías contado aún?
Otra vez nos dejas con la miel en los labios!!!! En verdad eres un diabolo..cesa
¡Oh, yeah! The typical British pisser drunker. ¡What a great experience! I Look forward the next chapter
XD
Jajaja, qué invitado tan pintoresco!!
Desde luego tu familia tiene unas cosas.. yo porque quiero mucho a la mía, pero si tuviera que adaptar una sería la tuya ¡no me iba a aburrir ni un minuto!
Ya tengo ganas de ver como sigue la historia, jiji.
Besitos.
Amazing! Todo en esta historia es amazing. Empezando por que dices, así, como si nada, "Cuando mi hermano aprende un idioma", como quien dice, "cuando mi hermano se compra unos calcetines”. Claro, tú lo ves normal, pero normal no es :-D
También me llama mucho la atención esa iniciativa de Fran de poner un anuncio en un newspaper. Es genial. Y que tus padres no pusieran pegas a la idea de invitar a un extraño a casa también.
Y lo comprensivos y considerados que erais con el hombre.
Es que todo es llamativo.
Otra cosa: tú te partías de risa con todo ¿no? Pues me encanta, porque otro habría estado refunfuñando todo el rato, pero tú le veías el lado cómico a todo y lo disfrutabas. ¡Qué bueno!
Me queda una duda: si quedó probado que lo del pasillo era lo que creíais, o si era que a Mr. Hughes se le había derramado agua o algún otro líquido bebible.
Impatiently awaiting the second part!
Qué bueno...cómo me has refrescado la memoria con esta historia del "Hotel Cabreator"...ja ja ja...aún recuerdo cuando me contaste lo de que se orinó en el pasillo, ja jaja...como nos meamos nosotros, ehh,,,pero de risa...jajaja
Txema Rico
Qué buena gente que sois, yo le habría mandado de retorno a su hogar, me parece una falta de respeto y educación su entrada en escena. Le hubiera pagado el viaje de vuelta y hubiera esperado a que alguna sueca, por ejemplo, hubiera dado respuesta al anuncio.
Igual estoy equivocado y la continuación de la historia me quita la razón.
Esta historia pinta muy bien. De momento, está siendo de lo más graciosa,jejeje
H@n:
Aquello fue un festival de la risa, sí, y para flipar un rato también, jaja.
Y bueno, has acertado casi todas tus apuestas :)
Un saludo, H@n
Carlos:
Bueno, quizás haya una pequeña probabilidad de que en casos así se presente un desgraciao, pero mejor pensar en positivo, ¿no?
Por lo general la gente es buena (menos yo, claro)
Saludos, Carlos
PD. Algo de Spencer Tracy sí tenía, un Spencer Tracy con pelo muy revuelto y gafas grandes. Eso sí, mezclado con Gloria Fuertes.
Natty:
Puede que yo solo por mi cuenta tampoco me atreviera, pero en recibimiento familiar resulta distinto, ¿no?
Voy ya con el final ;)
Ther:
Ya ves, Ther, siempre estuvo esperando su oportunidad :p
Cesa:
Si lo hago por bien. Si no lo divido me salen unas longanizas... y luego el personal se me queja :p
hitlodeo:
¿Has visto? Este hombre encajaría de maravilla en Los Simpsons. Amiguete de Homer y asiduo de Moe's. For sure!
Montse:
Así está bien definido: pintoresco. "El pintoresco Mister Hugues"
Como te sale más caro adoptarnos a todos, mejor te alquilamos nosotros a ti una temporada, ¿no? jajaja
Ya tengo ganas de que leas el final, así que allá voy.
Ángeles:
La historia es amazing porque todo parte del más amazing de todos los amazing, que es mi hermano Fran. Verdaderamente nos hemos acostumbrado, pero es un portento en mil cosas.
Sí, no lo niego, yo me tomé aquello como un espectáculo. Desde que le vi entrar por la puerta supe que aquel hombre iba a dar mucho juego. Entonces no tenía blog, pero mira, lo cuento ahora.
Y no, aquel líquido era lo que era, te lo aseguro.
Let's go ahead with the second part!
Txema:
Jejeje, me gusta recordarte historias de estas, que compartimos en su día. Digo yo que cada vez me quedarán menos en el tintero, pero todavía surge alguna, todavía.
Sese:
Ya, claro, lo normal es que uno espere que desde Inglaterra llegue una sueca joven con mucha labia y que hable un inglés que quite el hipo, pero esto es como la ruleta, que toca lo que ella quiere.
Prueba tú a ver... jeje. Lisa Simpson está en la estantería por algo :p
pixel:
Espero que termine pintando bien y salga un hermoso cuadro, pixel
Un saludo
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