Estoy leyendo un libro en el que el protagonista se retira a vivir temporalmente a una cabaña en plena montaña, a un lugar de difícil acceso. Unicamente la abandona cuando necesita ir a la ciudad, una vez al mes, para hacer acopio de provisiones, lo que lleva a cabo con celeridad para regresar pronto a su encierro voluntario.
Hay algo en estos aislamientos literarios que me atrae poderosamente, sobre todo si las condiciones meteorológicas son adversas, e imagino al individuo ante la chimenea, oyendo el crepitar del fuego, el silbido del viento, la lluvia sobre los cristales y el crujir de la madera. ¿Puede existir escenario más placentero a los sentidos?
Esta recreación mental del hombre en soledad me recordó a ciertas conversaciones que en ocasiones tengo con mi amigo Juan Luis, en las que tratamos de imaginar el contexto más confortable a la hora de dormir. Una vez propuesto el entorno, lo mejoramos con detalles que lo hagan perfecto para tal fin. Así, la opción de la cabaña en la montaña fue la primera en surgir.
- Una cabaña no muy grande, pero bien hecha; de troncos muy gruesos y buen aislamiento.
- Por supuesto, y leña suficiente para pasar todo el invierno.
- Y la despensa a tope, ¿no?
- Hombre, claro, comida y bebida de todo tipo.
- Y que afuera esté nevando.
- Sí, y con mucha ventisca; mucho, mucho frío en el exterior. Y un oso hambriento merodeando por fuera.
- ¿Lo del oso es necesario?
- ¡Claro, no va a entrar! La puerta está bien atrancada, pero saber que hay un oso afuera te hace sentir más a gusto dentro.
- Pues tienes razón, ¡que haya un oso grande merodeando!
- La cama no muy lejos de la chimenea.
- Y con una buena manta, ¿no?
- ¿Buena solo? Una manta de esas que solo mirarla te calienta.
- ¡Uff, es perfecto!
- Yo dormiría a pierna suelta, te lo aseguro.
Desde aquella primera opción de la cabaña han ido surgiendo algunas más. Como la del buque rompehielos...
- Imagínate, un barco enorme atravesando helados mares del norte, 50 grados bajo cero, y tú en un camarote cómodo y caliente.
- ¡Qué gozada! , y el barco deslizándose y rompiendo el hielo, ¿no?
- Sí, y en mitad de un silencio absoluto te va llegando desde lejos el crujido al abrirse paso... craack.... craaack...
- ¡Mmm, qué sueño da pensarlo! Y asomarte a veces por alguna ventana y ver una llanura blanca infinita.
- ¡Exacto!
- Pero oye, ¿quién dirige el barco? Hay alguien más, ¿no?
- Noo, vas tú solo, pero no tienes que preocuparte de nada. El barco está programado para llegar a algún lugar.
- ¿Qué tal es la manta de la cama? (a la manta le damos un papel primordial siempre)
- ¿La manta? Gruesa, suave y supercaliente.
- Bien, bien... ¡me gusta!
Las siguientes opciones, pese a sus componentes placenteros, no han logrado el visto bueno por ambas partes.
- ¿En un submarino? Un poco claustrofóbico, ¿no?
- No, un submarino amplio y moderno.
- No sé, no sé...
- Sí, hombre, y se oye el sónar, y voces en una radio lejana. Voces en ruso, que dan más sueño.
- Psse, no le termino de encontrar la calidez, demasiado hierro.
- Pero hay luces rojas cálidas.
- Eso le da ambiente de puticlub.
- Pues yo lo veo perfecto para dormir.
- Recuerda que hay que estar solo.
- Ya, ya, si digo solo.
- No me convence.
Ante la escena de la barca de vapor atravesando el Amazonas me niego en rotundo.
- ¡Anda ya! ¿Por el Amazonas?
- No me digas que no es una pasada. En una hamaca cómoda, con mucha bebida refrescante.
- ¿Y si encallas, o si encuentras rápidos, o si caes por alguna cascada?
- No, tú imagina que pasas por túneles de vegetación, por sombras y aguas muy tranquilas. Y se oyen monos, y loros... ¡qué siestorra, no me digas que no!
- No me da seguridad; yo estaría inquieto. Podrías pasar por alguna tribu salvaje y que asalten el barco y te degüellen.
- Puedes ir armado.
- ¿Y la manta? Ahí la manta sobra, y yo quiero una manta.
- Por las noches refresca.
- ¡Descartado!
Estaba también la opción del galeón atravesando el Cabo de Hornos en una tormenta. A favor teníamos el placer de estar en un camarote bien aislado, cómodo y seco, y el oír desde la cama cómo se estrellan las olas sobre la cubierta, pero, claro, el balanceo del barco... uff, complicado eso de conciliar el sueño con ganas de vomitar.
El interés por seguir tanteando otros escenarios nos llevó incluso a un bunker en plena guerra mundial.
Un buen escondite bajo tierra: provisiones, buenos libros, un quinqué, cómoda cama, buena manta, el sonido adormecedor de aviones y bombas en la lejanía...
Cuando comuniqué a Juan Luis que escribiría en el blog sobre nuestros lugares perfectos para dormir, lo primero que me dijo fue: “¿Vas a incluir lo del bunker? ¡No lo van a entender, te van a tomar por loco!”
Yo espero que no, solo hay que dejarse llevar por la imaginación y disfrutar.
La propuesta que jamás olvidaremos es la que se atrevió a plantear mi hermano Fran.
- ¿La cuestión está en que sea un sitio extraño pero que se duerma cómodo y bien?
- Eso es.
- Pues tiene su punto meterse en una cueva en la que esté hibernando una osa y abrazarte a ella.
- ¿?¿?¿?
- ¿Una osa? ¿En femenino?
- Sí, mejor que un oso, ¿no? Seguro que son más blandas y están más calientes.
- Pero Fran, ¡¡no da ninguna tranquilidad dormir con una osa!!
- Si no se va a despertar, ¡está hibernando!
- ¡Pero echa peste!
- ¿Quién lo dice?
- ¡Una osa en una cueva echa peste seguro!
- ¡Qué va, es una osa limpia y seca!
- Pero aunque esté dormida, ¡se da la vuelta y te aplasta!
- Pues a mi me parece que abrazado a una osa se dormiría de cine.
- ¡¡Ni de coña!!
- ¡¡Descartado!!
Ahora no me puedo despedir sin preguntar qué lugar os ha parecido más atractivo. ¿Alguna otra opción imaginaria donde dormir como un tronco? (No olvidéis nombrar cómo es la manta, por favor)
24 comentarios:
jajajajajajajajaja, notable la opción de Fran y su osa =) yo sueño con que los humanos también hibernemos, así que en parte coincido con él, pero para mí el sitio ideal es el de la cabaña con buen aislamiento (aunque para mí el sonido ideal es el de la lluvia no de la ventisca) y la manta es gruesa de una tela peludita (es una mezcla entre polar y tela de unos peluches para guaguas - bebés) ..
El búnker me pareció buena idea, el submarino y la selva no me gustaron (claustrofobia y miedo a los animalejos e insectos que pudieran subirse al barco)
Yo, como Natty. Desde luego que la primera opción, que será la menos original si quieres, es la más apetecible. Y la mantas tienen que ser de cuadros, como escocesas. Aunque yo tengo una de borreguillo que es una delicia.
Del amazonas nada, que por mucho que refresque hace un calor que te torras y hay muchos bichos. Mira lo que les pasa a Bogart y a Catherine Hepburn en La Reina de África. No, no, conmigo no contéis.
Ni en un iglú tampoco. Puede que sean cálidos relativamente pero tanta blancura transparente no me gusta nada.
Sin duda, el mejor sitio para dormir son las alcobas de las casas de adobe de nuestros pueblos. Esas habitaciones interiores que tenían cortina en lugar de puerta en esas casas que nuestros abuelos habían heredado de los suyos y que tienen muros con un grueso casi de metro. Ahí sí que no tiene que entrar nada, ni el frío, ni el calor ni ningún ruido de fuera.
Otra opción con la que fantaseo coincide con la del búnker. Una habitación excavada bajo la bodega de casa. Eso sí, bien aislada de la humedad donde no llegue ningún ruido de los pelmas de mis vecinos. ¡Qué bien!
carlos
Jajaja, pues a mi lo de la cueva con la osa me parece de lo más calentito y enternecedor, como cuando de peques dormíamos abrazados al peluche.
Lo de la cabaña es lo que encuentro más cómodo, con el crepitar de la chimenea, la madera que la hace tan acojedora y además puedes tener un 2x1 dejando entrar al oso merodeador y dormir abrazado a él...me ha encantado esa manta que calienta con solo mirarla ¡Quiero una ya!
soy insomne como sabes y fue ver el titulo y venir ipsofactamente a por el remedio.
lo de la cabaña es el sueño de mi vida pero tiene inconvenientes como que necesito a mi doctora de los hipnotizantes ojos azules, farmacia y un hospital cercano.
de lo demas no puedo opinar pq dejé de leer, espero no me lo tengas en cuenta, es muy de Piscis dejar las cosas a medias.
Lo que sí me atrae mucho es una autocaravana, pero España lleva mucho retraso en su legislación respecto a paises como Francia, Bélgica, Holanda o Alemania donde es una practica muy extendida.
abrazos desde los 8º capitalinos.
por cierto sabias que con la crisis muchos hogares españoles se están volviendo a calentar con leña? ¿y que existen una especie chimeneas electricas, que se llaman de pallets pq de eso se alimentan y que consumen menos luz que la convencional? las hay desde 700 y poco euros.
No me imagino yo qué libro será ese que estás leyendo :-p pero lo de la cabaña, la chimenea y todo eso me encanta. Y lo de la manta no digamos. Es que la manta es fundamental, efectivamente.
Las opciones del barco, el submarino, la cueva del oso… descartadas sin remedio. Me transmiten frío, claustrofobia o mal olor, o todo a la vez.
Yo, a la cabaña. O, en su defecto, a una casa antigua pero bien conservada; no muy grande, para que no dé frío ni soledad, en la que hay libros y una chimenea, y una alfombra oscura y muebles de madera gorda.
La manta es grande, suave, mullida, sí, de las que te calientan con solo mirarla, y es de colores marrones y verdes.
Para la despensa no soy yo muy exigente, pero no faltan nunca los ingredientes para hacer tarta de chocolate y sandwiches de pavo. Y queso. Café, té y agua. Listo.
Y lo dejo ya, que me lo estoy creyendo, ja,ja.
PD: estais invitados, si os place.
En una barco en medio del hielo me da frío, en un bunker claustrofobia igual que en un submarino y en la selva ni loca.
La opción de la cabaña es la más tentadora, calentita y segura pero le haría unos cambios, y es que por la mañana hiciera solete aunque al atardecer llueva, truene, haga tormenta o lo que sea, pero sin sol estoy perdida, me entra una tristeza horrible y ya no estaría a gusto.
¡Ah, que era un lugar para dormir!, vaya entonces bueno, siempre que la mata sea amorosita como un peluche y grande y que tenga colores alegres o soles pintados y florecillas.
La idea de dormir con una osa no la descarto, pero prefiero la cabaña, jeje.
Besitos.
Me quedo con la cabaña. Ni buque, ni submarino.
Yo quizás donde más disfruto desde que era una niña es sobre una colchoneta en la piscina. Inventé hasta un método para poder tener el MP3 en marcha sin que se mojara...
Un besote
Cabaña, rompehielos, submarino, barco de vapor, en una hamaca, en un galeón, en un bunker, en una cueva con una osa y que encima no es de peluche... sólo te ha faltado en la cabina de un tren haciendo la ruta del Orient Express con el sonido cadencioso del traqueteo por las vías.
De todas esas posibilidades creo que elijo la de la chimenea ardiente y la cabaña caliente, con buena banda sonora mejor.
h, ya veo que no eres el único que tiene una imaginación muy viva, jaja.
Creo que la de la cabaña, pero reconozco que los largos viajes interestelares, si no entras en sueño inducido, solo hay soledad, y el sinuoso zumbido de la nave desplazándose por el hiper espacio. Esa sensación también es muy gratificante.
A mí me atrae mucho cualquier opción relacionada con el mar, incluido el submarino. El balanceo de las olas lejos de marear lo que hace es acunarte como a un niño. La mantita sería cálida y agarimosa como dicen los gallegos.
Por cierto, en el submarino lo que se oirá será el sónar, no el rádar.
Ahora. La opción de tu hermano me ha roto los esquemas. Si bien hay una frase que dice "aquí huele a oso", no me puedo quitar de la cabeza lo calentito que se debe de estar acurrucado junto a una osa. Voto por la opción de tu hermano. Y la manta...la manta es el pelo de la osa.
Yo, sin lugar a dudas, me quedo con la opción "cabaña". No hay color. Es perfecta. A fin de cuentas me es familiar. Casi la tengo al alcance de la mano de no ser que en vez de troncos mi casita es de cemento y ladrillos, que en vez de nieve tenemos lluvia, eso sí viento para aburrir. Tambien dispongo, en vez de oso hambriento, de gatitos esperando que salga a ponerles sus croquetitas. Idílico. Hace poco experiementé el dejarme llevar por el crepitar del fuego y caer en brazos de Morfeo toda la noche de tirón enfrente de la chimenea de mi casa. Levantarme y ver en primer plano la chimenea con brasas....ufff....placer indescriptible. Ni el mejor foie!!!
Volviendo a vuestra cabaña (me imagino esas conversaciones, ja jaja) he de sacar mi toque "Pimpo".
Las cenizas de la chimenea hay que limpiarlas y sacarlas de la cabaña al menos cada dos o tres días, caso contrario no funcionaría bien la chimenea. En ese caso, qué pasaría con el "Oso hambriento"?
Ahí lo dejo.
Txema Rico.
Pues menos coña con la última opción, que me parece la más acertada, y más natural, que por algo de pequeñitos dormíamos abrazados a nuestro peluche, que acostumbraba a ser un osos, y ya de mayor, pues lo lógico es hacerlo con un oso de verdad. Y si es imprescindible la manta pues de cuadros rojos, vamos la típica.
Y yo le añadiría una pantalla donde proyectaran Puente sobre el rio Kwai, que sí el sueño se pillaba rápido, seguro
A ver, que se trata de dormir plácidamente, no? No de vivir al límite del riesgo físico! Por eso, descartaría lo de la osa, el submarino... e incluso el rompehielos! Lo del Amazonas ni hablar, muchos bichos. Quizás añadiría el último piso de un rascacielos? Ahí seguro que se está muy tranquilo y aislado también, aunque igual lo del vértigo no me permitía dormir muy bien, jaja. Nada, la cabaña mola, pero sin oso fuera XDD
saluditos!
Me quedo con la opción cabaña solo de pensarlo ya me entra sueño,pero sin oso que las provisiones se acaban y hay que salir y pensar que hay un oso fuera no tranquiliza nada,al amazonas no quiero pensar en los mosquitos y otras criaturas de la naturaleza ,uff y el calor y la humedad....insoportables para mi y en un submarino y en un barco rompehielos no me subo ni loca.la cabaña sin duda para mi seria lo mejor,me llevaría mi manta favorita,esa con la que me tapo cuando echo la siestecita en el sofá..cesa
Natty de las cabañas:
Por supuesto, nada como el sonido de la lluvia mansa sobre la tierra o los tejados, y tienes mi voto para esa hibernación de los humanos, ¿dónde hay que firmar? :p
Lo bueno sería que el resto del año nos sintiéramos muy descansados y ya no necesitáramos dormir tanto (por aquello de no desaprovechar el tiempo y la vida)
Carlos de las alcobas:
No me baso en resultados científicos, es pura intuición: las mantas de cuadros escoceses calientan más. De la misma forma que calienta más una manta roja que una azul, aunque sean iguales, porque la sugestión visual también cuenta.
Ahh, aquellas casas de pueblo... frescas en verano y cálidas en invierno, con sus colchones de lana, su calentador de brasas y su orinal de porcelana. Me encanta el apunte, aunque opto porque haya algún sonido de fondo antes que el silencio absoluto. El traqueteo de carretas pasando por alguna calle adoquinada o el de un carrillón de péndulo grave y cadencioso. Mmmm, ¡qué sueño! xD
PD Bogart en La reina de África dormía muy bien, pero de la somanta whiskys que se arreaba, jeje
Sandra de los osos pelucheros:
Un oso de peluche mullido más grande que tú, sí, me atrae bastante. ¿Y qué me dices de un peluche de canguro, con una bolsa en la que quepas dentro?
Pero lo de dejar entrar al oso merodeador... eso sólo si atiende a razones: ¿compartir nevera y se compromete a abrazarnos por las noches? Nos saldría caro, ¿eh? :p
Ripley de la autocaravana:
Mira que ponerte ricas longanizas y te dejes más de la mitad en el plato... ¡no puedo contigo! :p
Me atrae lo de la autocaravana. Imagínate en una en mitad del desierto de Nevada, con tormenta de arena en el exterior, canciones lentas de Elvis Presley de fondo y una manta (no olvides la manta) como un piano. La doctora de los ojos azules te iba a acompañar, pero resulta que también es Piscis y se quedó con la decisión a medias (jeje)
He visto las chimeneas que mencionas, y parece que están muy bien, pero te aseguro que aquí en el infierno no las necesitamos.
Un abrazo
Ángeles de la casa solariega:
Yo empiezo por tu posdata y me autoinvito a esa casa. Me consta que los pasteles de chocolate te salen muy buenos, así que serían de elaboración diaria.
Aunque, ahora que lo pienso, como es condición del juego la completa soledad, te pediría que me hicieras unos cuantos antes de encerrarme en ella, jeje.
Leer, dormir y chocolatear... uff, de allí saldría hecho un oso.
A los tres meses entrarías tú, y yo te habría dejado bajo la alfombra unos cuantos piensamuchos para entretenerte.
Hale, sweet dreams :)
Montse de la cabaña con solete:
He hablado con los mandamases del juego y dicen que bueno, que por ser tú, cada mañana entre las 9 y las 12 habría un solecito reparador para no ponerte mustia. Pero eso sí, después de comer se emborrega el cielo y hay chaparrones y nieves y ventiscas. Pero la manta es grande como para darte catorce vueltas con ella, no sufras por eso.
Y nos quedan dos osas disponibles, por si las prefieres a la cabaña. Una es parda y la otra polar.
La parda, ¿no?
Amig@mi@ de la colchoneta piscinera:
Mujer, te has puesto muy veraniega a la hora de soñar. Muy relaxing la colchoneta en la piscina, pero ¿y la manta? :p
Ana del Orient Express:
¿Te creerás que la opción del tren en largo recorrido también la llegamos a contemplar? Más concretamente en el Transiberiano, atravesando regiones muy frías pero en un compartimento cálido y comfortable. El sonido del tren sobre las vías me parece la mejor nana del mundo para alcanzar el séptimo cielo. ¡¡Babeo con solo pensarlo!!
Venga, ve subiendo al tren, Ana.
Papa Cangrejo de la nave espacial:
¡Muy bueno! ¿Cómo no se me ocurrió un viaje por el espacio? ¡Somnífero al 100%!
Indispensable la suave voz femenina de un computador central que fuera diciendo cosas como:
"Aproximación a Andrómeda en 50 años luz"
"Sobrevolando Galaxia Orión III"
"Disponible café con leche en surtidor 12"
hitlodeo de la osa amorosa:
Anda, pues es verdad. No se te podía pasar lo del sónar viniendo de tierra de submarinos, ¿eh? Lo rectifico a la de ya! :)
Así que el vaivén del mar te la rempampinfla, ¿no? Todo lo contrario que a mí, que me he llegado a marear en un simple columpio. Y una vez que me tumbé en un balancín ¡tuve angustia todo el día! Sí, estoy muy mal diseñado en ese aspecto.
No te negaré que una osa bien nutrida debe desprender un calor muy gustoso. Pero es que me da a mi que a eso de las 4 de la madrugada ya me empezarían a picar cogote, ingles y axilas.
Y eso de que en un momento dado la osa abriera un ojo y te mirara con cara de Tú quién coño eres... a mi me acojona un poco, la verdad.
Txema de chimeneas (y cenizas):
Pues qué te voy a contar a ti entonces de privilegios a la hora de dormir (salvo que llegue el tio Conra con el tractor y se ponga a labrar, jajaja)
Me has estropeado el sueño, muy pímpicamente, con lo sacar las cenizas. Tendré que cambiar el oso hambriento por un reno cabreao y andar con cuidado.
Sese del Río Kwai:
Estamos llegando a unos niveles surrealistas muy importantes, porque dormir con una osa ya sería digno de ver, tapados los dos con una manta de cuadros sería la repanocha, y que además en la cueva haya una pantalla proyectando el Puente sobre el río Kwai ... no tengo palabras. ¡Es lo más!
Llévate también Lawrence de Arabia, que dura casi un invierno entero. ¡Y todas las de romanos! Abrir un ojo y ver Roma en technicolor y a un centurión diciendo "¡Miles de tejados arden como yesca!"... eso da un sueñooo...
Lillu en el rascacielos:
Se trata de dormir, sí, pero no entre algodones y pétalos de rosa. Hace falta el contraste para valorar más lo bueno.
Si no quieres oso fuera de la cabaña, te lo cambiamos por lobos aullando en las montañas. ¿Los quieres lejos? Ok, ¡pero los oyes! Y disfrutas arrebujándote en la manta y pensando ¡aquí no pueden entrar!
¿En un rascacielos? Tú dame una buena manta y negocio cualquier cosa xD
Cesa de las buenas siestas:
¡La cabaña ha ganado por mayoría absoluta! Ahora es cuando yo debería hacer un SORTEO a ver a quién le toca irse a dormir unos meses allí.
Llévate tu manta favorita, sí. Y buenos libros.
Pero siento decirte que el oso merodeando entra en el lote. (Ya, ya lo sé, es que no todo puede ser perfecto en la vida) :(
Jaja, la manta cuando me tumbo en el sofá :(
:)
Besos
Ami el mar no me da ninguna seguridad.La cabaña seria mi obcion, pero con sol por las mañanas y sin Oso merodeando para poder salir a tomar el sol,la manta muy muy suave.Te advierto que para dormir bien no hay nada mejor...que las mañanitas de Abril
Mamá:
Eso por descontado: las mañanitas de abril son muy dulces de dormir
¿Y las de mayo? ¡Jajay, qué regalo!
:D
Yo me quedo con el clásico de la cabaña, el resto de ambientes ven su sueño interrumpido por imprevistos fallos en la presión del submarino, bombas radiactivas en el caso del bunker, rompehielos que se chocan con un iceberg flotante y lo parten en dos...
Pero para mí la siesta de las siestas es una tarde de fresca primavera - no fría-, en una tumbona, después de una comida muy agradable al paladar, tocada por los rayos tibios del sol, oyendo los pájaros, los insectos y el sonido de las hojas de los árboles movidas por la brisa que te hace cosquillas en la piel. Eso no tiene precio.
La manta...es un fular de muselina xxl que te quita el frescor de la brisa pero que es ligero como una pluma, eso sí, puesto con descuido que no hace frío.
Una descripción sobresaliente, Mae :)
Créete que mis párpados querían descender mientras me recreaba en esa gloriosa escena con tumbona y brisa primaveral.
Y estoy seguro de que mucha gente no querría escuchar sonidos de insectos a la hora de dormir la siesta, pero para mí son fundamentales para una buena modorra.
Precisamente estos días estoy aprovechándome de ese tibio sol que empieza a tomar fuerza y ya casi consigue ahuyentar al invierno. (¡Lárguese ya, Mr Winter, que este año ha sido usted un inSOLente!)
Saludos con brisa ;)
Yo me quedo con la de la casa en la montaña porque eso de ir en un barco sola sin que nadie lo dirija no me mola nada y, en cuanto, a la opción de la osa yo la sustituiría por el osito de cornetto enigma ;)
https://www.youtube.com/watch?v=ZeD05JPnkSM
pixel:
Ah, pues habría que rediseñar ese oso. Yo le pondría una cremallera en la barriga para meterse uno dentro.
¡Y que vengan nieves! :D
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