Es posible que aún la tenga
grabada en alguna cinta VHS. Me refiero a aquellas cajas negras prehistóricas,
con una pegatina blanca en la que solía escribir con rotulador: «VARIOS. NO
BORRAR».
No he vuelto a revisar
aquellas cintas, que duermen mudas y polvorientas en algún altillo, pero las
repasé tantas veces que, si me concentro, podría enumerar
buena parte de lo que en ellas grabé:
Especiales de Martes y 13,
gags cómicos de Rosa María Sardà, actuaciones de Mecano, de Ana Belén, de Matia
Bazar, de los Bee Gees… Y, por supuesto, todo, todo, todo lo que saliera sobre
ABBA.
Recuerdo incluso un documental
sobre ratas —bastante desagradable— que desentonaba entre tanta música, pero
que nunca quise borrar.
Compruebo hoy que el videoclip de Ringo es de 1981. En la tele convivían entonces La Clave, Mazinger Z, Verano azul, El show de Benny Hill…
En la radio sonaban Bette Davis eyes, Video killed the radio star, De niña a mujer —que Julio Iglesias dedicó a su hija— o De Do Do Do, De Da Da Da, de The Police, que fue el primer grupo del que me compré un LP. (Madre mía, hoy no me queda más remedio que sonar a viejuno).
Para reproducir todo lo grabado teníamos el legendario Nordmende, que mi padre compró aquel año —o quizá el anterior—. Un armatoste que parecía diseñado por ingenieros soviéticos, con teclas enormes —PLAY, STOP, REW, FF, REC— que había que apretar con decisión, como si fueras a lanzar un misil desde un submarino.
Recuerdo que aquel aparato tardaba
unos segundos en empezar a grabar, tras escucharse un par de CLACS mecánicos
que venían a decir: «Oye, no me metas prisa, que necesito mi tiempo».
Con la práctica aprendí que,
si quería que la canción quedara entera, tenía que pulsar PLAY y REC antes de
que empezara a sonar, porque don Nordmende, prisa, lo que se dice prisa, no
tenía.
Lo mejor era el mando a distancia… con cable. Sí, cable. Un cordón gris y largo que salía de un lado como el cordón umbilical de un alien. El mando era plateado, con el frontal azul, y tenía un aire espacial, como de un Star Trek de andar por casa. Aquel artefacto te daba libertad… para moverte dos metros, si tenías cuidado de no tropezar.
Tan grande fue la emoción de estrenar aquella maravilla, que el mismo día que la trajeron ya grabamos la película que daban en la tele: La reina virgen.
Creo que la emitieron un sábado por la tarde. Era una película de época protagonizada por Jean Simmons. Al día siguiente volvimos a verla, y ahora estoy seguro de que fue por el puro asombro de haberla capturado. De comprobar que lo que había salido por la tele se podía volver a ver.
Pura magia.
Y hablando de magia… al volver a ver a Ringo, tantas décadas después, ahora en la pantalla plana del ordenador —sin peso, sin botones, sin CLACS—, me asaltaron de golpe todos los recuerdos de aquella época. De los ochenta. De mi yo de quince años. De cuando los videoclips eran hipnóticos, porque la música no solo se escuchaba: también se veía.
Y cuántas veces no vería yo aquel videoclip, que lo recordaba fotograma a fotograma, como si lo hubiera visto ayer mismo.
Ahí estaba de nuevo Ringo
Starr, con su esmoquin blanco, chistera y bastón:
—Detente y tómate tu tiempo
para oler las rosas.
Y su entonces esposa, Barbara
Bach —que estuvo a punto de formar parte de Los ángeles de Charlie, otra serie
que me pirraba— le daba un botellazo en la cabeza.
Y al instante, el ex Beatle
desfilaba por una autopista, vestido como un agente de tráfico, con un par de
rosas al cinto y una banda de música detrás.
—Me dije a mí mismo: ¿por qué
toda esta prisa, todo este ajetreo? Detente mientras caminas por la vida, y
mira las bonitas rosas y párate a olerlas un momento.
Y al final, el muy
sinvergüenza también decía que paráramos y nos tomáramos nuestro tiempo para
comprar su álbum, (que, todo hay que decirlo, fue un álbum genial) y así él
podría plantar rosas y olerlas todo el tiempo. ¡Este Ringo fue siempre un guasón!
Pero creo que su mensaje me
llega con claridad muchos años después.
Me ha bastado un viejo videoclip para detenerlo todo: el reloj, el ruido, el mundo… y disfrutar de aquellos recuerdos.
Y en ese viaje temporal, por
un instante, he vuelto a oler las rosas de cuando todo era nuevo y se veía por
primera vez, de cuando el tiempo no sabía aún correr tan deprisa.
Y he apretado mentalmente el PLAY y el REC para dejarlo grabado para siempre.
8 comentarios:
Que recuerdos!! yo tenía dos VHS y con un cable pirateaba las películas del videoclub jajajaja que tiempos
He vuelto a los 80 gracias a tus recuerdos, cuanto los añoro, gracias por recordarmelos
¡Guauuu, qué recuerdazos! Eran chulos aquellos tiempos en los que empezaban a aparecer artefactos fantásticos de alta tecnología y eso que aún no habíamos descubierto el móvil, jejeje.
Mil besos.
A diferencia de ti, yo no soy nada nostálgica. Eso no significa que no tenga buenos recuerdos, por supuesto, pero no echo de menos los "viejos tiempos". En fin, ca cuá es ca cuá, como dijo el pato :D
Por otro lado, no tenía ni idea de que Ringo Starr hubiera publicado un disco y nunca he visto ese videoclip. Sin embargo, ese mensaje de pararse a oler las rosas me gusta mucho, y creo que viene muy bien en esta época de tanto ajetreo y agitación. Habría que sacarlo del baúl de los recuerdos y ponerlo de moda.
Papacangrejo:
Hombre, tener dos VHS era un lujo de nivel experto! A mí no me quedaba más remedio que estar atento cuando había peli buena y procurar que no se colaran los anuncios.
Anónimo:
Los 80 tenían algo especial… Si hasta lo de rebobinar cintas con un boli Bic me parece de lo más entrañable del mundo :p
Montse:
¡Totalmente! Aquel Nordmende parecía una nave espacial. Hoy se vería como una antigualla pero entonces era el no va más. Anda que íbamos a imaginar entonces lo que llegaría con los móviles...
Mil besos de vuelta, Montse.
Ángeles:
Todo lo que te falta a ti de nostálgica lo tengo yo por partida doble. Es que, claro, al nacer en Los Recuerdos, en la provincia de Nostalgia... Pero eso sí: nada de melancolías tristes, yo sólo rememoro por el placer del suspiro del ayer. Porque la vida con Mazinger Z era mil veces mejor, eso no me lo niega nadie.
Ringo tiene muchos mas discos de lo que la gente imagina. Y a mí siempre me ha caído genial este hombre.
Un stop para aspirar el perfume de rosas (y geranios) (¡Y recuerdos al pato famoso! :D)
No quiero ver cómo estará Ringo actualmente, a sus ochenta y tantos años, ya...
Desde luego, me gusta más el vídeo que la canción, sobre todo la parte del desfile, que es tan surrealista y no sé por qué, me ha recordado a uno de esos planos secuencia berlanganianos (igual por tanta gente que aparece 😄
Pues mira, me pillas que estos días yo también estoy haciendo mis homenajes nostálgicos musicales , si bien son unos pocos años más actuales. Te explico: como soy autónomo , en el taller me pongo he empezado mi repaso anual a las cintas de casette que grabé en la segunda mitad de los Noventa y principios de los Dos mil, aunque la música grabada es sobretodo ochentera. Y es que entonces descubrí la cadena M80, que entonces estaba fenomenal con muy buenos locutores humanos que no eran máquinas y sensacionales programas como ”La gramola, ”Vuelo 605 (con el enorme Ángel Álvarez ya anciano, con el que aprendí un montón sobre el Rock y Pop clásicos) ”Los clásicos de M80 ...y otros fenomenales de otras cadenas como "¿Qué hace un disco como tú en un sitio como este?" de Cadena Dial... ¡Buah, qué años tan felices fueron de descubrimientos musicales de carácter nacional e internacional...
Claro está que en esa época grababa con furor pensando que era música que un día dejaría de radicarse... cosa que no es así porque salvo música a antigua de los Cincuenta, Sesenta o Setenta que aparecía en programas como los mencionados, el resto eran éxitos que se repiten invariablemente...
Así que durante sesenta o noventa minutos, según la casette, me emociona volver a mí juventud y también la de mis hermanos mayores que la vivieron en sus propias carnes. Lo malo es cuando termina esa música en conserva (vieja conserva a punto de caducar y echarse a perder en cualquier momento ) y uno toma conciencia de que sólo es una cápsula de notas musicales y queridas voces de locutores e incluso fragmentos de publicidad de la época destinada a repetirse una y otra vez y que a nadie más, ni a mis sobrinos ni a mis hijos que no tengo, le pueden interesar (y menos en ese formato tan frágil y efímero como el de la cinta de cassette 😞
Ah, que soy el carlos 🤭
Al Carlos:
A mi ese video siempre me ha divertido mucho. Me hace mucha gracia el gesto del taxista después de saludar a Ringo, como diciendo «¿Esa cara…?» jajaja
Oye, qué repaso radio-casetero más chulo y emotivo me has dejado... Eso no es sólo nostalgia, ¡es arqueología emocional!
Tienes un pequeño museo portátil en esas cintas, que desde luego se han quedado anticuadas pero nos siguen diciendo cosas. A veces lo importante no es que alguien más las escuche, sino que tú te sigas reconociendo en esas voces de los locutores que te enseñaron a mirar la música con otros oídos. En mi caso recuerdo a una pareja en Radio Elda que hacían un programa musical fenomenal (solo recuerdo el nombre de ella: María José —aunque su compañero la llamaba Mari Pepa) y tenían una forma de presentar las canciones muy original y divertida.
Quizá esas cintas no sean para el futuro, pero todavía siguen siendo perfectas para detener el tiempo. Y eso, hoy en día, es mucho.
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