27 de abril de 2010

EL NIÑO

La voz de un niño llamando a su madre me sacó de mi abstracción.

Tan inmerso en mis pensamientos me hallaba que todos los sonidos del parque habían quedado amortiguados, casi desapareciendo de mis oídos. Pero esa llamada insistente que de algún lugar llegaba me hizo volver a la realidad, quizás porque el sonido de su voz me resultaba familiar.

Me levanté del banco en un acto reflejo buscando al niño que llamaba.
Caminé entre los setos; el cielo era de un azul intenso. Una algarabía de pájaros jugando a perseguirse pasó a ras de tierra muy cerca de mí.
.El niño estaba arrodillado junto a otro banco con un libro de lectura abierto en el suelo frente a él.
- Hola - le saludé - ¿qué te pasa?
Me miró con ojos grandes y expresivos y en su mirada descubrí la sorpresa de verme ante sí.
- Estoy llamando a mi madre - me dijo con cierta timidez
- Ya lo sé - asentí - No creo que tarde, pero me parece que no te oye - añadí mientras me sentaba en el banco - ¿Qué haces?, ¿lees?
Asintió con la cabeza
- ¿Te gusta leer? ¿Por dónde vas?
- Por aquí, la G y la J.
- Ah, esas letras son difíciles, ¿eh? Te puedes confundir.
- No - se apresuró a decir - no son difíciles – y como para demostrármelo empezó a leer - El gato juega entre los geranios del jardín.- ¡Anda, pues sí que lees bien! Pero dime, ¿por qué has dicho geranios y no gueranios?
- Porque para que pusiera gueranios tendría que escribirse con una G y una U.
Sonreí. Me recordó mucho a mí, que aprendí a leer sin problema muy pronto.
.
Observé que en un extremo del banco había algo envuelto en una servilleta de papel.
- ¿Eso es tuyo? - quise saber
- Sí, es un pastel. Me lo ha comprado mi madre.
Recordé que de pequeño yo era muy goloso (tanto como hoy en día) y que al pasar ante el escaparate de cualquier pastelería pedía a mi madre que me comprara uno.
- Ahora no, que es hora de comer - me advertía ella.
- No, mamá, si yo me lo guardo para después de comer - le respondía, ante lo cual no tenía más remedio que comprármelo.
- ¿Y no te lo comes? - pregunté al niño.
- No, me lo guardo para después de comer.
Su respuesta no me sorprendió, de alguna manera la esperaba, pero me llenó de emoción.
.
De repente cogió su libro, se levantó y dijo que se marchaba, que ya le llamaba su madre.
De nuevo mis sentidos parecían aletargados y yo no oía nada ni presentía nada de lo que me rodeaba. Nada que no fuera la cara de aquel niño que tanto me recordaba a mí.
- Adiós, Juan – le dije, intuyendo su nombre.
Se despidió levantando una mano.
Antes de desaparecer entre los setos del parque se giró para mirarme.
- Nos volveremos a ver, ¿verdad? – le pregunté sin abrir la boca.
- Yo siempre estoy aquí. Si tú quieres venir… - me dijo con los ojos.
- ¿Tú quieres que venga?
Pero desapareció sin responder, dejándome en el aire la impresión de que era hora de regresar.
.Me gusta venir aquí y esperar a que aparezca este niño. Sé que siempre lo voy a encontrar, pero últimamente lo busco demasiado, pasando por alto que la vida fluye en una sola dirección y que salvo estos encuentros en los que vuelvo a sentirme como él, cada cual debe estar en su sitio.

En mi camino de vuelta aproveché para asomarme a la habitación de mi hijo. Me acerqué hasta su cama para verle dormir profundamente. Vi en su rostro tantos rasgos de aquel otro niño que hasta dudé de si sería aquel y advertí que, en cierta manera, es una prolongación del mismo. Como si fuera el mismo jugando a despistar al tiempo.

Volví a la cama para dormir, sin darme cuenta de que ya estaba dormido.
Dormido y soñando en caminos, en caminos muy largos; aunque por fortuna nunca lo son tanto como para no encontrar a aquel niño del pasado.

22 comentarios:

Txema Rico dijo...

Ay, Juanra, cuantas evocaciones puede llegar a producirnos un relato inspirado en un niño. A fin de cuentas nacemos, crecemos, vivimos y morimos siendo niños. Cuanto más pasan los años más sacamos el niño que llevamos dentro y, que dure, que dure.
Un abrazo del niño "Olonés".

mochuELIn dijo...

Ufff... no sé si hoy tengo el día más sensible que otros, puede ser... mi viaje no es en una sola dirección, y como tú también retorno a momentos y vivencias que están en mí, y que son especiales, la mirada no se desvanece, la ilusión tampoco, y me encanta sentirme en la infancia, en el calor de una tarde jugando con mis amigos, en el olor del verano y el abrazo del cariño. Muy bonito el video-montaje, me gustaría saber de quien es la música, Un abrazo

molinos dijo...

Jo...que bien te ha quedado.

Anónimo dijo...

Añoranzas del pasado? Por qué?
SAX

Lillu dijo...

A veces es inevitable que tengamos nostalgia de nuestra época de niños, cuando nuestra vida era tan diferente y tan vacía de problemas y responsabilidades :) Bonito vídeo, siempre consigues emocionar!

saluditos

Amig@mi@ dijo...

Se parece, si, pero tiene la dulzura del rostro de tu mujer.
Precioso como siempre. Me encantó el video. ¿Como haces para mezclar vídeo e imájenes?
un abrazooooooooooooooo

Amig@mi@ dijo...

¿Y mi comentario?
¿¿¿¿¿¿¿¿?????????

Amig@mi@ dijo...

Ahora siiiiii!!
Ya decía yo .
;)
Bessoss

JuanRa Diablo dijo...

Txema Rico:
Mas bien con el paso de los años lo evocamos más, ya que sacarlo lo sacamos bien poco; menos de lo que deberíamos.
Un abrazo del niño Jerry, jeje.

mochuELIn:

Ultimamente eres toda inspiración. Me identifico en esas pinceldas que das y no me extraña nada que seas un poco/mucho una niña grande. :)
Me alegro de que te guste.

Es música de Yann Tiersen para la película Amelie que siempre me inspira millones de cosas.

molinos:

Gracias :)

SAX:

Nahh, un brote nostálgico, pero ya lo barro debajo la cama...

Lillu:

Sobre todo por esa inconsciencia, esa bendita candidez.
Gracias, he hecho un recorta, pega y colorea de otro video que tenía por ahí. :)

Amig@mi@:

Gracias :)
Como no lo he dicho en la entrada lo diré por aquí: Yo soy el de todas las fotos fijas y mi hijo el que aparece en movimiento.
He utilizado el Windows Movie Maker, simplemente. ¿Lo tienes?

La exorsister dijo...

¿Dia nostalgico no?
Muchos (tengamos la edad que tengamos) deseamos volver a veces a la inocencia que teníamos cuando niños.

Un saludo!

anasister dijo...

No me había dado cuenta hasta hoy de lo mucho que Samuel se parece a tí..muchísimo,sobre todo en la forma de los ojos cuando los entrecerrais,aunque tengo que reconocer que tu hijo es tu versión pero muy,pero que muy mejorada.Qué vídeo tan bonito..

Anónimo dijo...

Hombres de hoy, niños de ayer, aunque los niños seran eso, niños.
Aunque pase el tiempo.
Me he perdido con el video, ¿quien es el niño? ¿quien es el hombre de hoy?
Un saludo JuanRa, aunque no escriba te sigo leyendo.

gamar dijo...

A ver.
Van con este 3 comentarios que hago y espero que este aparezca o voy hasta España a contártelo.
Decía que en algunas ocasiones quisiera ser el autor de algunos textos y éste es uno de esos casos.
Poder contar algo sin decirlo textualmente es el logro máximo de un escritor.
A sus pies señor.

el rey del regaliz dijo...

nunca dejamos de ser niños en el fondo, o al menos asi debemos intentar q sea....no dejar de aprender y emocionarnos con cosas nuevas...saludos diabolo

Marisol dijo...

:)....precioso.
A mi también me encanta encontrarme con mi "Marisolina"....

Besooooos

JuanRa Diablo dijo...

La exorsister:

¿Día? ¡Y semana! ¡Y mes! Que ando achurumbelao por los rincones del averno...
Será la astenia primaveral...

anasister:

No, perdona, Samuel casi casi tan guapo como yo. ¡Un respeto! :p

Anónimo:

No te pierdas, que es fácil: el de las imágenes el JuanRa y el que se mueve su hijo.
Aunque ahora el perdido soy yo porque ¿quién eres?... ¡oh, misterio! :O

Gamar:

Vaya halago, Gamar. Has hecho subir la moral al cielo hasta al mismo diablo. :) Gracias!
No se qué ocurre ultimamente que cuesta que queden grabados los comentarios.
¿Llevas los recibos al día?

El rey del regaliz:

Dí que sí. Y creo que además hablas con fundamento. (En los videos os lo pasáis como crios, ¿eh?)XD

Marisol...ina:

Si es que tenemos unos niños dentro tan agradecidos...

Muakis!!

peibol dijo...

Yo suelo tener este tipo de encuentros muy a menudo, y son de lo más curiosos. Es genial soñar con tu alter ego infantil, y descubrirte compartiendo confesiones con él, de un modo en que jamás podrías hacerlo en la vida real. :)

hitlodeo dijo...

Escuché en algún lado que la inmortalidad la proporcionaban los hijos. Los entendían como una reencarnación nuestra. No me parece una mala idea, pero prefiero que las versiones se vayan perfeccionando. Por lo menos en mi caso.
Da gusto charlar contigo mismo cuando tu mente aún se mantenía lúcida. Voy a probar esta noche a ver si me encuentro con el niño que se tiraba al mar desde las rocas.

Muy bueno JuanRa.
Un abrazo.

Nuria dijo...

Me tranquiliza saber que no soy la única que de vez en cuando echa la vista atrás y recuerda aquellos maravillosos años... Lo importante es que sea la nostalgia la que te lleve a recordar y no la melancolía (esa es muy puñetera... te lo dice una Peterpana ;)
Un saludo desde Tuliland.

JuanRa Diablo dijo...

peterpa... digo peibol:

Anda ¿tú también? Y por lo que leo por aquí es una regresión bastante frecuente. ¡No estamos locos! Fiuuuu, qué alivio!! :p

hitlodeo:

En mi caso sí son, a todas luces, una versión muy mejorada de mí mismo. :p
¿El niño que se tiraba al mar desde las rocas? ¡Peazo fiera! Viviendo en Benidorm mi madre nos bajaba muchas tardes a la playa. Junio, julio y agosto los pasábamos en la orilla y en septiembre nos decidíamos a meternos un poco en el agua...
Ya ves, nada que ver contigo :D

Nuria:

Cierto, mirar para atrás con una sonrisa y, como mucho, con un suspiro, pero nada de tristes añoranzas. Todas aquellas vivencias no quedaron atrás, se han venido con nosotros a cuestas.

Además, si fueron ayer mismo...
(Bueno, anteayer...) ;)

Anónimo dijo...

Perdón JuanRa soy el perdio.
Se me olvidó firmar.
Rasanliz

Silencio dijo...

Sin palabras... un placer como siempre pasarme por tu rincón!

Un abrazo!