6 de octubre de 2013

TRES GRITOS EN LA NOCHE

Observaba  Samuel, al despertarse el otro día, que se le había dormido un brazo. 
Molesto al principio, me fue describiendo esa extraña sensación de hormigueo que se experimenta cuando  la sangre vuelve a  fluir libremente.

Cada vez  que me ha pasado esto a mí, me viene siempre a la cabeza  una divertida anécdota que  hace mucho tiempo les ocurría a tres amigas y que, tal vez por la gracia con que me la contaron, reviviendo la escena las tres a un tiempo, no cayó nunca en el olvido.

Ana, Mª Jesús e Isabel son tres hermanas de Ayna, un pueblo manchego por el que siempre me desharé en elogios. A él, con mi hermano y un par de amigos,  acudíamos en nuestras vacaciones durante años consecutivos, y acampábamos en una chopera junto al río Mundo. 
Y es en aquel pueblo donde conocimos a varias ayniegas con las que formaríamos una pandilla adolescente al estilo Verano azul, el mismo año en que se emitía aquella serie. 
Pero de esto quizás hable en otra ocasión, hoy quiero rememorar la anécdota a la que me refería.

Fue en una calurosa noche de verano, de esas tan sofocantes que hacen difícil conciliar el sueño. 
En una amplia habitación con tres camas, destapadas y con la ventana abierta, intentaban  dormir  las tres hermanas.
María Jesús se había cansado de dar vueltas sobre el colchón y terminó echándose en el suelo, buscando el frescor de las baldosas, donde se quedó dormida.

Esa misma noche, una somnolienta Ana metía un brazo bajo la almohada para toparse con algo.  Palpó  para averiguar qué podía ser y descubrió asustada que era una mano. Pasados unos segundos de impresión, dedujo que debía ser la mano de una de sus hermanas,  que por algún motivo se habría metido en su cama, pero eso le parecía tan  extraño que, venciendo el miedo que sentía, desplazó una pierna sobre el colchón, buscando el cuerpo que junto a ella debía estar. Pero no lo encontró.
¿De quién era aquella mano entonces ? ¿Se había colado alguien por la ventana y estaba allí, a oscuras,  junto a ella? Sintió tanto miedo que tenía  ganas de gritar, de avisar a sus hermanas,  pero imaginaba que si lo hacía, el dueño de la mano  la atraparía para hacerla callar, y eso la paralizaba. Así que  Ana se quedó muy quieta, sudando a mares.

Poco después, Isabel decidió levantarse. Tenía sed y se incorporó con la intención de ir a beber agua a la cocina.
Al poner los pies en el suelo pisó a su hermana Mª Jesús.
Ambas, una por la desagradable impresión de pisar algo blando que de repente se movía y la otra por el susto de ser despertada bruscamente, gritaron a la vez. A ese grito se unió inmediatamente Ana, convencida por fin de que había alguien en la habitación y que sus hermanas chillaban porque también lo habían descubierto.

Y entonces los gritos se prolongaron e intensificaron porque en realidad ninguna sabía por qué gritaban las otras dos, sugestionándose todas de tal forma que solo su madre, que acudió alarmada y encendió la luz, pudo librarlas de su pavor.

Y es que fue en ese instante cuando Ana descubría aliviada que la mano bajo su almohada ¡era su propia mano!, que debido a una mala postura se le había dormido de tal forma que se había hecho insensible al tacto.
Fue aquel el momento de llantos y reproches.

 - ¿Pero tú qué hacías en el suelo?
-  ¡Que tenía calor!
 - Pues el susto que me has dado..., que no sabía qué bicho eras
- Susto yo, que de momento me pisan.
- ¿¡Y yo!? ¡Que pensaba que había alguien en la habitación y estaba cagá de miedo...!  Y como os he oído gritar...

Aclarada la confusión, la madre les pidió que se  relajaran  y volvió a apagar la luz.

Pero tuvo que volver a llamarles la atención poco después porque, una vez en sus camas y revivido mentalmente y con calma el absurdo por el que habían pasado, empezaron a reír. Primero calladamente pero después a carcajadas, burlándose  unas de otras, llorando de risa.

- Es que me apretaba el brazo - me decía Samuel - y parecía que no era mío. Casi no lo notaba.


- ¿Te cuento una historia divertida? - le dije entonces-  Le ocurrió a tres hermanas amigas mías. Fue en una noche que hacía mucho calor...

19 comentarios:

Anónimo dijo...

JUAN RA DIABLO PRESENTA: LA MANO AJENA.
PRÓXIMAMENTE EN SUS PANTALLAS.

¡Que gran sucesor de Hitchcook serías si también te dedicaras a la cinematografía, macho!
pues precisamente llevo unos días que mi mano izquierda le da por dormirse cuando estoy acostado. En cambio yo no puedo pegar ojo. ¡Será malasombra!
carlos

Papacangrejo dijo...

jajaja que bueno seguro que cada una chillaba más fuerte que la otra, digno de ver jajaja
para mi es muy desagradable esa sensación

Montse dijo...

Menudo susto se llevaron las tres esa noche ¡hijo y qué bien lo cuentas! parece estar allí.
La sensación de tener un brazo o una mano dormida es bastante desagradable, menos mal que Samuel tiene un papi que le cuenta un cuento y le hace desaparecer esa sensación.
Un besito.

PUMI dijo...

con el mal rato que se pasa cuando "se te duerme algo" y ellas, al final, disfrutaron, vaya chow!!!
a pasar buen Lunes!

Misaoshi dijo...

JAJAJAJAJAJAJAJA

Pobres.

Me parto, ¡¡¡buenísimo!!! no hay palabras para describir tal despropósito de la absurdez humana.

Ángeles dijo...

Esta historia de manos autosuficientes, almohadas y misterios que has contado tan requetebién, me ha recordado (quitando las risas) a dos cuentos de miedo de los buenos-buenos: "La mano disecada" de Guy de Maupassant y "El almohadón de plumas" de Horacio Quiroga.

Y por si te han entrado unas ganas terroríficas de leerlos, aquí puedes:

El uno:

http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/fran/maupassa/manodise.htm

Y el otro:

http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/quiroga/almohado.htm

Big hug.

Anónimo dijo...

Ja,ja, ja...no recordaba yo esa historia. Qué bueno. Cómo me he reído leyéndola, sobre todo al ponerle voz y caras a las protagonistas de la misma...Qué tiempos aquellos!!!
Txema Rico

loquemeahorro dijo...

Qué bueno, me has recordado a una anécdota que nos pasó a una prima y a mí cuando éramos pequeñas, y a otra que contaba Mark Twain (y que vete tú a saber si era verdad)

Decía M.T. que él necesitaba dormir siempre con la ventana abierta y que una vez paró en un hotelucho en que estaba estropeada y no había manera de abrirla.

A oscuras daba vueltas en la cama, obsesionado con esa ventana cerrada, hasta que desesperado a media noche tiró un zapato, y después de oír cómo se rompía el cristal, por fin pudo dormir.

Por la mañana descubrió que lo que había roto, a oscuras y medio dormido, había sido la luna del espejo, pero lo cierto es que él había dormido perfectamente.

Ana Bohemia dijo...

Jajaja, yo me solidarizo con Ana, que eso de que se te duerma una extremidad es muy malo y da lugar a bastantes sustillos, (doy fe y mi hermana gemela también).
Lo de dormir en el suelo es muy practico, al final ni tienes que hacer la cama ni nada y el fresquito que da, jeje.
Saludos
;)

Unknown dijo...

Qué grande, son esos momentos que te hacen partirte de risa cada vez que te acuerdas aunque hayan pasado años y años.

JuanRa Diablo dijo...

carlos:

LA MANO AJENA, que en Hispanoamérica llevará el título de OTRO BRAZO JUNTO A MI.

¿Pues no dicen que cuando se te duerme una mano es que vas a recibir dinero? Lo que no recuerdo es si ha de ser la derecha o la izquierda. Pero dejemos la política ahora.
Muchas gracias por tus visitas, ¡y que usted duerma bien! :)

Papa Cangrejo:

Digno de ver, sí. Más que de oir, supongo xD

Montse:

Menos mal que dura poco porque es como tener un miembro de cartón piedra. ¿Te imaginas que se nos durmiera también la cabeza? ¿Diríamos muchas burradas?

Bueno, como sueles decir tú: ¡Feliz finde! ;)


PUMI:

El chow de las hermanas Sisters, jaja
¿Lunes? Pero si por fin es viernes!! xD

Misaoshi:

Esto es lo que viene siendo un "Pa habernos matao" de toda la vida.

PD. ¿Me lo hace la vista o ahora te veo más anime que nunca? :p

Ángeles:

Pues menos mal que me dejas esos enlaces porque, de no haber sido así, habría tenido que llamar a tu puerta a pedirte remedio para un ataque de curiosidad.

Las moralejas son evidentes: jamás menosprecies una mano disecada (tenlo muy en cuenta cada vez que encuentres una) y cuidado con las plumas de, de... ¿¿de qué ave pulgosa serían esas plumas, diossanto?? :S


Txema:

Ya ves, lo bueno de verdad habría sido poder poner un vídeo de la vez que nos lo contaron. ¡¡Qué risa!!

loque:

Curiosa historia la de M.T. (que no es Mr T, sino Mark Twain) Lo que son las obsesiones...

Aunque digo yo... si tú tiras un zapato por la noche y oyes que rompes un cristal, ¿puedes dormir pensando que el zapato puede haber caído a la calle? ¿O será que este hombre viajaba por la vida con un zapato de más?

Ana:

Si Ana no se solidariza con su tocaya, ¿con quién iba a hacerlo? :D
Yo en verano con un almohadón puedo dormir perfectamente en un suelo. No lo encuentro ni incómodo.
Saludos :)

Shekmey Scherby:

Por eso las calaveras siempre están sonriendo. Tú sabes la de cosas graciosas que recordarán... :p

hitlodeo dijo...

Parece el guión de una peli de miedo, si no fuera por el plus de realidad que le da la explicación de la mano dormida. Quién no ha sentido esa sensación de una mano o un pié insensible que al tocarlo para que recupere el riego parece que no pertenece a tu cuerpo.
Recuerdo mi última operación, en la que me pusieron anestesia epidural, y el acojone que pasé toda la tarde hasta que recuperé la sensibilidad de cintura para abajo. ¡Qué sensación más desagradable y tenebrosa!¡Os lo juro!

JuanRa Diablo dijo...

hitlodeo:

No he vivido algo así (y mejor que me quede con las ganas) pero me puedo hacer una idea de lo desagradable que debe ser esa sensación "a gran escala".
¿Medio cuerpo dormido, casi como algo extraño a tu propio ser? Eso sí parece una peli de miedo

Supongo que más que Hitlodeo te sentirías Hit y Lodeo (el famoso Lodeo y no lo creo, jeje)

Anónimo dijo...

Hola amigos d los relatos d diabillo skritor . soy nueva en sto , me he quedado entusiasmada !!!! Kon tres gritos en la noche . también skribo , quizás me anime y un día d stos ( OS mande algo )

Amavaque dijo...

Anónima : aynieg@ o ayniego soy ? Relata la * cementerio , luces, cassette . es buenisimo .

JuanRa Diablo dijo...

¡Hola Ana!

Sabía que algún día leerias esta historia. ¿Cómo se siente una de las protagonistas después de leerla :D

Un fuerte abrazo

Amavaque dijo...

Después d tantos años . estoy riendome komo una deskosida . tantas historias q kontar ...quizás , kuando kompre el kable mordido x mi perro me anime y OS ponga la historia del cementerio .

Amavaque dijo...

En una noche de verano , calculado ya con antelación , se nos ocurrió la brillante idea de darnos un paseo nocturno, por el cementerio . linternas , cassette y ..... Que horror !!!! .....

JuanRa Diablo dijo...

Hola de nuevo, Ana. Si eres capaz de recordar bien aquella historia de nuestra visita al cementerio de Ayna me la tienes que contar cuando nos veamos. prometo tomar notas para contarla por el blog algún día :)

Un beso