8 de junio de 2014

CUANDO TOMÁS FUE OSO HORMIGUERO

He estado digitalizando viejas fotos del álbum familiar. 
Cada vez que lo hago disfruto comprobando lo mucho que mejoran con tan solo regularles la luz y el contraste.
Ana, mi madre, con mi hermano Fran en brazos y mi hermana Ana en panza 
(Petrel, primavera 1974)

En ocasiones también me entretengo reparando hasta donde puedo aquellas que están dañadas por el paso del tiempo.

Mi hermano Tomás de pie y yo a remojo. Aún recuerdo esos flotadores. 
(Benidorm, agosto 1971)

Y fue mirando fotos y más fotos cuando me detuve en una que tiene su historia, y se me ocurrió que podía contarla en el blog.

Es una foto tomada en uno de aquellos veranos en los que venían al campo de Petrel los primos de Sevilla
El más agachado por la izquierda es mi hermano Tomás, con 4 o 5 años; después están nuestros primos Toni y Juan (solo media cara), yo y Maria José.

Se puede apreciar que Tomás tiene  una pequeña manguera verde en la boca. Recuerdo que esa manguera formaba parte de un inflador de colchonetas que se rompió,  y él se entretuvo jugando a ser un oso hormiguero.

Lo peculiar de la historia es que no se limitó a actuar como oso hormiguero de forma ficticia, no, pues cuando veía alguna hormiga, la aspiraba realmente por la manguera... y se la tragaba de verdad.  No lo había hecho nunca anteriormente pero aquel día descubrió que se atrevía a hacerlo y lo hizo.
Lógicamente, tanto a mi como a nuestros primos, nos llamó mucho la atención su osadía gastronómica y, muy divertidos, le íbamos señalando las hormigas que encontrábamos.

Recuerdo muy bien que había tres tipos de hormigas en el menú: unas anaranjadas que se desplazaban a mucha velocidad, otras amarillas diminutas que, según Tomás, tenían gusto a limón, y las negras, más comunes, esas que vemos en verano llevando en sus mandíbulas cualquier alimento hacia su hormiguero.

"¡Tomás, una corredora!",  le decíamos,  y él se apresuraba a colocar la trompa verde lo más próxima a ella y aspirarla, con tanta fuerza que a veces  se la tragaba directamente.  Nosotros, al ver desaparecer la hormiga, chillábamos y reíamos en una  mezcla de admiración y repugnancia.
"¡Eh, Tomás, una negra gorda!"
Y él  la miraba y valoraba si era capaz de comérsela porque, a pesar de su corta edad, también tenía su cabecica para descartar las que le daban más repelús.
"No, esa es muy gorda, me como esta otra. ¡Uuuuuffss!"

Ese mismo día, algo más tarde, cuando ya se había cansado del juego del oso hormiguero, Tomás empezó a carraspear. Tragaba saliva y con la mano en la garganta se quejaba de que le dolía. Nuestra prima María José, a la que le encantaba jugar a médicos, fue la única que finalmente le prestó atención.

"A ver, ¿dónde te duele?"
"Aquí, en la garganta"
"Abre la boca"
 Y entonces la escuchamos exclamar."
"¡¡Ayy, tienes una hormiga en la campanilla!!"

Y Tomás, que hasta entonces había demostrado no tener reparos a la hora de tragarse una hormiga tras otra, debió pensar que había cometido un grave error que no haría nada de gracia a los adultos, por lo que decidió quitarle importancia al asunto.  Pero nuestra prima no tardó en salir disparada a avisar a los mayores.

Efectivamente, mi padre comprobó que una hormiga negra y cabezona le estaba mordiendo con fuerza la campanilla.

"Tío, es que Tomás ha estado comiendo hormigas, ¿sabes?", decía nuestra prima cual reporterilla con escalofríos.
"¡Pero cómo que comiendo hormigas!"
Y le explicamos el divertido juego  del oso hormiguero de la trompa verde.

Mi madre puso a calentar alguna infusión para que Tomás fuera bebiendo. La idea era que el calor del líquido obligara a la hormiga a desprenderse, pero nanay de la china, el bicho luchó como un jabato y no soltaba sus mandíbulas de la carne por más duchas de agua caliente que le daban.
Me imagino a la pobre hormiga, en aquella cavidad húmeda y oscura, pensando: "No sé cómo diantres he llegado hasta aquí, pero a este extraño enemigo no lo suelto. ¡Por mi Reina que yo muero matando!"

Todos nos queríamos asomar a la garganta de Tomás, a comprobar si continuaba allí  la hormiga que le mordía con rabia, y él, con la boca abierta, nos miraba de reojo sintiéndose un pequeño héroe vapuleado.

De las infusiones calientes se pasó al pan. Tomás tragaba los trozos de pan que le daba mi padre con la esperanza de que el bolo arrastrara a la dichosa hormiga. Pero nada, debía ser un ejemplar de las negras tozudas.

La historia acabó cuando intervino nuestra tía Ceci con unas pinzas de depilar en la mano.

"A ver, nene, ¡abre mucho la boca!"

¿Cuánto tiempo habrá pasado desde aquello? Haciendo cuentas, unos 41 o 42 años. Pues bien, pido aquí y ahora un aplauso general para aquella hormiga que aun siendo atrapada por un gran objeto metálico que tiró de ella,  todavía se resistió todo lo que pudo hasta rendirse.

Si nos ponemos en la piel de la hormiga, admitiremos que fue la verdadera heroína de la historia, y su gesta no fue en balde pues después de aquello mi hermano Tomás dejó de ser oso hormiguero para siempre.

Yo ahora me pregunto si esta historia habría caído en el olvido de no ser por seguir ahí esa foto de mi hermano con su trompa verde.

La pena es no haber conservado a la Hormiga protagonista. 




Eh, tampoco sería tan raro, que también dí vida eterna a los restos de  una manzana.

20 comentarios:

Ángeles dijo...

Así que entre tus diabólicos poderes está el don de la ubicuidad... ¿O esto es simplemente cosa de la tecnología?
Bueno, tecnología diabólica, al fin y al cabo ;)

La historia de la hormiga me ha parecido genial. Me da un poquillo de asco la manía aspiratoria de tu hermano, la verdad, pero de niños somos capaces de esas cosas y otras peores.

Más sorprendente sin duda es la tenaz hormiga, que se sacrificó como una valiente por sus compañeras y aguantó los ataques humanos con conmovedor espíritu heróico.
Oye, a lo mejor era la Hormiga Atómica. ¿No os fijásteis si llevaba casco? :D

Big hug.

PD: La foto de los niños en la rueda es muy bonita.

Ther dijo...

Desde luego, cuentas unas historias que no tienen desperdicio...

Aunque me imagino a la hormiga colgando de la campanilla y me da no sé qué... ¡Pequeñita pero matona!

Anónimo dijo...

¡La hormiga lo que realmente pretndía era llevar a Tomás al hormiguero, porque era muy profesional...!
¡Al loro con los críos de entonces! No me imagino a los niños digitales de hoy en día jugando a los osos hormigueros.
Ahora, que no me como yo una hormiga naranja, negra o multicolor ni siendo Carpanta. Sin embargo yo tengo un primo que en las bodas le daba por comerse los claveles de los centros florales, pero eso debe ser diferente, digo yo.
Me gustaría haber visto la reacción de tus padres y tíos porque no has hecho mucho hincapié en ello y la cara que debieron poner sería digna de haberla retratado
De verdad, vaya fotos bonitas, tiernas y capaces de transportarme a aquellos tiempos tan maravillosos. Que sí, que sí que no es nostalgia de un señor mayor, que los críos de entonces eran diferentes. Y digo eran porque yo era bastante vulgar.
En fin, un hurra por aquella hormiga heroica y tan trabajadora.
Espero que aún te queden muchas historias por contarnos como esta.

carlos

Lillu dijo...

Argh!!! Qué cosas hacemos de niños dentro de la inconsciencia típica de la edad XDD

Una conocida ha abierto aquí en Tenerife una tienda gourmet de bichos comestibles. Yo aún no la he visitado pero creo que vende todo tipo de insectos y similares que están a la orden del día en los menús orientales, por ejemplo. Hmmm así que... tu hermano, en realidad, era un visionario!! XDDD

saluditos!

Sese dijo...

Ya OS vale!! qué malandrines!!!! y no me extrañaría que alguien fuera el incitador a tal fechoria, y que ese alguien no fuera el inocente Tomás.

Y te ha faltado mencionar como acabó la historia, lo más normal es que fuera un vómito de Tomás dada la reacción instantánea de golpear la campanilla con cualquier utensilio con el vómito mencionado, pobre hormiga y pobre Tomás

Saludos!!!(por cierto yo me hubiera negado a llevar tales flotadores, al menos por aquí, eran considerados de niña, jajaja)

Ana Bohemia dijo...

Puagg... ¿y a tu hermano se le quedó algún trauma al respecto?, ¿algún odio hacía las hormigas o algo así?
Los niños se lo llevan todo a la boca...menos el puré de coliflor, jaja, eso ni haciéndoles el avioncito, (eso he oído)luego van al parque y se comen hasta la arena y las flores, los niños son muy raros...
Curiosa anécdota y preciosas fotos restauradas.
:D

JuanRa Diablo dijo...

Ángeles:

Tecnología diabólicamente programada, jeje.

Esto de Tomás hormiguero se publicó cuando una chica disfrazada de calabaza representaba un monólogo que resultó ser el ganador de todas las intervenciones amanecistas del fin de semana. (Ya, ya te contaré ;))

¿La Hormiga Atómica, dices? Te vas a sorprender (como me he sorprendido yo) cuando leas una próxima entrada. No solo la tecnología es diabólica, hay ciertas conexiones mentales que me asustan un poco y me hacen reír también.

Big bug, I mean Big hug :p

Ther:

Recuerda siempre que no existe enemigo pequeño.
(Bonito dibujo te hicieron, Ther ;))

Carlos:

EL CASO: “Una hormiga consigue meter en su hormiguero a un niño de cuatro años arrastrándolo de la campanilla” ¿Te imaginas? xDD

No me acuerdo de la reacción de mis padres, por lo que deduzco que no se alarmaron demasiado y se lo tomarían con filosofía. Ni siquiera haría falta decirle a Tomás que no lo volviera a hacer. Una y no más, santo Tomás (mira por dónde, jajaja)

¿Señor mayor? ¿Ya tienes esa categoría? Yo no echaré la instancia para señor mayor hasta pasados los 75 ;)
Eso, eso, ¡¡un hurra por la hormiga que tuvo miga!!

Lillu:

Dicen que las hormigas son fuente de proteínas, así que "el visionario" de mi hermano se alimentaba mientras jugaba, jaja.

Pero, espera, que ahora te va a dar un patatús. Años más tarde mis hermanos Fran y Ana encontraron lombrices de tierra y no se les ocurrió mejor idea que echarlas a una sartén, asarlas y comérselas. ¡Como lo oyes! :s
Yo he sido el único al que no le dio nunca por la gastronomía bichense :p

Sese:

Ah, no, no, a mí no me cargues el mochuelo de aquello. Todo fue iniciativa Tomasesca y yo me limité a seguirle el juego señalándole otras hormigas. ¡Qué quieres! ¡Era divertido!

La historia acabó con la extracción de la hormiga con las pinzas, sin vómito. Y eso que la hormiga estaba mordiendo fuerte y no se soltó a la primera…

Pues ahora que lo dices, esos flotadores de pato son poco viriles, jaja, pero, claro, con aquellas edades ni nos parábamos a pensar en eso y nos gustaban mucho.

Ana Bohemia:

Me ha gustado esa aclaración de “eso he oído” para dejar claro que aún no tienes niños :D

A ver si llegado el día eres capaz de que se tomen un puré de… ¿coliflor? No, mujer, no les hagas nunca eso, ¡¡puajjj!! De calabacín o de guisantes mucho mejor :)

Amig@mi@ dijo...

Si es que la cara lo dice todo. Tiene una cara de pillo!! Jaja. Una historia para que no puede ser olvidada.
Un abrazo de oso, pero no hormiguero.

mama dijo...

jajaja.aun recuerdo a la homiga pataleando intentando hacer pie para poder arrastrar la presa, no nos preocupo demasiado todo quedo en cosa de niños,lo de las lombrices recuerdo mas bien que fue Tomoas cuando jugaba a indios y tenia que supervivir con lo que encontrase,Ahora cantaria yo esa cancion que decia,,¡que tiempo tan feliz que nunca volvera¡ laralala...

Montse dijo...

¡Madre mía que historia! si es que de pequeños se hacen unas cosas... pero da repelús eso de que Tomás se comiera las hormigas. Mientas iba leyendo ya imaginaba todas esas hormigas danzando y saltando dentro del estómago, y cuando se sabe lo de la hormiga resistente, la veía ahí aferrada a los tejidos de la campanilla, con más miedo que valentía, porque pienso que la pobre lo debía estar pasando fatal, aunque no tanto como Tomás.
Un besito.

Pastillas de Apocaliptus dijo...

hola, me gustan mucho tus historias...los recuerdos de infancia siempre son entretenidos y si son diabluras, ¡mejor aun!

saludos desde chile...gracias por visitar mi blog.

Anónimo dijo...

Habrá que felicitar al "retratista" oficial de la familia. ¿Quién era? ¿tu padre? ¿tu madre? ¿ambos? Porque fíjate tú que las dos primeras fotos parecen cuadros. El primero pdría ser de un impresionista (digo yo, que no entiendo, pero esas flores...) y el segundo...esa escena de mar... ¡de tu paisano Sorolla! ¿eh, o qué?

carlos

alp dijo...

Desde luego no falta de na...un saludo desde Murcia...

loquemeahorro dijo...

Una auténtica heroína!! Lo pasaría muy mal la pobre.

A un vecino mío le vi comerse unas hormigas vivas, siendo yo pegueña, y él ya bastante mayorcito (a lo mejor 16 años) y aún lo recuerdo... con bastante mal rollo, lo reconozco.

JuanRa Diablo dijo...

Amig@mi@:

Se le ve más cara de pillo de lo que era en realidad. Siempre ha sido más bueno que el pan el Tommy este :)
Otro abrazo de oso (oso panda mejor, ¿no? ;)

Mamá:

Sí, Tomás también comió alguna lombriz cuando jugaba a ser indio, y musgo y cosas así, pero pregunta a Fran y Ana y verás qué menú de lombrices con limón se hicieron.

Montse:

Casi se podría escribir la odisea de las hormigas engullidas, y hasta me imagino la conversación entre ellas camino del estómago, jaja.
Esas pequeñas y grandes historias de la niñez...

Pastillas de Apocaliptus:

Muchas gracias por tu visita. ¿Conozco tu blog? Lo digo porque no lo recuerdo, y el enlace que me debería llevar a él está roto.
Ya me dirás algo si lees esto.
Un saludo

Carlos:

A quien hay que felicitar es al observador que hay en ti, porque es verdad que de la primera foto (que a la fuerza debió hacer mi padre) sacaría un buen cuadro algún impresionista, y con la segunda, con playa y niños de por medio, se luciría Sorolla.

He estado buscando una foto más "sorolla" todavía que creía haber puesto en el blog pero no la encuentro. Cuando aparezca te lo haré saber.
Saludos (y recuerdos a Don Pantuflo, que debe estar pensando en las asignaciones semanales :D)

alp:

Na de na. íjate que solo faltabas tú y ya has llegado... :D

Saludos desde el altiplano

loque:

Ah, pues si se las merendaba a los 16 es porque ya era una costumbre, que a esa edad ya queda poco márgen para la inconsciencia.
Pero a ti te daba mal rollo porque no les echaba sal, ¿no?

Anónimo dijo...

Qué fuerte, es la primera vez que veo que Tomás, Ana Madre y Ana Mari se parecen.........qué chulas las fotos Juanito!

QuentinLovesMe

hitlodeo dijo...

Mira que nos han pasado cosas de pequeños, pero lo de hacer de oso hormiguero no se nos ocurrió. Y lo de que una hormiga haga de Tarzán en la campanilla de tu hermano ya es para nota.

JuanRa Diablo dijo...

QuentinLovesMe:

Aquí no se puede decir aquello de que cualquier parecido es pura coincidencia :p

hitlodeo:

Yo diría que jugar a osos hormigueros estará en el puesto 53.206 en el ranking de juegos infantiles. Le falta publicidad.

pixel dijo...

Menuda anécdota más chula que has contado, chula y asquerosilla y es que lo que no hagan los niños, lo adultos desde luego no lo hacemos.

En fin, hurra por la hormiga y aplausos también para tu hermano.

Un saludo

JuanRa Diablo dijo...

Maravillosa edad aquella, la de la inocencia e inconsciencia, ¿eh, Pixel? :)