9 de septiembre de 2010

UNA ABUELA GENIAL

Anoche, cuando contaba un cuento a Samuel, me acordé de mi abuela.
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Fue en el momento en que mi hijo, con el ceño fruncido, me decía:
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- Pero no, papá, un cuento tonto no… ¡un cuento en serio!
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Y es que otra vez me había dejado llevar por caminos surrealistas, y buceaba por otra historia absurda y enrevesada de esas que nunca llevan a ninguna parte. La imaginación estaba en horas bajas viajando con el piloto automático, con la inercia de la costumbre del ineludible cuento de cada noche.
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- ¿Un cuento en serio? ¡Pero si este es muy serio!
- ¿Y por qué te estás riendo?
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Paquita, mi abuela paterna, era única contando historias. Las iba improvisando siempre sobre la marcha, de manera que a veces ella misma se quedaba unos segundos pensando y terminaba por reír porque no sabía bien cómo continuar o porque lo que llevaba narrado era de un sinsentido tan grande que le debía asombrar que la siguiéramos con tanta atención. Pero siempre lograba concluir sus historias y siempre lo hacía bien, dentro de su peculiar y cómico estilo.
Creo que en ese aspecto soy igual que ella. Me refiero a la forma de contar cuentos, no a los logros.
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Hay otros aspectos de mi forma de ser que me recuerdan siempre a mi abuela. De alguna manera me los debí quedar en el reparto genético y cuando surgen los reconozco como algo suyo, e inevitablemente me evocan su imagen.
Su debilidad por los dulces, por ejemplo (cuando había bandejas de pasteles me llamaba para retarme a un duelo de glotones)
Su jovialidad, sus ganas de divertir a los demás son también mías.
Sus carcajadas y el saberse reír de sí misma son también un calco que me ha traspasado.
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Además comparto con ella algo muy peculiar: nuestras curiosas fechas de nacimiento. Yo lo hice (como ya sabe la Humanidad entera) un 6 de junio de 1966 (6/6/66) y ella eligió un 12 de diciembre de 1912 (12/12/12) Y es que, para una vez que se nace en la vida, hay que saber escoger una fecha especialmente significativa, de esas que imprimen carácter.
¿Fecha de nacimiento? ¡Espere, que le voy a sorprender!
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Tengo por ahí algunas grabaciones de mis abuelos que he de pasar a archivos digitales porque siguen estando en viejas cintas y no quiero que se estropeen.
Hubiera estado bien incluir aquí el audio de una historia que solía contar a mi hermana Ana a menudo. Dado que se la escuché muchas veces puedo dejar aquí constancia de esa ingeniosa forma que tenía de dar rienda suelta a la imaginación. Decía:
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- Ven, hija, que te voy a contar una cosa… - y cuando ella se acomodaba en su regazo proseguía - ¿Te he dicho alguna vez que tú te casarás con un marqués aragonés? (ella, desde su corta edad, asentía porque se lo había dicho ya muchas veces) Pues sí, hija, tú te casarás con un marqués aragonés, porque resulta que un día estaremos paseando las dos por la plaza que hay junto a la Basílica del Pilar. Tú llevaras una pamela azul celeste y estarás guapísima. Y yo iré cogida de tu brazo con una pamela color… ¡escarlata! y un clavel reventón en el pelo. Y la gente se nos quedará mirando al pasar.
Resulta que será un día en el que hará mucho calor y entraremos en el Pilar, que allí se está fresquito.
A la entrada tu abuela dará un tropezón, porque hay un agujero en el suelo de cuando cayó una bomba en tiempos de guerra, y que no han querido arreglar.
Cuando me esté recomponiendo del susto, se nos acercará un hombre alto y guapo que dirá: “¿Está usted bien, señora?” y al mirarte quedará prendado, con la boca abierta, al ver una chica tan hermosa como tú.
Entonces yo te presentaré: “Es mi nieta, se llama Ana y es una concertista de piano maravillosa” (entonces mi hermana estaba asistiendo a clases de piano) El hombre, que como te he dicho será un hombre alto y guapo se interesará mucho por ti. “Jamás en mi vida había visto criatura más linda”, dirá, y al presentarse resultará ser un marqués muy rico con fincas por toda la comarca.
Al salir del Pilar estará lloviendo a cántaros y al no llevar paraguas nos pondremos como sopas, pero el caballero sacará su paraguas y se ofrecerá a acompañarnos”
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Y así, continuaba con detalle los acontecimientos hasta que finalmente su nieta se casaba con el acaudalado caballero.
Mi hermana nos confesó años después que ella creía que aquello terminaría sucediendo realmente algún día, dadas las veces que le contó aquella historia del marqués aragonés.
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Otro gran recuerdo que de mi abuela guardo es el de un día en que todos sus nietos (o gran parte de ellos) estábamos en su casa. Siendo ya mayores nos confesó que aquel día no tenía más que pan y muy poco chocolate para darnos a todos de merendar y entonces hizo lo siguiente:
Cortó grandes pedazos de pan de igual tamaño, los abrió como bocadillos, les puso algo de aceite y una diminuta onza de chocolate dentro. Entonces fue llamando a cada nieto, de uno en uno.
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- Mira, Juan, a la abuelita sólo le queda una onza de chocolate y te la voy a poner a ti. Coge fuerte el pan con las dos manos, que nadie vea que la llevas dentro. Venga, cómetelo todo y no digas nada, ¿eh?, que es un secreto y si se enteraran se enfadarían.
Después llamó al siguiente:
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- Mira, Toni, a la abuelita sólo le queda una onza de chocolate y te la voy a poner a ti…
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Y lo mismo hizo con todos, de manera que cada uno nos creímos especiales por tener una minúscula onza de chocolate en nuestro bocadillo. Cada cual se sintió privilegiado y ninguno nos quejamos de la escasez de chocolate pensando que peor era no tener nada, como los demás primos.
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- No imagináis lo graciosos que estabais – pudimos oírla decir años después - cuando os veía masticar pan mirándoos unos a otros de reojo disimulando vuestro secreto…
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En el cuento de anoche, dos hermanos pequeños deseaban correr una gran aventura juntos. Un día el segundo le dijo al tercero que si cogían una mochila con bocadillos y linternas podían partir hacia la Patagonia y...
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- Un momento – me interrumpía Samuel - ¿has dicho que el segundo le dijo al tercero? ¿No eran dos hermanos?
- Ah, muy bien, muy observador, pero lo cierto es que había un tercero que estaba siempre debajo de la mesa.
- ¿Y qué hacía allí?
- Eso digo yo… ¿qué hacía allí? Y lo mismo le preguntaron los dos niños y él les contestó que también era hermano suyo pero que llevaba muchos años allí debajo. “¿Y por qué no salías? ” – le preguntaron los niños – “Ay, porque nunca me llamabais…”
- Pero no, papá, - protestaba finalmente Samuel - un cuento tonto no… ¡un cuento en serio!
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Cómo me acuerdo de ti, abuela.
A ti la historia te habría hecho reír a carcajadas.

30 comentarios:

peibol dijo...

¡Pero qué entrada más bonita! :D :D

¡Me ha encantado! ¿Será porque yo también he estado ñoño últimamente con el tema abuelos? XD

Me puedo imaginar perfectamente a los hermanaos mirándose de reojo y esbozando una sonrisa XDDD

Los abuelos se quedan siempre dentro. Me da pena no haber podido disfrutar más a mi abuela paterna... :s

Un saludo ;)

Anónimo dijo...

Joeeeeeeeeeer me has emocionao.
Tengo tantos recuerdos de mi abuela todos tan buenos y entrañables que si me pusiera a contar no pararía, ella y yo teníamos un vínculo tan especial que al día de hoy aún la siento a mi lado. Ella fué mi consuelo en la niñez y mi consejera despues.

la escena del chocolate fué.......Típica de las super abuelas jajajaja

Juana Mari

molinos dijo...

El post si que te ha quedado genial.

Besos

Nuria dijo...

Qué recuerdos más bonitos. Me encanta la gente que sabe contar historias, aunque sean surrealistas :)

Mae Wom dijo...

Si es que tanto ingenio no se podía perder así que ahora estás tú aquí, uniendo tu voz a la de tu abuela. Lo que no sabíamos es que la voz de tu abuela siempre estaba ahi de fondo, bajita, enlazada a la tuya, cada vez que nos has contado historias simpáticas o cuando has hecho un comentario jocoso en medio de cualquier otra historia.

Ahora todo encaja: tu abuela nació cuatro años antes de los comienzos del surrealismo, y en la entrada anterior nos desafiaste al juego del "cadáver exquisito" con los funalitos y las menganillas....¡Vuestra familia es surrealista! [en el sentido literario de la palabra, claro ;) ]

Qué satisfacción cuando uno se reconoce en detalles de sus padres o sus abuelos...Claro que depende de en qué detalles. ;P

Ana Bohemia dijo...

Jo, como son las abuelas, que listas y tiernas son, y la tuya era maravillosa, me ha encantado leerte, me ha hecho pensar en la mía, en esos pequeños detalles que siempre, al final, son los que mas valoras cuando ella falta.
Y que cosa mas curiosa lo de las fechas de nacimiento, eso de alguna manera era una señal, de que os unía la misma forma de ser, el mismo espiritu.
Saludos
;)

Anónimo dijo...

Recuerdo muy bién a la abuelita Paquita, la última que nos quedó con vida. Cuando murió estaba amaneciendo y como tú muy bién recordarás, tras su último suspiro en nuestra presencia un coro de pájaros empezó a cantar con más fuerza que nunca desde el pino que ella misma plantó muchos años antes. Cuando lo plantó pensó que no llegaría nunca a disfrutar de su sombra y en cambio pudo disfrutarla muchísimas veces...y ahí sigue el pino siendo santuario de un ejercito de pájaros cada amanecer y cada anochecer. FRAN.

RNT dijo...

Hace 2 años perdí a mi abuela con 94 años, hace pronto 16 a mi abuelo. A los dos que conocí, tuve la suerte que viví con ellos siempre... los recuerdos son muchos. Pero lo peor, es que ya tengo que conformarme con solo tener recuerdos de mi padre... (Murió hace 2 meses y medio, y aún no estaba preparado para solo tener recurdos suyos...)

JuanRa Diablo dijo...

peibol:

Así es, como dices: los abuelos se quedan siempre dentro. Y cosa curiosa, verás cómo los recuerdos que de ellos tengas se acentuarán más con el paso del tiempo. Pequeños detalles de tu vida cotidiana te traerán escenas de muchas cosas que ellos decían o hacían y que en su día no dabas importancia y entonces te parecerán geniales. :)

Juana Mari:

Como leí una vez en una tarjeta:
"Dios creó a las abuelas porque no podía estar en todas partes"
Todas suelen ser una segunda madre pero las hay que son -o fueron- más que la primera, ¿no crees?
Siéntete afortunada por ello.

molinos:

Gracias. Me alegra que me lo digas :)

Nuria:

A mí también. Mucho. Y que tengan mucho sentido del humor como ella tenía.

Mae Wom:

Qué bonito lo que me dices :)
Estoy seguro que de haber conocido mi blog, a mi abuela le hubiera apetecido participar con alguna historia suya, tanto de las de verdad como de aquellas que con tanta guasa gustaba de inventar.

Y gracias por descubrirme datos sobre el juego de la entrada anterior. Ahora sé que se llamaba "Consecuencias" en la Inglaterra victoriana y posteriormente fue el "Cadáver exquisito" del movimiento surrealista.
Si es que se codea uno con unos blogueros más listos... ;)

Ana:

¿Verdad que lo de las fechas es muy singular? Sé que es una simple coincidencia pero me gusta contarla como algo curioso.

Para rizar el rizo hubiera estado bien que mi hijo naciera el 3/3/03, pero se pasó en tres meses. Es que no es fácil atinar... :P

JuanRa Diablo dijo...

Fran:

Has condensado perfectamente un recuerdo imperecedero que tengo (tenemos) de la abuela, y que más de una vez estuve a punto de escribir para el blog.
He pensado muchas veces en aquel momento tan triste y hermoso a la vez pero no encuentro palabras para describir aquel instante que hoy me parece que está cargado de simbolismos.
La prolongación de la vida espiritual más allá de la muerte física, la conexión íntima entre el final y el principio en todos los ciclos constantes que tiene la vida... Y me viene una palabra a la cabeza: eternidad

RNT:

Un abrazo muy fuerte, Ramón. No sabía lo de tu padre. Qué decirte. Aliéntate con todos esos buenos recuerdos y enorgullécete de haberlos vivido juntos. P'alante, amigo. ;)

anasister dijo...

Al final no fue un marqués aragonés,pero estoy convencida de que le hubiese gustado muchísimo conocer a Iván, y se hubiese ofrecido gustosa a ser su partener en alguno de sus shows.A Iván también le habría encantado conocerla, aunque le hemos hablado tantísimo de ella que de algún modo lo ha hecho.Yo también la echo de menos,en la segunda foto trasmite claramente lo alegre que fue.
Yo también sentí, tras su muerte,que se marchó tranquila y feliz..compartí esa misma noche unas horas con ella y noté mientras la acariciaba, como su respiración se hacía más profunda y tranquila y como el cuarto entero se llenaba de paz,supe a ciencia cierta, que esa sería nuestra última noche juntas,y lejos de recordarla con tristeza,la recuerdo como una noche muy especial entre las dos.
Siempre estarás con nosotros abuelita.

Anónimo dijo...

Cómo lo bordas, JuanRa, tus post son como las pelis buenas que te enganchan desde el principio y te sacan las lágrimas o sonrisas al final. Afortunado de haber disfrutado de tu abuela de ese modo, te lo envidio.

isaormaza dijo...

Es una delicia leer con que ternura hablas de tu abuela. Se ve que era una mujer muy especial: cariñosa, alegre y lista... ¡listísima! La mezcla de amor y astucia que hay en su ocurrencia con el pan con chocolate de la merienda me ha encantado. Me parece que solo con sus historias y ocurrencias podrías escribir un libro.Y con las tuyas una enciclopedia completa jajjaa ¡Anda que la del hermano que vivía debajo de la mesa pero no decía nada...!

LastChild dijo...

Iba a abstenerme de comentar, porque solo se pueden decir cosas evidentes, pero qué carallo... es que me puede la ternura.

Tu post y en especial el comentario de Ana me han emocionado muchísimo.

Silvia dijo...

Otro post divertido y emotivo a la vez. Digno del nieto de una abuela singular, como Paquita.
También me agrada reconocer en mí rasgos de mis dos abuelas. La paterna, de ascendencia española, me legó la paciencia y el espíritu conciliador. La materna, nacida en el sur de Italia, la predisposición para andar de un lugar a otro.

Lillu dijo...

Ay, esas abuelas que nos dejan tantos recuerdos bonitos :) Algunos de los míos también están ligados al pan con chocolate, jaja, pero no del mismo modo que tu abuela, claro. Fantástica manera de hacer que todo el mundo se sienta especial, sí señora!

saluditos

JuanRa Diablo dijo...

anasister:

No me cabe la menor duda: a la abuelita le hubiera encantado Iván y se hubiera disfrazado de ayudante de magias para estar a su lado y hacer su función paralela :D

Pero anda que hoy escribo cosas divertidas de ella y Fran y tu me habéis puesto nostálgico perdido...
Un beso

Loli:

Gracias Loli. Y a mí me encanta que en mis películas haya espectadoras tan amigables como tú.
Por cierto, ¿qué pasa con tu Caja? ¿cuándo nos vas a sorprender? :P

isaormaza:

Jajaja. Si existiera esa enciclopedia que dices, me consta que tú la leerías entera. Aún me dura la alegria de esa confesión por correo diciéndome que estabas devorando entrada tras entrada. ¡Qué satisfacción! Un millón de gracias.

LastChild:

¿Abstenerte de comentar? ¡Qué carallo de nuevo! ¡Jamás, gallega, jamás! ¿Y mi gasolina entonces?
Un beso



Gracias, Silvia
¿Te das cuenta de que las tres últimas frases que escribes son el principio de una hermosa novela? Hay un mundo apasionante que transmitir sobre la vida de nuestros antepasados y a mí particularmente me has dejado con las ganas de saber más.

Lillu:

Es que el pan y chocolate es la merienda típica de abuelas a nietos, ¿verdad? XD
También recuerdo otras meriendas de esas que no se las saltaba un galgo en las que había tantas cosas que parecía un cumpleaños. Cuando podía también se lucía.

Ah, qué tiempos, Lillu... :)

Pecosa dijo...

Jo, qué guay... Yo creo que cuando tenga hijos seré una patata contando cuentos... Iba a decir que si eso ya me los escribirás tú, pero viendo el cuento que le has contado a tu hijo, mejor lo dejamos... ¡tienen que ser cuentos serios! ;) (Buenísimo yu hijo)

Qué grande la abuela Rey (de sota, caballo, rey. Por el 12/12/12, ya me entiendes). Y qué imaginación... Qué bonito que tengas esas cosas heredadas de tu abuela. Las fotos no tienen desperdicio, una maravilla.

Speedygirl dijo...

¡Es que los abuelos son tan geniales! ¿Irán a alguna academia para aprender a contar esas historias y organizar esos juegos tan chulos? A algunos como a mí, nos harían falta algunas clasecitas... Otros, como tú, serían los alumnos aventajados. XDDDDDDD

El Zorrocloco dijo...

Yo sigo pensando que deberías poner todas esas historias por escrito, aunque te parezcan chorradas. ¡Si es que te viene de familia!

¿Qué mejor cuentista que el mismísimo diablo? =P

Peque dijo...

Es que los abuelos y los nietos tendrían que estar el máximo tiempo juntos, disfrutándose. Una entrada espléndida

Anónimo dijo...

JuanRa: como siempre, sin palabras.. y cuando tocas el tema de los abuelos, me traes (si es que alguna vez se van de mi memoria)a mis abuelos Pedro y Paula.
Un saludo
Rasanliz

Anónimo dijo...

Tomás:
Como de costumbre..... acabo de saber que la abuelita nacio el 12-12-12..... (No me lo habiais dichoooo..) Bueno, segurmanete sí pero no lo recordaba.... la verdad me has emocionado evocando recuerdos de la abuelita... Nunca olvidare las merendolas vespertinas al salir de clase, en esa casa con el suelo en pendiente hacia abajo, y su risa escandalosa... grabaciones para estos post por favor, tienes alguna?? Seguro que lo has intentado... Un beso

JuanRa Diablo dijo...

Pecosa:

No me creo nada. Los cuentos de Pecosa tendrán la solera de un vino a la sombra de las parras, y para tus hijos serán lo mejor de lo mejor ;)

Las fotos de la abuela Rey XD también me gustan mucho.
La primera se la hizo mi abuelo,y ella está en el balcón de su casa de Elda (ahora vive otra gente allí), la segunda, tan rural y con vides de fondo, es en nuestro campo de Petrel y la tercera en una fiesta familiar; creo que se nota, ¿no?

Speedygirl:

Jajaja. Cuando me toque ser abuelo ya tendré como mínimo un master de cuentista.
Infórmate bien porque creo que en Speedytown acaban de abrir una academia para aprender técnicas. :p

El Zorrocloco:

Ya me lo has dicho en más de una ocasión, así que si llegara ese momento de ver las Diablo Stories en papel te enviaría un ejemplar dedicado. Qué menos, con esa fe que me tienes ;)

Peque:

Totalmente de acuerdo. Incluso sin padres cerca, conviviendo y compenetrándose de verdad. Gracias :)

Rasanliz:

Pues un brindis por nuestros abuelos, Rafael. Y si es con un vinito manchego, mejor que mejor ;)

Tomás:

¿Verdad que eran merendolas como de fiestas de cumpleaños? No faltaba de nada!! :D
Claro que tengo grabaciones; de hecho incluí una de las abuelas charlando en una entrada pasada y espero poner más cuando disponga de medios.

El Kioskero del Antifaz dijo...

Verdaderamente entrañable, divertida y emotiva entrada.

Sin duda... los genes de tu abuela te fueron cedidos. Gran herencia ;-)

Un abrazo.

Mae Wom dijo...

Al diablo...lo que es del diablo!

JuanRa Diablo dijo...

El kioskero:

Gracias, Sergi, un brindis por nuestras yayas. ;)

Mae Wom:

Y riáse la gente!
(Ah, no, creo que no era así...) :P

Anónimo dijo...

El ingenio del diablillo ha salido a su abuela, y su capacidad de improvisar también.
Un saludo. Remolina.

Amig@mi@ dijo...

Te repetiría el comentario anterior. Lo tienes prácticamente hecho es cuestión de inventar personajes, las historias ya las tienes escritas en tu blog.
Un algo así como "Cuentamé" en versión escrita.
Qué gran familia tienes Juan.
Besos

JuanRa Diablo dijo...

Amig@mi@:

Ahí, ahí, presionando... :D
Cuántas veces me lo has dicho. En fin, no lo descarto; algún día igual me me pongo manos a la obra...