Aquel
par de chiquillos que vemos sentados en el banco del parque son
Roberto y Manuel. Coincidieron solamente un año en el colegio, pero
aquel curso bastó para que se hicieran buenos amigos. Después, los
padres de Roberto le matricularían en un colegio privado y desde
entonces apenas se ven.
Si nos
acercamos lo suficiente podremos escuchar su conversación.
Parece
que Manuel estaba proponiendo a su amigo jugar a lanzar penaltis con
el balón, pero Roberto, señalando sus brillantes zapatos de charol
le decía que no era posible, que en su casa le armarían una buena
si llegaba con los zapatos rozados.
En este
momento están en silencio, observando cada cual los zapatos del
otro; la diferencia no pude ser más notable: los desgastados de
Manuel, con las punteras salpicadas de barro y los impolutos de
Roberto en los que una simple mota de polvo salta a la vista.
De
repente, Roberto, sin jactancia alguna, le cuenta a su amigo la cena
de fin de año que tuvieron en su casa. Manuel, que conoce el lugar
donde vive, en la parte alta de la ciudad, le imagina en su vida casi
principesca, y se le hace la boca agua ante la variedad de manjares
selectos que le enumera su amigo.
¡Pero
Rober! - le dice finalmente con socarronería-, ¿dónde has podido
meter tanto condumio con lo ñajo que eres?
Roberto
sonríe, arrebata el balón de las manos a su amigo y lo hace girar
entre sus dedos. Su sonrisa se va diluyendo, y con voz resignada
cuenta cómo en su casa la fiesta terminó pronto pues sus padres,
nada más concluir la cena, se marcharon con unos amigos para
finalizar la velada en una sala de fiestas, y que él y sus hermanos
se comieron las uvas con la niñera.
- ¿Una
niñera que vive en tu casa?
- Sí,
una mujer mayor. Se porta muy bien con nosotros.
Manuel,
que ha captado melancolía en la voz de Roberto, con el fin de
distraerlo de sus pensamientos, empieza ahora a referirle en plan
jocoso las fases de su humilde noche, en la que al calorcico de una
fogata de cepas estuvieron asando unas longanizas y morcillicas de
cebolla, que con pan del día y acompañadas de algunos tragos del
barril, para ellos fue un manjar de dioses.
Luego
comieron algunas castañas y bellotas asadas a la lumbre y el final
apoteósico fue cuando la abuela apareció portando una calabaza del
horno de la esquina.
- Más
dulce que un caramelo estaba. Fíjate que hasta le dimos un aplauso a
la abuela. Luego, con las partes quemadas de la bandeja, nos dio por
pintarnos la cara y parecíamos indios del oeste. Cantando y rascando
la zaranda y la botella, se nos hicieron las tres de la mañana.
Roberto
le escucha muy divertido y es justo en ese momento cuando a sus
espaldas un coche grande da un bocinazo.
- Ah, es
el chófer de mi padre. Quedó con él que pasara a por mí. Me tengo
que ir ya, Manu.
- Bueno,
Rober, a ver si nos vemos pronto.
- Sí,
pero con zapatos para jugar al futbol.
Los dos
amigos se despiden dándose la mano.
Manuel
coloca su balón bajo el brazo y marcha para casa, quedando el
pequeño parque completamente vacío.
Si no
fuera por este relato nunca habríamos sabido que por sus
pensamientos rondaban imágenes de esa vida de lujo que debía tener
su amigo, y dando puntapiés a las pequeñas piedras que encontraba
por el camino, soñándolas despierto, sonreía.
Ya a
varios kilómetros de allí, Roberto estaba mirando por la ventanilla
del amplio auto. De su mirada lánguida brotaron de repente dos
lágrimas que se apresuró a secar con las palmas de sus manos.
Y
también sonriendo por la enorme dicha ajena, murmuró:
“Qué
suerte tienes, Manu... ¡Qué suerte tienes!”
15 comentarios:
¿Ves cómo las Navidades y la Fiesta de Fin de Año, siempre dejan un poso de tristeza? Yo creo que no hay persona adulta que no sienta esa melancolía que se manifiesta de forma tan diversa como la Nostalgia de las navidades infantiles o este otro tema de la pobreza de los niños, la material y la del cariño, que se empeña en aflorar en los cuentos de NAvidad desde Andersen con La Pequeña Cerillera (escasez material)hasta JuanRa Diablo con el que nos ha traído aquí en el que se ocupa de la falta de cariño.
Desde luego, es curioso como estas fiestas son las únicas que parecen estar hechas para sumirnos en la tristeza en mayor o menor medida y que parece que va aumentando con los años.
carlos
Tan real, tan común.
Felicitaciones por el relato y que tengas un 2015 de novela.
Menos mal que me inyectó una fuerte dosis de optimismo el programa de José Mota "Un país de cuento" en Noche Vieja. Sobre todo el último número musical que cantó junto a una chica encantadora, versionando a PRoclaimers. Si no lo has visto tienes que hacerlo; yo llevo dos días en que no me lo puedo quitar de la cabeza (afortunadamente).
carlos
Maravilloso.
A.B
Feliz año, JuanRa. Las navidades son para los niños... para los mayores es solo nostalgia.
Pobre niño rico...
En este candoroso cuento has reflejado perfectamente el error en el que cae el ser humano una y otra vez: creer que la felicidad y la satisfacción del alma están en las posesiones materiales. Y además en Navidad es cuando más se nota este error, porque en Navidad, me parece a mí, es cuando más se nota todo.
Un beso.
Un relato de lo más tierno y al mismo tiempo real como la vida misma.
No sé, pero ahora, después de leerte, me alegro mucho que no me haya tocado la lotería, no creo que siendo rica iba a ser más feliz, aunque sí taparía algún que otro agujero, jeje.
Feliz Año Nuevo, JuanRa!!
Oiga, que se me olvidó decir que me gusta mucho la voz narrativa de este cuento, como si estuviéramos junto al narrador que nos va mostrando la escena y explicándonos lo que vemos(insertar icono de esos del pulgar levantado).
Debe de ser la edad, que cuando encuentro textos o situaciones que evocan la infancia... me sobreviene una agridulce nostalgia.
Abrazotes.
Que bonito, y con un trasfondo muy profundo: somos afortunados a nuestra manera pero no nos damos cuenta, siempre pensamos en lo que tiene el que está a tu lado, para el niño rico la cercanía y el cariño de los padres, para el niño pobre el lujo.
Un excelente relato.
Que disfrutes de esta noche tan especial con tus niños, ¡que ya vienen Los Reyes Magos!
:D
Como alguien dijo: "El dinero no da la felicidad... la compra" Pero a veces, ni eso. Envidio a mi hijo pues a esa edad es cuando más celebran la Navidad que se puede celebrar más modestamente y feliz pero es difícil con los medios diciendo que compres esto y lo otro...
Saludos! Y gracias por compartir mi entrada, todo un honor.
Borgo.
Y es que parece que los mayores se olvidan a veces que lo mejor que les puede pasar a los niños es poder comportarse como tales: en definitiva: SER NIÑOS!!!
Buen Año!!!
Navidad: época de estrés, compras compulsivas, preparación de cenas,... Pero todo ello merece la pena por ver la cara de ilusión de los niños esperando a Papá Noel o los Reyes Magos. Y por ver que a los más pequeños lo que más les gusta del más grande de los regalos es romper el papel del envoltorio. A veces lo más sencillo es lo más divertido.
Magnifico y real relato JuanRa.
Feliz 2015
Carlos:
No me queda más remedio que darte toda la razón. Habiendo niños de por medio se ven con mejores ojos, pero qué duda cabe que a los adultos en estas fechas nos asalta cierta tristeza, más o menos dulce, pero tristeza al fin y al cabo.
Y creo que lo mejor que podemos hacer es reconocerlo y aceptarlo y no darle mayor importancia, que parece que muchas de las depresiones que se originan en estas fiestas son debidas a la autoimposición de ser felices a la fuerza.
A mí el dia que más me gusta es el de la lotería, me pone de buen humor. Lo peor es el desembolso económico, tan difícil de evitar.
¡Pero que vengan las siguientes, Carlos, y que las recibamos con la mejor de nuestras melancolías! :D
PD. Sí, muy bueno ese final del show de Mota.
Sepa usted que la chica encantadora a la que se refiere se llama Ruth Lorenzo y es murciana, como no podía ser de otra forma :p
Gamar:
Gracias, Gabriel, que tu 2015 esté repleto de grandes e interesantes capítulos también :)
Pa maravillosa tú, A.B. :)
RNT:
¡Feliz año! (Menos mal que nosotros pasamos de ser adultos, eh? :p)
Ángeles:
Esta dama que por la pantalla del ordenador asoma se llama Ángeles, lectora atenta y perspicaz observadora. Cuando escribió el comentario estaba tomando una taza de té (esto no es que me lo contara ella, es que lo he imaginado yo) :p
PD. Me había equivocado escribiendo tu nombre, había puesto Angles, y creo que tiene gracia que esto signifique Inglés en catalán. Predestination!!
Montse:
Ah, no, no, tú sigue jugando a la lotería, que si nos toca igual no somos más felices, pero eso de tapar agujeros... no veas la ilusión que da!! :D
Gracias y feliz año, Montse :)
Borja F. Caamaño:
Una nostalgia agridulce... y contagiosa por lo que veo.
(Por cierto, no es curioso que con la palabra "nostalgia" se pueda formar "langosta"? xD
Ana Bohemia:
He tardado en contestar, así que los Reyes Magos ya se fueron :p
Pero sí, la noche fue muy especial, gracias.
Y gracias también por tus visitas, siempre como un regalo para mí.
Miguel Zueras:
Los anuncios navideños, incitándonos a comprar más y más, son lo más parecido a las acciones del Diablo. ¡¡Huye de ellos como de la peste!! (me refiero a los anuncios, no a los diablos, ¿eh? :p)
PD. No sé a qué te refieres con lo de compartir tu entrada (??)
Sese:
Totalmente de acuerdo, así que no añadiré nada más.
Bueno, sí, solo una cosa: Feliz año nuevo, Sese. :)
Hitlodeo
Lo más sencillo es lo más divertido, es verdad. También habrás visto que algunos niños lo pasan bomba jugando con las cajas donde venían sus regalos xD
Gracias por todo, Hit ¡Por un 2015 genial!
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