2 de enero de 2015

DOS AMIGOS


Aquel par de chiquillos que vemos sentados en el banco del parque son Roberto y Manuel. Coincidieron solamente un año en el colegio, pero aquel curso bastó para que se hicieran buenos amigos. Después, los padres de Roberto le matricularían en un colegio privado y desde entonces apenas se ven.

Si nos acercamos lo suficiente podremos escuchar su conversación.

Parece que Manuel estaba proponiendo a su amigo jugar a lanzar penaltis con el balón, pero Roberto, señalando sus brillantes zapatos de charol le decía que no era posible, que en su casa le armarían una buena si llegaba con los zapatos rozados.

En este momento están en silencio, observando cada cual los zapatos del otro; la diferencia no pude ser más notable: los desgastados de Manuel, con las punteras salpicadas de barro y los impolutos de Roberto en los que una simple mota de polvo salta a la vista.

De repente, Roberto, sin jactancia alguna, le cuenta a su amigo la cena de fin de año que tuvieron en su casa. Manuel, que conoce el lugar donde vive, en la parte alta de la ciudad, le imagina en su vida casi principesca, y se le hace la boca agua ante la variedad de manjares selectos que le enumera su amigo.

¡Pero Rober! - le dice finalmente con socarronería-, ¿dónde has podido meter tanto condumio con lo ñajo que eres?

Roberto sonríe, arrebata el balón de las manos a su amigo y lo hace girar entre sus dedos. Su sonrisa se va diluyendo, y con voz resignada cuenta cómo en su casa la fiesta terminó pronto pues sus padres, nada más concluir la cena, se marcharon con unos amigos para finalizar la velada en una sala de fiestas, y que él y sus hermanos se comieron las uvas con la niñera.

- ¿Una niñera que vive en tu casa?
- Sí, una mujer mayor. Se porta muy bien con nosotros.

Manuel, que ha captado melancolía en la voz de Roberto, con el fin de distraerlo de sus pensamientos, empieza ahora a referirle en plan jocoso las fases de su humilde noche, en la que al calorcico de una fogata de cepas estuvieron asando unas longanizas y morcillicas de cebolla, que con pan del día y acompañadas de algunos tragos del barril, para ellos fue un manjar de dioses.
Luego comieron algunas castañas y bellotas asadas a la lumbre y el final apoteósico fue cuando la abuela apareció portando una calabaza del horno de la esquina.

- Más dulce que un caramelo estaba. Fíjate que hasta le dimos un aplauso a la abuela. Luego, con las partes quemadas de la bandeja, nos dio por pintarnos la cara y parecíamos indios del oeste. Cantando y rascando la zaranda y la botella, se nos hicieron las tres de la mañana.

Roberto le escucha muy divertido y es justo en ese momento cuando a sus espaldas un coche grande da un bocinazo.
- Ah, es el chófer de mi padre. Quedó con él que pasara a por mí. Me tengo que ir ya, Manu.
- Bueno, Rober, a ver si nos vemos pronto.
- Sí, pero con zapatos para jugar al futbol.

Los dos amigos se despiden dándose la mano.

Manuel coloca su balón bajo el brazo y marcha para casa, quedando el pequeño parque completamente vacío.

Si no fuera por este relato nunca habríamos sabido que por sus pensamientos rondaban imágenes de esa vida de lujo que debía tener su amigo, y dando puntapiés a las pequeñas piedras que encontraba por el camino, soñándolas despierto, sonreía.

Ya a varios kilómetros de allí, Roberto estaba mirando por la ventanilla del amplio auto. De su mirada lánguida brotaron de repente dos lágrimas que se apresuró a secar con las palmas de sus manos.

Y también sonriendo por la enorme dicha ajena, murmuró:

“Qué suerte tienes, Manu... ¡Qué suerte tienes!”

15 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Ves cómo las Navidades y la Fiesta de Fin de Año, siempre dejan un poso de tristeza? Yo creo que no hay persona adulta que no sienta esa melancolía que se manifiesta de forma tan diversa como la Nostalgia de las navidades infantiles o este otro tema de la pobreza de los niños, la material y la del cariño, que se empeña en aflorar en los cuentos de NAvidad desde Andersen con La Pequeña Cerillera (escasez material)hasta JuanRa Diablo con el que nos ha traído aquí en el que se ocupa de la falta de cariño.
Desde luego, es curioso como estas fiestas son las únicas que parecen estar hechas para sumirnos en la tristeza en mayor o menor medida y que parece que va aumentando con los años.
carlos

gamar dijo...

Tan real, tan común.
Felicitaciones por el relato y que tengas un 2015 de novela.

Anónimo dijo...

Menos mal que me inyectó una fuerte dosis de optimismo el programa de José Mota "Un país de cuento" en Noche Vieja. Sobre todo el último número musical que cantó junto a una chica encantadora, versionando a PRoclaimers. Si no lo has visto tienes que hacerlo; yo llevo dos días en que no me lo puedo quitar de la cabeza (afortunadamente).
carlos

Anónimo dijo...

Maravilloso.

A.B

RNT dijo...

Feliz año, JuanRa. Las navidades son para los niños... para los mayores es solo nostalgia.

Ángeles dijo...

Pobre niño rico...
En este candoroso cuento has reflejado perfectamente el error en el que cae el ser humano una y otra vez: creer que la felicidad y la satisfacción del alma están en las posesiones materiales. Y además en Navidad es cuando más se nota este error, porque en Navidad, me parece a mí, es cuando más se nota todo.
Un beso.

Montse dijo...

Un relato de lo más tierno y al mismo tiempo real como la vida misma.
No sé, pero ahora, después de leerte, me alegro mucho que no me haya tocado la lotería, no creo que siendo rica iba a ser más feliz, aunque sí taparía algún que otro agujero, jeje.
Feliz Año Nuevo, JuanRa!!

Ángeles dijo...

Oiga, que se me olvidó decir que me gusta mucho la voz narrativa de este cuento, como si estuviéramos junto al narrador que nos va mostrando la escena y explicándonos lo que vemos(insertar icono de esos del pulgar levantado).

Tandaia dijo...

Debe de ser la edad, que cuando encuentro textos o situaciones que evocan la infancia... me sobreviene una agridulce nostalgia.

Abrazotes.

Ana Bohemia dijo...

Que bonito, y con un trasfondo muy profundo: somos afortunados a nuestra manera pero no nos damos cuenta, siempre pensamos en lo que tiene el que está a tu lado, para el niño rico la cercanía y el cariño de los padres, para el niño pobre el lujo.
Un excelente relato.
Que disfrutes de esta noche tan especial con tus niños, ¡que ya vienen Los Reyes Magos!
:D

miquel zueras dijo...

Como alguien dijo: "El dinero no da la felicidad... la compra" Pero a veces, ni eso. Envidio a mi hijo pues a esa edad es cuando más celebran la Navidad que se puede celebrar más modestamente y feliz pero es difícil con los medios diciendo que compres esto y lo otro...
Saludos! Y gracias por compartir mi entrada, todo un honor.
Borgo.

Sese dijo...

Y es que parece que los mayores se olvidan a veces que lo mejor que les puede pasar a los niños es poder comportarse como tales: en definitiva: SER NIÑOS!!!

Buen Año!!!

hitlodeo dijo...

Navidad: época de estrés, compras compulsivas, preparación de cenas,... Pero todo ello merece la pena por ver la cara de ilusión de los niños esperando a Papá Noel o los Reyes Magos. Y por ver que a los más pequeños lo que más les gusta del más grande de los regalos es romper el papel del envoltorio. A veces lo más sencillo es lo más divertido.

Magnifico y real relato JuanRa.

Feliz 2015

JuanRa Diablo dijo...

Carlos:

No me queda más remedio que darte toda la razón. Habiendo niños de por medio se ven con mejores ojos, pero qué duda cabe que a los adultos en estas fechas nos asalta cierta tristeza, más o menos dulce, pero tristeza al fin y al cabo.
Y creo que lo mejor que podemos hacer es reconocerlo y aceptarlo y no darle mayor importancia, que parece que muchas de las depresiones que se originan en estas fiestas son debidas a la autoimposición de ser felices a la fuerza.
A mí el dia que más me gusta es el de la lotería, me pone de buen humor. Lo peor es el desembolso económico, tan difícil de evitar.

¡Pero que vengan las siguientes, Carlos, y que las recibamos con la mejor de nuestras melancolías! :D

PD. Sí, muy bueno ese final del show de Mota.
Sepa usted que la chica encantadora a la que se refiere se llama Ruth Lorenzo y es murciana, como no podía ser de otra forma :p

Gamar:

Gracias, Gabriel, que tu 2015 esté repleto de grandes e interesantes capítulos también :)

Pa maravillosa tú, A.B. :)

RNT:

¡Feliz año! (Menos mal que nosotros pasamos de ser adultos, eh? :p)

Ángeles:

Esta dama que por la pantalla del ordenador asoma se llama Ángeles, lectora atenta y perspicaz observadora. Cuando escribió el comentario estaba tomando una taza de té (esto no es que me lo contara ella, es que lo he imaginado yo) :p

PD. Me había equivocado escribiendo tu nombre, había puesto Angles, y creo que tiene gracia que esto signifique Inglés en catalán. Predestination!!

Montse:

Ah, no, no, tú sigue jugando a la lotería, que si nos toca igual no somos más felices, pero eso de tapar agujeros... no veas la ilusión que da!! :D
Gracias y feliz año, Montse :)

Borja F. Caamaño:

Una nostalgia agridulce... y contagiosa por lo que veo.

(Por cierto, no es curioso que con la palabra "nostalgia" se pueda formar "langosta"? xD

JuanRa Diablo dijo...

Ana Bohemia:

He tardado en contestar, así que los Reyes Magos ya se fueron :p
Pero sí, la noche fue muy especial, gracias.
Y gracias también por tus visitas, siempre como un regalo para mí.

Miguel Zueras:

Los anuncios navideños, incitándonos a comprar más y más, son lo más parecido a las acciones del Diablo. ¡¡Huye de ellos como de la peste!! (me refiero a los anuncios, no a los diablos, ¿eh? :p)

PD. No sé a qué te refieres con lo de compartir tu entrada (??)

Sese:

Totalmente de acuerdo, así que no añadiré nada más.
Bueno, sí, solo una cosa: Feliz año nuevo, Sese. :)

Hitlodeo

Lo más sencillo es lo más divertido, es verdad. También habrás visto que algunos niños lo pasan bomba jugando con las cajas donde venían sus regalos xD

Gracias por todo, Hit ¡Por un 2015 genial!