4 de septiembre de 2012

LA DUPLICADA HISTORIA DEL GATO QUE PESCA


Entre la suerte de lectores diableros que para mi ventura por aquí asoman, hay alguno que otro que ha traspasado las puertas del blog para comunicarse conmigo a través de correos (nada, que no consigo despertar el más mínimo terror hacia mi persona. ¡Nacer Diablo para esto! ) 
Una de esas intrépidas es Ángeles, que desde hace un tiempo me deleita con sus Juguetes del viento, y que en un reciente recorrido por Paris se afanó en esconder algunos diablos por tan hermosa ciudad. Además de ello, en sus viajes ha ido fotografiando algunos monumentos con diablo incorporé, que le han dado mucha categoría a nuestro Museo. Pero por si todo esto no fuera suficiente para hacerme feliz, me contó además una historia que por curiosa hoy quiero trasladar al blog.

Se trata de la historia de una calle de Paris que se llama Rue du chat qui pêche (Calle del gato que pesca). 
Estos nombres tan curiosos de algunas calles siempre me han llamado mucho la atención, y en su día escribí una entrada al respecto (¡y me doy cuenta al buscar el enlace lo que ha llovido desde entonces!)
 Me contaba Ángeles que esa calle, próxima a Notre Dame, es bien conocida por ser, según dicen, la más estrecha de París.  Mide poco más de un metro de ancho, y es oscura y larguirucha.
¿Y por qué tiene ese nombre? Pues por  una leyenda, según la cual, vivió en esta calle, en el siglo XV, un mago o alquimista que tenía un gato negro. El gato tenía la habilidad de pescar peces del Sena (que pasa justo al lado). El animal salía por la ventana de la casa, se acercaba al río, daba unos golpes con una pata en la orilla y los peces saltaban a sus garras.
Y como a todo el que contemplaba la escena le parecía demasiado extraña, se empezó a tener miedo a ese gato. Esto provocó que una noche  unos estudiantes atraparan al felino y lo lanzaran al río. Desde entonces, no se volvió a ver al animal, pero tampoco al dueño, lo que hizo extenderse la sospecha de que tal vez el gato y el amo fueran una misma cosa, es decir, el Diablo. 


Y parece ser que en un día de fiesta se vio por allí de nuevo al mago, y al gato también, con lo que el misterio se extendió; y debió ser tan nombrado como para que hoy se conozca la calle por tan peculiar nombre.

Cuando terminé de leer la historia pensé que merecía la pena contarla en el blog por dos motivos: el primero porque me agradan las leyendas y esta tiene mucho encanto, y el segundo se lo hacía saber a Ángeles en mi respuesta a su correo.

"Vaya, Ángeles, que  con esta historia me acabo de dar cuenta de que me has demostrado ¡¡que soy verdaderamente el diablo!!, porque, a ver...  ¿¿cómo es que hay en mi casa un gato negro pescando??
Lo tengo en el pasillo, sentado en una repisa, con su caña y su pez en el anzuelo. ¿No lo ves? ¡Este es el mismo gato de la calle de Paris!,  que irá a donde quiera que yo vaya. Si ayer estábamos en Paris, pues en Paris, si hoy toca Yecla, pues Yecla, y donde quiera que nos toque ir mañana, allá que iremos juntos".

Y aún me resulta más divertido (por no decir extremadamente misterioso) el hecho de que ni mi mujer ni yo sepamos de dónde nos llegó ese gato. (?) 
Ella tiene una gran memoria para recordar los lugares donde adquirimos cada objeto decorativo de nuestra casa, pero de ese gato en concreto, no hay manera. Ni vino del viaje a Mexico, ni de los muchos a Guadalest (los sitios de donde más cosas hemos traído), ni ha sido un regalo de amigos ni nada por el estilo. Hemos preguntado a familiares y nadie recuerda nada. Lleva años con nosotros pero no logramos recordar de dónde ha salido.

Yo ya no le doy más vueltas al asunto. Lo doy por hecho. Es el chat qui pêche.
Ahora, cada vez que cruzo por el pasillo donde se encuentra mi gato pescador, (que ahora luce con la placa de la calle de Paris a sus espaldas) le guiño un ojo y mentalmente le digo: "Sé quién eres, golfo". 

Eso sí, me alejo ligero, que le veo muy capaz de contestarme. 
Gracias de nuevo por la historia, Ángeles.

22 comentarios:

Montse dijo...

¡Menuda coincidencia! y si te gustan las coincidencias te cuento... acabo de escribir la entrada que saldrá el jueves en mi blog y ¿a qué no te imaginas de qué trata? ¡no te lo vas a creer! pues de una calle estrecha, pero que muy estrecha y de la historia del bandolero que le da nombre a la calle.
¡Ayyy, qué cosas!
Me encantan las historias de otros tiempos y las leyendas urbanas o populares, me encantan tus entradas y tus amigos que te mandan cosas tan interesantes, me encanta tu "chat qui pêche"... etc.etc.

Besines :)

Amig@mi@ dijo...

Creía que estas cosas sólo me pasaban a mí.Coincidencias raras me ocurren a menudo. Pero te aseguro que yo de demonia nada de nada.
Estoy segura de que tu gato también tiene su historia y tendrás que averiguarla. Es una orden!! No nos vas a dejar con esta intriga!!
Besos
Coincidencia: las dos comentaristas por ahora somos "Montse"

gamar dijo...

Excelente la anécdota.
Pero ese gato ahí, no es normal.
No te sientes como vigilado?

Misaoshi dijo...

Diox mío tienes al gato en tu casa!!!!!

Empiezas a darme miedito.

Doctora Anchoa dijo...

¡¡¡Qué chulo!!! Pobre bicho, cámbiale el pescado de la caña de cuando en cuando, que al menos le compensas lo poco que va a pescar sentado en una estantería XD.

Anónimo dijo...

Joer macho...me da yu-yu sentarme el viernes a tu lado...me cago psiqui...vaya historia...para no dormir!!!!
Txema Rico

Sese dijo...

Caramba, cuánto misterio, has pensado en informar de ello a Cuarto milenio?, Iker jiménez seguro que estará interesado en el tema.

Si así lo haces infórmanos que grabaremos el programa.

Saludos

Ana Bohemia dijo...

Muy buena leyenda, jaja, y que misterio con el gato de tu estanteria, yo tenía mis dudas de que fueras de verdad el Diablo pero ahora estan encajando demasiadas piezas...
¡Y con la placa de la calle y todo!
Uy, me estas dando miedo.
;)

Ángeles dijo...

Jo, me encanta salir en tu blog, ¿será malo?
También me encanta cómo cuentas las cosas, y eso seguro-seguro que no es malo.

Qué misterio más misterioso, de verdad, pero no indagues mucho, que ya sabes lo que se dice luego: la curiosidad mató al gato; no le busques cinco pies al gato (ni tres); aquí hay gato encerrado; a ver quién le pone el cascabel al gato...

JuanRa Diablo dijo...

Montse:

Las coincidencias, sobre todo esas que ponen los ojos como roscos, son como la cocacola, ¡la chispa de la vida! , jaja.

Ésta hay que celebrarla. La calle del gato tendrá el jueves un pasadizo directo hacia la del bandolero. Podíamos quedar a medio camino y celebrar la cosa con un brindis, ¿te parece?

Un beso, botánica

Amig@mi@ (o Montse I)

No me vengas con cuentos, Montse . Si bajas a leer al infierno es porque tienes más de demonia de lo que crees :p

Te aseguro que si resuelvo el enigma del gato de la caña (que es la caña) te lo haré saber.

¡A la orden! ;)

Gamar:

El gato tiene demasiada pinta de bonachón y tranquilote como para que me inquiete. Pero desde que me llegó esta historia sí le miro con otros ojos. ¿Será un espía del averno?

Misaoshi:

¿Miedo dices? ¿Es que ya no te acuerdas del gato que tenías tú? Ese sí que era diabólico ¿Guizmo se llamaba?

Doctora Anchoa:

No creas, que a veces tiene ocasiones de pescar algún besugo o un pedazo de atún. ¿No ves que yo paso mucho por su lado? xDD

Txema:

Estoy por aparecer con una caña de pescar, a ver si te descompongo del jiñe xDDD

Sese:

No, pobre Iker, no creo que pudiera soportar tanto misterio. Además el gato pasa olímpicamente de los medios. Dice que con asomar por el blog ya tiene bastante.

Ana:

Tú también tienes una historia con gato. Y sigue siendo un misterio ¿Por dónde andará ahora? ¿Sabes algo? ¿Te imaginas que le dedican una calle? “Calle del gato que vuela” ;-p

Ángeles:

No, salir en este blog no es malo. O eso creo. En cualquier caso el mal se borra con siete padrenuestros.

A mí también me gusta tu forma especial de contar cualquier cosa, y eso es otra coincidencia, aunque poco misteriosa.

Estaba pensando que a aquellos estudiantes que tiraron al gato al río alguien tenía que haberles dicho: “ Gato que no has de cuidar, déjalo pescar”. Claro que igual en francés no rima ni causa efecto.

Saludos, guapa.

Lillu dijo...

Jaja, curiosa historia y curiosa... "coincidencia"? XDD Ay, Diablillo, que te tienen calado :P

saluditos!

Pteri dijo...

Yo no conocía la historia del gato, pero sí la canción.
La tengo en un cassette de hace mil años (casi el Jurásico, mi época), cantada por Rosa León, pero esa versión no la he encontrado.
Te pongo ésta, que es la más parecida.

http://www.goear.com/listen/a45e248/la-calle-del-gato-que-pesca-maria-elena-walsh

Por cierto, ¿coronaste la Magda-Umbría?

Mae Wom dijo...

Las increíbles capacidades de los gatos...ya por algo los veneraban los antiguos egipcios y no sería en vano...Te lo dice una que tiene dos y aunque no pescan es asombroso lo que pueden llegar a hacer...
las "cazan al vuelo". :P

Yo creo que tu gato pescador directamente se ha autoacogido en tu casa porque ya sabes que tú no eliges al gato, es el gato el que te elige a ti. ;) Misteriosa coincidencia.

Unknown dijo...

Me ha encantado la leyenda y mucho más el leerla con llamas a los lados ;-).

Respecto a la coincidencia, yo no creo en ellas y menos aún que sea el único recuerdo que no recuerdas, valga la redundancia, de dónde lo trajisteis. Eso sí, me encanta el gato y le queda muy bien la placa de su calle.

MJ dijo...

Ángeles siempre cuenta cosas muy interesantes :-) Esto del gato ya me está dando hasta un poco de miedito... aunque ha quedado muy bien con su cartel atrás, pero en la estantería no va a pescar mucho..

Papacangrejo dijo...

Curiosa historia, no tenía ni idea del gato que pesca ese. A veces das yuyu ;)

JuanRa Diablo dijo...

Ya ves, Lillu; ni por el pasillo de mi casa puedo andar tranquilo. ¡Un gato me quiere pescar el alma! :p

Pteri:

Perfecta esa aportación musical, Pteri. Gracias. La pongo en la barra lateral para que acompañe al gatito de marras (y de garras) Yo no la había escuchado nunca, ni cantada por Rosa León, que siempre creí que pertenecia al Triásico.

PD. ¿Tú que crees? ¿He subido ya la montaña o todavía no? Hay una encuesta aquí al lado. :p

Mae Wom:

Ya, ya sé que si un gato decide vivir con uno es porque lo ha decidido él y no tú. Y que encima hay que darle las gracias.
Este no tiene mucha cara de astuto que digamos, y le veo un airecillo moderno, así que de Egipto tampoco creo que venga. Si pasara un río por Yecla lo tiraría a ver que ocurría. O mejor no, que si pasara lo que creo, se me caerían los cuernos al suelo.

Hola Pelotillo, ¡cuánto bueno verte por aquí, amigo! Mira qué coincidencia, que ninguno de los dos creemos en las coincidencias. Lo malo es cuando ellas se emperran en creer en nosotros y nos salen al paso cada dos por tres. Claro que igual lo hacen solo para saludar y somos nosotros los que vemos fantasmas donde no los hay. Y tienes suerte de no ser gallego porque estarías obligado entonces en creer también en brujas.
En fín, yo solo te digo que al menos confíes en mi, que este fuego de los laterales no quema (si yo no quiero, claro)

MJ:

Ángeles merece una calle con su nombre, vaya que sí. A mí lo que me fastidia un poco es que tenga que sucerder una historia con un gato de cartón piedra para que me tengas miedo. ¿Y antes? ¿No te ponias a temblar sólo con empezar a leer? ¿¿No?? Mala cosa es esa. Tendré que cambiar de táctica.
Por lo pronto el gato ha pescado la placa de su calle, que no es poco.
Saludos, MJ :)

papacangrejo:

Yo doy yuyu siempre, hombre, sobre todo en mi / tu versión zombi loco de la entrada anterior. Por cierto, ¿la viste?

hitlodeo dijo...

El gato sobrevivió tras su caída al río. ¿Qué cómo lo sé? Porque se convirtió en Gato-Rana, y la prueba la tengo en mi casa, encima de un espejo. Te envío una foto por correo para que lo compruebes.

JuanRa Diablo dijo...

Acabo de ver tu Gato-Rana. ¡Esto empieza a ser preocupante! ¿Y si en vez de cañas de pescar son antenas para comunicarse? Pueden estar preparando una invasión a la Humandidad y nosotros en la inopia.

No le quites ojo, Hit. ¡Al loro con el gato rana!

Pecosa dijo...

Hay que ver, chico, qué cosas te pasan. Tu vida está llena de misterios (como buen Diablo). Y los gatos también son misteriosos, así que aquí se respiran incógnitas, jajajaj!

En lugar de aparecerte figuras de gatos pescando en casa no te podría aparecer un saco lleno de billetes de 500? jajajaj

Anónimo dijo...

Vivo en Buenos Aires, tengo 65 años y todavía recuerdo que mi madre me contaba que en la esquina de la cuadra donde yo vivía había un local comercial que mucho antes de que yo viniera al mundo tenía un nombre muy singular: "El gato que pesca". Es por eso que ella llamaba jocosamente a su anciana dueña "La gata que pesca"

JuanRa Diablo dijo...

Pecosa:

Pues no sé, Pecosa, yo creo que puestos todos juntos los misterios de mi vida, igual son solo cuatro gatos flacos (nunca mejor dicho), pero me mola esto de crearme una fama y un halo de misterio sobre mi persona. (¿Un halo es como una voluta de humo de esas que se echan al fumar, ¿no?)
Y si me aparecieran sacos como el que dices... me parece que en el blog no lo contaría. Escribiría algún post desde las Seychelles y punto :D

Anónimo bonaerense:

Me encantan estos hallazgos repentinos e inesperados de gente que escribe de tan lejos. Y me agrada que me cuenten alguna historia curiosa como la que aportas. Me pregunto si aquel nombre del local tendría alguna relación con la leyenda de Paris. En cualquier caso, se nos van hermanando los gatos con afición por echar la caña. :D

Un saludo, amigo.