26 de noviembre de 2013

FOBIAS A LA CARTA

No hace mucho pude comprobar que mi miedo a las alturas sigue latente. 
Supongo que a estas “alturas” es ya un mal incurable.

Me encontraba  en la planta 26 de un edificio  de Alicante y salí al balcón a contemplar las vistas. 
Al acercarme a la barandilla sentí el habitual  escalofrío en la columna vertebral, una especie de temblor  eléctrico  que empieza en las piernas y sube hasta el cuello. 
Lo curioso es que puedo dominar ese pavor y mirar al vacío, lo que no puedo evitar es imaginar mi caída, y es ese pensamiento el que me atenaza y me hace el momento tan desagradable.
 
Pero el verdadero pánico se produce si alguien próximo a mí se asoma sin miedo. Es entonces cuando me quedo paralizado y siento la necesidad física de sentarme en el suelo y pedirle que se aparte del peligro. Por suerte, los que me conocen no hacen el “loco” en mi presencia.
 
Otro de mis miedos inevitables es el de la velocidad. Cuando voy de copiloto en un coche y el conductor  acelera despreocupadamente,  empiezo a sentir  una ligera sudoración en todo el cuerpo. No han sido pocas las veces que si la aceleración ha sido creciente  y continua, le he rogado que deje de correr, explicándole que no lo paso nada bien a más de 120 km/h.
 
Estas experiencias  me hacen asegurar que jamás subiré a una montaña rusa: altura y velocidad a un mismo tiempo, ¡no se me ocurre peor cóctel Molotov para mi corazón!
 
Una búsqueda en internet sobre este curioso mundo de las fobias, me desveló que el miedo a las alturas se llama acrofobia, y  que recibe el nombre de tacofobia la aversión a la velocidad.
 
Pero lo curioso de verdad fue descubrir que existe una lista interminable  de fobias,  tantas que me quedé pensando que los seres humanos somos unos bichos muy raros y  en ocasiones tan  absurdos como para  echarnos de comer aparte.
 
No imaginaba que pudiera haber tantos miedos a tantas cosas. ¡Es increíble!
 
Puedo entender la claustrofobia que todos conocemos, ese miedo a los espacios reducidos.  Alguna vez me he quedado atrapado en un ascensor, y siempre lo he sobrellevado bien, pero debe ser muy distinto coincidir en una avería con un claustrofóbico que se ponga a chillar. Probablemente, por aquello de la sugestión,  se convirtiera en algo contagioso  y termináramos dando alaridos los dos.
 
También había oído hablar de la agorafobia, que es tanto el miedo a los espacios abiertos como a los muy concurridos. En este último caso encuentro muy natural  que se desencadene una sensación de terror si en la multitud de un concierto, por ejemplo, se produce una avalancha humana. Ese sí es un motivo real de asfixia y no el de un ascensor, pero está visto que la mente no siempre atiende a razonamientos.
 
Comprendo también que haya quien sienta miedo hacia  las arañas (aracnofobia), aunque tampoco es mi caso. Soy capaz de echarme una siesta en mitad de un prado y espantar a manotazos todos los insectos que  noto me corretean por la piel. No me paro a pensar qué tipo de bicho puede ser  y asunto solventado.
 
También encuentro muy lógico  que exista la dentofobia (miedo a los dentistas, ¡quién no lo tiene!),   o la pirofobia (miedo al fuego), la acluofobia (miedo a la oscuridad), la belonefobia (miedo a las agujas), la penterafobia (miedo… ¡a la suegra!,  sí, reconozcámoslo, el 90% de las suegras dan miedo) Incluso puedo entender que haya una coulrofobia, que es el miedo a los payasos (sobre todo si has leído IT, de Stephen King)
 
Pero es que hay además tal cantidad  de fobias  extrañas, que, aunque antepongo mi respeto a los que las padezcan, no he podido evitar abrir la boca, asombrado por lo llamativas que son:
 
La geliofobia: aversión a la risa (¿¡!?)
La deipnofobia: aversión a las cenas y a las conversaciones que en ellas se producen. (¡Toma castaña!)
La pteronofobia: aversión a que te hagan cosquillas con plumas.
La filemafobia: aversión a los besos (también son ganas de complicarse la vida...)
La fonofobia: terror al teléfono (a mí me dan más miedo las facturas)
 
También existe la papafobia, que se define como un anormal, persistente e injustificado miedo al Papa. 
Y digo yo… ¿existirá algún  papáfobo que sea además coulrófobo? 
¿Y qué sentirá al ver esto?

 
He encontrado otras fobias que desconocía y que, de alguna manera, me ha agradado que existan. Ustedes comprenderán mis motivos:
La satanofobia: miedo a Satán
La hadefobia: miedo al infierno
La eritrofobia: miedo al color rojo
La hexakosioshexekontahexafobia: miedo al número 666
       
Pero si tuviera que hacer mi particular TOP 3 de fobias raras, de esas que te dejan el entendimiento noqueado, sería la siguiente:

En tercer lugar:
La zemifobia: que es el miedo a los topos. ¡A los topos! ¿¿A los topos?? ¿Pero en qué momento de la historia de la humanidad ha habido un acercamiento entre los hombres y los topos? ¿En qué aspecto puede dar miedo un topo? ¿Serán conscientes los topos de que pueden llegar a causar terror? ¿Es peligroso que lo sepan?

En segundo lugar:
La hipopotomonstrosesquipedaliofobia:  ( ¡pronunciadla deprisa si sois capaces!) que es el miedo a las palabras largas. ¡Manda huevos  que precisamente le hayan puesto un nombre así!  

Me imagino al paciente en el médico:
- A ver, ¿qué le ocurre?
- Ay, doctor, es que no me atrevo a decírselo...

El nombre  deriva del griego Hipopoto (grande)  monstro  (monstruoso)  sesquipedali  (forma mutilada del latín sesquipedalian, o sea, palabra grande) y phobos (miedo). Y los que la padecen no son capaces de cantar las canciones de Mary Poppins.

Y en primer lugar:
La araquibutirofobia: que es la aversión a que la mantequilla de cacahuete se te pegue al paladar.

Sólo os diré que, después de secarme las lágrimas, se me ocurrió que tal vez la lista de fobias  no sea tan extensa como en un principio pensé, y que podríais ayudarme a terminar de concluirla con todas esas fobias que seguro aún quedan en el tintero.

Se me ocurren tres para empezar:

La girotuberculifobia: que es el pavor desmesurado a que la tortilla de patatas se te rompa al darle la vuelta en la sartén (especialmente si la suegra se queda a cenar)

La spotdeloterifobia: el terror que produce  ver ciertos anuncios de loterías y sus efectos postraumáticos.



La postilonguifobia: la profunda aversión a encontrar posts de mucha extensión. 
Me consta que soy en muchas ocasiones el causante de esta fobia, pero qué quieren, uno se debe a su condición. 
Ya lo siento yo, ya.

Y los de detrás de la pantalla, ¿qué fobias tenéis? ¿sabéis de alguna más que añadir a LA LISTA?

21 comentarios:

Natty dijo...

Conocía varias de las que nombras, yo tengo la de las alturas .. y la velocidad en parte, me da más miedo arriba de los buses que en un auto particular .. además tengo a las serpientes ..
Yo sí he hecho la locura de subirme a una montaña rusa (pequeña en comparación a otras) y casi morí del susto (de verdad pensé que me moría del corazón) .. seguiré investigando para ver cuál me causa gracia =)

Montse dijo...

Ostras, pues no sabía yo que existieran tantas fobias!
Las que más me llaman la atención son la fobia a las suegras y la innombrable fobia a lo Mary Poppins.
¿De verdad alguien puede tener geliofobia? jajaja, no seré yo, ni tú.
Tampoco tenemos Autofobia (miedo a sí mismo)ni Escriptofobia (miedo a escribir en público) ni desde luego Parascevedecatriafobia (Miedo al viernes 13)
Ea, ya tienes tres más para la colección :)
Muchos besos.

Anónimo dijo...

Es que mis fobias son normalitas... del montón... bueno, sólo de la primera montonera que has recopilado porque conforme va avanzando tu relación, eso ya se sale de madre, aunque me doy cuenta que este año he empezado a sufrir la spotdeloteríafobia ¡Cómo echo de menos al Calvo de la Lotería...
Ya veo que con poner el sufijo -fobia a cualquier palabreja puede pasarse uno por un eminente y reputado psicólogo. Yo voy a descubrir ahora mismo dos fobias: la tripaliarefobia* que es el odio al trabajo y la maneanahoralunaefobia*, a la mañana de los lunes...¡Jo! ¡Ya puedo impartir conferencias sobre este tema! ¡Que tiemblen los psicoanalistas americanos!

*Mi agradecimiento al Diccionario Etimológico sin cuya existencia habría sido imposible la nomenclatura de estas dos nuevas afecciones.

carlos

Sandra dijo...

Yo, como Carlos, este año he descubierto también mi spotdeloteríafobia, pero tengo otra que padezco desde hace mucho:
Horolosiumcumrugitushorribilisfobia = fobia al despertador. Aunque cada mañana hago tratamiento de shock, no logro superarla...

Ángeles dijo...

Para empezar, me he llevado un susto –hablando de fobias- porque he leído mal el título de la entrada y he creído que decía “Fobia a las cartas”. Ufff….

Yo creo que tengo un poco de coulrofobia, desde pequeña, antes de leer IT, así que la novela me sirvió para confirmar que en efecto hay motivos para temer a los payasos, claro que sí.

También me daban miedo los monjes y los nazarenos de la Semana Santa (¿capuchofobia?)

Después me entró pánico a las matemáticas, que no sé si existe reconocido como patología pero que bien podría llamarse aritmofobia.

He flipado con las fobias que nombras, como la araquibutirofobia, la geliofolbia y la (copy-paste) hexakosioshexekontahexafobia, aunque por suerte no las padezco.

La que sí he padecido a veces es la postilonguifobia, pero si la postilonguez aparece en este blog, entonces lo que tengo en realidad es postilonguifilia :-)

Hay una fobia verdadera cuyo nombre me parece una palabra muy bonita: la nictofobia (miedo a la noche).

Comparto contigo la girotuberculifobia (superb!) y la spotdeloterifobia, aunque la segunda de manera mucho más grave.
Pero creo que lo que más me afecta es la avocabulafobia y la disconexifobia, que son respectivamente y según me acabo de inventar, el miedo a quedarme sin palabras y el miedo a quedarme sin conexión a internet.

Big hug

PD: espero no haberte provocado longuicomentifobia :-p

Anónimo dijo...

Yo tengo la lunesfobia "miedo al lunes por si no quedaba claro", pero la tengo el domingo por la tarde. Hay dos factores que me incrementan ese miedo; uno el sonido de un partido de fútbol retransmitido por una radio (sobretodo si el sonido es de mala calidad), el otro el sonido lejano de una sirena de feria (sobretodo en días fríos), como ves soy tan raro como aparento jajaja. Por cierto y sin bromas, padecí una relativa fuerte agorafobia durante un breve espacio de tiempo y es horrible... casi no podía pasar de la esquina de mi casa. FRAN.

Amig@mi@ dijo...

Pues yo no soporto los rincones ni LAS GOMAS QUE AHORA ESTÁN TAN DE MODA EN EL PUNTO EN EL QUE SE SUGETA EL BOLÍGRAFO, pero tengo que contarte que cuando estudiaba en la universidad, una de mis amigas, /Hola, Vero (esto por si ella lo lee)/ que tenía fobia a las ACEITUNAS. No podíamos sentarnos a tomar unas cervezas en donde pusieran aceitunas. Se ponía de los nervios y hasta que no las escondíamos debajo de la mesa, no había forma de que se sentara con el resto.Decía que le daban grima, sudores y temblores... ¿Olivafobia?¿Aceitunifobia? No lo sé, pero si sé que es cierto y LO HE VIVIDO.

Lillu dijo...

Hace algún tiempo pensé en escribir un post sobre fobias, porque también soy de las que padecen muchas, pero luego me pareció ahondar demasiado en mis miedos y lo dejé pasar. Pero para que te hagas una idea, también padezco de mal de alturas (y eso que mis padres viven en un octavo piso con terraza!), aunque lo vivo exactamente como tú: soy capaz de dominar mi miedo y asomarme, a pesar de la sensación de vértigo, pero sufro si otra persona se asoma sin miramientos y los pensamientos de caídas mortales me torturan hasta que no me sitúo a lo menos 5 metros del borde y alejo también al otro o dejo de mirarlo. En una época de mi vida también sufrí agorafobia y fobia social (miedo a la gente, a relacionarme con humanos, jeje), y la velocidad tampoco me encanta, aunque no creo que en mi caso sea una fobia.

A veces voy por la acera y tengo miedo de que me empujen a la carretera y me atropellen (a saber qué películas veía de pequeña que me traumatizaron así... XD). Esa fobia existirá? Empujofobia? XDD

En general, también tengo miedo a los bichos, sobre todo insectos de casi cualquier tipo, pero me horrorizan especialmente los pececillos de plata, las escolopendras, los ciempiés y demás familiares.

Podría seguir pero entonces pondría a tus lectores en una situación de comentlonguifobia :P

saluditos!

Ther dijo...

La pirofobia es la mía. Soy incapaz de encender un mechero, lo paso fatal con sólo oír hablar de incendios, y los fuegos artificiales me superan (¡y levantina que es una!)

Y entiendo a la perfección esos temblores de piernas de los que hablas, créeme...

Papacangrejo dijo...

Pues debo ser extraterrestre o algo porque creo que no tengo ninguna fobia, al menos de esas que bloquean. Ahora alucina la cantidad de fobias que existen, seguramente tantas como cosas. Como la blogofobia miedo a participar en los blogs que lees.

pixel dijo...

Interesante y curiosa entrada. Yo miedo tengo a que el ascensor se quede colgado o a las vacas cuando voy en bici porque no sé si me miran mal o bien. En cuanto a tu lista de fobias me ha gustado mucho la última, pues mira que el anuncio se las trae. Yo quería para estas navidades y siguientes al calvo.

Un saludo

Anónimo dijo...

Y hablando de alturas, aunque no tenga que ver con las fobias sino con los sueños recurrentes, aunque hace bastante tiempo que no lo padezco, soñaba bastante a menudo con que me caía por la ventana o desde la terraza y sentía esa escalofrío que supongo que es general que te sube desde...bueno desde "ahí" hacia arriba, es curioso pero hace tiempo que no experimento esa sensación "eléctrica" de caída. ¡Jo! qué mal lo pasaba...
Y hablando de sueños recurrentes, y si me lo permites, me acuerdo ahora de un relato inglés titulado "LA habitación de la Torre" que recomiendo vivamente a todo el que le guste el género del Terror (del fino, no del "gore")

carlos

Ripley dijo...

yo tengo una fobia o dos que destacan por las demas, el vértigo y mear con alguien al lado, tiene naturalmente nombre científico y está medicamente probado pero no lo recuerdo por eso lo paso tan mal en los aseos publicos, tengo que estar solo o se me corta el chorrito. ahora no me pasa porque utilizo el de minusválidos.

un abrazo

hitlodeo dijo...

Se me ocurre alguna como:

Sinduffhommerfobia: miedo a quedarse sin cerveza.

Nopontisfobia: miedo a los años sin puentes. Esta afecta al 99% de los españoles, y el 1% restante se hace el interesante.

Por cierto, todo un detalle que dejaran en sesquipedali la palabra sesquipedalian para aquellos que tienen fobia a las palabras largas.

JuanRa Diablo dijo...

Natty, que no nattifobia:

¿Lo ves? Una montaña rusa no da risa (y con miedo a las alturas ¿¡cómo se te ocurre!? :p)
Antes adopto una serpiente que subirme en un monstruo de feria de esos, te lo aseguro :D

Montse, que no montsifobia:

Existen tantas fobias, y algunas tan raras, que cuesta aceptar que existan realmente, pero tras leer algo más al respecto he entendido algunas cosas. Parece ser que la mayoría tienen su origen en la niñez, por algún trauma que naciera por asociación de conceptos. Se me ocurre por ejemplo que si cada vez que se cayera un niño y se hiciera daño, oyera la risa estridente de alguien que no tomara en serio esas caídas, podría desarrollarse una gelifobia. Digo yo...

Carlos, que no carlifobia:

Es que el calvo de la lotería era una apuesta segura. ¡Y ya estábamos acostumbrados a él! ¿Por qué este cambio de pesadilla?

No te trato como a un psicoanalista americano porque no querrás, porque los peazofobias que te has marcado son de una seriedad audiofactible impresionante. Además, cuanto más difícil de pronunciar sea una fobia, más seria es. Esto es algo que me acabo de inventar pero que digo con mucha solemnidad para que cuele.

Y con esto acaba de nacer la felinocuniculifobia, que es el miedo a que te den gato por liebre.

Sandra, que no sandrifobia:

La tan conocida horolosiumcumrugitushorribilisfobia tiene difícil cura: porque aun sonando un concierto de clarinete de Mozart, es igualmente horrible si tiene la misión de despertarnos para ir al trabajo.
Irremediablemente hay que destruir el trabajo :p

Ángeles, que no angelifobia:

¡Hay que ver cómo puede cambiar un mensaje moviendo un par de letras! :D

La coulrofobia (me la terminaré aprendiendo de tanto escribirla) es lógica. Un tipo muy cómico y muy patoso pero que hasta cuando llora tiene una gran sonrisa pintada en la cara. ¡Un niño no puede entender eso!
Y la capuchofobia, qué quieres que te diga, que la comparto plenamente. Tiene ese puntillo de "no sabes quién soy y voy a comerte" tan agudo como esas capuchas.

Yo estoy desarrollando otra fobia: en las cabalgatas de los Reyes Magos lanzan caramelos, y más de una vez me han dado un caramelazo en la cabeza que no veas qué daño. Esto puede dar lugar a la traumaticaramelifobia

¿Longuicomentifobia dices? Pues si mis postilongueces te producen postilonguifilia, lo tuyo es para mí pura longuicomentifilia. (Y ya no me cabe duda que este es el comentario más trabalengüisticoso que he escrito en mi vida!! xD)

Fran, que no franfobia:

Ah, no te equivoques, lo tuyo no es lunesfobia sino angustidominicaliprelunesfobia, y lo que apuntas del sonido del futbol en la radio y las sirenas lejanas de feria en dias fríos... ay, yo no sé si acentúa el mal, pero como elementos para una novela costumbrista de corte romántico y tristón, no tiene precio :D

Amig@mi@, que no amicamifobia:

Preciso de más información sobre esa fobia a las aceitunas porque me parece ALUCINANTE.
Puedo entender la fobia a las tunas pero, ¿¿a las aceitunas??
¿Y su miedo es mayor a las con hueso o a las sin hueso? ¿Las rellenas de anchoas le dan más ansiedad, además de más sed? ¿Debajo de la mesa perdían todo su maléfico poder de ataque?

Cuida mucho a esa amiga, Montse ¡Es un caso interesantísimo que debemos preservar!

Lillu, que no Lil.lufobia:

Es que el tema es de lo más very interesting, así que no descartes el darle cancha en tu blog.
Me llama la atención esa empujofobia que nombras, algo que me ha pasado por la cabeza, pero solo cuando he estado en el Metro. ¡Qué miedo un empujón a última hora, llegando la máquina! :s

Y después de nombrar escolopendras y ciempies, feos y retorcidos donde los haya, un pececillo de plata es casi como un hada buena, ¿no? ¿Cómo los metes en el mismo grupo a los pobres? ¡Si ni pican ni ná! :D

PD: Ahora ya no sé si se dice longuicomentifobia, como dice Ángeles o comentlonguifobia como dices tú. ¡Es que tenemos tanto que aprender aún!

JuanRa Diablo dijo...

Ther, que no therifobia:

Y sin embargo te atreves a bajar a visitarme a los infiernos, ¡con la de llamas que hay aquí! ¿No lo estarás superando? ;)

Papa Cangrejo, que no papacangrejifobia:

Aun no entiendo cómo es que tu familia y tú vinisteis a vivir a este planeta, si somos más raros que un perro verde.
Es una suerte que no tengas talasofobia (miedo al mar)

Pixel, que no pixelifobia:

Ten por seguro que las vacas no te miran bien ni mal, solo están pensando en lo sabrosa que está la hierba y en las ganas que tienen de ver al torito guapo.

¡¡Hagamos juntos una plataforma pro calvo de las navidades!! ¡No más sustos a media noche!

Carlos, psicoanalista norteamericano y mañico:

Ahh, los sueños, esas fantasías que juegan a ser realidad...
Soñando siempre me ha pasado algo curioso, y es que cuando la cosa empieza a ponerse fea y siento algo de miedo, inmediatamente pienso que es un sueño y hago un esfuerzo por abrir los ojos, algo que consigo pronto. Así que tengo la suerte de ahorrarme malos tragos.

Me encantaría leer La habitación de la torre. He indagado en internet y veo que existe un libro con 13 relatos de fantasmas con ese título. Supongo que te refieres a ese.

Ripley, que no riplefobia:

A saber cómo se denominará esa fobia. ¿Chorrisocialfobia? ¿Altermiccionifobia?

Sé de alguien, que no la tiene :p

hitlodeo, que no hitlodeifobia:

Las ultimas noticias que me llegan es que, con esto de los recortes por la crisis, a la hipopotomonstrosesquipedaliofobia la van a dejar en Popo. Los afectados, en cambio, harán manifestaciones en contra del recorte, por dejarles sin su idiosincrasia.

(Sinduffhommerfobia... ¡qué grande! :D)

Speedygirl dijo...

Bueno, si los topos se parecen a las ratas no me extraña que den miedo.. lo que me extraña es que ese miedo lo tenga suficiente gente como para ponerle nombre... y el momento incómodo ese de decírselo al médico: "Mire doctor, a mi lo que me pasa es que me aterran los topos" y a ver la cara que pone. jajaja

Amig@mi@ dijo...

Perdí la pista, Juan. Lo que daría por recuperarla, no tanto a ella como a su hermana con la que conviví en la residencia. No sé como podría encontrarlas.
De verdad, era alucinante. Chillaba: Quitad eso de ahí!!!! Y se ponía como histérica hasta que poníamos el bol debajo de la mesa. Es verídico, aunque cueste creerlo.

Anónimo dijo...

Perdón por la intromisión de nuevo, te quería aclarar que La Habitación de la Torre es un relato de un tal Benson del año 1912 o por ahí. Yo lo leí en una recopilación de relatos de vampiros de Siruela aunque hay que advertir que su interés no viene por el vampirismo, es más, tampoco comprendo qué hace ese relato en esa antología porque propiamente no pertenece al subgénero. Te lo recomiendo, supongo que lo encontrarás fácilmente en una página de relatos de terror. Léelo por la noche antes de acostarte a ver qué pasa...

carlos

JuanRa Diablo dijo...

Speedy:

No sé, no sé, cosa rara de verdad. Todos hemos visto alguna rata alguna vez, pero ¿topos?
Y digo yo que solo un médico muy muy profesional no se reiría xD

Amig@mi@:

¡Alucinante lo de tu amiga! jajaja

Carlos:

¡Lo he encontrado! Me lo reservo para ese momento especial, de noche y en silencio.

¡Ya te contaré!

(Y gracias por estas "intromisiones". Las que tú quieras siempre :))



Anónimo dijo...

Pues sabes qué me ha pasado? Como hacía años que no lo leía, volví a hacerlo el domingo...¡joder! ¡y me pareció vulgar¡ Pero cómo es posible este cambio? Bueno, pues si no te gusta, también te aconsejo otro relato, este de Blacwood titulado LA casa Vacía, que ese sí que acojona...supongo.
carlos